『Capítulo 3』
—Vamos, date prisa —exclamo en voz alta mientras corro a gran velocidad hacia la escuela. Justamente, hoy que desperté más tarde de lo que suelo despertar, me encargaron la tarea de limpiar la habitación, ya que por obvias razones debemos hacer la limpieza. Como desperté tarde, todos salieron minutos antes que yo; por ende, ahora voy atrasada a las clases de criaturas, la cual para arruinar mi mañana, esta queda al otro lado del castillo y siendo honesta, no tengo la menor idea del porqué esto es así.
Al llegar me percaté de que el salón de clases resultó ser una linda cabaña en medio del bosque. Antes de entrar, sequé un poco mi frente, ya que estaba hecha un saco de sudor.
—Me disculpo por el retraso —menciono al entrar al lugar. Este salón me resulta muy cómodo; todo mi alrededor está elaborado con madera de distintas tonalidades, hay muchos carteles informativos con imágenes sobre criaturas, y claro, el resto de cosas que todas las aulas tienen: sillas, mesas, escritorio, pizarra y libreros.
—Espero que no se vuelva a repetir —indica la profesora, ella es bajita con un lindo cabello corto y oscuro, y sus llamativos ojos color miel—. Como decía, soy Cory, pertenezco al elemento de la tierra y seré su profesora de criaturas por este año —explica con seriedad.
—¿Quién será nuestra profesora el próximo año? —pregunta un chico al fondo de la clase.
—Los temas que se aprenden en criaturas no tienden a ser muy extensos, así que con solo un año es suficiente —menciona—. Primeramente, iniciaremos con el estudio y comprensión de los elfos —indica y todos tomamos el libro que hay sobre nuestras mesas. —Ellos son criaturas muy similares a nosotros, son seres de belleza y talento —añade la profesora.
Y así es como comienza nuestra clase destinada a los elfos; su historia, apariencia y habilidades. Lo que me resultó realmente asombroso es que viven en una aldea no muy lejos de la parte del bosque perteneciente a los guardianes.
—A continuación, realizarán un pequeño cuestionario —anuncia la profesora Cory.
—¿Podemos ayudarnos con la información del libro? —pregunta Valentina mientras muestra nuestro libro sobre criaturas.
—Por supuesto que no —responde Cory de inmediato y con cierto tono burlón.
Así que cierro mi libro y con ayuda de mi pluma de cristal, comienzo a llenar el cuestionario que la profesora nos entregó hace tan solo algunos minutos.
—Habilidades principales de los elfos —leo. —Vamos, Tayshell, recuerda —susurro. —Claro, la danza y la música —me respondo a mí misma.
Continúo con las quince preguntas y agradezco el hecho de haber prestado atención a la explicación de la profesora, porque esto es algo que jamás habíamos estudiado, no es como que puedas llegar e inventarte una respuesta y que esta sea acertada.
—Guardianes, ya se pueden retirar. Es muy importante recordar toda esta información, ya que se nos hará más fácil el lograr entablar una conversación agradable con ellos —explica la profesora. Luego de sus palabras, todos nos levantamos de nuestros asientos y nos dirigimos al comedor, ya que la hora del almuerzo se acercaba.
Después de comer un delicioso pastel de Luna, un dulce jugo de piña y como postre unas galletas de arándanos, nos separamos nuevamente, ya que hoy tocaban una vez más, las clases de poderes elementales, —mis favoritas hasta el momento—.
—¡Buenas tardes, almas acuáticas! Estoy muy emocionado por la clase de hoy —dice el profesor Brice acomodándose su saco. —No sé si ya lo sabrán; pero nosotros, las criaturas pertenecientes al elemento del agua, somos muy privilegiados, ya que nuestro poder no solo es el agua, sino también el hielo —exclama él y murmullos inundaron el salón.
—Esto es aún mejor —menciona Kang mientras pasa una de sus manos por su cabello casi rubio.
—Coincido contigo —expreso con una gran sonrisa.
—Es por eso que hoy aprenderán sobre la cristalización de agua estancada como lo son los ríos, lagos y agua retenida en un contenedor —explica Brice.
El profesor nos explica las palabras que debemos murmurar y además, nos indica que debemos estar en completa calma al momento de cristalizar agua.
Minutos más tarde, el maestro se dispone a llamar por separado a cada uno de sus estudiantes para poner en práctica la cristalización.
—Lee Hong-Kang —pronuncia el profesor y mi nuevo amigo se levanta de su asiento, encaminándose a la misma pila que la de aquel día.
Observo desde lejos la escena y a Kang le sale a la primera, ganándose un apretón de manos por parte de Brice, el profesor.
—Juro que adoro esto —dice el chico de cabello liso al volver a su asiento junto a mí.
—Tayshell Sáenz —indica el profesor. — Recuerda las palabras y asegúrate de estar en calma —menciona mi profesor. Asiento y coloco lentamente mis dedos de la mano derecha sobre el agua, ya que estos tan solo deben rozar el líquido.
—Glaciem aqua —exclamo con entera calma. Observo atentamente el agua, el cual es cubierto por una fina capa blanca y segundos después se vuelve en hielo rígido.
—Bien hecho, señorita Sáenz. —Me felicita el profesor y vuelvo a mi escritorio. Es importante recalcar la gran sonrisa que relucía en mi rostro, ya que tenía una idea increíble, la cual llevaría a cabo al finalizar el día.
La clase práctica continúo por los siguientes treinta minutos. Sé que es cansada y tediosa la espera, pero la pasé hablando con Kang, así que no resultó tan mala después de todo.
—Ya se pueden retirar y recuerden mantener estos motus en práctica —comenta el profesor orgulloso y todos nos retiramos una vez más del salón de clases.
—Hoy llegaremos un poco tarde —exclama Hunter al encontrarnos en el pasillo.
—Vamos hacia las inscripciones de los clubs —finaliza Sophie emocionada.
—Nunca me mostraste tu kalimba —replico con seriedad.
—Luego de las pruebas —responde ella y ambos se alejan por el pasillo. Me alegra ver a Sophie pasar tiempo con Hunter, quizás me equivoqué con esa pareja desde el principio.
—¿Nos vamos? —cuestiona Vale y yo asiento. Vale, Kang, Emily y yo nos encaminamos hacia el árbol Dair.
Al llegar nos encontramos con Ethan quien se estaba haciendo movimientos extraños con sus manos.
—¿Qué haces? —pregunta Kang.
—Yo sé muy bien qué hace —dice Vale riendo. —Intenta esto —añade y hace un movimiento circular con su muñeca y al abrir su puño, una pequeña llama de fuego aparece sobre su palma de la mano.
—Cállate, Valentina. Puedo quemar a tu pollo, el Señor Galletas, si así lo quisiera. Hay otros motus que me salen a la perfección —reprocha Ethan, pero como entro al baño me pierdo de la interesante conversación.
Me quito el uniforme del colegio y lo reemplazo por una falda negra y un abrigo un poco grande en color azul marino.
Al salir del baño, guardo la ropa en las cestas de mimbre y tomo mis preciados patines.
—Saldré un rato —menciono en voz alta, pero nadie responde nada, solo recibo una mirada desagradable de Ethan, el malhumorado.
Camino hacia una zona del bosque que llegué a observar hace algunos días atrás. Este es un lago rodeado de cientos de árboles en colores naranjas, amarillos y rojizos.
—¡Qué chiva! —chillo de alegría al ver el lugar. Con rapidez me quito mis actuales tenis blancos y los cambio por mis patines, los cuales extrañaba enormemente.
Con ilusión coloco mis dedos sobre el agua y pronuncio las palabras vistas en la clase. A los pocos segundos el lago pasó de estado líquido a ser hielo duro y gélido.
Coloco mis pies sobre el trozo de agua congelada y comienzo a deslizar mis pies sobre este. Siento la brisa y sonrío ante esa sensación, ya que no hay palabras para describir lo mucho que me hacía falta el patinaje.
Patino en línea recta, pero la adrenalina en mis venas me resulta imposible ignorar. Así que decido hacer un axel, este es un salto no tan complicado de realizar, pero después de un año de no hacer saltos ni otros elementos, me da un poco de nervios.
Comienzo a tomar más velocidad y me propongo a dar un gran salto. Me preparo y clavo la cuchilla del patín en el hielo, logrando dar una vuelta en el aire a la perfección.
—¡Sí! —grito de emoción al caer de pie sobre el hielo.
Junto fortaleza y tomo rapidez otra vez, ya que resulta adictivo una vez logrado un salto de este estilo. Clavo nuevamente la cuchilla y me despego del hielo, pero al volver a la superficie, el pie se me dobla, logrando que pierda por completo mi equilibrio.
«—Protege tu pierna, protege tu pierna —pienso».
Coloco por impulso mi mano izquierda sobre el hielo para evitar a toda costa que el impacto recaiga en mi pierna o mejor dicho en mi fémur, el cual todavía se encuentra en recuperación.
Quedo sin respiración alguna al notar el inmenso dolor que proviene de mi mano. Con cuidado tomo mi mano izquierda con mi otra mano e intento calmar mi respiración.
—Piensa, piensa —repito entre quejidos de dolor. Y es ahí donde recuerdo que nos habían dicho que nos podíamos comunicar por medio de nuestra marca elemental con nuestros compañeros de poder—. Lee Hong-Kang —menciono mientras froto con mi pulgar mi marca elemental, tan solo espero que eso haya funcionado, lo peor es que estando con patines no me puedo poner ni siquiera de pie para volver al césped.
Me quedo por los siguientes minutos en el hielo, quejándome a veces del dolor de mi mano. Intento en repetidas ocasiones levantarme, pero siempre acabo cayendo al suelo de forma brusca.
—Tayshell. —Escucho gritos a lo lejos.
—Aquí —exclamo con dolor en mi voz. A los pocos segundos observo a mis compañeros de habitación mirándome desde el césped.
—¿Te puedes levantar? —pregunta Hunter preocupado.
—Lo voy a intentar —digo en voz alta. Suelto con dolor mi mano izquierda y me intento levantar del hielo con tan solo mi mano restante. Pero, siempre termino cayendo y lo peor de todo es que el dolor en mi muñeca aumenta con el pasar de los minutos—. No puedo —respondo con impotencia.
—Espera —anuncia Ethan caminando con cuidado sobre el hielo y una vez junto a mí, me intenta abrazar para llevarme entre sus brazos.
—Esto es muy incómodo —comento seriamente, sujetándome de él.
—No tienes otra opción —responde con cierta diversión. Sí, es un imbécil.
Una vez que estamos de vuelta en el césped, todos se me acercan y comienzan a hacer preguntas las cuales no contesto.
—Esperen, no la agobien. Debemos llevarla a la enfermería —indica Hunter. Al parecer es el único que sabe trabajar bajo presión.
—Yo puedo ir caminando —exclamo a Ethan quien todavía me lleva en sus brazos.
—Caminar con patines sobre el césped no debe ser muy cómodo, ¿no crees? —dice con seriedad y levanta una ceja, pero no respondo nada, tan solo le brindo un gesto de repugnancia. De tantos compañeros que tengo, tenía que llevarme él.
De camino a la enfermería me quejo unas cuantas veces, pero intento mantenerme fuerte a pesar del dolor punzante.
Una vez en el lugar, Ethan me deja sobre una camilla y la enfermera Lottie me revisa, no sin antes darme de la pócima Sine Dolore, —poción la cual nos dejaron como tarea—.
Después de una extensa plática con Lottie, me permitió volver a mi habitación, pero me dejó varias cosas en claro que debía hacer, como colocar hielo en la zona inflamada, tener mi mano en alto y no hacer movimientos bruscos, por lo menos por las próximas veinticuatro horas.
Al volver al Dair, me acosté de inmediato, por suerte la enfermera me brindó un cabestrillo para sostener mi brazo y así, este permanezca en alto.
—¿Todavía te duele? —pregunta Emily, la chica de ojos grises que no suele hablar muy a menudo.
—Duele, pero no tanto —respondo con una pequeña sonrisa.
—¿Nos quieres decir que sucedió? —dice Sophie sentándose junto a mí.
—¿Te prohibían patinar? —añade Kang y ante mi gesto de sorpresa, añadió. —Cuando el profesor Brice nos comentó lo de hacer hielo, vi demasiada felicidad en ti.
—Sí, hace un año —exclamo y paro un momento. —Yo sufrí un accidente mientras competía —añadí y levanté con mi mano derecha la falda que llevaba puesta, mostrándoles a todos, mi gran cicatriz. —Desde ahí me prohibieron patinar, pero es algo que siempre he hecho y yo.
—No te imaginas vivir sin hacerlo —dice Hunter, finalizando mi frase.
—Exacto —respondo y vuelvo a bajar mi falda.
—Jamás creí que detrás de una chica tan linda hubiera un pasado tan trágico —exclama Emily brindándome una pequeña sonrisa.
—De lo más seguro eres una increíble patinadora —añade Sophie y me brinda un cálido abrazo.
—Bueno, princesa de hielo, para la próxima deberías dejar tus rabietas y hacerle caso a tu doctor. Deja a un lado tu obstinación —comenta Ethan serio.
Luego de eso, todos vuelven a sus respectivas camas y deciden dormir. Yo en cambio me quedo despierta junto a Hunter quien se somete a una lectura nocturna mientras yo aún coloco hielo sobre mi mano globo, ya que está muy inflamada.
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