『Introducción』
Las olas de mar acompañadas de espuma marina llegan a mis pies. Observo con una gran sonrisa reflejada en mi rostro, el cielo tintado de colores cálidos los cuales se entrelazan formando un atardecer digno de admirar.
Despego mi vista del paisaje para centrarme en la pantalla de mi celular y me percato que en pocos minutos el autobús que me llevará devuelta a mi hogar, saldrá. Así que a grandes zancadas llego al árbol en donde dejé mi bolso hace tan solo algunos minutos.
—Hasta el martes. —Se despide Isaac, uno de mis compañeros de trabajo. Respondo lo mismo y tomo rumbo a la parada de autobuses.
La brisa es un poco fría a pesar de que me encuentro en las costas del pacífico, pero creo que es algo lógico, ya que mi vestimenta consta de tan solo una falda playera de flores y una blusa corta en color negro. No crean que este es mi uniforme de trabajo, lo que sucede es que el hotel para el cual trabajo como ama de llaves, me permite pasar la tarde junto a las olas de océano, mientras que no utilice el uniforme.
Cuando el autobús finalmente llega, subo a él y busco un asiento en el cual sentarme, y por suerte hay uno desocupado.
Mi casa no queda realmente lejos, pero siempre que tengo que trabajar debo viajar del pueblo al hotel, además, de que debo caminar algunos minutos para poder llegar a mi hogar, ya que este está entre las montañas. Dicha localización permite tener una de las mejores vistas del mundo.
Una vez en mi parada, bajo del autobús y emprendo camino hacia mi hogar. El pueblo es realmente pequeño, pero cuenta con todo lo necesario. Un supermercado, varias tiendas, escuela y una iglesia, son las infraestructuras principales que componen este pequeño poblado.
Cuando finalmente me estoy acercando a mi hogar, recibo un mensaje de Mason, mi hermano mayor, quien me suplica que tarde algunos minutos más en llegar, ya que estará con su novia, Emma.
Ruedo los ojos ante el mensaje, pero decido seguir su juego, porque más tarde podré negociar con él, las deliciosas galletas de chocolate que horneó ayer mi padre.
—¡Genial! —reprocho mirando el cielo estrellado, pero al bajar mi vista, puedo observar una piedra extraña, la cual tiene un símbolo el cual me resulta desconocido. Me dispongo a tomar la roca, pero al hacerlo aquel dibujo extraño de lazos que forman cuatro esquinas, comienza a emitir luz la cual parpadea cada cierto tiempo—. Ahora si voy a necesitar un psiquiatra —exclamo confundida.
Camino algunos pasos y observo como el parpadeo suele ser más recurrente, entonces por instinto decido seguir aquella pista y ver a donde me lleva, ya que la curiosidad siempre suele ganar o por lo menos, en mi caso, así es.
—Esto debe ser una broma —digo al ver que la rara piedra me ha guiado a un tronco de árbol—. Bien, ¡caí! —añado en voz alta y mirando mi alrededor—. Ya pueden salir los camarógrafos y darme un cheque por varios colones. —Pero, tal y como lo pensé nadie salió a mi llamado.
Intento buscar algo en aquel viejo tronco y encuentro un agujero el cual posee el mismo símbolo que la roca, entonces por instinto decido colocarla en dicho espacio.
A los pocos segundos, un fino hilo brillante forma una línea recta y cuando acaba de trazarse; como si de magia se tratase, en el tronco se creó una especie de cueva, la observo con desconfianza y a pesar de las alertas de mi subconsciente, elijo entrar a esta.
Cada paso que doy me hace sentir más frío y desconozco la razón, ya que el lugar en el que estoy es tan solo un túnel oscuro. Pero, a los pocos segundos puedo ver el final del camino.
Al salir de la cueva, observo con gran asombro el lugar, estoy en un bosque que parece ser sacado de un cuento de hadas. Luces colgaban de las ramas de los árboles; flores y hojas de colores otoñales descansaban en el suelo y a pesar de que la noche había caído, no se notaba por las miles de luciérnagas que revoloteaban por el aire.
Pero, a pesar de la belleza que me rodeaba, me resultaba imposible no concentrarme en otra cosa que no fuera mi pronta hipotermia.
—¡Qué gran suerte tengo! Justo hoy tenía que vestir ropa nada abrigadora —expreso rodeándome a mí misma con mis abrazos en un inútil intento de brindarme calor.
—Bienvenidos, futuros guardianes de la naturaleza. Soy Shine Blair y seré su directora en los próximos dos años —exclama una señora joven y bastante hermosa al frente de todos. Justo aquí es donde me doy cuenta de que estoy rodeada de varios chicos como yo, todos igual de confundidos—. Sé que todos se encuentran desorientados por lo que está pasando, pero todo tiene una explicación.
—Cada cincuenta años la naturaleza reúne a sus futuros guardianes para que puedan protegerla de las calamidades del mundo y ustedes jóvenes, son los elegidos —menciona una señora bajita de estatura y cabello negro con sutiles mechones en color plateado—. Soy Sabrina y seré su profesora de pócimas y brebajes.
—Los guardianes asisten al Colegio de los Elementos en donde obtendrán sus respectivos conocimientos, estos separados de sus conocidos serán, pero afortunados se sentirán —añade un señor de cabello largo cual velo, ojos negros como la noche y tez pálida—. Dark mi nombre es y magia oscura es la clase que les daré. Ahora todos un folleto tomarán y poco a poco sus dudas se resolverán.
«—¿Qué le habrá picado? ¿por qué habla como si estuviéramos en una película de época? —pienso al escucharlo hablar».
Todos nos formamos en fila y tomamos uno de los mencionados folletos, los cuales no tenían información alguna, pero al abrir sus hojas las letras aparecen de a poco y es ahí donde quedo en un extraño trance. Las palabras escritas no se encuentran en mi idioma natal —el español—, pero las logro entender con gran facilidad.
Leo con rapidez la información y cada vez más preguntas atacan mi mente.
«—¿Guardianes? ¿poderes elementales? ¿mundo feérico? —pienso anonadada».
—Ustedes, excepcionales jóvenes, son guardianes de la naturaleza y por los siguientes dos años asistirán al Colegio de los Elementos en donde aprenderán sobre sus poderes elementales y armas —explica con claridad, la directora Shine.
—El día de mañana afortunados sus hogares serán, un profesor irá en su visita y explicará a sus parientes sobre el mundo elemental. Así mismo, el ocho de octubre la fecha definitiva será para mudarse al bosque Boreal, adoptándolo como su nuevo hogar —indica el profesor Dark.
—Si esperan que me mude a este absurdo mundo de hadas, están muy equivocados. Estoy en mi mejor etapa como basquetbolista —exclama un chico alto de cabello rubio cual rayos de sol y ojos azules profundos.
—Ethan Clark, le pido que no sea prejuicioso. Si estás aquí es por algo. La naturaleza no se equivoca en la elección de sus guardianes —indica Shine de forma respetuosa y todos miramos al chico.
—¿Cómo sabe mi nombre? —pregunta él con el ceño fruncido.
—Hasta dentro de dos días jóvenes. —Se despide Shine con una gran sonrisa e ignorando totalmente el tema del chico.
Observo por última vez aquel lugar y vuelvo por el túnel oscuro, el cual me trajo a este extraño lugar. Al salir tomo la piedra y la puerta desaparece de forma misteriosa, guardo la roca en la mochila junto mi uniforme de trabajo y retomo el camino a casa.
Una vez de vuelta en mi linda y acogedora vivienda, la cual en realidad es una cabaña moderna de dos pisos, con una linda terraza con vista al mar. Entro a esta y me encuentro a Emma y a Mason, acostados sobre el sofá recibiendo calor de la chimenea de la sala de estar.
—Hola, Fernanda. ¡Ay! Disculpa, eras Emma, ¿cierto? —exclamo avergonzada al verlos juntos—. Es que vienen tantas chicas que llego a confundir los nombres.
—Querida Tayshell, la primera vez caí, ya no —responde la chica rubia riendo entre los brazos de mi hermano. A decir verdad, me encantó el problema que desaté la primera vez que ella llegó a nuestro hogar, porque entre bromas le dije a Emma que Mason le era infiel. Claramente, era mentira, pero ella lo creyó. Luego de eso, tuve que afrontar un castigo impuesto por mi padre, pero valió completamente la pena.
—Hoy papá llegará tarde, tuvo que ayudar en una operación —menciona Mason pasando sus manos por su cabello oscuro.
—Bien, estaré en mi habitación comiendo tus galletas —respondo guiñando un ojo. Después de todo es bueno tener que ocultar las picardías de mi hermano mayor.
Tomo el recipiente de vidrio que contiene las deliciosas galletas de chocolate y subo los escalones de madera que llevan al segundo piso, en donde se encuentra mi habitación.
—¡Mierda, Mason! Tus calzoncillos están en el pasillo —chillo al ver aquella prenda de vestir.
—Alégrate de que no encontraste otras cosas, hermanita —dice entre risas desde la sala de estar. Ruedo mis ojos y entro a mi recamara.
Me lanzo a mi cama y observo el techo, pero al cabo a unos segundos me siento en esta.
—Otro cambio drástico para mi vida—menciono con una sonrisa triste mientras observo mis lindos patines de hielo en color blanco y la enorme caja de cartón, la cual guarda mis medallas y trofeos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top