45.Forever?

Ya era abril, justo una semana después del cumpleaños de Gerard. Ya que los chicos ya estaban en el último año, tocaba presentar las pruebas vocacionales con las opciones de carreras y universidades.

Bert estaba entrando a la oficina del coordinador cuando estaba revisando dichas pruebas.

— ¿Esas son las pruebas vocacionales? — Preguntó.

— Así es, no quise esperar a ver qué quieren hacer los alumnos en el futuro.

— Ya estamos en la recta final ¿No? Dentro de unos meses se termina el año escolar... — El señor Collins asintió. — ¿Qué tal las pruebas de Frank y Gerard?

— Acabo de revisarlas... — Dijo con voz gélida. — Parece que el Dúo Dinámico finalmente tendrá que separarse.

Bert le dedicó una mirada interrogante hasta que al fin pudo ver las pruebas y entendió a qué se refería el coordinador. Frank tenía como opciones universidades fuera de la ciudad, mientras que la prueba de Gerard estaba totalmente vacía porque aún no había decidido qué hacer con su vida.


En menos de tres meses será la graduación y yo aún no decido qué hacer.

Tampoco sé qué planes tienen mis amigos. Usualmente, cuando tratan el tema de la universidad, yo cierro mis oídos por completo para no abrumarme, sin embargo, ahora más que nunca, nadie sabe hablar de otra cosa.


Estaban todos, como de costumbre en Appetite For Destruction, su restaurante favorito. Como usualmente pasaba, estaban en parejas; Pete con Patrick, Brendon con Dallon y Frank con Gerard, pero claro, las primeras dos parejas siempre solían demostrarse más amor en público, cosa que a Gerard y sobre todo a Frank les causaban asco.

— Ugh, me repugnan... — Dijo el pelirrojo.

— Seh. — Contestó el menor.

Acto seguido, ambos le dieron un sorbo a su bebida y eructaron exactamente al mismo tiempo.

— Oigan... — Habló Patrick. — ¿Cómo harán con su relación... Con respecto a la universidad y todo eso?

— O-oh... — Gerard se tensó. — P-pues... No lo sé, ni siquiera sé qué planes tenemos.

Ese "ni siquiera sé qué planes tenemos" retumbó en los oídos de Dallon quien, conociendo los planes de Frank, esperaba que Gerard también los supiera por ser su novio.

— Pero... — Dijo. — Frank tiene planes fuera de la ciudad y...

— ¿En serio? — Gerard miró a Frank por sorpresa.

En eso, Pete y Brendon se levantaron de la mesa y sin ningún cuidado, se llevaron a Gerard al baño para una "charla".

— ¡No me lo puedo creer! — Exclamó Brendon. — ¡¿Cómo es posible que no conozcas los planes de tu novio para cuando se gradúe?!

— Bueno... — Chocaba las puntas de sus dedos índice. — Es que nunca hablamos sobre eso...

— ¡¿Cómo?! Ya están en último año ¿Cómo es que aún no han sacado ese tema? ¿Entonces de qué hablan normalmente?

— Pues... — En su mente apareció una gran imagen de Falling In Reverse.

— ¿Y bien?

— Últimamente hemos estado hablando sobre los rumores de que quizás Falling In Reverse vengan a la ciudad y estamos taaaaan emocionados.

— Malditos emos. — Pete rodó los ojos.

— Lo dice el rey de los emos. — Replicó Gerard. — ¿Dónde dejaste el delineador?

— ¡Ya superé esa etapa!

— ¡Cállense par de idiotas! — Exclamó Brendon. — ¡Y Gerard! Deja de ser tan imbécil ¿Cómo puedes hacer planes para después de la graduación si no tienes en cuenta los planes de tu novio?

— ¿Ustedes dos han hablado de eso con sus novios?

— Por supuesto. — Dijo como todo un hombre sabio y experto. — La familia de Dallon tiene una pastelería, usualmente trabaja allí a medio tiempo como panadero y ya que le gusta mucho, trabajará allí a tiempo completo y luego la heredará. Yo, por mi parte, estudiaré administración aquí en la ciudad, así que no tendremos que separarnos y así, cuando me gradúe, ayudaré a Dall con el negocio.

— Vaya... — Gerard asintió con la boca abierta. — Sí que lo tienes todo calculado.

— ¡PUES CLARO!

— ¿Y tú, Pete? ¿Qué planeas? No creo que tú tengas un plan tan elaborado, porque todavía faltan unos años para que Patrick se gradúe.

— En realidad... Patrick fue admitido en un importante conservatorio de música en Los Ángeles y terminará la secundaria allí. Se irá justo después de este año escolar. Yo iré a vivir con mi tía y estudiaré Teatro, Cine y Televisión en la UCLA, así que estaremos juntos después de todo.

— ¡Ay, no me jodan! — Se cubrió el rostro. — ¡No puede ser! ¡Me hacen sentir como un inútil fracasado!

— Mmm... ¿Porque lo eres? — Dijo Brendon despreocupadamente.

— Aquí es cuando tienen que darme apoyo moral y decirme: "No, Gerard, no eres un inútil, todo se resolverá".

— ¿Tanto tiempo conociéndonos y todavía no asimilas que no somos esa clase de amigos cursis que salen en las series de tv?

— ¡Estoy acabado! ¡A-CA-BA-DO!

— ¡No del todo! — Pete decidió aportar el rayito de esperanza al pobre de Gerard. — Tú y Frank siempre piensan igual ¿No? Así que... Quizás... Si tú no tienes un plan, probablemente él tampoco sepa qué hacer con su vida ¿No? Digo... Por algo nunca se ha preocupado por la escuela y sus notas son tan malas como las tuyas.

— Pete tiene razón, Gee. Vamos a salir de este maldito baño, porque ya nos estamos tardando mucho y los demás se preocuparán. Y una vez que volvamos a la mesa, tú le preguntarás a Frank qué hará después de terminar la escuela ¿Bien?

— Bien. — Asintió con determinación.

«Pete tiene razón — se dijo para darse ánimos a sí mismo —. A lo mejor Frank tampoco tiene un plan y yo me estoy preocupando por nada ¿No?».

— Iré a la universidad. — Fue la respuesta de Frank cuando Gerard le preguntó acerca de sus planes a futuro.

— ¡¿QUÉ?! — Gritó, golpeando la mesa. — ¡¿A LA UNIVERSIDAD?!

— ¡No hace falta que te alarmes tanto! — Lo miró mal.

— ¿Por qué tan de repente? ¿Es en serio?

— Pues claro que es en serio.

— Pero Frank. — Insistió el pelirrojo. — Con tus notas, es imposible que vayas a una buena universidad.

— ¡¿Cómo has dicho?! — Exclamó indignado.

— Pues las pruebas de admisión no son fáciles.

— ¡Eso ya lo sé!

— Además, son muy exigentes con eso de las notas... La única cosa escolar que puedes presumir es ser el capitán del equipo de baloncesto y eso no te sirve de nada cuando tu promedio en sí es un asco.

— ¡No me des tantos ánimos!

— Estoy siendo realista... Piénsalo. — Los demás observaban atentamente la discusión que estaban teniendo.

— ¡AL MENOS DEBERÍAS HABER DICHO: "ESFUÉRZATE, FRANKIE, DA LO MEJOR. CREO EN TI"! ¡ESO ES LO QUE HACEN LOS NOVIOS! — Estalló.

— ¡¿Y desde cuándo tú y yo somos esa clase de novios?!

— ¡No eres lindo conmigo!

— Estoy muy impresionado por tu ímpetu valiente y temerario ¡Pero no voy a aplaudirte por ello!

— ¡¿De verdad piensas eso, idiota?!

— Que alguien los pare, por favor. — Patrick estaba dándose golpes en la frente contra la mesa.

— Ya... Ya... Frank. — Habló Brendon. — Si yo fuera él, también trataría de detenerte.

— ¡¿Lo harías?!

— Yo también. — Dijo Pete.

Frank se levantó intempestivamente y se inclinó hacia ellos, poniendo las palmas de su mano sobre la mesa, de una manera muy tosca y violenta, claro está, ya que sus amigos y su novio lo habían hecho enojar bastante.

— ¡¿QUÉ DEMONIOS CREEN QUE SOY?!

— Un pendejo. — Respondieron todos al unísono.

En eso, de la ira, golpeó a Gerard en la nuca.

— ¡¿Y POR QUÉ SÓLO ME PEGAS A MÍ SI LOS DEMÁS TAMBIÉN TE LLAMARON PENDEJO, PENDEJO?!

— ¡PORQUE TÚ ERES EL MÁS MOLESTO DE TODOS!

— Eres un ardido, Frank.

— ¡¿ARDIDO?! ¡¿Cómo que ardido?! ¡¿Te estás metiendo conmigo y encima dices que soy un ardido?! ¡Te voy a destruir, Gerard Way!

— Oh, vaya... — Dijo con una risita tonta. — Lamento ser tan sincero... Oh, no, espera. No lo lamento en absoluto.

Frank respiró hondo; inhaló, exhaló, contó hasta veinte. Todo para no matar a Gerard. Hasta que se calmó y volvió a tomar asiento.

— Ustedes son tan crueles conmigo... — Soltó un resoplido. — Yo soy de los que pueden hacer cualquier cosa si se lo proponen, deberían saberlo.

— Seguramente no lo consigas por mucho que te lo propongas. — Siguió Gerard.

— ¡Por si no te has dado cuenta, me he estado esforzando este año! Y me da lo mismo lo que piensen. Ya verán que voy a intentarlo y todo saldrá bien. He pasado todo este semestre estudiando como no tienen una idea y me esforzaré aún más para los exámenes finales. Ya verán que mi promedio será suficiente. — Volvió a levantarse, pero esta vez, para irse. No pensaba quedarse allí con los demás cuando lo habían hecho enojar tanto. — Ya verán, cuerda de idiotas. — Dijo antes de salir.

— ¡Espera, Frank! — Gerard fue detrás de él, arrepintiéndose un poco por haber llegado tan lejos con sus bromas pesadas. Cuando salió del restaurante, se dio cuenta de que el menor ya había avanzado bastante. — ¡FRAAAANK! — Fue corriendo hasta llegar a él.

Frank se volteó, no había quitado la mirada asesina que tenía en el restaurante.

— ¡¿Qué?! ¿Vienes a seguir burlándote de mí? — Se cruzó de brazos.

— Realmente no. Sólo quería preguntarte... ¿Por qué de repente te han entrado ganas de ir a la universidad?

— No es algo repentino. Siempre he querido hacerlo.

— ¿De verdad? — No se lo esperaba. Fue entonces cuando se dio cuenta de que aún le quedaban muchas cosas sobre Frank que no conocía, y realmente no le gusta eso, no le gustaba desconocerlo de esa manera. Ahora Gerard se arrepentía de nunca haberle preguntado sobre sus planes.

— Yo...

— ¡Hey! — Se oyó una vocecita a la distancia. — ¡Ahí está Iero! — En eso, se habían acercado dos niños como de unos diez años, quienes parecían conocer a Frank, uno de ellos traía un balón de baloncesto en las manos. — ¡Vamos a jugar!

— ¿Qué hacen aquí? — Fue la respuesta de Frank. Gerard miraba la escena sintiéndose un poco fuera de lugar.

— ¡Vamos a jugar baloncesto como en los viejos tiempos! — Insistieron los niños, repitiendo el "vamos a jugar" varias veces.

— Tengo que estudiar mucho para los exámenes. No puedo jugar.

— Qué aburrido. — Se rieron de él. — ¿Exámenes? ¿Dónde quedó el Frank divertido de antes?

— Déjalo en paz, es que ya envejeció. — Añadió el segundo niño, provocando que Gerard contuviera la risa.

— ¡Ya lárguense de una vez! — Exclamó el enano quien, definitivamente, no estaba para juegos.

— ¿Quiénes eran? — Preguntó Gerard una vez que los niños, después de haberse burlado de Frank un poco más, se marcharon.

— Unos niños de mi vecindario. De vez en cuando juego baloncesto con ellos.

— ¿No será que...? — Ahogó una risa. — ¿Ellos juegan contigo?

— Cierra la boca. — Puso los ojos en blanco. — De todas formas... Quiero jugar baloncesto en el futuro.

— ¿En la universidad?

— Cuando termine la universidad. Como entrenador de algún equipo de instituto o algo por el estilo.

— Sabía que tus sueños tenían que ver con el baloncesto, pero... Me esperaba que quisieras hacer una carrera en plan de jugador profesional o algo así.

— Claro que me gustaría, eso sería fantástico, pero a la vez no es fácil. No es como que yo decida una mañana que voy a estar jugando con los Lakers y por la noche estaré haciéndolo.

» No es fácil. Es un proceso tan largo y difícil, yo necesito estabilidad en mi vida ¿Sabes? No enfocarme en algo que bien podría no ocurrir nunca. — De nuevo, Gerard seguía impresionado con las palabras de Frank. Por primera vez, estaba expresándose como un adulto; hablando de lo importante que es tener un trabajo estable y dando su punto más realista sobre lo que representa ser un deportista profesional. — Y no es que no vaya a intentarlo, claro que intentaré ser profesional en el baloncesto y vivir mis sueños, pero también necesito un plan B por si eso no sucede. Es lo más idóneo ¿No?

—... Uh... Así parece. — Musitó cabizbajo. Todos tenían un plan, menos él.

— Iré a la universidad, me graduaré y tendré un trabajo en el que pueda jugar baloncesto con mocosos como ellos...

— ¿Entonces quieres ser profesor?

— Sólo estaba poniendo un ejemplo. Digo... Me gustan los niños. Me agradan los niños pequeños. — Tampoco se lo esperaba; Gerard pensaba que Frank odiaba a los niños, no porque se lo demostrara alguna vez, simplemente era una suposición.

— Wow... Tú... ¿Un profesor de primaria? — Apartó su sorpresa para mostrar una sonrisa boba, sacando la papada. — ¡El profesor Frank! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA. — Daba saltitos mientras se carcajeaba.

— Te estás riendo mucho ¿No crees? — Bufó. Pero Gerard seguía allí, casi llorando de la risa. — ¡POR ESO NO QUERÍA CONTÁRTELO!

— No hay duda de que ese es el novio de Frank. — Volvieron a escuchar la vocecita de los niños. Cuando se percataron, ambos estaban escondidos detrás de una máquina expendedora.

— ¡Pero Frank es más bajito que él!

— ¿Aún siguen aquí? — Frank caminó hacia ellos. — ¡Denme ese balón, se los confisco!

— ¡Devuélvelo! — Protestaban los chicos, tratando de quitarle el balón a Frank, quien, por supuesto, era mucho más ágil que ellos.

— Este Frank... — Musitó Gerard mientras observaba con ternura cómo su novio jugaba con aquellos niños. — Es un triunfador.

Terminaron yendo todos juntos al parque más cercano, donde Frank se quedó a jugar baloncesto con los niños, mientras Gerard lo observaba y lo animaba.


Así que Frank quiere ser un profesor de colegio...

Creo que si lo consigue será difícil saber quién es el niño y quién el maestro, debido a su tamañito.

De todas formas, me alegra mucho verlo sonreír de esa manera. Se nota que esto es lo que quiere hacer por el resto de su vida. Y no hay nada que ame más que ver a Frank siendo feliz, por eso que quiero que cumpla todas sus metas y pretendo apoyarlo en todo lo que se proponga.

Desde ahora, más que nunca, lo apoyaré y creeré en él. Seré quien más le tenga fe, y lo animaré a continuar cuando las cosas se pongan difíciles, porque esa es la clase de cosas que haces por quien amas.


De repente, la siguiente semana, las cosas cambiaron bastante, dieron un giro increíble, y no por el tema de Frank; el futuro de Frank y la universidad quedaron atrás cuando el señor Collins les dio unas noticias nada agradables al Dúo Dinámico.

— ¡¿BRENDON?! — Gritaron al mismo tiempo. — ¡¿CÓMO QUE BRENDON SE IRÁ A ESTUDIAR A SAN FRANCISCO?!

— ¿Qué? — Contestó el hombre. — ¿Ustedes no lo sabían? Pero si son amigos.

Negaron frenéticamente con la cabeza con la perfecta sincronización que tanto los identificaba.

— Bueno, pues... Ya lo saben. Urie pidió una carta de recomendación para estudiar en la Universidad Estatal de San Francisco.

Ambos chicos quedaron perplejos ante lo que les había dicho el coordinador, pues se suponía que los planes de Brendon estaban hechos en la ciudad.

Cuando hicieron aquella excursión a San Francisco, Brendon les comentó que le había gustado tanto la ciudad que deseaba poder vivir allí algún día, pero... Fue algo que simplemente dijo y ya, no fue una aseveración como tal, ni siquiera volvió a mencionarlo. No era como si Brendon se la pasara deseando vivir en San Francisco, hubiera planeado una vida allá y se estuviera quedando a estudiar en Jersey por la "obligación" de estar con Dallon, porque no era así, para nada. Los planes que Brendon tenía, eran justo lo que él quería, así que... ¿Por qué ese cambio de la nada?

— Explícame eso de que te irás a San Francisco. — Gerard fue directo con él al entrar al salón de clases. — ¿Por qué no nos dijiste?

— Iba a hacerlo. — Respondió melancólico. Gerard nunca lo vio tan serio. — Tengo una abuela en San Francisco, ustedes lo saben... Le diagnosticaron cáncer y está muy mal. Sé que no es precisamente mi deber quedarme con ella y cuidarla, pero... Yo quiero hacerlo, es la única abuela que me queda con vida y es mi favorita, sabes cuánto la amo y yo... No quiero estar lejos cuando se vaya ¿Entiendes? Por eso decidí ir a vivir con ella para acompañarla y hacer mis estudios allá.

— P-p-pero... — No tenía cómo refutar, simplemente no podía ni debía. Las razones de Brendon eran muy válidas, él era muy cercano a su abuela, incluso la vez de la excursión en San Francisco, estuvo visitándola en sus ratos libres. En parte, era entendible que tomara la decisión de acompañarla. — Oh, Brendon... ¿Y qué te dijeron tus padres?

— Me dijeron que estaba bien con tal de que siga estudiando, y eso es lo que haré.

Después de haber escuchado esa conversación, Frank se acercó lentamente al asiento de Dallon, quien estaba comiendo un muffin feliz de la vida, como si nada le importara.

— ¿T-tú estás bien con todo esto, Dall? — Estaba muy preocupado por él. Después de todo, era Dallon quien ostentaba el título de su "mejor amigo", y pensar que la manera en la que se conocieron fue muy forzada y repentina.

— ¿Con qué? — Estaba sonriendo.

—... Una relación a distancia...

— No hay problemas. — Respondió. — No pasará nada ¿Verdad?

— Exacto. — Añadió Brendon. — Que mi relación a distancia con Ryan no funcionara, no significa que pasará lo mismo con Dallon. Nos llamaremos a diario, haremos Skype. Vendré a Jersey de vez en cuando... Todo bien.


Admiro la fuerza de esos dos. Estarán separados por mucho tiempo y están tan tranquilos, como si nada.

Conozco a Brendon como a la palma de mi mano, y sé que en el fondo está asustado, precisamente por el hecho de que su relación anterior se acabó por culpa de la distancia. Sin embargo, hace un gran trabajo fingiendo que todo anda de mil maravillas.

Brendon y Dallon, aunque ahora parezcan mantenerse fuertes y positivos ante el asunto, sé que están preocupados. Así que tenemos que darles todo nuestro apoyo.


Después de la escuela, Brendon y Gerard fueron de compras. No se había tratado de nuevo el tema de la mudanza de Brendon porque todo era tan fuerte y repentino, aunque fue él mismo quien volvió a hablar sobre eso aquella tarde.

— Perdóname, Gee. — Dijo.

— ¿Qué? ¿Pero por qué?

— Por no decirte lo de San Francisco.

— No importa... Después de todo, es tu decisión ¿No? No puedo hacer nada más que apoyarte. Pero... Disculpa si sueno insistente, pero... ¿Qué pasa con Dallon?

— Él está de acuerdo con todo. Fue el primero con quien hablé sobre el asunto y, más bien, fue quien me motivó más a irme si eso es lo que tanto deseo. Me pidió que no me preocupara por él y siguiera adelante, que él esperará por mí. De hecho, anoche se quedó a cenar en casa y estuvimos hablando del asunto. Él, más bien, se mostraba feliz al respecto.


En ese momento, no sabíamos lo deprimido que estaba Dallon en realidad.

A medida que se acercaba el día en que Brendon tuviera la entrevista en la Universidad Estatal de San Francisco, Dallon, por más tranquilo y feliz que tratara de mostrarse por fuera, se estaba desmoronando por dentro.


— Dallon ha estado muy raro estos días. — Le contaba Frank en el salón antes de que comenzara la última clase.

— ¿Por qué lo dices?

— Bueno... Ayer... Íbamos caminando y él se detuvo a darle los buenos días a... ¡Un buzón!

— ¿Qué? — El pelirrojo frunció el ceño.

— No estoy jugando. — Continuó. — Cuando le pregunté qué le pasaba, sólo sonrió como un idiota y dijo "estoy bien". Esta mañana también estuvo muy distraído, entró sin querer al baño de chicas por lo menos dos veces y yo tuve que salvarlo de que no lo mataran y durante el almuerzo, estaba derramando el jugo en la mesa sólo porque le parecía "bonito". Está enloqueciendo y tenemos que hacer algo.

— Brendon también ha estado raro... Más bien, estresado. Sé que todo esto lo abruma y...

— ¡Chicos, malas noticias! — Pete entró de golpe al aula. — Dallon se cayó por las escaleras.

— ¡¿QUÉ?! — Exclamaron.

— Jamia... — Gerard la buscó con la mirada hasta dar con ella. — ¿Y Brendon?

— En la oficina del coordinador.

— ¡Mierda! — Exclamó Frank antes de correr a ver cómo estaba Dallon.

Por suerte, no fue como si Dallon hubiese rodado por todas las escaleras, sino desde la mitad de los escalones y tampoco recibió un mal golpe, sólo un arañazo en la frente que fue tratado en la enfermería, lugar donde se encontraba con Frank.

— Ya no sé qué hacer contigo. — Decía el enano.

— Lo siento, Frank... — No dejaba de sonreír. — Menos mal que he salido de ésta con sólo un pequeño golpe.

— ¡¿Cómo que menos mal, idiota?! ¡Despierta de una vez!

— ¿Qué? ¿No estoy despierto?

— ¡Si lo estuvieras, no habrías caído por las escaleras como un tonto!

— Ya veo... — Suspiró bajando la mirada. — Creo que tienes razón.

— Me tienes demasiado preocupado. Últimamente estás muy raro. — Dallon no contestó, pero las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos eran respuesta suficiente. — No quieres que Brendon se vaya ¿No?

— No... — Admitió entre lágrimas. — No quiero, pero no puedo decirlo, sería muy egoísta exigirle que se quede aquí conmigo... Pero no quiero que me olvide aquí ¿Sabes lo horrible que me siento? No quiero estar sin Brendon, me estoy muriendo y no puedo decírselo porque se va a sentir mal por su decisión final, así que... Sólo debo callar y dejarlo ir.

— Ay, Dallon. — Dijo antes de abrazarlo con fuerza.

Las palabras de su mejor amigo lo conmovieron a tal punto que se le hizo un nudo en la garganta. No sabía todo lo que callaba Dallon, lo horrible que se sentía. Debía ser patético estar en ese dilema; dejar ir a la persona que amas precisamente porque la amas.

Para Frank, los problemas de sus amigos eran automáticamente suyos, le era inevitable ponerse en el lugar de Dallon y comprenderlo. Aunque no fuese su novio el que estaba a punto de irse lejos por mucho tiempo, existía la posibilidad de que sucediera, y el sólo pensarlo le revolvía el estómago. Gerard aún no había decidido qué iba a estudiar ¿Y si resultaba ser que su futuro estaba lejos de él? ¿Y si se separaban? No podría soportar eso, no sabría cómo manejar esa situación. Meses atrás en su cumpleaños, su deseo había sido que las cosas siguieran igual que aquel día; había deseado que todos se mantuvieran juntos para siempre. Sin embargo, a medida que la graduación se acercaba, el "para siempre" se volvía más lejano. Cada quien estaba eligiendo su propio camino.


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