03
– ¡Naruhaya! – Isagi no perdió tiempo y salió corriendo. ¿Cómo había podido olvidarse de su compañero? Se reclamó mentalmente por ser tan descuidado.
El grupo lo siguió de cerca y los siete llegaron lo más rápido que les permitieron correr sus piernas.
La escena los horrorizó a todos.
Los cuerpos que anteriormente Yoichi y Meguru habían dejado apilados en una de las esquinas, ahora se encontraban parados, devorando a los cuerpos restantes mientras uno de ellos atacaba al castaño. Naruhaya se defendía como podía pero era tan bajo que rápidamente el cuerpo moribundo lo tumbó y se echó sobre él, mordiéndole el brazo que el chico usó como escudo.
El chillido que salió de los labios de Naruhaya devolvió a la realidad al grupo de Isagi quienes aún sin saber cómo actuar se acercaron al chico y le sacaron al agresor de encima. Naruhaya se limitó a arrastrarse lejos de los atacantes y hacerse invisible en una de las esquinas mientras sollozaba y se cubría la herida causada por la mordida de recién.
El anterior cadáver se giró y quiso morder a Kunigami quien lo sostenía con una llave mientras los demás iban tras el herido para atenderlo.
– ¡Kunigami! ¡No dejes que te muerda! – Advirtió Yoichi. El peli naranja soltó al muerto viviente y lo empujó lejos pero antes de que pudiera sentirse seguro, otro de los que estaban ocupados dándose un banquete lo atacó por la espalda. No tuvo tiempo de reaccionar pero en cambio Meguru estuvo ahí para clavarle el punzón que cargaba en uno de sus ojos.
Ambos vieron como el cuerpo cayó al suelo.
– ¿Por qué lo mataste?
– Si no lo hacía tú estarías muerto – Bachira espetó frente a la atónita mirada del resto. Estaban tan inmersos en lo de recién que olvidaron por completo que aun quedaban dos de esas cosas, uno aún en su hora de merienda quien ni se molestó en prestarle atención al grupo que entró en la sala pero en cambio el otro seguía tirado en el suelo, arrastrándose hacia los pies del bicolor.
– ¡Bachira, cuidado!
Yoichi fue el único que pudo hacer algo antes de que mordieran al chico. Su pie se movió más rápido de lo que pudo controlar y su zapato aterrizó sobre el rostro de aquella cosa que antes era uno de los miembros del proyecto blue lock. Pateó tan fuerte que mandó a volar el cuerpo a unos metros de ambos.
Chigiri vio todo desde el fondo. Se había acercado a atender la herida de Naruhaya una vez este se había alejado del peligro.
– Están locos – Murmuró, sin poderse creer que sus amigos acababan de apuñalar y patear a una persona sin siquiera una pizca de duda en sus miradas.
Naruhaya se sorbió la nariz.
– Voy a morir – Susurró, llamando la atención de Hyouma.
– No vas a morir, es solo una herida. Podemos tratarla – Mintió. Por desgracia recordaba con claridad las palabras de aquella reportera del video que les mostró Ego cuando toda esa locura comenzó. La infección se trasmite a través de mordidas. Si todo era cierto Naruhaya Asahi estaba perdido.
Reo se acercó a ambos.
– ¿Qué haremos ahora?
– No lo sé – Respondió de forma sincera, ya era bastante difícil de creer para el velocista, no podía ver un camino donde no tengan que enfrentar ese tipo de situación en el futuro cercano pero quedarse en blue lock tampoco era la opción correcta.
– ¡Bien hecho Isagi! – Bachira se acercó a su amigo, levantando la mano para que este le chocara los cinco.
– Está loco – Murmuró Barou quien desde el inicio se había mantenido al margen junto a Nagi.
– Sí pero esto aun no acaba – El albino miró hacia donde estaba el chico devorando al otro. Al parecer había perdido interés por su cena y atraído por la conmoción que armaron los chicos, ahora se acercaba a ellos para continuar saciando su hambre.
Barou rechinó los dientes y se acercó a paso veloz hacia la amenaza. De una patada en el estomago lo mandó lejos. Haciendo que diera algunas vueltas antes de caer de cara contra el suelo. Aun así se veía con la intención de ponerse nuevamente en pie.
– Mierda dame eso – Le quitó a Isagi el cuchillo que traía en sus manos y hasta ahora no se había planteado en usar. Barou con mano temblorosa encajó el cuchillo por la espalda del cadáver en el suelo pero este aun seguía moviéndose – ¡Está cosa no deja de volver!
Shouhei cometió un error al darle la espalda al enemigo. Se agarró de su pierna pero el chico logró sacárselo de encima.
– ¡En los ojos! – Gritó el de cabellos bicolores.
Barou a duras penas alcanzó el rostro de esa cosa y le insertó el arma blanca en los ojos. El grotesco sonido que hicieron ambos objetos al entrar en contacto estremeció a todos. Barou volvió a empujar el cuerpo lejos, esta vez asegurándose de que no volviera a por ellos.
Le devolvió el arma a Isagi y le señaló al cuerpo que había pateado hace un rato.
– Asegúrate de que no sigue con vida o como sea.
Isagi hizo lo que le ordenaron. Efectivamente una patada digna de un tiro directo perfecto no había sido suficiente para acabar con esa cosa.
Bachira se acercó, ofreciéndose a hacer el trabajo sucio por su amigo pero este se negó, era algo que debía hacer por su cuenta.
Tragó saliva y se agachó, con la punta del arma pinchó sus globos oculares para después de un impulso clavarlo lo más que pudo. El chico dejó de moverse. Cuando se levanto con claros síntomas de asco y ganas de vomitar, la sonrisa de su amigo lo recibió.
Isagi no dijo nada y pasó de él. No entendía como él no era el único que lucía evidentemente afectado.
Se acercó a Naruhaya quien estaba siendo atendido por Reo y Chigiri. El primero no conocía directamente al castaño debido a que solo jugaron una vez en equipos contrarios y ciertamente no había destacado lo suficiente para llamar la atención de Mikage pero igual estaba ahí apoyando a Hyouma y cuidando su espalda.
– Estarás bien Naruhaya – Afirmó mientras miraba su brazo. Le habían arrancado parte de la piel y la herida seguía sangrando. Reo sugirió que le hicieran un torniquete para detener momentáneamente el sangrado pero justo un ruido irritante los detuvo.
La pantalla en la pared volvió a prenderse y Ego apareció mientras comía algo de ramen.
– Bien hecho diamantes sin pulir, su primer enfrentamiento a la nueva realidad y no lo hicieron del todo mal.
– ¿Estás bromeando? ¡Acabamos de matar a una persona! – Isagi se enfureció y enfrentó a la imagen del hombre quien pareció rodar los ojos ante las palabras del ex competidor.
– Piensa un poco número 15 ¿Te pareció acaso que alguno de ellos estaba vivo? – Se burló del chico – Creo recordar que hasta hace no mucho habías apilado esos cuerpos por aquella esquina junto con el 16, Bachira Meguru.
Isagi se mantuvo en silencio, era cierto lo que decía Ego. Él mismo había comprobado que esos chicos habían muerto.
– Entonces… – Reo irrumpió el monologo interno de Yoichi y se dirigió a Ego –…Esos chicos no fueron mordidos. ¿Cómo se contagiaron entonces?
– Es una buena pregunta y creo que sabes la respuesta.
– ¿Si mueres regresas de igual forma? ¡Entonces no importa como mueras o si te mordieron o no! Esto es una locura – Nagi intentó acercarse a Reo y calmarlo pero este golpeó su mano y se alejó del chico.
– Bien, bien. Sabía que los que decidieran quedarse y no salir por esa puerta serían los más listos. Tal vez tengan la oportunidad de sobrevivir un día o dos más que esos cadáveres que están regresando justo ahora – Ego afirmó señalando la espalda de los chicos. Los dos cadáveres que habían sido comida hasta hace unos segundos se acercaban a ellos aun a pesar de que sus viseras caían por el piso, manchando todo a su paso.
– ¡Mierda! ¿Cómo pueden moverse estando en ese estado? – Kunigami soltó una palabrota.
– Isagi, yo voy por el de la izquierda, encárgate del otro – Bachira ordenó pero Isagi ni se movió – ¿Isagi?
– Yo, no quiero hacerlo.
– Isagi, si no hacemos algo nos morderán – La mirada de terror en los azules irises del chico movieron algo dentro de Meguru.
– ¿Qué sentido tiene luchar? Igual regresaremos como uno de ellos.
– Isagi…
– Hey ustedes, no es momento para ponernos sentimentales – Barou le arrebató el cuchillo a su antiguo compañero y dejando que una de esas cosas lo alcanzara, le clavó el arma debajo del cuello y el cuerpo cayó – Así que funciona también por el cuello.
Bachira se movió enseguida y acabó con el otro cadáver el cual ni siquiera podía mantenerse en pie debido a que básicamente lo único medio intacto era su torso.
Nunca había visto a Isagi de esa forma. Los deseos de llorar lo invadieron. No se había parado a pensar la gravedad de todo este tema más allá de estar preocupado por la seguridad de su madre. Él se sentía a salvo mientras tuviera a su compañero al lado pero ver a Isagi rendirse de esa forma. ¿Cómo se supone que seguiría adelante sin Yoichi?
El peli azul hizo el amago de recuperar su arma de las manos de Shouhei pero este se lo impidió – ¿Piensas que te voy a dar esto? No pudiste hacer nada contra esas cosas, si quieres sostener un arma gánatela.
Quedó atónito. Ese cuchillo lo había robado de la cocina para defenderse pero cuando llegó el momento se paralizó como un cobarde.
Todos observaron la escena sin decir palabra alguna. Muy en el fondo Bachira esperaba que Yoichi recuperara el arma por su cuenta aun a pesar de las palabras de Barou pero cuando vio que el chico se rendía sin replicar siquiera, no pudo evitar darle una mirada decepcionada.
Isagi se encogió, pudo captar como la atención del salón estaba sobre él. Incluso Ego desde la pantalla lo observaba con ironía pero la más molesta de todas fue la de él.
“No me mires como si esperaras más de mí. No soy tan fuerte como tú… Bachira.”
Unos aplausos cortaron la tensión.
– Vaya show armaron ustedes – Un chico alto y moreno entró por la puerta. Su pelo rubio con mechas rosas resaltaban con el color de su piel y sus ojos eran llamativos. Se unió al concurso de miradas juzgadoras que el resto le dedicaba a Yoichi – Ese alto tiene razón. Si no eres capaz de matar para sobrevivir es mejor que te lances al fuego, enano.
– ¿Quién mierda eres tú? – Bachira se interpuso entre el nuevo e Isagi, impidiendo que el rubio se acercara aún más.
– Shidou Ryusei y estoy aquí para deshacerme de las plagas y recuperar lo que se llevaron.
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