『Capítulo 11』
—Tayshell, despierta —insiste Hunter mientras mueve mi cuerpo de un lado a otro, intentando que yo salga de mi sueño.
—¿Qué pasó? —reprocho cubriendo mi rostro con la almohada.
—Tienes el sueño pesado —exclama Hunter—. Recuerda que hoy iremos a buscar información sobre las criaturas marinas —añade.
—¿Qué? ¿Cuándo acepté yo eso? —pregunto mirando a Hunter quien se encuentra sentando en mi cama.
—Anoche. Yo te pregunté y me dijiste que sí.
—De lo más seguro estaba casi dormida. No era consiente de mis palabras —comento, cubriendo mi rostro con una de las almohadas.
—Como sea, irás con nosotros —dice Hunter con seriedad. Volteo los ojos y decido levantarme.
Luego de haber tomado una rápida ducha, de haberme vestido con unos pantalones negros y una sudadera grande en color vino, de haber desayuno y por supuesto, de aguantarme los comentarios de Ethan, quien me repetía constantemente que me diera prisa. Logramos salir del Dair.
Los tres tomamos rumbo hacia lo que parece ser las costas del mar. Por suerte, estas no quedan muy lejos de nuestro bosque —o al menos eso pensaba yo—.
Por los siguientes extensos minutos, los cuales fácilmente se podrían confundir con horas; caminamos hacia un lugar desconocido, tan solo confiando en que nuestro amigo de cabello castaño lograra comprender bien el mapa que llevaba entre sus manos.
—Esperen, creo que es por allá —exclama Hunter.
—Estamos perdidos —indica Ethan.
—Claro que no, solo debemos dar la vuelta.
—Hunter, venimos caminando en esa dirección —añado sentándome sobre un tronco de árbol caído.
—Estamos perdidos —insiste Ethan sentándose junto a mí, mientras vemos a Hunter caminar de un lado a otro, observando nerviosamente los trazos del dibujo.
—Yo me voy —exclama Ethan levantándose, ya que llevábamos unos diez minutos en silencio esperando una dirección que seguir.
—Espera —indica Hunter—. Quizás, si tomamos ese camino.
—Ya estoy cansada, tomemos ese. Además... —digo, pero escuchamos unas melodiosas voces de fondo.
—Son ellas —responde Hunter con ilusión. Él sale corriendo hacia el lugar de donde surgen, así que Ethan y yo decidimos unirnos a la carrera de atletismo.
—Sirenas —expresa Hunter con emoción luego de haber pasado por unas cuantas hojas que bloqueaban la vista—. Les dije que no nos habíamos perdido —añade con orgullo.
—Si tú lo dices —contesta Ethan detrás de mí—. Pero, ¡qué bellezas! —añade mirando a las criaturas feéricas de colas coloridas.
—Calma tus hormonas, no debemos asustarlas. Ellas suelen alejarse de los demás —susurra Hunter—. Además, cuidado con su cántico, creo que es tan obvio que no hace falta recordarlo.
Poco a poco nos acercamos y decidimos que sea Hunter quien inicie la conversación. Ellas se encuentran sentadas en rocas de gran tamaño, dejando sus colas caer. Cada una de ellas posee una hermosa cabellera larga, escamas que cubren ciertos sectores de su cuerpo y rostro, sutiles branquias ubicadas en su cuello. Además de sus colas, la cuales son de distintos colores.
—Buenos días, señoritas —exclama Hunter acercándose a ellas mientras que Ethan y yo nos quedamos algunos centímetros atrás—. Soy Hunter Page y ellos son Ethan Clark y Tayshell Sáenz. Vinimos a ustedes, ya que deseamos recopilar un poco de información —explica él despacio y con gran cordialidad.
—Dirla Iris, un gusto —dice una de ellas brindándole su mano y una pequeña sonrisa. Ella posee cabello con cierto tono naranja increíble, el cual lleva una estrella de menor tamaño sujetando algunos mechones. Su cola es en tonos turquesas y azules, además de que lleva un lindo sostén en los mismos tonos que su cola.
Justo en ese momento me doy cuenta que las sirenas llevan unas pequeñas aletas ubicadas de forma horizontal en sus brazos, unos centímetros debajo de sus antebrazos. Además, de que sus dedos se encuentran unidos por un fino ligamento de piel.
—¿Qué necesitan? —pregunta ella con voz suave.
—Queremos saber si algo extraño ha sucedido las últimas semanas en la parte marina del mundo feérico —expone Hunter para luego hacernos señas para que nos acerquemos.
—Me gusta tu nombre, Tayshell —comenta ella al verme cerca.
—Gracias, aunque alguien no opina lo mismo —respondo mirando de mala gana a Ethan, mientras recuerdo el primer día de clases.
—Antes que nada, ¿por qué investigan sobre esto? —cuestiona otra de ellas.
—Bueno, estamos ante un posible ataque. Los símbolos de paz de varias criaturas fueron destruidos —dice Hunter, provocando que las demás sirenas dejen salir un sonido de asombro de sus gargantas.
—No lo sabíamos —comenta Dirla—. Bueno, en realidad si sucedió algo, pero al menos aún no sucede nada con el símbolo de paz. Chicas, deberían ir a notificarle al rey Deneb.
—Claro, Dirla —responde una de ellas y dos de las mujeres mitad pez y mitad humano, se sumergen en el agua dando un aletazo.
—Bueno, voy a contarles sobre Kaysa Tair, ella es la sirena más importante de nuestro reino, ya que es la hija de nuestro rey tritón, Deneb. Pero, esto la ha vuelto una sirena muy egocéntrica —explica Dirla y los tres tomamos asiento en la rocosa superficie—. Hace algunos días atrás, un tritón de nuestro pueblo pidió ayuda a ella y Kaysa se rehusó porque era un simple súbdito —añadió—. El tritón acabó con la cola lastimada, en estos momentos se encuentra en recuperación.
—¡Eso es terrible! —exclamo.
—Por supuesto y Kaysa fue perdonada por su padre. Así que no hubo justicia —contesta otra de las sirenas con cierto enfado.
—Muchísimas gracias por la información, chicas —añade Hunter cuando acaba de anotar todo aquello que cree importante.
—Fue todo un placer —dice la sirena con una gran sonrisa.
—Dirla, sé que ustedes no suelen convivir con otras criaturas, pero en caso de tener información... —pide Hunter, pero es interrumpida por ella.
—Te notificaré. —Acaba de decir ella por él—. Suerte en la búsqueda, guardianes.
—Adiós —exclamamos todos animadamente.
—Les dije que todo saldría bien —dice Hunter guiándonos nuevamente hacia el colegio. Ethan y yo que íbamos más atrás, nos miramos por algunos segundos y continuamos nuestro camino.
Una vez de vuelta a nuestro bosque, seguimos el sendero hasta llegar finalmente al Dair, el cual a decir verdad ya extrañaba.
Bajo los escalones a gran velocidad, corro hacia mi cama y me lanzo a ella, en busca de aliviar mi dolor de pies. Juro que tardamos horas caminando, tanto de ida como de regreso.
—¿No piensas ir a patinar hoy? —pregunta Ethan acostado desde su cama.
—Por supuesto que no, ayer y hoy caminé los kilómetros que nunca había caminado en mi vida —reclamo—. ¿Escuchaste, Hunter? Te detesto —digo en voz alta, ya que él venía saliendo del baño.
—Bueno, cuando salvemos el mundo feérico, me lo agradecerás —contesta volviendo a su cama—. Ustedes quizás piensen que esto es tonto, pero si lo analizan; tenemos información bastante importante —añade mirando su libreta—. Cada criatura tiene un símbolo de paz, pero en estos días hemos descubriendo que cada grupo de seres feéricos vivieron algo en estas últimas semanas, lo que me lleva a pensar que... —comenta.
—Son las criaturas del mal que se habla en la profecía —respondo por él, sentándome en mi cómoda cama.
—Correcto, pero necesitamos saber más y creo que mañana lo descubriremos —expone—. Mañana usaremos la pócima Verum para saber la verdad que oculta Emily —indica Hunter—. Los tres sabemos que mi poción fue muy efectiva y como aún tengo un poco de esta, la utilizaremos.
—Insisto en que te estás adelantando mucho a los hechos —expresa Ethan.
—No lo creo; la profecía puede pasar, los libros aún están desaparecidos, algunos símbolos fueron destruidos y sucesos extraños han sucedido las últimas semanas, es obvio que esto está relacionado —recopila Hunter mirando al chico rubio—. Sería muy tonto ignorar todas estas señales —dice él finalmente. Luego de eso, un incómodo y profundo silencio se incorporó al ambiente, el cual fue protagonista por los siguientes minutos.
Hunter después de un rato se levantó y se dispuso a dirigirse a la cocina para prepararse su típico té, Ethan decidió tomar una pequeña siesta y yo tan solo me quedé mirando el techo, pensando en mi padre y Mason, los extrañaba; pero, lo que me resultaba más raro, era el hecho de no poder llamarlos para saber algo de ellos.
***
Al otro día, los chicos poco a poco fueron llegando de sus hogares y comenzaron a ordenar todas sus pertenencias y a prepararse para nuestro día en el colegio.
—¡Tayshell! —grita Sophie al llegar a la habitación y sale corriendo en mi dirección para darme un abrazo—. Te traje un bagel. —Me muestra una pequeña cajita con un tipo de dona, pero sin crema en su superficie.
—¡Gracias, Sophie! Solo que aún no te he traído nada —comento.
—Tranquila, no lo hago para recibir nada a cambio.
Y así inicia nuestro lunes, un día muy normal a mi parecer. La primera clase del día fue Criaturas, en donde estudiamos sobre las aves fénix. Además, la profesora Cory prometió que traería una la próxima clase. Luego de eso, fuimos al comedor para poder llenar nuestros estómagos de deliciosa comida.
El resto de la tarde recibimos clases elementales, en donde nos explicaron cómo tener más control sobre nuestro poder.
Luego de acabar el día lectivo, todos volvimos al Dair para poder llevar a cabo el plan de sacarle la verdad a Emily, aunque admito que no es la forma correcta de hacerlo.
—Emily, ¿quieres un poco de café? —dice Vale levantando una jarra repleta de dicha bebida.
—Como quieras —responde ella con semblante serio. Vale se acerca a ella y se la da. Lo que Emily no sabe es que su café posee algunas gotas de la pócima Verum.
Todos continuamos haciendo distintas actividades para que ella no sospeche nada. Yo decido tomar la «dona francesa» y comerla.
—¡Está deliciosa! —expreso asombrada.
—Gracias, mis padres aman tus adulaciones —dice riendo.
—Espera, ¿tus padres las preparan? —cuestiono, tomando otro trozo de la misma.
—Sí, ellos tienen una panadería en Eguisheim. Yo suelo ayudarles los fines de semana —contesta ella un tanto tímida.
—Necesito ir a ese lugar —exclamo riendo. Le doy una breve mirada a Emily quien ya acabó su café y Hunter hace una señal para iniciar la entrevista.
—Emily, ¿qué hiciste la semana pasada? —pregunta Hunter de forma disimulada mientras le brinda un corto vistazo a uno de sus libros.
—Lo mismo que ustedes, fui a mi hogar —responde ella sentándose en su cama. Hunter es inteligente, ya que notó que su comportamiento extraño se dio luego de ir a su casa.
—¿Qué hiciste? —cuestiona esta vez Vale—. Yo preparé mate con mis padres y vi una película junto al Señor Galletas —añade ella para que la conversación surja con sutileza.
—Salí a caminar y estuve con mi novio —comenta ella mirando a Vale.
—No sabía que tenías novio, ¿cómo se llama? —pregunta Sophie.
—Su nombre es Aron, pero es... mejor dicho mi exnovio —exclama y un instante después hace un gesto de sorpresa—. No tuve que decirles eso.
—¿Qué sucedió con él? —digo.
—El miércoles pasado cumplíamos dos años juntos y teníamos preparado una cena para celebrarlo, pero yo tenía que venir a este estúpido lugar —explica tendiendo a levantar el tono de voz en las últimas dos palabras.
—Tranquila, Emily —susurra Sophie.
—Él me reclamó y empezamos a gritar, y yo —dice y aclara su garganta—. Yo no llevaba guantes. Expulsé de mis manos una fuerte ráfaga de viento y él acabó golpeándose contra la pared. Lo dejé inconsciente. Como no sabía qué hacer le conté a la directora Shine, algo que no tuve que hace, ya que le borró los recuerdos relacionados conmigo. Así que él me olvidó —explica ella con melancolía.
Por poco llego a sentir empatía por ella, pero luego recuerdo su tono de voz, los libros que tomó y el golpe que le dio a mi amiga, y este sentimiento de querer sentir lastima de ella, desaparece.
—Los libros, ¿qué hiciste con ellos? —pregunto de la nada.
—¿Qué libros? —dice ella.
—¿Los libros que robaste de la oficina de Shine? —expreso con seriedad.
—Yo no soy una ladrona, Tayshell. No te equivoques —reprocha ella con rabia.
—¿Ahora yo soy la mentirosa? Eres tú la que robaste los libros de la directora y eres tú la que frecuentemente tienes ataques de ira. Te enojas por todo y eres muy agresiva, algo que antes no sucedía —cuestiono en voz alta.
—Estás loca —grita ella y apunta sus palmas de las manos en mi dirección para lanzarme algún motus de su elemento, el aire.
—Ya basta —dice Hunter colocándose en medio de ambas—. Emily, baja esas manos —indica él.
—Montón de tontos —responde ella y se coloca sus audífonos.
Esperamos a que la chica de ojos grises acabe durmiéndose para hacer una breve reunión.
—Es obvio que estaba mintiendo —digo con seriedad en mi cama. Todos se acercan a mi espacio, dejándome en el medio.
—No tuviste que decirle eso, Tayshell —comenta Hunter.
—No me iba a quedar ahí sin hacer nada. Bueno sí, ella tuvo problemas al ir a su casa, pero ¿acaso ya olvidaron todo lo malo que ha hecho? —explico y sin percatarme termino alzando la voz.
—Tengo una teoría para eso —expone Hunter y se sienta junto a mí—. Por obvias razones, Emily aún se encontraba bajo los efectos de la pócima. Así que sospecho que alguien o algo, bloqueó sus recuerdos y pensamientos relacionados a toda esta situación.
—¿Por qué piensas eso? —cuestiona Sophie.
—Si analizamos la información recolectada; son pequeñas hipótesis que tienen los conocidos de los sospechosos, nunca hemos llegado a hablar con alguno de ellos, hasta ahora... y ella no recuerda nada —declaró Hunter. Todos nos quedamos en silencio procesando la información que hace pocos segundos habíamos ignorado. Llevándome a pensar que, si nuestro amigo británico tiene razón, esto se está volviendo una especie de rompecabezas indescifrable.
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