『Capítulo 25』

     Sin percatarme del pasar de los días, me encontré de frente con el día del baile de invierno, o mejor dicho, el día previo a dicho evento.

¿Qué puedo contar de este día? Pues... no mucho. Telas y decoraciones fueron el resumen de ese día. A pesar de que no nos tocaba decorar, ya que habíamos contratado a un grupo de guardianes para que hicieran esa tarea por nosotros, de igual forma debíamos supervisar todo. Lo cual llegó a ser un tanto tedioso, pero por suerte el día se pasó volando, y rápido volvimos a nuestras habitaciones con la gran esperanza de que mañana salga todo a la perfección.

***

El día del baile al fin había llegado y aunque no lo pareciera, estaba nerviosa. No por el baile, sino por el supuesto italiano que Kang me dijo. Pero, decidí no tomarle mucha importancia.

Por la mañana no hice mucho, ya que me levanté bastante tarde. Estaba sumamente cansada de mi día anterior.

Al levantarme, decidí comer algo en la cocina y por suerte, me encontré con unos panqueques, así que tomé dos de ellos. Luego de eso, me encaminé al baño para poder tomar una extensa ducha. Puesto que ya todas las mujeres del Dair se habían bañado, podía darme el privilegio de tardar un poco más entre las burbujas de la bañera.

Luego de haber secado mi esbelto cuerpo, le presté especial atención a mi cabello, ya que este debía quedar lo mejor posible. Así que tomé crema para lograr formar mis ondulaciones y las dejé secar al aire libre; como vestimenta, me puse una simple blusa y pantalones, porque aún faltaban algunas horas para el baile.

Al salir, decido acostarme en mi cama y escuchar un poco de música junto a un poco de mate, el cual Vale me preparó hacía tan solo algunos minutos.


     Cada vez faltaba menos y cuando se fue acercando la hora, todos comenzaron a alistarse. En mi caso, decidí empezar con un sencillo maquillaje en tonos naturales y muy sutiles. Además de que terminé de acomodar mi cabello, el cual por suerte quedó hermoso, todo mi pelo estaba conformado por largos mechones ondulados y mi flequillo el cual quedó bastante bien.

Cuando acabé con esa parte, tomé la caja en donde estaba mi vestido y decido esperar a que Sophie salga del baño para poder entrar yo.

Los chicos ya se encontraban casi listos, tan solo estaban acabando con algunos detalles como el cabello, zapatos o corbata. Observo a Ethan y una pequeña sonrisa traviesa reluce en mi rostro, siendo sincera se ve increíble. Traía un lindo saco y pantalones en color negro, una camisa blanca de fondo y una corbata en vino. Su cabello estaba despeinado, lo cual lo hacía ver ante mi vista, algo tierno. Pero, en ese mismo momento, me vuelve a ver y se ríe sutilmente, lo cual me hace quitar la vista, maldecir en silencio y pedir profundamente que mis mejillas no me hayan delatado.

Sophie sale del baño y se ve espectacular, viste un vestido rosa claro con rosas como decoración, su falda llega por las rodillas y lleva las mangas hasta los codos, pero estas poseen más tela que se deja caer por sus brazos. Su cabello lo lleva en una cola alta, la cual posee algunas trenzas entre sus mechones rubios.

—¡Te ves increíble! —exclamo al verla.

—¡Gracias! —dice ella acercándose a mí y me brinda un cálido abrazo—. Ahora es tu turno de ponerte linda —añade riendo.

Entro al baño y cierro la puerta, comienzo a quitarme toda la ropa para poder reemplazarla por el hermoso vestido que mi tía me hizo. Coloco dicha prenda poco a poco hasta acabar y al ver mi reflejo en el espejo, quedo asombrada. ¡Me encanta!

El corsé resalta muy bien mi cintura, lo cual me gusta. Su falda me llega más arriba de los tobillos, pero lo que más me agrada es el color esmeralda y los puntitos blancos que posee el vestido. Mi tía tenía razón, este tono hacía resaltar mis ojos verdes.

Cuando me siento lista, decido salir del baño. Algunas miradas me siguen, pero las ignoro.

—¡Hermosa! —dice en voz alta, Vale, entrando al baño para vestirse, lo cual me hace reír.

—Vas a enamorar al italiano —exclama Kang acercándose a mí. Él iba vestido de una forma bastante peculiar, no iba formal, pero se veía muy bien. Llevaba pantalones negros, una camisa blanca y una sudadera marrón que cubría su camisa, dejando solo algunas partes a la vista. Este lo caracterizaba muy bien, ya que su vestimenta diaria suelen ser sudaderas de colores.

—Ya lo veremos —contesto riendo—. Bueno, tu no estás nada mal —respondo y él me guiña un ojo.

Cuando finalmente sale Vale con su sencillo, pero lindo vestido negro con mangas largas que se dejan caer, dejando su cuello y clavícula al descubierto; decidimos irnos hacia la escuela.

—Sabía que el negro se vería bien —comento a Vale mientras caminamos por los senderos.

—¿Por qué lo dices? —pregunta ella.

—Yo quería un vestido negro, pero mi tía me dijo que era un baile y no un funeral —respondo y ella comienza a reír.

—Mi mamá me dijo lo mismo, pero no le hice caso —dice ella y ambas reímos.

De camino al lugar, observo como Sophie entabla una agradable conversación con Hunter, quien va muy elegante. Lleva pantalones oscuros, camisa blanca y un par de tirantes, lo cual lo hace ver muy lindo.

Cuando finalmente llegamos, todos entran a excepción de Ethan y yo. Ambos no miramos confundidos, pero permanecemos ahí en silencio.

—¿No piensan entrar? —pregunta Kang.

—Yo estoy esperando al italiano, ¿recuerdas? —comento, levantando una ceja.

—Yo a la rusa —dice Ethan, al escuchar eso una sutil risa se escapa de mi boca, pero aclaro mi garganta.

—¡Ah sí! Eso —responde el chico—. En realidad, sus parejas no van a venir —dice ocultando su risa.

—¿Qué? —contesto, indignada.

—No existen esas personas, todo fue parte de mi plan para que acabaran yendo al baile juntos. Así que, linda noche —añade y entra al castillo a pasos rápidos.

—Voy a matar a ese coreano —susurra Ethan—. Pero tú me dijiste que tenías pareja.

—Tú también. Eso significa que ambos —exclamo y hago una breve pausa—. Estábamos mintiendo y Kang encontró el momento perfecto para arreglar esto —añado como si acabara de descubrir un gran secreto.

—Descarado —dice Ethan—. Bueno, hay que darle mérito, el plan le salió bien —añade y me tiendo a reír—. Entonces, ¿entramos, obstinada?

—Si insistes —contesto y ambos ingresamos al salón de eventos del castillo. Este queda al final del primer piso, ya que es un lugar enorme y requiere mucho espacio.

El salón estaba maravilloso; cortinas en color blanco y distintos tonos del azul colgaban del techo al igual que un enorme candelabro que se ubicaba en el centro de todo. Al lado derecho del lugar, estaba el grupo musical conformado por talentosos elfos y al lado izquierdo estaba la zona de comida, la cual consistía en cinco mesas enormes; repletas de dulces, alimentos salados, bebidas y aperitivos de todas las clases.

Ethan y yo tomamos asiento en unas bancas de madera que habían colocado en diversas secciones del salón. Al principio, fue bastante incómodo el pasar tiempo con el chico rubio, ya que aún mi mente se encontraba procesando el cómo había acabado junto a Ethan en el baile de invierno.

—¿Quieres algo de tomar? —pregunta él y yo solo asiento. Cuando él se aleja, Sophie no tarda en acercarse a mí.

—¿Acabaste con Ethan como pareja? —cuestiona asombrada, acercándose a mí.

—Sí, fuimos víctimas del ingenio de Kang —respondo, observando al mencionado bailando junto a Vale, ambos ríen mientras disfrutan de sus tontos movimientos sin coordinación alguna.

—Creo que voy a invitar a bailar a Hunter —dice ella observándolo, le sigo la mirada y se mira muy divertido, sonriendo junto a su pareja de baile, una chica morena de lindo ojos verdes.

—No creo que sea lo mejor, se ve muy feliz bailando con ella —susurro.

—Se vería mejor conmigo —responde riendo—. Deséeme suerte —exclama ella, pero no respondo nada. Personalmente, no me gustaría interrumpir un momento como este, especialmente, si él se la está pasando bien.

—Vino de bayas —dice Ethan brindándome una copa con bebida, yo la tomo y le agradezco. Luego de esta mini conversación, el silencio vuelve, logrando hacer un ambiente embarazoso entre los dos.

—Esto es incómodo —comento después de otro silencio.

—Cuenta algo, cualquier cosa —insiste él.

—Bueno, hoy es el cumpleaños de mi padre —respondo fingiendo una sonrisa.

—¿Te sientes mal por no estar con él? —pregunta y toma un sorbo de su bebida.

—Por supuesto. Es extraño no poder ni siquiera enviarle un mensaje —contesto.

—Bueno, si de algo sirve. Mi mamá siempre dice que la conexión de padres e hijos es muy fuerte, él sabe lo que tu corazón siente en este momento.

—Eso es muy poético —contesto observándolo.

—Mi mamá es una amante de la literatura, especialmente de poemas. Así que tiene una frase para cada cosa que haga o pase en mi vida —dice y ambos reímos—. De hecho, un día llegué tarde a la casa; ese día tenía entrenamiento de basquetbol y luego me quedé en la casa de unos amigos, y al verme llegar a esa hora, me dijo una frase —añade y al ver mi cara, se ríe—. Te lo juro, era como; sé que el esfuerzo traerá resultados, pero debes descansar porque sino acabarás muy agotado.

—¿Acaso tu mamá es el profesor Dark? —pregunto y él comienza a reír.

—Creo que sí —dice él—. Hay días en los que incluso le sale una rima. —Ambos reímos, pero somo interrumpidos.

—Ethan, ¿quieres bailar conmigo? —interroga una chica de cabello rubio corto.

—Yo... emm —responde él pensativo y me tiende a dar una mirada, en espera de mi respuesta, lo cual me pareció lindo, ya que respetó el hecho de que vinimos juntos al baile, aunque nunca lo planeamos.

—Tranquilo, ve. De todos modos, quería ir a buscar algo de comida —respondo e Ethan asiente.

Me levanto y camino hacia el sector de comidas. Tomo algunos chocolates y una mini tarta salada.

—¿Dónde está Ethan? —pregunta Kang, mientras me deleito con uno de los dulces, yo solo lo señalo a lo lejos, bailando con la chica—. ¿Qué te pasa?

—¿Qué me pasa de qué?

—¿Por qué no bailas con él? —cuestiona.

—Ella quería bailar con él, quien soy yo para impedirlo —respondo.

—Vas a arruinar mi plan de que acaben juntos —dice frustrado.

—Tranquilo, Kang —contesto riendo—. Por cierto, buenos pasos. Eres todo un experto.

—Bueno, aprendí de la mejor —exclama observando a Vale y da un giro extraño, el cual por poco me hace ahogarme con la bebida que estaba tomando—. Me voy —dice él—. Y Tayshell —añade—. Baila con Ethan. —Yo rodeo los ojos y decido dejar la zona de comida.

Camino con pasos lentos hasta llegar al balcón o terraza que se conecta con el gran salón por medio de una inmensa ventana de cristal.

Apoyo mis brazos en el muro y junto a un respiro, cierro mis ojos y siento la fría brisa azotar mis mejillas, produciendo un sentimiento de libertad absoluta. Al abrir de nuevo mis verdes ojos, me dispongo a admirar las estrellas en el cielo, me hubiera encantado observar la grandiosa luna, pero aún no es la famosa luna llena.

—¿Disfrutando del momento a solas? —pregunta Ethan y se pone en mi misma posición.

—Es liberador —susurro y decido subirme a la valla de cemento. Así que doy un salto y me siento en ella—. Esto de andar con tacones, nunca ha sido lo mío —respondo para que el hecho de sentarme aquí, no sea tan extraño.

—No te lo dije antes, pero —comenta poniendo se firme—. Te ves realmente hermosa esta noche. —Con su cabeza inclinada, me brinda una mirada profunda y una sonrisa pequeña, dejándome sin palabras.

—¡Gracias! —respondo después de algunos cortos segundos de silencio—. Tú también te ves increíble.

—Tayshell —susurra él y deja algunos segundos de intriga—. Mejor olvídalo —dice y pasa su mano por el cabello.

—Dime, Clark —insisto.

—Es que, desde hace algunos días, yo... —se detiene y piensa un momento—. ¿Por qué es tan difícil? —dice y se acerca a mí, lo cual me pone nerviosa—. Estoy comenzando a sentir algo por ti.

—¿A qué te refieres? —pregunto nerviosa.

—Tayshell, últimamente no te puedo sacar mi cabeza. Tu personalidad me vuelve loco y tener momentos cercanos contigo no me están ayudando —confiesa y fija su mirada en mis ojos—. Olvídalo —añade.

Él hace el intento de volver al salón, pero logro tomar su brazo, él me vuelve a ver y con poca fuerza lo atraigo hacia mí. El ambiente se siente con tensión y creo saber la razón, ambos queremos besarnos. No puedo mentir, estoy muy nerviosa, pero en serio lo deseo.

Él se comienza acercar a mí y  acaricia mi rostro con delicadeza, acercándose aún más hasta que nuestros labios se encuentran casi rozando, pero nuestra mirada no se separa. Él me toma sutilmente del rostro, guiando sus labios a los míos y cuando por fin se logra el esperado contacto, él posiciona sus manos a los lados de mi cintura. Ethan tiene el control completo, ya que yo solo sigo el exquisito beso sin reaccionar de otra manera, pero esta increíble sensación es detenida por el propio chico que tengo frente a mí.

—¿Tu no me odiabas, obstinada? —pregunta con una sonrisa traviesa y con sus manos aún en mi cintura.

—Cállate, Clark —respondo riendo y lo tomo de la corbata, atrayendo su cuerpo hacia el mío, y recibiendo sus cálidos labios una vez más.

Esta vez el beso era más intenso y con más pasión. Ethan me besa con más deseo y siendo sincera, es increíble la mezcla de sentimientos que estoy sintiendo. Coloco mis manos en su cabello y él se acerca más a mí, logrando que de mi boca se llegue a escapar un sutil gemido, el cual es disfrutado por Ethan, puesto que suele alejar sus labios de los míos y me brinda una traviesa sonrisa. Él se acerca a mí y deja un delicado beso en mis labios, para luego apoyar su frente contra la mía y dirigirme una mirada que me logra hechizar por completo.

—¿Sabes que comenzaste a jugar con fuego? —susurra él aún en aquella posición.

—Por suerte, soy guardiana del agua —respondo con cierta picardía.

—Te vas a volver mi maldita debilidad —exclama y se aleja un poco de mí—. Luego, no me digas que no te lo advertí.

—Creo que me arriesgaré —respondo, observándolo con seguridad.

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