26.The Ex Is Back
«— Lo siento. — Me dijo Frank al otro día en la escuela.
Después de meditarlo toda la noche, entendió las razones por las cuales me enojé tanto.
— Nunca fue mi intención lastimarte al hacerte pensar que me estoy tomando todo este tema como un juego ¿Sí?»
Cómo me hubiera gustado que pasara eso.
Frank no entendía lo que había hecho mal. Para él todo estaba bien. Siempre es así.
Mis amigos me odiaron por haberme ido así de la fiesta, pero me dio igual.
Transcurrió una semana, ya todos hacían planes para el día de acción de gracias. Cuando el día llegó, Dallon nos invitó a todos a cenar con su familia. Frank me hizo enojar con sus bromas y provocó que le lanzará una buena cucharada de puré de papas, pero fallé y le di a la abuela de Dallon. Ya no se nos permite entrar en la casa Weekes por eso. Ahora su mamá le dice: «No te juntes con Gerard y Frank porque son una mala influencia».
Después de ese día de gracias, Frank mencionó que Ray planeaba a hacer una fiesta de navidad, y me invitó a ir con él. Vi esto como una buena oportunidad para hacer las cosas bien y arreglar todo lo que pasó en Halloween.
La última semana de clases antes de las vacaciones de navidad, Brendon tuvo un chisme muy importante que contarle a Gerard, uno que a lo mejor le preocuparía, pues se trataba de Bob.
— ¿Recuerdas que Bob no fue a la fiesta de Frank?
El pelinegro se encogió de hombros.
— Eso fue hace mucho, pero sí ¿Qué pasó?
— ¡Una tragedia! — Exclamó dramáticamente.
— ¿Qué?
— Dallon lo sabía y ahora es que me estoy enterando, descubrí este chisme utilizando con él técnicas de manipulación de las que no querrás saber.
— Iugh. — Arrugó el rostro. — Ya me lo imagino todo.
— ¡Escucha! Bob no fue al cumpleaños de Frank porque terminó con su novio y está muy triste por eso.
— Y... Eso... ¿En qué me afecta a mí? Es decir... Sí, pobre de él, pero ¿Por qué es una tragedia?
— ¡¿Qué no es obvio?! ¡Ahora que los amigos de Frank lo saben, están dispuestos a hacer que vuelvan a estar juntos!
— Sí, pero igual no me preocupa, no me afecta. — La actitud calmada de Gerard fue algo que Brendon no se esperaba. — Hace casi un año desde que presencié cómo Bob le decía a Frank que no le gustaban los enanos, aparte de que Frank ya lo superó a él.
— No lo sé, Gerard... Frank estuvo tan enamorado... Si Bob viniera por él...
— Cosa que no pasará...
Brendon soltó un suspiro y se relajó un poco.
— Si estás tan seguro de eso, entonces no me preocuparé. A lo mejor yo me alteré demás con ese tema... Lo más probable es que, como tú dices, no vaya a pasar nada porque Bob le dejó muy claro a Frank que no lo quiere.
Terminaron bien. Los estaban bien con eso.
... Pero a la hora de la salida...
Gerard iba saliendo con Brendon y Pete. En el portón estaba Bob Bryar.
Los tres se quedaron helados al verlo.
— ¡Mierda! — Exclamaron al unísono.
— ¡Está aquí! ¿Qué hacemos? — Ahora Gerard no estaba tan tranquilo.
— Caminemos hacia él y veamos qué sucede.
— Buen plan, Peter.
Los tres caminaron hacia Bob con sonrisas gigantes en sus rostros, exagerando los niveles de hipocresía.
— ¡Hola, Bob!
— H-hola, chicos. — Los saludó con una sonrisa débil.
— Tiempo sin verte. — Dijo Gerard, tratando de aparentar estar calmado cuando no lo estaba. — ¿Qué te trae por aquí?
— Vine a ver a Frank ¿Saben si saldrá pronto?
— Buenooo. — Se apresuró Brendon antes de que los demás lo arruinaran. — Tristemente, él ya se fue.
— ¿Se fue? — Preguntó Bob.
— ¡¿Se fue?! — Preguntó también el pendejo de Gerard, ganándose un pisotón por parte de Pete.
— ¡Sí! — El moreno entendió rápido lo que quería hacer Brendon. — Se acaba de ir... Es una pena ¿No?
— Oh... Bueno... Cuando lo vean ¿Podrían decirle que necesito hablar con él?
— Claro. — Sonrieron con falsedad otra vez. — No te preocupes.
— Gracias, chicos ¡Nos vemos!
— Adióooss.
Una vez que el rubio dejó la institución, borraron sus sonrisas.
— ¡Esto es malo! — Gerard comenzaba a hiperventilarse. — ¡Esto es muy malo!
— ¿Qué es malo? — Pegó un grito cuando escuchó a Frank detrás de él.
— ¡No me asustes así! — Llevó una mano a su corazón. — ¿Hace cuánto estás aquí?
— Recién salgo del salón de clases, llego y los encuentro con esas caras... ¿Pasó algo?
— Para nada. — Negaron con la cabeza.
Frank se mostraba incrédulo, pero decidió no preguntar, menos mal que tomó esa decisión.
Los últimos días de clases los chicos trataron de evitar a toda costa que Frank y Bob se encontraran, incluso lograron evitar con éxito que Iero no supiera ninguna información de su ex, mas sin embargo, no pudieron evitar que el rubio apareciera en la fiesta de Ray en navidad.
Esta fiesta no fue muy distinta a la de Frank; se estaba llevando a cabo en la cancha de baloncesto del edificio y los chicos no hacían más que jugar. Frank llegó con Gerard y Dallon con Brendon. En cuanto el enano apareció, sus amigos se las arreglaron con su plan para hacer que regresara con Bob.
— ¡Hemos estado esperándote, Frankie! — Le dijo Ray. — Hay alguien que quiere verte...
Frank no entendió nada cuando Ray lo rodeó con su brazo y lo alejó de Gerard y los demás, pero Gerard sí que se dio cuenta de lo que estaban tramando esos chicos, y fue peor darse cuenta de que Bob ya estaba allí.
— ¿Q-qué hacemos? — Dijo Gerard. — Bob está allí, obviamente solo.
— Sí, sí. — Agregó Brendon. — Su aura dice "consuélame" por todas partes.
— ¡Este es el golpe final! — Habló Dallon con tono autoritario.
Escucharon a Frank preguntarle a sus amigos qué estaban haciendo, y cuando voltearon a ver, se percataron de que prácticamente lo estaban arrastrando para que fuera con Bob.
— ¡Gee! — Exclamó Brendon. — ¡Tienes que conseguir la atención de Frank antes de que sea absorbido por esa aura maligna!
— ¡Sí, sí! ¡Haz lo que sea para que no hablen!
Asimismo, Ray seguía halando a Frank de un brazo para que fuera a hablar con Bob.
— ¿De qué se trata todo esto? — Preguntó, y repentinamente, el balón golpeó su cabeza. — ¡Auch!
Cuando se volteó, vio que Gerard se lo había lanzado, y de fondo estaban Brendon y Dallon dándose un facepalm al mismo tiempo.
«¿Este loco no ha aprendido nada desde Halloween?». Se preguntaba Brendon.
— ¡¿Por qué hiciste eso, idiota?! — Le gritó.
— No tengo razones. — Se cruzó de brazos.
— ¡¿Quieres pelear?! ¡Es navidad! ¡Demonios!... — Puso los ojos en blanco y volvió a darse la vuelta.
— ¡Pero Frank!
— ¿Ah? — Se giró hacia él nuevamente.
— Eh... Eh... ¡Enséñame a jugar baloncesto!
A Frank le extrañó mucho esto, porque Gerard odiaba los deportes.
— ¿Uh? ¿Por qué así tan de repente? — Arqueó una ceja.
— Vuelve aquí. — Ray volvió a hacer de las suyas, quitándole a Gerard la atención de Frank. — ¿Por qué no miras para allá? — Señaló a la esquina en donde estaba Bob parado. — Por alguna razón Bryar está muy deprimido ¿Por qué no vas a hablar con él?
— ¿Por qué? ¿Qué le pasó?
— ¿Por qué no le preguntas eso tú mismo? — Lo golpeó con el codo.
Frank suspiró cansado, entendía por dónde iba la cosa. Sabiendo que sus amigos lo molestarían el resto de la noche si no iba a saludar a Bob, él mismo, totalmente inexpresivo, comenzó a caminar hacia el rubio, pero fue detenido cuando Gerard lo tomó de la muñeca.
— ¿Qué pasa, Gee?
Él no le respondió, pero de igual manera, su mirada ya le decía "no vayas, por favor".
En eso, Ray lo tomó del otro brazo para que se apurara a ir a hablar con Bob. Debido a esto, Gerard haló a Frank hacia él, y Ray hizo lo mismo, hasta que los dos se envolvieron en una pequeña pelea por ver quién ganaba a Frank, quien era el perjudicado al final porque aquellos dos le estaban arrancando los brazos.
— ¡Chicos, eso duele! — Poco caso le hicieron y siguieron jaloneándolo. A Frank no le quedó de otra más que forcejear para poder liberarse él mismo. — ¡Los dos, paren!
Cuando logró soltarse, provocó que tanto Ray como Gerard cayeran al suelo.
— ¡Tú! — Se dirigió a Ray. — Puedo caminar solo hasta allá ¡¿Okay?! ¡Y tú! — Miró a Gerard con el mismo enojo. — ¡Más tarde te enseñaré a jugar baloncesto!
Fue caminando hacia Bob con pasos enojados.
— Frank. — Le dijo Bob en cuanto estuvieron frente a frente. — Es bueno verte.
— S-sí... A-a mí también me alegra verte.
Los amigos de Frank estaban mirándolos, alegando que la situación pintaba muy bien. Gerard estaba triste de ver cómo a Frank le costaba hablar con Bob todavía.
— Pero... — Continuó el enano. — No te ves muy feliz que digamos... ¿P-pasó algo?
— ¡Tú puedes Frank! — Exclamaron sus amigos, riéndose de la situación.
— ¡YA PAREN CON ESO! — Les gritó muy molesto.
— ¿Frank?
— ¡¿Qué?! — Bob se sobresaltó. Frank se dio cuenta de que la cagó al hablarle hablado de mala manera por culpa de la presión y la insistencia de aquellos idiotas. — Lo... Lo siento... — Se sonrojó. — No quise hablarte así... Je... — Comenzó a reírse suavemente de los nervios, y pronto, esa risa creció sin razón. Ni él mismo entendía por qué estaba tan nervioso si no sentía nada por Bob. — Y... — Trataba de encontrar rápido un tema de conversación para salir de la incomodidad. — ¿Qué tal tu novio?
— P-pues... — Se notaba más triste. — Terminamos hace poco.
— Oh... — Aquello lo sorprendió mucho.
Ese fue el momento en el que Gerard decidió irse, no estaba dispuesto a ser testigo del día en que Frank regresaba con su ex.
— ¡No te vayas a casa! — Brendon lo tomó de la mano. — Espera por nosotros para que te acompañemos.
— E-estaré por ahí. — Dijo Gerard conteniendo las ganas de llorar. — Pero no me obliguen a estar aquí, por favor... Si me necesitan, subiré a la azotea, necesito un lugar para estar solo ¿Sí?
— L-lo entendemos. — Él también se puso mal.
En ese momento, Frank se dio la vuelta y pudo ver a Gerard salir de la cancha, estuvo dispuesto a ir por él de no ser por Bob.
— ... ¿F-Frank?
El menor se vio obligado a dirigirse a él de nuevo.
— Ah... ¿Qué sucede?
— ¿Podemos vernos de nuevo un día de estos?
Se quedó perplejo ante esa pregunta.
En estos momentos quizás estén hablando de cómo sería genial verse algún otro día y así comenzar de nuevo.
El año pasado, en año nuevo, yo quería que él volviera a estar con Bob, y él lo dejó para venir por mí. Es una ironía que este año esté ocurriendo todo lo contrario.
Quizás cuando regrese a esa cancha, ellos estén enamorados como antes... Al final... Yo termino perdiendo, un comediante no puede ser rival para un ex-novio...
Gee estaba en la azotea, llorando en medio de la noche fría y oscura, estaba tan cansado de llorar por Frank pero al mismo tiempo parecía que no pararía jamás. El frío aumentaba, y copos de nieve comenzaban a caer del cielo. Se veían muy bonitos y en parte habían logrado ayudar a que se calmara un poco, pero la tristeza seguía allí.
— Sabía que estarías aquí. — Se sobresaltó al escuchar la voz de Frank detrás de él.
Se dio la vuelta lentamente y allí estaba él de brazos cruzados.
— Si te quedas aquí afuera, te resfriarás. — Prosiguió..
— ¿Q-qué haces aquí?
— Estaba pensando: "Tal vez Gerard está llorando"... O algo parecido.
— ¿Yo? — Giró el rostro y limpió sus lágrimas. — ¿Por qué debería estar llorando? — Se puso a la defensiva.
— No sé, dímelo tú.
— ¿Qué pasó con Bob?
— ¿Él? Pues, sabes que llevamos prácticamente un año sin vernos, y no sé por qué, pero hablar con él de nuevo ha sido agotador. — Se encogió de hombros.
— ¿Entonces por qué estabas nervioso?
— Ni yo mismo lo sabía hasta que me di cuenta de que no eran nervios, era incomodidad... — Se apoyó en el balcón. — Qué lindo, está nevando... — Y Gerard lloraba de nuevo.
Al verlo así, Frank volvió a actuar como un imbécil, riéndose de él.
— ¡¿QUÉ TE PARECE TAN GRACIOSO, MALDICIÓN?! — Le gritó entre lágrimas.
— No lo sé... Sólo es tu forma de actuar... Me da risa lo dramático que eres.
— ¿Eso es malo? — Trató de deshacerse de sus lágrimas otra vez, pero era un poco difícil.
— Todo lo contrario... — Paró de reír y entró en seriedad. — Tal vez alguien como tú sea más apropiado para mí...
— ¿Qué? — Su corazón se detuvo.
— N-nada... — Bajó la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas. — Sólo hablaba conmigo mismo.
Así fue cómo las lágrimas de Gerard cesaron por completo.
— ¿Quieres ir al karaoke? — Propuso el menor como si nada. — No quiero estar más aquí.
Frank tiene este gran poder en mí... Puede hacerme llorar muchas veces y al mismo tiempo me hace feliz y me llena de esperanza.
Mi mundo gira al rededor de él.
Y lo odio por eso.
— ¡Eres tan fastidioso! — Exclamó luego de su última reflexión.
— ¡¿Qué demonios?! ¡¿Por qué de repente actúas así?! ¡No te he dicho nada malo! Te estoy invitando al karaoke ¿No puedes tener una mejor actitud?
— ¡Cállate! ¡En serio me haces enojar!
— ¡Me estás volviendo loco! ¡Siempre vives confundiéndome!
— ¡Cállate! ¡Te dije que te callaras!
«— ¿Podemos vernos de nuevo un día de estos?
Se quedó perplejo ante esa pregunta.
— Hay algo de lo que me gustaría hablar contigo. — Continuó Bob.
— Ummm... Bob... — Rascó su nuca. — No creo que pueda hacer eso.
— ¿Pero por qué?
— Bueno... Es que... — Soltó un largo suspiro. — Está este idiota desesperado que... Probablemente se pondrá a llorar si te veo de nuevo.
— Oh... — De verdad no se esperaba eso. — Entiendo...
— Sí... No quiero seguir siendo el culpable de sus lágrimas».
Ojalá Gerard hubiese sabido que eso sí pasó de verdad.
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