21.The Answer

El lunes las cosas estaban muy tensas en la escuela, todo el salón de clases podía sentir esa tensión entre Frank y Gerard, no sólo sus amigos. 

Desde sus asientos, todo el mundo observaba cómo Frank expresaba en el exterior algún tipo de preocupación, se notaba cómo fruncía el ceño y movía sus manos por todo su rostro y cabello.

— Pasó todo el fin de semana muriéndose. — Les comentaba Dallon a los muchachos. — Ha estado pensando demasiado... Parece que su cabeza se va a quemar. 

— ¿Tan malo es que yo esté enamorado de él? — Dijo Gerard recostándose sobre la mesa. 

— No digas eso, Gee. — Lo animó Pete. — Tu trabajo duro va a ser recompensando en el futuro. 

— Pensé que al confesárselo me sentiría mejor, pero ya veo que me equivoqué ¡AHORA ESTOY MUCHO PEOR! — Todos voltearon a verlo, pero poco le importó. — Tengo ansiedad, estoy muriendo por saber qué pasará después, estoy muy, muy, muy aterrado, siento que no podré soportar lo que sea que me vaya a decir al respecto.

— Cálmate. — Suspiró Jamia. — Por favor, cálmate, al menos ya hiciste tu parte, tenías que hacerle saber que te gusta, y lo lograste.

— Ajá, lo logré ¡¿Y qué se supone tengo que hacer ahora?!

— Pues esperar su respuesta. — Contestó Brendon. 

Esto dejó más intranquilo a Gerard, pues ahora todo dependía de Frank, y eso era algo de temer.


Me estaba muriendo de la ansiedad y Frank no me dio la respuesta ese día, tampoco al día siguiente, ni el siguiente, ni el día después de ese.

Tuve que esperar otro puto mes.

Una semana después, me teñí el cabello de negro otra vez, luego llegó la temporada de exámenes, el lado bueno es que pude mantener mi mente ocupada en otra cosa que no fuera ese enano maldito. Era como una especie de descanso para mí. Sí, a lo mejor me estaba quemando él cerebro estudiando, pero al menos Frank pasó a ser segundo plano, dejé de pensar en él y eso reducía un poco la ansiedad y el miedo. No podía soportar que todo dependiera de él, y era tortuosa la espera a la que me estaba sometiendo.

Antes me mataba estudiando para poder ir a viajes escolares, pero ahora que estoy en décimo grado, eso no hará falta porque iré de todos modos, el viaje es para los de décimo en adelante, en los grados menores seleccionan sólo a los dos mejores promedios del salón y esos son los que tienen derecho al viaje escolar. Sin embargo, como ya dije, para tener mi mente ocupada en otra cosa, decidí enfocarme en los exámenes, prefería mil veces estresarme por pruebas escritas y proyectos que hacerlo por un enano sin cerebro.


Pero a finales de junio las pruebas acabaron y llegó el merecido descanso, la única actividad escolar que quedaba era ese viaje escolar cuyo destino era San Francisco este año. Y así como los exámenes acabaron, los dramas regresaron.

Durante la temporada de exámenes, la súper telenovela que había entre Frank y Gerard había quedado en suspenso. 

Las preocupaciones volvieron a atacar a Gerard, ahora eran por el viaje; los mejores promedios del salón de Mikey habían sido él y Patrick, por lo que ganaron el derecho de ir al viaje, lo que significa que Pete estaría con Patrick así como Brendon estaría con Dallon, antes pensaba que sólo le quedaba Jamia y estaba bien con eso, hasta que la castaña le dijo que compartiría todo el viaje con su novio vía Skype de todos modos, así que estaba jodido. 


Si nunca le hubiera confesado a Frank lo que siento por él, quizás no estaría tan preocupado por estar solo en el viaje, ya que podríamos estar juntos sin esta incomodidad que ahora no nos permite ni siquiera hablarnos.


La noche antes del viaje la pasó en vela. Se fue a la cama con la camiseta de Falling In Reverse que solía ser de Frank, incluso todavía la camiseta mantenía el olor a él, Gerard se ponía esa camiseta antes de dormir todas las noches, era la única manera de tener cerca a Frank, porque incluso estando en un mismo salón de clases, ya no podían estar más lejos el uno del otro.


Dallon me dice que Frank no se ha olvidado del tema, me pide que le dé tiempo, pero ya ha pasado un mes ¿Cuánto más tiempo me queda?

Sinceramente, no sé qué ha sido peor, si todo lo que tardé en decirle que me gusta o todo lo que él está tardando en responder. Odio depender de él en este momento...


«¿Cuál será su reacción».

Se imaginaba un escenario alegre en el que Frank le decía algo como: "Gee... Mi pequeño cerebro ha estado pensando mucho al respecto y... He llegado a la conclusión de que... Tú también me gustas, seamos novios».

— NO, ESO ES IMPOSIBLE. — Apartaba ese pensamiento en seguida.

Entonces se imaginaba a Frank diciendo cosas como: "Qué asco", "qué desagradable", "es imposible que me guste alguien como tú". Eso era lo más probable para él. 

Terminó conciliando el sueño ya muy tarde en la madrugada, y fue despertado a eso de las diez de la mañana por una llamada telefónica. Al escuchar su celular sonar a todo volumen, se despertó de un sobresalto. Era Brendon quien llamada.

— ¡Buenos días! — Atendió aún en ese estado alerta. 

— ¡¿CÓMO QUE BUENOS DÍAS?! — Tuvo que separarse mucho del teléfono por culpa de ese fuerte grito. — ¡NO ME DIGAS QUE AHORA ES QUE TE ESTÁS DESPERTANDO!

 — ¡MIERDA, SON LAS DIEZ! — Gritó él al darse cuenta de la hora. 

— ¡DEBÍAMOS ESTAR EN LA ESCUELA PARA TOMAR EL AUTOBÚS HACE MÁS DE UNA HORA! 

— ¿Dónde están?

— ¡CAMINO AL AEROPUERTO, ASÍ QUE NO SÉ CÓMO VAS A HACER, PERO APÚRATE! 

Gerard soltó el celular para volar a darse una ducha e irse. 

Llegó corriendo al colegio con su mochila a la espalda y una maleta más grande que él. La escena era muy parecida al primer día de clases del año escolar, pues se encontró al señor Collins allí con su cara de enojo de siempre. 

— Llegas muy tarde, Way. 

— ¡Lo siento mucho, señor Collins! Verá... — Rascó su nuca. — Por una razón mi alarma no sonó y me quedé dormido. 

— ¿Y no había nadie en tu casa que te despertara? 

— La verdad es que no.

— Pues tu hermano sí llegó puntual, pudo haberte despertado para que llegaran juntos. 

— ¡Mi hermano me odia, señor! 

— Cielos. — El coordinador suspiró cansado. — ¿Tú y Iero se ponen de acuerdo para hacer mi trabajo más difícil? 

— Yo y... — Una gran interrogante se formó en su rostro, hasta que se dio la vuelta y Frank había llegado corriendo a toda velocidad con su mochila y una maleta súper pequeña. 

«Acorde a su tamañito». Pensó Gee. 

— ¡Lo siento, me quedé dormido! — Se excusó. 

— Lo hicieron el primer día de clases ¿Y también lo van a hacer el último? Eso es repetitivo, muchachos ¿Se quedaron sin actos nuevos para hacer reír a los demás? 

— Lo siento. — Fue lo único que respondieron, cada uno con la mirada fija al suelo. 

Incluso el coordinador pensó que era extraño que ni siquiera se dijeran un sólo insulto o que ninguno de los dos hablara en lo que duró el camino al aeropuerto, llegaron tan tarde que incluso perdieron su vuelo. 

— Siéntense allí a esperar mientras yo arreglo lo de sus boletos. — Les dijo el señor Collins. Los muchachos asintieron, y cuando el coordinador se dio la vuelta y caminó unos pasos, se pudo escuchar cómo murmuró un "par de idiotas" hacia ellos. 

Frank tomó asiento primero, mientras que Gerard estaba allí parado todavía, dudando si sentarse también o no. Quería huir de allí, la incomodidad se sentía a kilómetros, lo que menos quería era convivir con Frank y ahora estaba a solas con él. 

«¿Qué hago? — se preguntó — ¿Qué le digo? ¿Debo hablarle? ¿Qué hacer en esta clase de situaciones?».

— Siéntate. — Frank fue el primero en hablar.

Gerard permaneció de pie, mirándolo con cara de idiota. 

— ¡Dije que te sentaras! — Exclamó más imperativo. 

Gerard se sentó por inercia, su cuerpo respondió antes que su mente. Se sentó en la silla junto a él, alejándose lo más posible y dándole la espalda. 

«Esto está mal — comenzaba a sudar de los nervios — está tensión entre nosotros es muy grande... Necesito que todo sea como antes... ¡Vamos, Gerard, no seas tonto, di algo!».

— ¡¿Cómo pudiste quedarte dormido el día del viaje escolar, idiota?! — Fue lo único que se le ocurrió decir y no le salió tan natural como quiso. 

— ¡Pero si tú también lo hiciste! 

— Oh... Sí... — Se sintió más estúpido que al principio.

La mirada de Frank le dio más seriedad a su cara, Gerard se sintió más nervioso al sentir esa mirada tan dura fija en sus ojos. 

— ¿Por qué me miras así? — Tragó saliva, asustado. 

— Bien... — Suspiró. — Para ser directo... 

— ¡NO! — Volvió a darse la vuelta, se cubrió los oídos.

— ¡No hagas un escándalo! ¡Todavía no te he dicho nada!

— ¡NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO, NO! — Se movía frenéticamente. — ¡NO DIGAS NADA!

— ¡ESCÚCHAME, POR FAVOR! — Gritó también. 

Gerard paró de gritar, pero se quedó un momento quieto, cubriendo sus oídos aún, con la cabeza gacha y los ojos cerrados. No estaba listo para el rechazo. 

— Por favor. — Pidió con suavidad. Gerard abrió los ojos. — Sólo te pido que me escuches. 

El mayor se sentó derecho, dejó de taparse los oídos y se giró hacia Frank, un poco más tranquilo. 

— Bien... Gee... ¿Realmente soy yo el chico que te gusta?

— AAAAAAAAAAHHHHHH. — Gritó aterrado, levantándose del asiento. Todos en el aeropuerto lo observaban como si estuviera loco, incluso Frank lo miraba de esa manera. — ¡No seas tan directo! ¿Quieres que me dé un paro cardíaco?

— ¿Hay otra forma de preguntar? 

— ¡Debería haberla! 

— No la hay, eso ya lo sé... Lo he estado pensando mucho y créeme que no la hay. — Gerard asintió. — Así que, por favor, respóndeme bien. 

Los ojos de Gerard se cristalizaron, se puso de cuclillas en el suelo y escondió su rostro entre sus brazos y rodillas, y dijo: — A pesar de lo que me costó decírtelo, nunca me hiciste caso ¿Por qué después de tanto tiempo tienes que recordármelo? 

— Porque esta es la primera vez en tanto tiempo que podemos estar a solas... Tú has estado evitándome. 

— He estado ocupado con los exámenes... De igual manera, aunque estemos solos ahora, no es el momento ideal para que hablemos de esto, no quiero sentirme mal todo el viaje. 

— Lo siento mucho. — Se disculpó sinceramente. — Lamento todo lo que te hice pasar. 

— Un "lo siento" no es suficiente en este momento. 

— ¡Quería decírtelo antes, pero como ya te dije, me estuviste evitando! 

— ¡Yo ya te dije que estuve demasiado ocupado como para ocuparme de este maldito drama!

— ¿No pudiste haberme dicho que yo te gustaba de una manera más fácil de entender? 

— ¡¿QUÉ VERGA?! — Levantó el rostro, a pesar de que estaba llorando, pero ahora su llanto se llenó de rabia por culpa de Frank. — ¡No jodas! ¡NO JO-DAS! 

Le dio una descripción perfecta del chico que le gusta (él), no sólo eso, también se lo dijo directamente, hasta Brendon se lo dijo en palabras más que claras:  «¡Tú eres quien le gusta a Gerard, imbécil!». Y el muy tonto ni siquiera lo creyó.  

— ¡LO DIJE EN TÉRMINOS MUY SIMPLES! — Se puso de pie. — ¡FUI DEMASIADO DIRECTO! 

— Oh... Tienes razón... — Admitió con dificultad. Hubo un gran silencio, Gerard volvió a sentarse dándole la espalda, hasta que Frank, con sus mejillas sonrosadas, dio su veredicto. — Dame un poco de tiempo ¿Sí? 

— ¿Tiempo? — Le dirigió la mirada otra vez, de una manera más apacible. — ¿Más tiempo?

— Es lo único que pido. — Asintió. — Lo pensaré. 

  Esas palabras no estuvieron en ninguna de sus fantasías sobre la respuesta de Frank.  

— ¿Lo pensarás? 

— En primer lugar tú eres quien espera una respuesta de mí, y creo que por eso debo pensar mucho lo que diré.

— Escucharte decir eso, realmente me asusta. — Admitió con la mirada gacha. 

Frank no respondió. Los dos permanecieron otro buen rato de esa manera, lucían como si estuvieran en medio de una tragedia. Ambos se sentían muy mal. 

— ¿Qué les sucede? — El señor Collins volvió, se sorprendió de verlos tan tristes. — ¿De verdad se arrepienten por haber llegado tarde? 

Ambos mintieron diciendo que sí al unísono. 

El vuelo estuvo pesado para ambos, todo gracias a la maldita tensión. Cuando llegaron a San Francisco, tuvieron que dirigirse al hotel donde se quedarían, afuera del mismo, estaban todos los alumnos que fueron al viaje, entre ellos, Lindsey, quien fue uno de los mejores promedios de su clase a pesar de incorporarse tarde a la escuela.

— Gerard. Qué bueno que llegas. — Le dijo. — Estaba preocupada por ti ¿Por qué llegas junto a Frank? 

— Eso es muy sospechoso. — Dijo algún alumno. 

— Tal vez pasaron la noche juntos. — Comentó otro. 

Todos los estudiantes empezaron a hacer comentarios soeces gracias a la llegada del dúo dinámico, comentarios que Frank acalló al decir "no pasó nada", con una frialdad que logró cerrar las bocas de todos. 

— ¡Gerard! — Apareció Brendon entre la multitud. — Estaba tan preocu... 

— ¡BEEBO! — Se le lanzó encima, subiéndose sobre él abrazándolo como un koala, logrando que se tambaleara un poco. — ¡No puedo con todo esto! ¡Quiero irme a mi casitaaaa! 

Brendon no entendía nada de lo que estaba pasando, hasta que, por la tarde, cuando iban en el autobús hacia su primer destino en la ciudad, Gerard le contó todo. 

— ¡Fue horrible! — Lloriqueaba. — ¡El viaje en avión se sintió tan largo! ¡Él estuvo a mi lado todo el tiempo! ¡Era difícil respirar! ¿Cómo lidiar con eso? 

— ¿No crees que estás llevando esto un poco al extremo? 

— Esto es malo, muy malo. Necesito hallar una forma de dejarlo cinco segundos antes de que él me deje. 

— ¿Dejarlo? Si ni siquiera sabes si va a rechazarte o no.

— ¡Sí lo sé! ¡Claro que me rechazará! ¡Será tan cruel que hará que me encierre en mi casa por el resto de mi vida! ¡Moriré solo por su culpa! 

— ¡Ya! — Tuvo que darle una bofetada para que se calmara. Lo cual fue muy efectivo, incluso logró que dejara de llorar. — ¡No morirás solo! ¡Deja de ahogarte en un vaso de agua! 

— ¿Entonces qué se supone que será de mí?

— No lo sé, sólo espera su respuesta. 

Eso no era precisamente lo que quería escuchar.

— ¡NOOOO! — Se alteró de nuevo. Esta vez, golpeaba las ventanas como si estuviera teniendo un ataque de claustrofobia. — ¡QUIERO IRME A MI CASA! 

— Ya... Ya... Cálmate. 

— ¡SUÉLTAME! 

— ¡Cálmate ya!

Mientras ocurría ese espectáculo en el autobús, Frank estaba solo en su asiento con los audífonos puestos, con la vista fija en el camino y con Gerard en la mente. 

— Frank... Gerard está demasiado agitado hoy ¿No te parece? — Dallon llegó a sentarse junto a él. 

— No te oigo, estoy escuchando música. — Mintió para ignorarlo. — Además... Tengo sueño... Tengo que dormir, déjame. 

— ¿No has podido dormir pensando en Gerard?

— ¡Cállate idiota, o te golpearé! 

— Con eso ya respondiste a todas mis preguntas: Sí, no puedes dejar de pensar en él... Además ¿No se supone que no puedes escucharme? ¿Entonces por qué respondes? 

— ¡DÉJAME SOLO, MIERDA! 

Gerard no era el único que se estaba volviendo loco con el asunto de "la respuesta", Frank tampoco podía dormir pensando en eso, pues sentía que cargaba un peso muy grande sobre sus hombros ahora que todo dependía de él. No quería lastimar a Gerard y al mismo tiempo quería ser totalmente sincero con sus sentimientos. Él no sabía cómo hacer eso.  

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top