25.Halloween Miracle

Iban caminando juntos de camino a la escuela, ambos estaban bebiendo un café bien caliente, esa mañana en particular estaba muy fría, ya que había llovido toda la noche. 

— Tu cumpleaños es en unos días. — Mencionó Gerard. — ¿Qué se siente hacerte un año más viejo teniendo la misma estatura del año pasado? 

— ¡Crecí dos milímetros, para tu información! 

El mayor soltó una enorme carcajada. 

— ¡No puede ser! — Moría de risa. — ¡Dos milímetros es lo que creces utilizando calcetines, Frankie! 

— ¡Déjame en paz! Deberías de ser más lindo conmigo porque... 

— Si dices que debo tratarte bien por ser el chico que me gusta, seguro que te golpearé ¡Es una advertencia! 

— Traquilízate... — Rió. — Tú fuiste quien empezó.

Frank siempre vivía aprovechándose de la situación para jugar y hacer bromas. Todo el tiempo decía cosas como "así no puedes tratar el chico que te gusta" cada vez que Gerard le hacía algo malo. Esto lo llevaba a preguntarse "¿Qué es lo que espera Frank de una persona enamorada de él?", y así, instintivamente pensaba en Bob, pero jamás se atrevió a preguntar cómo era su relación. Hasta esa mañana. 

— Oye, Frankie... ¿Cómo era tu relación con Bob? 

El menor escupió el café por culpa de su imprudencia, Gerard siempre lo sorprendía diciendo ese tipo de cosas de la nada. 

— ¿Por qué te importa? Ya pasó ¿No? 

— Sólo digo... ¿Por qué te enamoraste de él? ¿Cómo era él contigo? 

— ¿Para qué quieres saberlo? 

— Curiosidad. — Se encogió de hombros y tomó un largo sorbo de café. 

— No te creo nada, Way... — Sonrió de medio lado. — Como sea, si de verdad quieres saberlo... Él era muy lindo conmigo ¿Contento? Siempre era atento y muy cariñoso, jamás en su vida me insultó, o me golpeó, o me mordió el brazo hasta dejarme alguna cicatriz... — Rió recordando todas sus peleas con Gerard desde que tenían trece años. — No era torpe y me gustaba eso. 

Yo le dije que le había preguntado por curiosidad, pues bien, se nota que la curiosidad mató al gato. No necesitaba oír eso.

Él se enamoró de él porque no era un torpe como yo, además de que no lo trataba como a su enemigo y siempre fue cariñoso con él... Algo que yo no puedo hacer. 

Aunque de vez en cuando pueda tener detalles lindos con Frank, es imposible para mí dejar de molestarlo, porque así somos nosotros, es nuestro estilo, y aunque quiera estar con él, no me gustaría que esto se perdiera. 

Yo siento que nuestra magia vive en nuestro "odio", ojalá él lo entendiera.

El día del cumpleaños de Frank, Gerard y sus amigos iban caminando en grupo a casa del enano, cada uno con sus respectivos disfraces; Gerard llevaba puesta una pijama de esqueleto, Brendon iba disfrazado pirata, Dallon de vampiro, Pete y Patrick eran Batman y Robin, y Jamia estaba disfrazada de hada, Brendon le dijo que había escogido un buen disfraz y que hubiera sido genial que todos se hubieran disfrazado también de eso porque en sí, ellos ya eran las hadas madrinas de el inútil de Gerard.

— Bien, Gee, es el momento. — Le dijo Pete. — Ya estamos a una cuadra de la casa de Frank ¿Estás listo para mostrar el pack emocional?

Pack emocional. — Asintió con determinación. — Sí que sí.

— No lo vayas a arruinar. — Le dijo Dallon.

— Descuiden, me siento genial esta noche. No me importa si su ex estará en su fiesta, voy a hacer que ese enano imbécil se enamore de mí como si de verdad le estuviera mostrando mi pack

— ¡Así se habla! — Exclamaron.

La fiesta de Frank no era la gran cosa; buena música a tope, adolescentes disfrazados. Dallon le ofreció a Gerard hacerle el favor de dejar su regalo en el cuarto de Frank para que lo viera después, y el pelinegro accedió para ir en busca del enano.

Frank estaba en el patio jugando baloncesto con sus amigos, estaba utilizando una pijama de dinosaurio, se veía malditamente adorable.

— Me sorprende que sigas igual de pequeño, Frank. — Le decía un chico que trataba de quitarle el balón. 

— ¡Te golpearé! — Contestó él, antes de percatarse de la presencia de Gerard, en cuanto lo hizo, dejó de jugar y fue hacia él. 

— No es por nada. Pero nos vemos como si nos hubiéramos puesto de acuerdo. — Dijo el pelinegro refiriéndose a que él también decidió usar alguna pijama adorable en vez de un disfraz elaborado como los demás. 

— Seguro me copiaste, Way. 

— No te copió. — Alegó Patrick. — Están conectados. 

— Como seaaa. — Dijo Gerard abriendo sus brazos a Frank. — ¡Feliz cumpleaños, Frodo! — El menor correspondió a su abrazo, enterrando su cara en el pecho de Gerard, el mayor estaba seguro de que quizás Frank podía escuchar sus fuertes latidos. 

Los chicos que estaban jugando baloncesto se percataron de esto, y ya comenzaban a sospechar que pasaba algo. Cuando se separaron, el mismo tipo que estaba molestando a Frank por su estatura se acercó.

— Oye, Frank. — Dijo. — Me enteré de que Bob no vendrá ¿No es una pena? Seguro que tenías ganas de verlo.

— ¡Él no es nada para mí! ¿Por qué insisten? Yo no quiero nada con mi ex ¿Sí?

Al escuchar eso, Gerard no pudo ocultar una radiante sonrisa, parecía como si tuviera muchas flores y arcoíris a su alrededor por el simple hecho de que Frank pronunció estas palabras. 

— ¡Y tú no seas tan obvio! — El menor se dirigió a él tras darse cuenta de esa sonrisita. 

Pero a Gerard no le importaba, estaba feliz de que Bob no asistiera.

— ¿Pero qué tenemos aquí? — Se acercó otro de sus amigos, un muchacho alto, moreno, con el cabello muy rizado y genial. Ese era Ray Toro, el chico que vivía en el edificio donde vieron los fuegos artificiales. — ¿Es tu nuevo novio, Frankie?

Gerard se puso rojo enseguida. 

— Eh... Y-yo... No...

— Es sólo el idiota de mi clase. — Alegó Frank. 

— ¿Entonces no eres su novio? — Continuó Ray. 

Gerard, siendo el Gerard de siempre, le quitó el balón de las manos a uno de los chicos y se lo lanzó a Frank directo en la cabeza. 

— ¡Pudiste haber dicho eso de una mejor manera! — Exclamó. 

— ¿Me golpearás en mi cumpleaños? — Replicó sobando su cabeza. — ¡Eres una mala persona! 

— ¡Tú eres una mala persona! "Es sólo el idiota de mi clase" ¿No pudiste decir algo mejor? 

— ¡No dije nada que no fuera cierto!

— ¡Eso es totalmente mentira, tú, intento de punk! — Con eso, Gerard logró hacer que todos los presentes, quienes estaban enfocados en su pelea, se rieran. 

Como era de esperarse, Brendon tuvo que llegar a interferir, y se llevó a Gerard halándolo de la oreja hasta llevarlo a la cocina con el resto de sus amigos.

— ¡¿A eso le llamas pack emocional?! — Lo regañó Pete. 

— ¡No fue mi culpa que eso pasara! 

— Tienes otro intento, Gerard. — Dijo Dallon. — Apenas acabamos de llegar, tienes toda la noche para cumplir el milagro de Halloween

— ¿Y cómo se supone que lo haga si él está muy ocupado con su bendito baloncesto? 

— ¡Arréglatelas! — Dijo Jamia. — Ve a llamar su atención, no sé. 

— ¡Lo haré, lo haré! 

Respiró hondo, y decidido, caminó hacia el patio para buscar a Frank. El menor seguía ocupado jugando, y en una esquina, estaban Ray y otro chico, teniendo una conversación interesante. Gerard supo que debía quedarse a escuchar "disimuladamente" al momento en que oyó la pregunta "¿Por qué Bob no vino?".

— Dijo que pasó algo de imprevisto. — Explicaba Ray. 

— Es una pena. — Contestó el otro. — Yo en serio veía esta fiesta como la oportunidad de que él y Frank regresaran. 

— Pero Bob tiene novio ¿No?

— De alguna manera podemos reescribir la historia... Es decir, Frank realmente estuvo enamorado de Bob. 

— Enamorado es poco, después de que terminaron, Iero parecía estar muerto. 

— Lo sé... Recuerdo que eso de verdad lo destrozó... Pero aun así, hacían buena pareja.

El tipo que hablaba con Ray le dijo que iría a la cocina por un momento, y una vez que lo dejó solo, Gerard tuvo el valor suficiente para acercarse a él. 

— Y... Dime. — Más directo imposible. — ¿Cómo era Frank con Bob cuando estaban juntos?

— ¿Que cómo eran? — Ray se sorprendió ante la pregunta de ese chico desconocido para él. — Pues... Frank estaba loco por Bob, antes de que comenzaran a salir, él se ponía tan nervioso que apenas podía hablar. Pobrecito, si no fuera por nosotros, ellos no se habrían hecho novios. 

— ¿P-por qué? 

— Lo que pasa es que, un cumpleaños de Frank hicimos una fiesta como esta. Nosotros de verdad queríamos que Frank estuviera con Bob, pero ya que él era muy cobarde como para decirle un simple "me gustas", nosotros tomamos la iniciativa de encerrarlos en la habitación de Frank. Para resumirte la historia, salieron de allí siendo novios. 

Gerard se quedó atónito, y más cuando el rizado hacía bromas de mal gusto sobre lo que pudo pasar ahí adentro. 

Antes de que pudiera hacerlo decir algo más, Gerard recibió un balonazo en la cabeza, cuando se volteó, vio a Frank riéndose de él. 

— Eso es una venganza por lo de hace rato. — Luego miró a Ray y le habló con mal tono: — Y tú... — Achinó los ojos. — ¿No crees que estás hablando demás?

Cando Ray se alejó para ir con Frank, él le dijo que por favor dejara de "inventar cosas sobre él". 

«Cuando está con un chico que le gusta se pone nervioso y no puede ni hablar...».

Sí, eso decía mucho sobre lo que Frank sentía por él.

— Gee... — Jamia llegó con él. — ¿Estás bien? Vine a ver qué tal te iba... Te ves triste ¿Qué pasó? 

— Yo... — Respiró hondo. — ¡QUIERO IRME A CASA! — Llamó la atención de todos. 

Trató de salir corriendo, pero la castaña lo retuvo halándolo de la ropa mientras que él seguía tratando de correr. 

— ¡¿Qué te pasa, Way?! ¡Recuerda el pack! ¡¿QUÉ PASÓ CON EL PACK?!

— ¡A LA MIERDA EL PACK

Frank, mientras los veía, se estaba riendo. 

— ¿Qué se trae? — Preguntó entre carcajadas. 

— Oye... — Le dijo Ray al percatarse de cómo miraba a Gerard con cierto toque de ternura. — ¿Realmente estás interesado en ese chico? 

— ¿Por qué preguntas? 

— No parece ser tu tipo de chico ideal... Pero... Es muy gracioso. 

Ambos miraban fijamente cómo Jamia seguía reteniendo a Gerard abrazándolo por la cintura y él la arrastraba un poco al seguir intentando correr. 

— Nunca encontrarás a un chico tan gracioso como él. — Suspiró, manteniendo su sonrisa. 

— Uuuhh ¿Entonces te gusta? 

El semblante de Frank se enserió entonces. No sabía qué decir, de verdad no lo sabía. 

— No lo sé. — Fue su última respuesta. 

La fiesta siguió transcurriendo y Gerard todavía no lograba mostrar el pack de su alma porque no podía hacer que Frank dejara de jugar baloncesto, así que, por lo tanto, todo estaba siendo un desastre. Pero sus hadas madrinas tenían otros planes. 

— ¿Recuerdas a Oliver? — Le preguntó Brendon. 

— El perro que me hizo darme cuenta de lo mucho que me gusta Frank ¿Cómo olvidarlo? 

— Dallon lo encontró en el cuarto de Frank ¿No quieres verlo? 

— Síii. — Sonrió. — Seguro que eso me hará un poco feliz. 

Subieron juntos las escaleras, la puerta del cuarto de Frank estaba abierta, y lo primero que se podía divisar era al adorable perro sobre la cama. Gerard entró sólo para acariciarlo, después de todo, consideraba a ese perro como su amigo, una vez adentro, pudo admirar la habitación de Frank, de simples paredes blancas y sólo una de color negro, el cuarto, de hecho, mantenía una estética casi perfecta entre el blanco y el negro, ya que los muebles eran blancos, pero sus sábanas eran negras, igual que dos amplificadores y una guitarra eléctrica que tenía, también contaba con una bonita colección de discos y como el típico cuarto de adolescente, no podían faltar los posters en las paredes, tanto de bandas como de jugadores profesionales de baloncesto. 

Se sentó en la cama un momento con Oliver, quien se mostró cariñoso con él, como si no fuera el mismo perro que meses atrás lo acorraló y casi lo mataba de no ser por Frank. 

— En serio ¡Ven! — Escuchó la voz de Dallon bastante cerca a pesar del ruido de la música. 

— No te creo, Dall. — Le seguía la voz de Frank. — ¿Cómo va a ser que el perro se orinó en mi cama? 

Gerard frunció el ceño, confundido. 

— ¡Que sí! ¡Que sí! — Dijo Dallon. 

Hasta que las voces se hicieron cada vez más cercanas y ellos llegaron a la habitación. 

— ¿Gee? — Apenas pudo pronunciar Frank antes de que Dallon saliera corriendo fuera de la habitación y cerrara la puerta. 

— ¡Momento! — Dijo Gerard. — ¿Acaso la cerradura hizo "clic"? 

— No creo que... — Cuando trató de abrir la puerta, ésta no abría. 

Los habían encerrado con llave. 

Gerard ya sabía por dónde iba la cosa, seguro sus amigos ya sabían de la historia con Bob.

— Esto es muy malo. — Se levantó a forcejear un poco con la puerta a pesar de ser un acto inútil.

No pasó casi nada de tiempo antes de que recibiera mensajes de Brendon. 

"No intenten gritar, porque con la música a todo volumen nadie podrá escucharlos". — Decía el primer mensaje. Luego llegó otro. — "Vendremos por ustedes a la hora de picar el pastel, mientras tanto, ya sabes lo que tienes que hacer ¡Enséñale tu pack!". Finalizó el último mensaje con un bonito emoji de un corazón. 

Gerard sentía ganas de lanzarse por la ventana y eso se notaba en la forma en la que se terminó desplomando en la cama de nuevo. 

— ¿Q-qué pasó? — Preguntó Frank. — ¿Quién era?

— Brendon... — Dijo en forma de lamento. 

— ¿Qué dijo? 

— Que te enseñe mi pack. 

— Oooohh, no ahora por favor. — Soltó una carcajada. — Nos tendieron una trampa. — Fue a sentarse con toda la tranquilidad del mundo en la silla de su ordenador. — Qué lío. — El perro fue con él para que lo acariciara. — ¿Cómo te convencieron de venir a mi cuarto? 

— Yo sólo venía a jugar con Oliver. 

— A mí Dallon me dijo que Oliver se había hecho pipí en mi cama, y me lo creí porque mis perros son los primeros seres vivos que meto a dormir conmigo en mi cama. — Bromeó. 

— Y los únicos si las cosas siguen así. 

— ¡Qué pesado eres! 

Gerard trató de reír, pero no pudo. 

— Frankie... Cuando estuviste encerrado aquí con Bob... No estabas tan calmado como ahora ¿O sí? 

Frank enrojeció a más no poder. 

— ¿Q-q-q-quién te lo dijo? ¡Seguro que fue Ray! ¡Ese chismoso! ¡Lo mataré al salir de aquí! — De verdad sentía un poco de vergüenza con respecto al tema.

— ¿Qué fue lo que hicieron tú y Bob? 

— A... A q-qué... ¿A qué te refieres? 

— ¿Qué hicieron? — Insistió. — ¿Qué fue lo que hiciste aquí en tu cuarto encerrado con él?

— ¡No hicimos nada! — Estaba muy rojo. — ¡S-sólo hablamos! ¿Bien?

— ¿Cómo pudiste hablar con él si te ponías tan nervioso que ni siquiera podías hablarle? 

— ¡¿Hasta eso te contó?! ¡Maldito Ray! 

— ¿Te le declaraste? — Inquirió con melancolía. 

— Pues... Sí... Algo así...

— Supongo que te gustaba muchísimo. 

— ¡Ya te dije que...! — Se detuvo cuando vio a Gerard sentado en la cama, llorando mientras abrazaba una almohada. — ... Eso quedó en el pasado. — Pronunció con suavidad antes de levantarse de su asiento y sentarse en la cama junto a él. 

— Ya sé... — No podía ni limpiar sus lágrimas. — No lloro por eso. 

— Últimamente has estado llorado mucho.

— ¡¿Y DE QUIÉN CREES QUE ES LA CULPA?! — Le gritó. 

— ¡¿MÍA?!

— ¡¿POR QUÉ TE SORPRENDES?! ¡¿DE QUIÉN MÁS VA A SER?! ¿DE OLIVER? — El perro ladró y luego se subió a la cama con él. — ¿Ves? ¡Hasta él está de mi lado! — Acarició al perro. 

Este idiota...

No se da cuenta la verdadera razón por la que lloro; él nunca se ha mostrado nervioso conmigo, puede hablarme con facilidad y ser un idiota, y... Si yo le gustara, al menos no estaría tan tranquilo de estar en este cuarto encerrado conmigo.

Yo le doy completamente igual. 

Creo que... Después de todo... No tendré mi milagro de Halloween.

Como dije, esas cosas les pasan solamente a los demás.

Recordó que había traído un regalo para Frank, la pequeña bolsa de regalo estaba allí en la mesita de noche, pero ya que estaban allí encerrados... Consideró que era el momento perfecto para dárselo. 

— Ten. — Le extendió la bolsa. — Feliz cumpleaños. 

— No te pedí que me regalaras nada. — Lo recibió en sus manos. — Con que vinieras a la fiesta me bastaba.

— Me da igual, yo quería regalarte algo. 

Cuando Frank abrió el regalo, se encontró con un bonito gorro para el invierno. 

— ¡Un gorro! — Sonrió. — De verdad quería uno. 

— Lo sé... El otro día lo estabas diciendo y pues... Se me ocurrió regalarte uno. 

Frank suspiró. Solamente Gerard podía ser tan atento con él.

— Tanto así ¿Eh?  

— ¿Qué? 

Frank se acercó más a él, hasta que sus rostros estuvieron muy cerca, tanto, que sus respiraciones se mezclaban a causa de tanta cercanía. Gerard estaba temblando.

— ¿Tanto así me amas, Gerard? 

Me sonrojé, está claro, él siempre tiene ese poder en mí.

Me gustaría decirle: «Sí, Frank, te amo mucho». Quizás así él me besaría y todos acabaríamos contentos. Pero no, ¿Por qué no puedo ser así? ¿Por qué tengo que enojarme con él? Es decir, tantas cosas que le he dicho y tantas cosas que he hecho por él... ¿Y todavía me pregunta eso? ¿No molesta un poco? ¿O soy sólo yo?

Gerard se levantó de la cama impulsivamente.

— ¡¿Cómo puedes preguntarme eso?!

— ¿A qué te refieres? — No se esperaba esa respuesta. — Es que... Pero tú... 

— ¡Nada de peros! ¡No me preguntes si tanto así te amo cuando creo que he estado tratando de todas las formas posibles de dejártelo claro!

Se acercó a la puerta y la golpeó con fuerza. 

— ¡YA PUEDES VENIR A ABRIR, BRENDON!

Seguía golpeando, incluso pateó la puerta, luego le dejó incontables mensajes a Brendon para que les abriera, pero nada. Al girarse, pudo ver a Frank utilizando el gorro que le había regalado, y tenía una sonrisita boba que al momento le irritó. 

— ¿Por qué sonríes tanto? — Lo miró fúrico. 

—No estoy sonriendo. — Sí que lo hacía. 

— ¡Sí estás sonriendo! 

— ¿Lo estoy? — Seguía con esa sonrisa de estúpido. 

— ¿Esto te parece divertido? 

— Mucho. — Rió. — Me encanta hacerte enojar. 

— ¡Enano idiota! ¡¿Por qué siempre haces una broma de todo?! ¡¿TE PARECE UN JUEGO QUE ESTÉ ENAMORADO DE TI?! 

— Sí. — Rió. — Si te comportas así ¿Cómo puedes esperar que no me lo tome como un juego?

Él no se lo tomaba en serio porque ni el mismo Gerard lo hacía, es decir, Frank estaba seguro de que habrían terminado besándose si Gerard no se hubiera enojado porque le preguntó si de verdad estaba enamorado de él. Aunque fuera una pregunta estúpida porque ya sabía la respuesta, de todas formas le gustaba escucharlo. 

Si no fuera por su temperamento, Gerard habría conseguido su milagro de Halloween.   

En eso, se volvió a oír el "clic" de la cerradura, seguidamente, la puerta se abrió. 

— ¡Hora del pastel! — Exclamó Brendon, con la esperanza de que todo hubiera salido bien.

Los chicos dejaron la habitación en silencio, Frank seguía riendo para molestar a Gerard y lo estaba logrando, tanto así que llegaron a la sala discutiendo, y antes de que cantaran el feliz cumpleaños. Gerard, con sus problemas de ira, no se pudo contener y enterró la cara de Frank en el pastel y luego se marchó enojado. 

— Feliz cumpleaños, pendejo. — Musitó antes de salir. 

Si él sigue haciendo una broma todo este asunto de que me gusta, creo que mi milagro nunca pasará, al menos no hasta que él se lo tome en serio.

¿Cómo le mostraré mi pack emocional si para él todo esto es un chiste? Él no sabe que me lastima cada vez que dice "no puedes tratar así al chico que te gusta" a modo de burla, por eso me sacó de quicio que me preguntara "¿Tanto así me amas?" ¡Pues sí! ¿No es obvio? ¿Por qué tiene la necesidad de que se lo diga todo el tiempo? ¿Que no sabe cuánto me cuesta demostrárselo?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top