『Capítulo 1』
Tomo mis patines y los coloco dentro de mi maleta junto a mis prendas de vestir. Es increíble lo rápido que pasó todo; hace tan solo dos días yo tenía un trabajo normal como ama de llaves, hace un día llegó el extraño profesor Dark para poder hablar con mi padre y Mason sobre el mundo feérico, y ahora me encuentro haciendo el equipaje para irme a vivir a un lugar, el cual desconozco por completo.
—Al menos ya no tendré que traumarme más con cosas que encontraba en las habitaciones del hotel —expreso con repulsión al recordar. Tan solo llevo seis meses en ese trabajo, pero me he encontrado más preservativos en las habitaciones que en una farmacia. Varias veces me llegué a preguntar si eso era un hotel o un motel.
Cuando finalizo de empacar todas mis pertenencias, tomo mi equipaje y me retiro de mi habitación, no sin antes darle un último vistazo lleno de nostalgia.
—¿Lista, hermanita? —menciona Mason, revolviendo mi cabello oscuro.
—Por supuesto, estoy emocionada de no volver a encontrarme con tus prendas íntimas —exclamo riendo.
—Mason, ¿quieres explicarme? —cuestiona indignado mi padre a Mason.
—No le hagas caso —responde él mirándome con odio—. Te voy a extrañar, Tayshell —añade mi hermano mayor mientras me brinda un cálido abrazo—. Ahora todas las galletas serán mías —susurra a mi oído.
—Puedo volver por las noches a robar tus preciadas galletas —respondo en voz baja mientras continúo abrazándolo.
—Mi linda, princesa. No sabes cuanta falta me vas a hacer —expresa mi padre rodeándome con sus brazos—. Estoy orgulloso de ti, hijita. No todos lo días sucede algo así —añade besando con ternura mi frente.
—Te voy a extrañar demasiado y a ti también, Mason —exclamo con los ojos llorosos. Estos dos hombres siempre han estado conmigo, no puedo imaginar mi vida sin ambos—. Hasta la próxima —digo despidiéndome de ellos con mi mano derecha.
Camino junto a mis maletas y la piedra mágica en mi mano hasta llegar al árbol de aquella extraña noche. La coloco en el mismo lugar y el túnel una vez más aparece de la nada y entro en él.
Permanezco caminando por aquel oscuro pasadizo hasta que poco a poco percibo la suave luz del bosque.
—Bienvenida de nuevo, Tayshell Sáenz —exclama Shine, la directora de cabello marrón.
—Gracias —respondo desconfiada. Me resulta muy extraño que esta señora sepa el nombre de cada uno de los jóvenes que hay aquí.
Me quedo parada en donde me encuentro, ya que no soy muy buena socializando. Así que decido quedarme en silencio pretendiendo que no soy nadie.
—Sería genial ocultar mi vida asocial con mi celular —susurro con frustración, ya que nos prohibieron traer celulares y computadoras, tan solo podíamos traer un reproductor de música.
—Hola, soy Sophie Laurent —exclama una chica rubia, bajita con ojos azules como el cielo y piel pálida. A simple vista se ve que es agradable y siendo sincera, agradezco que se me haya acercado a hablarme, ya me estaba empezando a incomodar.
—Hola, soy Tayshell Sáenz —respondo con una pequeña sonrisa—. ¿Eres de Francia? —pregunto intrigada por su acento.
—Sí, soy de Eguisheim un pequeño y muy pintoresco pueblo —menciona alegremente. Esta chica radia positivismo—. ¿Cómo lo supiste?
—Por tu acento, yo soy de Costa Rica —respondo, orgullosa—. No te parece extraño esto, somos de diferentes países, pero podemos entendernos.
—Bueno, siéndote sincera investigué un poco sobre este lugar y al parecer los seres feéricos hablamos el idioma silvano —responde ella casi en un susurro.
—Esto es muy extraño —añado mirando todo nuestro alrededor.
—Por raro que suene, yo siempre he creído que el mundo nos oculta cosas y es por eso que esta noticia no me resultó tan impactante —admite ella con una tierna sonrisa.
—Guardianes, acérquense al túnel elemental —anuncia la directora en voz alta, todos observamos a donde ella estaba y nos encaminamos al lugar—. Como les comentamos hace dos días; hoy, ocho de octubre inician su primer año como estudiantes del Elements College, pero antes de mostrarles todo, deberán activar su marca elemental, la cual les brindarán un aspecto feérico y un poder elemental —explica ella con una gran sonrisa.
—¡Increíble! Vamos a tener un aspecto mortal y otro feérico —exclama Sophie.
—No deben olvidar que cada guardián un poder elemental poseerá, y este lo obtendrán de acuerdo a su personalidad. Al aire pertenecen aquellas almas persistentes e inteligentes. Al agua corresponden los guardianes astutos y un poco testarudos —expone el profesor Dark con semblante serio.
—La impulsividad y valentía son dos características destacables en los guardianes de fuego. Por último, pero igual de importantes, los seres de tierra tienden a ser creativos y perfeccionistas —explica Shine, la directora.
—Valentina García, acérquese al túnel elemental —anuncia una profesora la cual no había notado hasta ahora.
Todos observamos con atención a la chica que se acerca al túnel y una vez en él, la directora le menciona algunas cuantas palabras. La chica es un poco más baja que yo, cabello pelirrojo llamativo y ojos marrones. Incluso, puedo ver algunas pecas que decoran de linda forma su rostro. Ella entra a un túnel rodeado de hojas y flores de diversos colores.
—Potestatem venire —menciona Valentina con seguridad y a los pocos segundos de pronunciar aquellas palabras, un inmenso y ardiente fuego cubrió a la chica por completo. Ocasionando la preocupación de varios de los estudiantes presentes.
—¿Qué está pasando? —chilla una chica aterrada en medio de toda la multitud, pero nadie responde.
Segundos después el fuego se desvanece y nos deja ver a la chica con su nueva apariencia feérica. Sus orejas ahora tienen esa peculiar forma puntiaguda, su brazo derecho posee sutiles líneas en color dorado como si de un tatuaje se tratase. De igual forma, algunas líneas en el mismo color se localizan en la parte derecha de su cuello y rostro. Aunque pareciera extraño, su aspecto es realmente increíble, algo que jamás llegaría a ver en mi vida como mortal.
—Valentina, tu poder es el fuego. Recuerda que eres inmune a tu propio poder, no importa de dónde provenga —dice Shine en voz alta.
Así continuamos por los siguientes minutos hasta que escuché mi nombre y los nervios aparecieron. Me acerqué al túnel y la directora me explicó las palabras que debía pronunciar.
—Potestatem venire —exclamo con seguridad y en voz alta, comienzo a ver pequeñas gotas caer del túnel, alertándome de mi posible poder elemental, pero estas gotas aumentan dejándome muy mojada. Todo mi cabello se pegó a mi cuerpo, incluido el flequillo a mi frente.
—Tayshell Sáenz, tu poder es el agua. Ahora ve con la profesora Windy —indica la directora y observo al fondo una señora saludándome animadamente.
—Bienvenida, linda. Es una pena no tenerte como estudiante, soy la profesora del elemento aire —menciona ella con una gran sonrisa. La señora de cabello negro y ojos verdes, realiza una secuencia extraña de movimientos con sus manos, logrando que una fuerte brisa me seque casi por completo.
—¡Gracias! —digo intentando no hacer tan evidente mi asombro en mi voz y vuelvo junto a Sophie.
—Te ves increíble —expresa ella con emoción.
—Lástima que no traje un espejo conmigo —comento mirando a ella. Pero, hay pequeños detalles de los cuales me percato; mi piel ahora tiene en ciertos sectores escamas pintadas en turquesa como si fuera una especie de sirena.
—Sophie Laurent —anuncia Dark frente a todos.
—Deséame suerte —dice cruzando su dedo índice y medio.
Aquí sucede exactamente lo mismo, solo que al ella pronunciar las palabras muchas hojas y flores azules la cubren por completo para después caer en el suelo.
—La tierra es ahora tu poder elemental —menciona Dark con seriedad. Ella reluciendo una enorme sonrisa camina hacia mí.
—¿Feliz? —pregunto riendo ante su alegría.
—Por supuesto —dice. Su cambio feérico ocurrió en su rostro, ahora hay varias flores azules que decoran sus mejillas y parte de su nariz, es como si fueran pecas, pero con un tamaño mayor.
Transcurren algunos minutos más en donde se continúa con la ceremonia de activación de elementos y una vez finalizada, Shine Blair nos explica todo sobre nuestras habitaciones, las cuales son compartidas.
El profesor Dark inicia a llamar en grupos a varios guardianes y les explica dónde queda su habitación.
—El próximo grupo conformado por estos guardianes estará; Tayshell Sáenz —indicó el profesor, así que puse suma atención a la lista de mis compañeros. A pesar de que no conociera a nadie—. Valentina García, Hunter Page, Emily Davis, Lee Hong-Kang, Ethan Clark. —Al escuchar eso, recordé que este último nombrado era el chico prejuicioso de la primera noche en este lugar—. Finalmente, tenemos a Sophie Laurent —añade Dark y la emoción tanto mía como de mi nueva compañera es evidente.
—Jóvenes, su habitación está en el interior de un roble o como preferimos llamarlo el Dair —explica Shine—. Tan solo deberán mostrar sus marcas elementales y una puerta aparecerá en el tronco de dicho árbol —añade y nos despide con una pequeña sonrisa.
—Hola, soy Valentina García y vengo de Argentina —dice la chica que hacía algunas horas atrás había sido rodeada por grandes llamas de fuego—. ¿De dónde sois? —pregunta intentando romper el hielo con una gran sonrisa.
—Soy Kang y soy surcoreano —exclama junto a una reverencia, es un chico alto de ojos negros y alargados, y cabello de un tono claro. El chico lleva varias escamas en su piel muy parecidas a las mías, así que deduzco que es del elemento agua.
—Hunter Paige de Inglaterra —pronuncia un joven de cabello oscuro y ojos marrones. Él tan solo lleva algunas finas líneas en su rostro, las cuales pude contemplar en los estudiantes pertenecientes al aire.
—Creo que tengo un amor platónico —susurra Sophie, a lo que yo hago un gesto de pregunta. Ella con una pequeña sonrisa, señala a Hunter que va delante de nosotras, ya que estamos caminando hacia el árbol Dair.
—¿Vosotras de dónde sois? —insiste Valentina, colocándose en medio de Sophie y yo.
—Soy Tayshell Sáenz de Costa Rica —respondo.
—¿Tayshell? ¿Qué clase de nombre es ese? —cuestiona Ethan con cierto tono de burla, quien lleva marcas en su rostro y brazo en tono dorado como las de Valentina, así que ambos deben ser de fuego.
—Uno el cual no te incumbe —respondo con seriedad. Siendo sincera yo también me preguntaría lo mismo, pero no puedo criticar la habilidad de mi padre para elegir nombres.
—Yo soy Sophie Laurent y soy francesa.
—Boluda, amo Francia —menciona Valentina—. Casi te olvido —añade mirando a una chica que va atrás de todos.
—Emily Davis y soy de Estados Unidos —dice una chica de cabello largo y oscuro, y hermosos ojos grisáceos. Ella lleva en su rostro líneas parecidas a las de Hunter, por ende, intuyo que ambos deben ser de aire.
—Ethan, ¿de dónde sos? —pregunta Vale.
—Canadá.
Cuando llegamos al árbol de roble, Hunter que iba al frente enseña su marca elemental y me percato que ni atención le había puesto a esta parte de la transformación. Observo mi muñeca izquierda y en ella hay un círculo con algunas olas de mar dentro de este, en color azul marino brillante. Siendo sincera me agrada mi elemento, siempre he sido una gran fanática del agua.
—Adelante —expresa Hunter dejándonos a todos entrar.
—Además, es caballeroso —dice Sophie ocultando un pequeño grito de emoción.
—Solo no te ilusiones mucho —respondo.
—Eres muy cruel —exclama haciendo un puchero y esto logra que me ría.
—Solo me gusta vivir sin expectativas —admito levantando mis hombros.
Bajamos varios escalones de madera hasta llegar a la habitación principal. El lugar es muy amplio y me sorprende la iluminación que hay a pesar de que estamos bajo tierra. Las paredes y techo son blancos, pero hay plantas por doquier, lo cual vuelve al lugar muy tranquilo. Siete camas están distribuidas a la perfección en la habitación, cada una está hecha de madera y tiene sábanas blancas, además, hay luces en sus respaldares.
Todos nos dirigimos a una de las camas para poder comenzar a guardar todas nuestras pertenencias. Cada uno de nosotros cuenta con una cómoda cama, un escritorio de madera, un espejo rodeado de hojas y una estantería horizontal, la cual cuenta con varios cestos de mimbre para guardar todas nuestras cosas.
—¡Me encanta este lugar! —dice Sophie en voz baja.
—Creo que no está tan mal —respondo mientras dejo mis patines sobre la estantería.
—¿Patinas? —pregunta ella y todos lo demás se giran para verme.
—Sí, ya he ganado varias competencias —menciono con una pequeña sonrisa. Cabe recalcar que yo solía patinar antes de mi accidente. Ahora me lo prohíben.
—Tienes que mostrarnos algún día —añade Valentina al otro lado de la habitación. Yo solo asiento, pensando en lo malo que fue decir eso.
Todos comienzan a ir al baño a cambiarse de ropa, ya que la noche cayó hace algunos minutos y el cansancio en todos es muy notorio.
Cuando llega mi turno de ir al baño de mujeres, noto lo lindo que es. Este conserva el mismo ambiente naturalista; tiene un lindo lavado de madera y mármol en donde descansan varias plantas, y en la pared hay un gran espejo. Además, hay una linda bañera blanca, un retrete y una pequeña mesa de madera en donde reposan algunos jabones.
Miro mi reflejo en el espejo y quedo asombrada por mi nuevo aspecto. Es realmente extraño ver mis orejas con ese rasgo puntiagudo y mi rostro con varias escamas turquesas y plateadas, específicamente ubicadas en una pequeña parte de mi frente y mejillas.
Me cambio rápidamente mi ropa actual y me visto con un pantalón negro holgado y una blusa lila.
Salgo del baño y guardo mi ropa en una de las cestas de mimbre. Luego, me acuesto sobre mi cama y me dispongo a apagar las luces que rodean mi alrededor para poder tener un poco más de oscuridad.
—¡Buenas noches a todos! —exclama Vale con una suave voz.
—¡Buenas noches! —respondemos todos al unísono. Todos apagan sus luces a excepción de Hunter, el chico de cabello castaño.
—¿No piensas dormir, Hunter? —pregunta Kang, el chico de ojos rasgados.
—Es parte de mi rutina nocturna leer un poco antes de dormir y no quiero que eso cambie —dice él con una pequeña sonrisa mientras abre uno de sus libros.
—Bueno, en ese caso, que tengas buena lectura —responde Kang para luego dejar que el silencio reine en la habitación.
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