02

Recorrieron el pasillo con mucha cautela, no sabían si el lugar que dejaron antes estaba tan calmado como se escuchaba. Al llegar una escena terrorífica los recibió. Había varios cuerpos tirados en el suelo, algunos incluso rodeados de un charco de sangre. Las zapatillas de fútbol sí que eran peligrosas y eso sumado al alboroto que se armó cuando Ego soltó la bomba, al parecer dejó a más de uno con heridas graves. Isagi se atrevía a pensar que varios probablemente estuvieran muertos o en sus últimos momentos.

Inspeccionó los rostros de los heridos y al no conocer a ninguno de ellos se permitió respirar aliviado. Estaba preocupado por sus amigos así que no verlos rodeados de sangre o malheridos le sacó un peso de encima.

– Sigamos – Pretendía abandonar el lugar pero Naruhaya se puso en su camino.

– ¿Planeas irte y dejar a esta gente morir, Isagi?

El azabache se paralizó. ¿En qué estuvo pensando? De alguna forma el castaño tenía razón, irse y dejarlos a su suerte era inhumano pero ellos no podían hacer mucho para ayudar a esos chicos.

Lo meditó por unos momentos antes de dirigirse hacia uno de los cuerpos ante la atenta mirada de sus compañeros. Isagi tomó el pulso del chico, notando al instante que no tenía, ya había pasado a mejor vida.

– Este chico murió – Anunció y Naruhaya se tapó la boca aterrado. Era la primera vez que veía un cadáver, le estaba costando asimilarlo – ¿Bachira podrías ayudarme a comprobar si los demás respiran?

El de orbes dorados hizo lo que su amigo le pidió y se dirigió a otro de los cuerpos. Isagi quería pedirle ayuda al castaño pero al ver la reacción del chico prefirió solo contar con su compañero más cercano, al menos Bachira no parecía afectado y eso en parte le pareció más acorde con su persona.

– Este también está muerto, pero los otros dos aun respiran Isagi.

– Naruhaya no podemos hacer mucho por ellos, ni siquiera sabemos que tan heridos están. Si los movemos podríamos incluso lastimarlos más – Le explicó al chico.

– ¿Y qué sugieres?

– Moveré los cuerpos sin vida hacia una esquina, así cuando regresemos para ayudarlos no nos confundiremos – Naruhaya negó.

– ¿En serio pretendes cargar con un cadáver como si nada?

Antes de que pudiera pronunciar sílaba alguna pudo notar como Meguru se le había adelantado y ya estaba cargando el cuerpo sin vida del jugador más cercano para dejarlo en una de las esquinas. Bachira se sacudió las manos pero al notar que las tenía manchadas de sangre solo se limpió con su ropa. El líquido se mezcló con el rojo intenso de su traje.

– ¿Qué? ¿Quieres que lleve ese cuerpo por ti Isagi?

Tanto el azabache como el otro castaño quedaron sin habla. Antes de que Naruhaya pudiera soltar algún comentario innecesario respecto a la acción del de cabellos bicolor, Isagi agarró por el hombro al cuerpo frente a él y lo dejó justo al lado del que Bachira había soltado recién.

– Simplemente no puedo creer esto – Murmuró negando Asahi.

Sus compañeros se habían vuelto totalmente locos.

– La enfermería está en aquella dirección – Bachira señaló otra de las salidas de la sala – Si estás tan preocupado podemos separarnos y vernos aquí en 20 minutos.

– Bachira – Isagi medio lo regañó, no era buena idea separarse pero entendía porque lo decía – Tiene razón, puedes ir adelantándote, de todas formas es buena idea recolectar medicamentos de la enfermería.

– De acuerdo, iré – El chico se alejó, dejando a la pareja sola en el lugar.

– Espero no le pase nada en el camino – Murmuró Yoichi.

– Estará bien Isagi, solo sigamos adelante.

Ambos continuaron por una de las salidas, siguiendo las señales en la pared. Isagi se atrevió a romper el silencio que se había plantado entre ambos.

– ¿Crees que todos los que huyeron lograron salir del edificio? Tal vez todavía hayan heridos que no hemos visto – Hizo una breve pausa, luciendo preocupado – ¿Estarán bien los chicos?

– Vi a tu equipo seguir al mío luego de que todo comenzara, creo que aun están aquí. Probablemente estén juntos en alguna parte del edificio.

– ¿Se fueron con Rin? – Preguntó anonadado – Que combinación tan rara.

Antes de que Bachira pudiera responder, llegaron a la puerta de la cocina. Al parecer debían atravesarla si querían llegar al depósito. Abrieron con cuidado, notando el lugar no muy ordenado. Seguramente los trabajadores que les preparaban la comida normalmente habían tenido algo de prisa en retirarse y no los culpaba. Si habían estado yendo por toda una semana aun como se encontraba la ciudad ya era un esfuerzo sobre humano.

Isagi fue el primero en poner un pie dentro y se dirigió al fondo, hacia una puerta que indicaba una de las entradas al almacén de alimentos. Los utensilios regados encima de una mesa captaron su atención. Lo meditó por unos segundos, era buena idea tener con que defenderse después de todo esas cosas intentaban devorarte, tendría que matarlas si quería seguir con vida, era un hecho. Planeaba no tener que enfrentarlas pronto, estaban lo suficientemente lejos de la ciudad como para encontrarse con algún infectado pronto pero era mejor prevenir que lamentar luego.

Agarró un cuchillo carnicero, no tenía idea de cómo usarlo contra un humano pero ya aprendería en la práctica.

– Será mejor que estemos armados – Le avisó a su amigo, mostrando el cuchillo en sus manos.

Bachira lo meditó y se dio un breve paseo por la cocina, hasta que vio algo que lo hizo sonreír. Un punzón bastante filoso y con un mango que lucía resistente. Bachira lo alzó e Isagi negó.

– No creo que sea lo más conveniente Bachira, un cuchillo es mejor opción.

– Pero, este me gusta – Le mostró la punta a su amigo – Es filoso.

Isagi decidió ignorarlo, igual era un arma improvisada que podía servir aunque no creía que fuera tan útil. 

Llegaron a la puerta de salida y cuando la abrieron dieron de frente con la entrada al almacén. Las puertas estaban abiertas de par en par, Isagi se alarmó aun más cuando escuchó ruidos dentro del lugar.

Alzó el arma con mano temblorosa y le hizo una señal a Meguru para que lo siguiera con cautela. El castaño obedeció y ambos ingresaron pero cuando Isagi distinguió algunas de las voces al fondo solo atinó a sonreír.

Eran los miembros de su equipo actual junto con Kunigami y Reo.

Isagi iba a salir de su escondite pero algo lo hizo detenerse. Ellos no estaban solos. Rin y el resto del team Red también se encontraban en el lugar y al parecer discutían violentamente sobre quien se quedaría con la mayor cantidad de suministros.

Isagi no quería interrumpir pero Bachira se le adelantó, llamando la atención de ambos bandos.

– Isagi, Bachira – Kunigami fue el primero en hablar. No le quedó de otra al azabache que salir de donde estaba y saludar a sus amigos.

– Pensé que se habían ido ya – Interrumpió Chigiri, acercándose a ambos para asegurarse de que estuvieran bien.

– Sí bueno, tuvimos que escondernos en cuanto todos corrieron – Explicó el número 5.

– Eso vimos – Nagi llamó su atención – Saliste corriendo con Bachira sin siquiera mirar atrás.

– Vaya forma de traicionar a tu equipo – Barou se unió, aunque poco le importaba realmente lo que pasara con Yoichi.

– Perdón por eso, era a quién más tenía cerca, fue un impulso – Nadie se tragó su excusa barata, mucho menos el involucrado.

– Aryu-kun, Tokimitsu-san, me alegra que estén bien – Bachira se dirigió a los miembros de su equipo – Tú también Rin-chan – El mencionado solo lo ignoró y siguió con su labor de rellenar su mochila con víveres.

– Hey, Itoshi Rin, te dije que no te llevarás todo lo que quieras, nosotros también necesitamos esa comida – Chigiri interrumpió la labor del más alto y este se tiró su morral al hombro para encarar al de cabellos rojos.

– ¿Y quién me lo va a impedir? ¿Tú? – Lo desafió con la mirada – Quiero ver que lo intentes.

Kunigami atravesó su mano entre ambos, defendiendo a su amigo.

– Busca pelea y la tendrás, pestañitas.

Isagi  solo pudo mirar atónito la escena, intentó calmar a ambos equipos pero fue ignorado olímpicamente. Bachira se metió entre Kunigami y Rin y palmeó el pecho del Itoshi.

– Cálmense ustedes dos. Rin-chan, puedes llevarte lo que tienes en tu mochila pero evitemos llegar a la violencia.

– No me importa lo que hagan tú y tus amiguitos, solo no se metan en mi camino y no tendremos problemas – Agarró con fuerza el aza sobre su hombro y retomó su camino a la salida.

– Espera ¿Piensas dejar el edificio? – Isagi quedó en shock, era peligroso salir justo ahora.

– No es de tu incumbencia, no estoy dispuesto a estar cerca de ustedes ni un segundo más – La respuesta del chico fue tajante, no esperó un segundo comentario y se perdió por la salida principal.

Aryu y Tokimitsu estaban a punto de seguirlo pero se detuvieron ante la mirada del resto. De alguna forma sentían que le debían algún tipo de explicación al castaño que una vez fue su compañero de equipo.

– Nosotros iremos con él, ya nos veremos chico abeja – Se despidió el más alto. Tokimitsu en cambio solo dio una leve reverencia antes de seguir a sus compañeros.

Cuando estuvieron solos el primero en explotar fue Barou.

– ¡¿Por qué mierda lo dejaste ir con nuestra comida?!

– Créanme, no hubiera sido linda una pelea con él, es escalofriante – Aclaró Meguru.

– Chicos me alegra que estén todos bien, me preocupé cuando Bachira dijo que se habían unido a Rin, solo pude esperar lo peor de esa extraña combinación – Yoichi intentó desviar el tema para que olvidaran lo de recién.

– Solo resultó que era la salida más cercana, no teníamos intención de juntarnos con ese arrogante – Chigiri gruñó, molesto ante la actitud de superioridad del chico.

– Tenía ganas de estampar mi puño en su bonito rostro – Barou rechinó sus dientes y golpeó su puño contra la palma de su mano.

– Bueno ¿Qué planean hacer ahora? – Yoichi ignoró a Shouhei y le preguntó al resto.

– Pensábamos abastecernos y volver a los dormitorios – Nagi aclaró.

– Es buena idea, aunque no creo que sea conveniente quedarnos aquí por mucho tiempo tampoco.

– ¿A qué te refieres Isagi? – Cuestionó el peli naranja.

– Las puertas aquí son automáticas, necesitan luz eléctrica para funcionar y según el apagón de hace rato y las tenues luces de ahora creo que estamos usando la energía de emergencia – Explicó su teoría.

– Así que pronto podría acabarse también – Lo secundó Bachira, entendiendo su punto.

– Podríamos quedar encerrados aquí – Kunigami completó – ¿Y qué sugieres?

– Abastecernos lo más que podamos y huir antes de que se acabe la energía en el edificio.

– ¿Y Cómo pretendes huir chico listo? Estamos a mitad de la nada – Reo quien se había mantenido en silencio todo ese tiempo por fin abrió la boca para soltar una pregunta que desestabilizó a Yoichi.

– Planeaba robar uno de los buses en los que llegamos, si vamos a salir de aquí caminar no es la opción. 

– Es buena idea Isagi – Bachira golpeó su hombro en un gesto amistoso.

– Yo me apunto – Nagi fue el primero en saltar al barco. Chigiri y Kunigami le siguieron al instante. En cambio Barou y Reo se mantuvieron en silencio.

– Reo, ¿no vendrás con nosotros? – Nagi lo observó suplicante.

– ¿En serio creíste que iría contigo a algún lado luego de que me abandonaras no una sino dos veces? – El de ojos violeta rió divertido – Por mi puedes morirte Nagi, ya no eres mi problema. Tampoco quiero hacer equipo con él – Señaló a Yoichi.

– Reo, en serio lamento eso pero esto es diferente. Ya no se trata de fútbol nunca más. El mundo se fue a la mierda, no puedo dejar que vayas solo de nuevo – Reo lo miró con una ceja alzada.

¿En serio se creía que diciendo ese tipo de cosas lo ablandaría?

— Te necesitamos Reo — Estiró su mano hacia él — Yo te necesito.

De acuerdo, tal vez eso último haya abierto una brecha en su corazón.

– Agh de acuerdo, iré con ustedes – Nagi estaba a punto de acercarse más al chico pero este lo detuvo poniendo su mano enfrente – No tan rápido, iré pero solo por ellos dos – Señaló a Kunigami y Chigiri.

– Bien – Nagi retrocedió y esta vez las miradas se dirigieron a Barou.

– ¿Tú vendrás? – Cuestionó Yoichi.

– Ustedes sí que son molestos – Se quejó el chico y todos dieron con la conclusión de que Shouhei acabaría yéndose por su cuenta – Iré con ustedes.

La sorpresa fue enorme ante la afirmación del rey, no esperaban ese giro repentino de la trama.

– Si siguen viéndome así acabaré dejándolos tirados, muevan sus traseros y consigan la comida restante, plebeyos.

– ¿De dónde sacó Rin la mochila que llevaba? – Isagi estaba preguntándose eso desde hace un tiempo.

– Al parecer por allá guardaban las cosas que nos quitaron al llegar – Explicó Chigiri.

– Entonces podemos vaciar varias mochilas para llenarlas de comida.

Todos asintieron y se dirigieron al fondo del almacén, a un cuarto algo apartado pero de gran tamaño. Ahí había muchas maletas ordenadas según los números actuales de los jugadores. Cada uno se dispuso a buscar la suya. Isagi encontró sus cosas justo al lado de las pertenencias de Bachira.

– Somos compañeros hasta en esto – Se burló el chico.

– Al parecer no puedo dejarte atrás aunque quiera.

– Que cruel eres Isagi.

Luego de vaciar la ropa que llevaba meditó si sería buena idea ponerse algo más apropiado. Usar el traje de equipo no era tan eficiente, era ropa bastante apegada al cuerpo y delgada. Podría rasguñarse fácilmente.
Comenzó a quitarse la camiseta y siguió por el short.

Bachira lo miró sorprendido.

– Creo que te estoy mal influenciando – Desvió la mirada cuando lo vio deshacerse del traje enterizo.

– ¿De qué hablas? Solo estoy cambiándome de ropa, deberías hacer lo mismo.

Bachira entonces lo imitó, escogió algo más adecuando entre su maleta y se cambió rápidamente.

– Chicos, deberían cambiarse todos, pónganse algo más cómodo – Avisó el azabache. Kunigami levantó el pulgar y también buscó un cambio de ropa entre sus cosas.

En un tiempo récord, todos estaban listos y con mochilas llenas de comida. Principalmente enlatada, decidieron no agarrar comida que pudiera echarse a perder en poco tiempo.

– Bien ahora solo debemos volver a la habitación y planear con cautela nuestro siguiente movimiento.

Un grito proveniente del pasillo los alarmó a todos.

Isagi recordó entonces que ellos dos no venían solos. Se habían olvidado de alguien.

– ¡Naruhaya!







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