『Capítulo 28』
El cuarto y tercer día llegaron, y aunque no lo demostrara, estaba realmente emocionada, ya que en poco tiempo lograría irme de este maldito lugar.
Nada interesante sucedió por aquellas extensas cuarenta y ocho horas. Pero, al llegar el segundo día, aquella alegría que era lo único que lograba mantenerme en pie, se me fue arrebatada.
El amo llegó con su típico semblante dominante y me comentó sobre todo lo que pasaría la noche de luna llena. Este pequeño discurso hizo que temiera por la vida de mis amigos.
—Bien, guardiana. Ese día te llevaremos a la parte sur del bosque, lugar en donde estarán tus amigos —explica él—. Antes de salir enviarás una señal a tu amigo del elemento agua. Podrás recuperar los poderes de tu marca elemental; sin embargo, no tendrás fuerzas suficientes para ejecutar un hechizo —exclama divertido—. Te hemos dejado en claro que eres nuestra carnada, ya que guiarás a tus amigos a la segura muerte. Este será el primer ataque hacia los guardianes, porque ya lo hemos hecho con las sirenas, duendes y elfos, tarde o temprano les tocaría enfrentar mi poder —continúa—. Claro, te dejaremos ir con tus amigos, pero cómo estás tan débil no serás un factor del cual preocuparse —pronuncia—. Tus amigos están ansiosos por verte.
Cuando acabó, se retiró del lugar y como cada día, me acuesto sobre el suelo e intento dormir con la esperanza de que la próxima vez que abra mis verdes ojos, me encuentre en mi realidad tropical. Alejada de todo tipo de magia.
—Solo queda un día.
***
El tiempo que me distanciaba entre este horrible lugar y la anhelada libertad, constaba de tan solo algunas horas.
Harkan llegó desde temprano con mi comida, la cual la devoré con gran satisfacción, pero pocas horas después recibí la visita del amo, quien buscaba su último momento de tortura con mi persona.
—Será rápido —exclama observándome mientras se le escapa una pequeña risa maliciosa.
Yo me encontraba en un estado penoso, los últimos dos días no me había logrado levantar del suelo. Mi cuerpo estaba sumamente débil por toda la sangre que se me fue arrebatada, además de que mi alimentación no había sido la mejor. Pero, mi actual situación no era algo que les importara a estas criaturas, puesto que solo buscaban el seguir con el plan del amo al pie de la letra.
—Clamor pati. —Comienza a pronunciar mientras me observa fijamente.
Pocas repeticiones después, un intenso dolor comenzó a arder en mi cabeza. Cerré mis ojos e intenté pensar en otras cosas, pero el querer distraer mi mente terminó siendo solo un fuerte anhelo.
—Pobre, guardiana. Sola, indefensa, sin nadie que la pueda proteger y, sobre todo, débil —decía con tono malicioso—. Tan débil que puedo acabar en este mismo momento con tu vida, pero no lo haré. Lastimosamente, necesito que tu corazón continúe palpitando —agregó y el dolor se volvió más intenso.
—¡Ya basta, te lo suplico! —grito con las manos en mi cabeza, tirada en el suelo, mientras me muevo de un lado a otro.
—Tengo que admitir que tus súplicas y gritos son música para mis oídos —comenta él y acaba de ejercer el maleficio sobre mí—. Harkan estará aquí en pocos minutos —pronuncia antes de irse de la habitación.
Me quedo en aquella incómoda posición de ovillo, cierro mis ojos junto a un fuerte suspiro y dos pequeñas lágrimas caen por mis mejillas. Estaba muy mal.
Harkan entra por la puerta del lugar e ingresa a mi mágico cubículo. Toma mi mano y con una mordida que produce cierto dolor en mí, comienza a extraer gran cantidad de sangre de mi cuerpo.
Sin embargo, el vampiro tardó más tiempo en este proceso; por ende, me sentía aún más débil. Además, cuando sus ojos se hicieron de un tono amarillento más brillante, comencé a temer más por mi vida.
—Harkan, detente —suplico en un susurro—. Ya tomaste mucha sangre de mí —añado, pero él me ignora y continúa, logrando que comience a marearme. Además, intenta comenzar a tocarme. Iniciando por mis muslos, pero intenté evitar dicha acción quitando sus manos de mí—. Harkan, vas a matarme —digo con desesperación. Tenía miedo de que la lujuria y la sed de sangre se unificaran—. ¡Detente! —grito sin importar mi poca energía.
—Harkan Aysh, suéltala —exclama el amo. El vampiro lo observa fijamente con sus ojos amarillentos y deja mi mano a un lado—. Sé que representas la lujuria, pero mis ordenes están arriba de tu deseo hacia la guardiana y su sangre—indica él. Harkan le brinda una sutil reverencia y me vuelve a ver con una expresión de deseo que me resulta sumamente repugnante. Él luego de lamer sus labios tintados de rojo por mi sangre, se retira de la habitación.
Me quedo en la misma posición. Sentada con mi espalda y cabeza sobre la pared. Observo mi mano y además de las quemaduras que aún no sanan, los dos hoyos provocados por los colmillos del vampiro, me resultan muy preocupantes.
—Solo quedan algunas horas.
***
—Levántate, guardiana inútil —exclama Kaysa Tair, la egocéntrica princesita del mar. Ella es bastante bonita. Cabello rubio con varias decoraciones marinas en él. Ojos morados y ciertas líneas irregulares en sus manos y cuello en color negro. Además de que su cola fue reemplazada por lindas piernas con pequeñas aletas en las pantorrillas y también, en los antebrazos.
Ella me toma del brazo y me hace levantarme a la fuerza. Me guía hasta la salida del cubículo que se convirtió en el lugar de mis pesadillas por los anteriores quince días. Me hace subir las escaleras para encontrarme con el resto de las criaturas pecadoras. El duende ladrón, la guardiana furiosa, la sirena egocéntrica, el ángel perezoso, el vampiro lujurioso, la elfa envidiosa y el hombre lobo hambriento... todos estaban reunidos para atacar a mis amigos y lo peor es que, yo los estaba guiando a su propia derrota.
—¿Qué esperas? Contacta con tu amiguito —exclama Kaysa con repulsión.
—Lee Hong-Kang —susurro con frustración y paso mi otra mano sobre mi muñeca. Mi marca elemental comienza a brillar sutilmente y pienso que Kang ya debió de recibir dicha señal.
—Ya saben —dice el amo, quien entra a la habitación en donde estamos—. Acaben con todos, esos guardianes apenas llevan en este mundo algunos meses. No tienen los conocimientos, ni la práctica para derrotarnos —añade. Después de que todos asienten con una pequeña sonrisa, emprenden camino hacia la parte sur del bosque Boreal.
Caminamos y caminamos por senderos repletos de nieve, en los cuales me llegué a caer más de una vez por mi poca fuerza. Cuando por fin nos acercamos al lugar de encuentro, me ocultaron atrás de varios arbustos, acompañada de Harkan.
Todos los pecadores y su amo se colocaron en una línea, en donde todos se pudieran observar. A los pocos minutos, mis amigos fueron llegando. Kang, Vale, Ethan, Hunter e incluso, Sophie, estaban aquí.
Cuanto habría deseado salir de mi escondite y advertirles sobre el peligro, pero si lo hacía podría acabar muriendo. Además de que no tengo fuerzas para nada, con mucho esfuerzo puedo caminar.
—Maldito efímero, ¿dónde está Tayshell? —cuestiona Ethan furioso y al escucharlo decir eso, cierro mis ojos; me sentí como en casa. Era la primera vez en varios días que me sentía segura.
—¡Eres un cobarde! No quieres ni siquiera mostrar el rostro —grita Vale, mi amiga pelirroja apoyando a Ethan.
—Harkan —exclama el amo con una sutil risa—. Trae a la guardiana —indica.
—¿Lista, hermosa? —pregunta él en su susurro. Yo solo continúo con mi mirada neutra. Él me toma con fuerza del brazo y me lleva hasta el amo. Con cada paso, me voy acercando más a mis compañeros y las miradas aterradas no tardan en ser evidentes. Centro mi mirada en Ethan y él me mira de arriba abajo, pero su mirada de preocupación lo dice todo.
—¿Qué hicieron contigo? —pregunta, pero yo solo le quito la mirada y observo el suelo. No quiero mirar esos ojos azules—. ¡Eres un imbécil! —grita él al amo sin temor alguno—. La quemaste, ¿cierto? Además, está súper pálida y las manchas de sangre en todo su cuerpo, ¿la tenías como un banco de sangre?
—Tranquilo, jovencito. Al menos tu guardiana está viva —dice él y se tiende a reír—. Créeme matarla resulto tentador, en especial para Harkan —añade el amo y el vampiro junto a mí sonríe perversamente.
—Suéltala en este momento —exclama Kang y se posiciona junto a Ethan. Al frente.
—Por supuesto —dice el amo—. Harkan, hazlo.
—Voy a extrañar tu sangre —pronuncia el vampiro para después tirarme al suelo con fuerza.
Todas las criaturas del mal me observan con lástima y burla, pero tan solo ignoro dichas miradas.
Mis amigos se acercan a mí y comienzan a hacer preguntas, las cuales no respondo. Me siento muy mal.
—Mis queridos guardianes, no creerán que hasta aquí llegará nuestro encuentro —exclama el amo.
—Sabemos que quieres matarnos, pero muestra tu rostro si te crees tan valiente —dice Hunter furioso.
—Yo no soy valiente; sin embargo, soy analítico y bastante ambicioso, lo cual considero mejor.
—¿Quién eres? —pregunta esta vez Sophie. El amo tiende a reír y decide poco a poco a subir la parte de la túnica que cubre su rostro. Pero, sé que esto es una mala idea, que llevará a un momento de trance para mi amigo británico.
—¿Tú? —dice Hunter. Observo a mi castaño amigo y sus expresiones lo dicen todo; está decepcionado, confundido y muy furioso—. Te desapareciste por años y ahora estás aquí —añade y se toma del cabello con frustración—. ¡Eres mi maldito padre! —grita Hunter enojado y con la respiración acelerada.
—La vida tiene muchos giros, ¿no crees, hijo? —dice el amo. Todos mis amigos se quedaron sin habla y solo observan aquella escena.
—Espera, esto significa que... —se detiene—. Mataste a mi madre. El día de su muerte solo logré observar esa túnica azul extraña —expresa Hunter con los ojos llorosos.
—Esa mujer era una tonta, merecía ese final —contesta él con tono serio.
—Lo vas a lamentar, Gesher Page. No solo acabaste con la vida de mi madre, sino que torturaste a mi amiga y estás dañando a un mundo mágico entero —amenaza Hunter.
—Ven, linda —susurra Ethan, cargándome entre sus brazos.
—Tayshell, eres fuerte. Sé que vas a superar esto —dice Kang posando su mano sobre mi brazo, yo solo le brindo una pequeña sonrisa e Ethan continúa caminando, hasta que me lleva a un lugar seguro entre los árboles—. Tayshell, necesito que me seas sincera. ¿Necesitas que te lleve a la enfermería? Puedo dejar a los demás aquí y llevarte.
—Estoy bien —respondo fingiendo una sonrisa.
—Sé que es mentira, pero si te sientes mal no dudes en decirme, no quiero que te pasen más cosas malas —exclama y toma con cuidado uno de mis brazos—. Desgraciados —dice al observar mis quemaduras y heridas—. Dime que al menos no te obligaron a hacer algo que no querías. Sabes a qué me refiero —dice preocupado.
—No, no me llegaron a tocar —respondo observándolo a los ojos, aunque Harkan por poco lo logra. Él se acerca a mí y posa sus labios en mi frente, lo cual me saca una pequeña sonrisa. Luego se aleja para integrarse al enfrentamiento que inició hace tan solo algunos minutos—. ¡Suerte, chicos!
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