41.I'm Angry At You

— Lindsey, te debemos una gran disculpa. — Dijo Brendon, estando tan apenado como el primer día de remordimiento, incluso peor. 

Los chicos del Team Frerard por fin pudieron reunirse con Lindsey para pedirle disculpas, ella accedió a esa reunión casi un mes después de lo sucedido, y lo hizo sólo porque Gerard le pidió que por lo menos escuchara lo que ellos tenían para decirle. «No te pido que los perdones, sólo que los escuches y tomes una decisión, creo que ya han sufrido bastante». Esas fueron las palabras exactas de Gerard.

— Ya sé que me deben una disculpa, y la acepto, así que largo de mi vista. 

— ¿Cómo? — Dijo Pete. — ¿Eso quiere decir que nos perdonas pero no serás nuestra amiga de nuevo? 

— Si nunca fuimos amigos en realidad... — Dijo con sorna. — Ustedes mismos lo dijeron. — Cerró la frase con un encogimiento de hombros. 

— P-pero... Estamos arrepentidos. 

— ¿No podemos comenzar de nuevo? — Preguntó Dallon. 

— Si quieren mi amistad, tendrán que ganársela. Fin del comunicado. — Finalizó la pelinegra antes de irse caminando como si estuviese en una pasarela de Victoria's Secret.


Y así fue cómo por el resto del mes los chicos estuvieron detrás de Lindsey.

Ella misma me contó que había vuelto a confiar en ellos y estaba segura de que habían aprendido la lección, pero quería verlos sufrir un poco más, así que tardaría en decirles que ya eran amigos en serio.

Pasaron los días y entramos en temporada de exámenes finales, temporada en la cual yo quería concentrarme en mis estudios y Frank solamente pensaba en... Otras cosas.


Gee, apiádate de mí. — Lo estaba persiguiendo por todo el pasillo a la hora del recreo. 

— Ya, enano. — Se rió. — Estás perdiendo la dignidad al perseguirme. 

— Tú ni siquiera tienes dignidad ¡Y nadie te dice nada! 

— ¡Me estás hartando! 

— ¡Yo sólo te pido que me ayudes con matemáticas! Tú eres bueno en eso. 

— No soy bueno en matemáticas, sólo me pongo estudiar. 

— Pues para mí no es tan sencillo como ponerme a "estudiar". 

— Entonces consigue un tutor... Uno que no sea yo. 

— ¿Pero por qué no puedes ayudarme? ¿Cuál es tu problema? 

— ¡¿En serio me lo preguntas?! — Se detuvo por fin. 

— Pues sí, la última vez te pedí ayuda con la tarea y accediste a ir a mi casa sin ningún problema. 

— ¿Y qué pasó en tu casa? — Insistió, asesinando a Frank con la mirada.

— ¿Me lo puedes recordar? — Dijo el menor en tono pícaro, tomando a Gerard indecentemente de las caderas, apegándolo a él sin recato alguno, sin importarle quién estuviera allí para verlos. 

— ¡Eso! — Gerard se puso todo rojo, alejándose de inmediato. — ¡Me pones incómodo! Me emboscaste en tu casa para "estudiar". — Marcó las comillas con sus dedos. — Pero tú, enano del demonio, no querías ESTUDIAR.  

— Pero esta vez te prometo que sí vamos a estudiar en serio ¡No quiero reprobar!

— Hmm... — Lo miró con seriedad. — Está bien... Creo en ti, Frank. 

— Perfecto. — Le mostró una gran sonrisa. 

Entonces retomó su camino y Frank continuó caminando junto a él.

— No sé por qué me gustas tanto si me sacas de quicio. 

— No sé por qué dices esas cosas, Gee... — Lo tomó de la mano, entrelazando sus dedos. — Yo te adoro. 

— ¿Por qué de repente hoy actúas tan cariñoso? — Lo miró extraño. — ¿Estás enfermo o algo? ¿Te enteraste de que te quedan dos semanas de vida? 

— Maldita sea ¿Está mal que te demuestre mi amor? Estoy de muy buen humor hoy, así que aprovecha el bug, porque esto no es todos los días. — Con ese comentario, provocó una risa en Gerard. 


De un tiempo a acá, las hormonas de adolescente de Frank están más alborotadas que nunca.

A veces hace insinuaciones sexuales """sutiles""" que me ponen nervioso. Cada vez que dice esas cosas, no me queda más que reírme para tratar de ocultar mis nervios. Pero de un tiempo acá, esto se está intensificando.

La última vez, me dijo para ir a su casa a "ESTUDIAR". Empezamos a besarnos y de repente él comenzó a manosearme sin el más mínimo sentido de la decencia.

El problema es que mis hormonas no reaccionan de la misma manera... Es decir, yo... No estoy listo para esas cosas. Soy sólo un niño pequeño que apenas hace unos meses dio su primer beso.

No sé qué piense Frank sobre el hecho que no estoy listo para... Eso... (Ni siquiera puedo decirlo sin morir de vergüenza).

Tengo una pequeña inseguridad con respecto a que llegue a aburrirse de mí por eso... Pero luego recuerdo que Frank no es realmente así y no me va a presionar a hacer algo que yo no quiera ¿Verdad?

No le he contado esto a ninguno de mis amigos porque todos nos shippean tan fuerte que podrán su fangirlismo por encima del raciocinio y me van a presionar para tener sexo (al fin lo dije) sin estar preparado. Sé que ellos no me darán el apoyo moral que necesito con la frase "todo a su tiempo", por el contrario, tratarán de apresurar todo.


El sábado no tardó en llegar. Gerard llegó a casa de Frank con sus cuadernos y libros de matemáticas en la mochila, dispuesto a estudiar. 

— ¿Por qué llegas tarde? — Frank abrió la puerta, inexpresivo. — Pensé que no vendrías y por poco me quedé tomando una siesta de seis horas. 

— No exageres, Frank. Sólo me retrasé quince minutos. 

— Fue una hora, imbécil ¿Qué clase de reloj tienes? 

— Pues la hora se va muy rápido cuando uno se está arreglando... Deberías apreciar de que me pongo hermoso para ti... Más de lo que de por sí ya soy ¿Oíste? Que quede constancia de que yo soy Gerard Way y me arreglo por gusto, no por necesidad. Con permiso. — Entró en la casa con aires de diva. 

— Sí... Sí... — Se rió el menor. — Deberías bajarte de esa nube. 

— ¿Disculpa? — Se hizo el ofendido. — ¿Qué estás queriendo decir?

— Nada, idiota... Mejor deja de hablar estupideces y vayamos a estudiar. — Se encaminó hacia las escaleras para subir a su cuarto, sin embargo, después de subir unos cuantos escalones, se dio cuenta de que Gerard no iba tras él. — ¿Sucede algo? — Se giró. 

— ¿Y tus padres? — Se cruzó de brazos.  

— Asistieron a una reunión en casa de unos amigos de la familia, vendrán por la noche. — Respondió Frank con un simple encogimiento de hombros. — Ya sube. 

— ¿Q-q-qui-quieres decir que..? ¿Estamos aquí... Solos? — Se tensó por completo. 

— Pues sí... Es exactamente lo que pasa... ¿Me vas a enseñar matemáticas o...? 

— Claro. — Asintió. — Pero no en tu cuarto. — Con pasos firmes, se dirigió al comedor y colocó su mochila sobre la mesa, haciendo mucho ruido. — Aquí. 

— ¿Pero qué...? 

— ¿Qué pasa, Frankie? — Interrumpió arqueando una ceja. — ¿Cuál es el problema con que estudiemos aquí y no en tu cuarto hoy que CASUAAAALMENTE tus padres no están en casa? 

Estaba paranoico, no podía disimularlo ni un poquito. 

— No hay problema. — Frank continuó actuando con despreocupación. — Pero quiero que sepas... Que si quisiera intentar algo contigo y hubiera planeado todo esto de traerte a mi casa un día en que mis padres no estuvieran, no sería una buena escapatoria huir al comedor porque en cada rincón se puede tener sexo, así que... 

— ¡Fraaaaannkkk! — Gritó con la cara completamente roja, arrojando un cuaderno en dirección al  rostro del más pequeño. — ¡¡Te odio!! 

— ¿Qué? Dije la verdad. — Le regresó el golpe. — ¿No puedes confiar en mí?

— Siéntate y ya ¿Quieres? 

Para no seguir perdiendo el tiempo, Frank obedeció y tomó asiento. Gerard, en vez de sentarse junto a él, se sentó casi del otro lado de la mesa. Y antes de que Frank protestara, comenzó a hablar. 

Okay, aquí tenemos primero un despeje no muy sencillo, así que necesito que te concentres... 

— ¿Y cómo se supone que entenderé si te sientas tan lejos de mí? 

— No estoy lejos. 

— No jodas, no puedo siquiera ver cómo resuelves los ejercicios. 

— Porque te diré cómo hacerlos para que tú los vayas resolviendo en tu cuaderno a la par conmigo. Es para que aprendas más rápido. 

— ¿Seguro que es eso? — Lo miró con total desconfianza. 

— ¿Tendría que ser por otra cosa?

La tensión estaba muy presente en el ambiente.

Frank decidió dejarlo así y tratar, TRATAR de resolver los ejercicios de esa manera, primero los copiaba en su cuaderno y luego, poco a poco Gerard le decía "sumas esto con esto", ahora haces esto y esto y te dará esto como resultado. 

Llegó un momento en el que Frank simplemente dejó de prestar atención, dejó de escribir números y símbolos en su cuaderno y recostó su cabeza sobre la mesa, sin hacer más que ver a Gerard fijamente mientras hablaba y escribía en su cuaderno, sin darse cuenta de que el menor ya no estaba haciendo nada. 

Frank había entrado en una especie de trance hipnótico, donde ya no podía escuchar la voz de Gerard, lo único que hacía era estar sumido en su rostro y sus acciones; en cómo sus labios se movían al hablar, cómo su lengua sobresalía un poquito cuando pronunciaba la letra "t", la mínima gota de sudor que bajaba desde su sien hasta su mejilla, la manera en la que mordía el lápiz mientras se quedaba pensando... Era tan sexual... Cada maldita acción involuntaria. 

— Frank. — Pronunció, pero no fue suficiente para traerlo de vuelta a la realidad, sino hasta que le lanzó el borrador. — ¡FRAAAAAAAANKK! 

— ¡¿Quéeeeee, mierda?! — Dio un salto en la silla. — ¿No ves que estaba teniendo sueños sucios conti...? ¡Joder! 

— ¿Disculpa? 

— Nada. 

— No, no ¿Qué dijiste?

— ¡Que no dije nada! Te estaba prestando atención. 

— Sí, ajá... Entonces muéstrame cómo resolviste el último ejercicio.

— Yo... No... Lo entendí. 

— Porque no me estabas prestando atención. — Frunció el ceño. 

— No te molestes conmigo... — Hizo un puchero. — Entendería mejor si te sentaras junto a mí. 

— P-pero.. 

— No soy un acosador, Gee. No seas imbécil. 

— Bueno yaaaa. — Rodó los ojos. — Si sólo así te vas a comportar... 

Al momento en que Gerard se levantó de su silla para ir a sentarse junto a Frank, el menor aplaudió y sonrió de manera infantil y un tanto maliciosa al haber obtenido lo que quería. 

Pero de nuevo, no podía prestarle atención por más que lo intentara. Ahora estaba recostado en el hombro de Gerard, mirando atentamente cómo resolvía las operaciones en su cuaderno, o al menos eso era lo que pretendía hacer, fingiendo entender todo, pero lo que hacía era divagar; seguía teniendo pensamientos indebidos. 

Se estaba maldiciendo a sí mismo por ser un estúpido adolescente calenturiento, pero no podía evitarlo. Para él, Gerard era malditamente sexy cuando no intentaba serlo, cuando dejaba de ser cringe y desagradable y simplemente era él mismo. Era extraño todo esto y difícil de asimilar también, considerando que tiempo atrás, Gerard no tenía mucho atractivo para él, era simplemente "el idiota de su clase", pero ahí estaba, metiéndose en una situación comprometedora en la cual podría hacerlo enojar por culpa de sus ganas. 

Es que no podía evitarlo... No podía evitar pensar en él de esa manera y no podía evitar tampoco removerse por todo su hombro, luego todo fue involuntario; posó una mano en la rodilla de Gerard, quien se removió un poco en su asiento, sintiendo la tensión sexual, el calor en la habitación estaba creciendo bastante. El mayor era incapaz de hablar, era como si hubiese perdido la voz en el momento en que la mano de Frank comenzó a recorrer su pierna poco a poco, subiendo, bajando, yendo a parar en la parte interna del muslo, subiendo hacia la entrepierna. 

— F-Frank... — Tragó saliva. El sudor de su frente creció, dejando de ser una simple gota solitaria. — ¿Qué...? 

No terminó la oración cuando Frank ya lo estaba besando de una manera muy lujuriosa comparada con sus besos habituales; este beso era más rudo, más sucio, húmedo, con fuertes mordidas de labio. 

— Frank, para... — Pidió a mitad de aquel beso. 

— Pero Gee... — Él no paraba de besarlo y toquetearlo. — No es cómo si fuéramos a hacer algo que no quieras... Simplemente nos estamos besando. 

— ¡Que me dejes, mierda! — Lo alejó, dándole un fuerte golpe. — ¡Listo! — Se levantó y comenzó a recoger sus cosas. — ¡Ya me hiciste perder la paciencia! 

— Pero... — Gerard no le estaba haciendo caso. — ¡No te vayas! 

— ¡Vete a la mierda! — Se encaminó hacia la salida con la mochila al hombro. 

— ¡Geraaaaaaaaard! — Fue tras él. Pero Gerard no le hizo ni puto caso, salió de la casa y siguió caminando lejos. — ¡LO LAMENTO! — Le gritó en medio de la calle. 

— ¡QUÉ BUENO QUE LO LAMENTAS, MALDITO ENANO CALENTURIENTO! ¡ESPERO QUE SUFRAS MUCHO LAMENTÁNDOTE! ¡PAJERO! 

Frank se murió de la vergüenza cuando el escandaloso de Gerard (cuyos gritos se escuchaban fácilmente al final del sistema solar) le gritó eso en medio de todo el vecindario, con todas las típicas viejas chismosas estando alerta. 

El lunes, Frank llegó al colegio con su arsenal de "perdón por ser un idiota"; le había comprado a Gerard sus dulces favoritos y los puso todos en una bolsita con una nota que decía "fui un idiota, lo siento". 

Estaba recorriendo los pasillos del colegio en busca de su novio, preguntándoles a todos dónde podría estar, pero nadie supo darle respuesta porque nadie había visto a Gerard esa mañana. 

«A lo mejor no ha llegado». Se dijo, pero tuvo que retirarlo cuando Gerard venía hacia él desde el final del pasillo, acompañado solamente por Pete y Brendon quienes iban a los lados, los tres parecían las plásticas de Mean Girls

— Hola, Gee... Te traje...

No pudo seguir cuando Gerard pasó junto a él sin siquiera dirigirle la vista, lo mismo hicieron sus amigos, aunque Brendon se regresó hasta él, le quitó la bolsa con los dulces y le dijo: 

— Si él no los aceptará, yo sí. Gracias, Frankie. — Le dio unas palmaditas en la cabeza. — No sé qué hiciste esta vez, pero metiste la pata hasta el fondo. 

«No sabe qué hice...». Eso sólo significaba que Gerard no le había contado a nadie sobre el tema, Frank agradecía eso, porque si sus amigos se enteraban de lo que pasó, le harían bullying desde ese día hasta la graduación. Ya había sido suficiente humillación que todo su vecindario tuviera que escuchar cómo lo llamaban "pajero". 

Gerard no le habló en toda la primera hora; más bien, estaba haciendo como si el menor no existiera. Frank estaba desesperado, detrás de él en todo momento suplicando su atención, en cambio, el mayor lo estaba disfrutando al máximo; normalmente era él quien se arrastraba hacia Frank, normalmente era él quien sufría, ahora se habían invertido los papeles, era el turno de Frank de pasarla mal. 

«Ese enano idiota se va a retorcer en las pailas del infierno gracias a mi indiferencia». Se decía Gerard con malicia. «Bien merecido que lo tiene». 

Frank pasó clases enteras lanzándole bolas de papel a Gerard con notas en plan: "Perdóname". "Sé que hice mal". "Prometo que no lo vuelvo a hacer". Esto le causaba al pelinegro una mezcla de ternura y risa. Brendon y Pete no entendían lo que estaba sucediendo entre ellos, nadie lo hacía en realidad, pero aun así, apoyaban a "Gerard el malvado", quien estaba haciendo un buen trabajo fingiendo que Frank no existía. 

"¿Ya no me quieres? :c"    — Decía la última nota de Frank, en la parte de abajo tenía anexado el dibujo de un monito de palitos todo amorfo, el cual se suponía que era Ronnie Radke, y junto al dibujito decía: "Hasta Ronnie está triste porque ya no me quieres :'(". 

Una segunda nota por parte de Frank llegó al asiento de Gerard:  "Ya quiéreme, porfas :'(" 

Gerard no sabía si morir de risa o de amor. 

No sabía si seguir haciéndolo sufrir aplicándole la ley del hielo o reírse de él, llamarlo idiota y decirle que lo perdonaba pero que esta vez no volviera a propasarse con él o si no, lo ignoraría eternamente. Decidió hacer una mezcla de ambas; ser indiferente pero no tanto, por lo que decidió responder con una nota, la cual le entregó sin mirarlo a los ojos, como llevaba haciendo todo el día. 

"Estoy enojado contigo y no te hablaré ni hoy ni mañana.

Postdata: Todo el día.

Post-postdata: Todavía te quiero

Postdata de la post-postdata: No te atrevas a dibujar a Ronnie Radke otra vez en tu puta vida (no te atrevas a dibujar otra vez en tu puta vida, más bien) (J A M Á S)" 

Esa notita dejó a Frank satisfecho, ahí explícitamente decía; "no te hablaré ni hoy ni mañana", o sea que el miércoles sí, además, decía que todavía lo quería, así que podía vivir con eso, con lo que no podía vivir era con el hecho de tener que pasar dos días enteros en los cuales Gerard no le hablaría ni siquiera para pelear. Eso para él era un castigo muy malo.

Por suerte para Frank, el miércoles llegó rápido; ya estaba listo para que Gerard dejara de fingir que no existía, era muy duro para él que ni siquiera lo mirara, que lo diera por muerto. Ahora sí, estaba listo para prometerle que no volvería a sobrepasarse con él y que dejaría de comportarse como un idiota... Sorprendentemente para él, siempre tenía que disculparse por ser un idiota, eran cosas que no cambiaban. 

Mas sin embargo, Gerard llegó ese día actuando de manera extraña. Se encontraron en el pasillo, Frank apenas pudo pronunciar un "buenos días" cuando, en un parpadeo, el mayor lo había tomado del cuello de la camisa, lo aprisionó contra los casilleros y, sin importarle quién podría verlos en ese momento, comenzó a besarlo con aquel salvajismo con el que Frank lo había besado aquella vez en su casa. 

— P-pero... — Dijo Frank después de separarse. Estaba más que anonadado. — ¿Qué fue eso? 

— Este viernes mis padres no estarán en casa. — Sonrió. — Así que supongo que podemos ir después de la escuela. — Finalizó con un guiño, que, para sorpresa de Frank, no fue nada cringe

Antes de que el menor respondiera, le dio otro beso en los labios y luego se fue, dejándolo allí sintiéndose demasiado confundido a causa de sus acciones. No tenía sentido que Gerard actuara así y de paso que le hiciera a Frank una sugestiva invitación a su casa cuando en primer lugar fue él quien se enojó porque Frank se estaba propasando con él y no respetaba el que no estuviera listo para dar ese otro paso... ¿Qué pudo haberlo hecho cambiar así de opinión?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top