19.Gerard The Ghost
Estaba solo contigo la noche en la que cumplí dieciséis años.
— Frank. Tú me gustas. — Dijo con firmeza.
Esa escena nunca abandonará mi cabeza.
Los fuegos artificiales en el cielo, justamente la noche de mi cumpleaños... Como si todo hubiera estado previamente calculado.
El ambiente apostaba un final feliz, sin embargo, la vida real siempre te sorprende.
Frank lo miró con una sonrisa boba y un leve sonrojo.
— ¿Por qué dices esas cosas así de la nada? — Lo golpeó simpáticamente con el codo. — Me estás apenando. — Cerró la frase con una carcajada.
Gerard no sabía cómo reaccionar, su cara no tenía ninguna expresión.
— Bueno, Gerard, aunque la mayoría de las veces seas una molestia, tú también me agradas.
Ya decía yo...
Ese "me gustas" lo interpretó de otra manera.
— No, no, no. Eso no fue lo que quise decir, Frank.
— No tienes por qué apenarte. — Continuaba riendo. — Somos el mejor par de amigos ¿No? "El dúo dinámico".
Nunca olvidaré ese día.
Y hasta la fecha, un mes después, Frank todavía no sabe qué fue lo que hizo mal.
En mayo siempre se organizaba en el colegio un festival en donde cada grado tenía que hacer algún tipo de atracción para recaudar fondos, el dinero iba para el viaje que siempre realizaba el colegio al final del año escolar.
— Pero estoy segura de que este año nuestro curso recaudará mucho dinero. — Dijo Jamia. — El plan de Frank es muy bueno.
— Il Plin Di Frink. — Gerard la miró mal. — ¿Por qué no vas a picarle una torta a Frank? Ridícula.
Algunos eran muy repetitivos con respecto a lo que harían con el festival, la mayoría optaban por vender comida o montar los clásicos juegos de feria, sin embargo, Frank sabía qué era lo que más vendía en ese festival, y sin duda era la originalidad, así que se le ocurrió hacer una casa embrujada, ya que amaba mucho el Halloween, y como faltaba mucho para octubre, no sería mala idea traer el Halloween hasta mayo. Una casa embrujada en mayo es más original que hacerlo en octubre, así que estaba seguro que traería ventas. Todos en el aula (menos Gerard) apoyaron esa idea.
— Pensé que estarías contento de que tú lideraras la casa embrujada. — Alegó Brendon. — ¿No que te gusta ser el protagonista siempre?
— Frank me asignó el papel de "muerto viviente" porque me dijo que ya de por sí doy mucho miedo. — Le dio una sonrisa extremadamente falsa.
— Tómatelo como un cumplido. Ejeje.
— Pienso tomarme muy en serio mi papel, ya tengo mi disfraz y todo... Además, pienso cortarme el cabello y teñirlo de blanco, me veré increíble y me aseguraré de hacer que todos se caguen de miedo, ustedes sólo esperen.
El festival duraba dos días, el viernes y el sábado por la mañana, ya que el sábado en la noche se organizaba una fiesta entre los alumnos en el jardín del colegio . Gerard era el encargado de provocar sustos por tres horas, luego le tocaba a otro hacer su papel durante el siguiente turno.
Cuando apareció el viernes con su pelo teñido, de verdad que causó impacto, pero su disfraz, maquillaje y actitud de psicópata hacían que diera miedo en serio.
— Te maldigo, Frank Iero...
Frank era el promotor de la casa embrujada, y estaba en el pasillo con un gran cartel de madera, invitando a la gente a visitarla, mientras tanto, Gerard se ocupaba de molestarlo, haciendo sus caras espantosas con una linterna para asustar más, aparte, en su teléfono se estaba reproduciendo música terrorífica para poner el ambiente. Cuando dijo que se lo iba a tomar en serio, no mentía.
— Por siempre... — Incluso su voz daba escalofríos. — Te maldeciré hasta que tus bisnietos hayan nacido.
— ¿Cuál es tu problema? — Preguntó el menor fastidiado.
— Recuerda esto, enano... Te maldeciré hasta que no vuelvas a reír.
— ¡Hombre! ¡Ya me tienes cansado! ¡Llevas maldiciéndome desde abril! ¡No creo que esto sea sólo porque estás entrando en personaje!
— Eso es cierto... — Se acercó con malicia y acariciaba su cabello. — Pobrecito Frank... Te maldigo para que cada día te vuelvas un centímetro más bajo... En 158 días desaparecerás por completo. — Cerró con una risa psicótica.
— ¡Oigan! — Llegó Brendon a poner orden. — Tú, el muerto viviente y tú, señor promotor, ¡Pónganse a hacer su trabajo!
— A mí no me regañes. — Se defendió Frank mientras Gerard sólo se reía. — Es este idiota quien está interfiriendo en mi trabajo.
— ¡¿Idiota?! — Dejó de reírse. — ¡UN IDIOTA COMO TÚ NO TIENE DERECHO A LLAMAR IDIOTA A LOS DEMÁS!
— ¡¿Qué coño pasa contigo?! Has estado actuando demasiaaaado raro desde tu cumpleaños.
Sus palabras hicieron que Gerard enfureciera más.
— ¡¿Estás diciendo que realmente no sabes lo que hiciste?!
«Ay, por favor, señor ¡¿Por qué?!». Brendon los miraba cansado.
— ¡¿Qué te hice?! ¡Te di mis posesiones más preciadas! ¡¿Siquiera valoras un poco ese detalle?! — Se calmó un poco. — Deberías estar más agradecido.
— Oh... — Gerard de repente sonrió y se mostró dulce, sólo porque recordó que ahora tenía ese cd y la camiseta de Falling In Reverse. — La verdad es que sí estoy demasiado agradecido por esos regalos, tanto, que casi me hicieron explotar de felicidaaad.
— ¿Viste que sí? — Frank comenzó a sonreír también. — Sabía que te gustarían.
— ¡NO ME CAMBIES EL TEMA! — Recordó que estaba enojado. — ¡No estoy hablando de esos increíbles obsequios! ¡Me refiero a lo que pasó después!
— ¡¿Qué pasó después?! Vimos los fuegos artificiales ¿No? ¡Pensé que te gustaría!
Gerard seguía maldiciéndolo internamente, y Brendon comenzaba a hacer lo mismo.
— ¡Dame eso! — Gerard le arrancó el cartel de madera de las manos.
A continuación, le plantó un golpe en la cabeza con él, tan fuerte que seguramente Frank se acordó del día en que nació. Incluso a Brendon le dolió como si lo hubieran golpeado a él.
— Apúrate y busca algunos clientes. — Le ordenó Gerard con frialdad a la vez que el pobre Frank estaba en el piso agonizando.
— Brendon... ¿Qué le pasa a Gee? — Preguntó cuando Gerard se fue y además, pudo levantarse del suelo.
— Tú deberías saberlo. — Se cruzó de brazos. — Eres un chico muy cruel, bien merecido que tenías ese golpe.
— ¡¿Pero qué demonios hice?!
— ¡Agh! ¡ES QUE CONTIGO NO SE PUEDE! — Perdió la paciencia. — ¡BUSCA EN EL FONDO DE TU CORAZÓN! ¿REALMENTE NO HAS HECHO NADA?
El menor se quedó unos segundos pensativo, con la mano en su pecho, en el lugar donde va el corazón. Incluso cuando Brendon se fue, se quedó así, buscando qué había hecho mal... Y aún no tenía nada.
La casa embrujada era en el salón de clases, el cual estaba perfectamente oscuro y decorado, pero aún no había sido abierto al público, allí estaba Gerard completamente solo, llorando. No podía dejar de pensar en la noche de su cumpleaños.
Esa pequeña y simple frase ¿Sabes cuánto esfuerzo me tomó?
Cuando sintió que ya no le quedaban más lágrimas para llorar, decidió canalizar su ira y su tristeza en otras cosas... Como en ese trabajo de asustador.
Cuando Gerard comenzó a trabajar, los pasillos se impregnaron de gritos de terror, había mucha gente saliendo corriendo de la casa embrujada, todos demasiado asustados.
Brendon y Patrick decidieron ir a ver cómo le estaba yendo a Gee. Patrick casi se cagó del susto cuando apareció Gerard con los ojos puestos en blanco y diciendo con esa voz espectral: "Te mataré".
— ... Hola... Patrick y Pete... — Se movía a pasos lentos al rededor de ellos. — Mi pareja favorita... Bienvenidos... ¡Al infierno! — Patrick abrazó muy fuerte a su novio. — Déjenme adivinar... ¿Están felices, no? ¡Presumiendo su gran relación tooodo el tiempo! Qué lindos...
— P-P-P-Pete... — Cuando Patrick se dio cuenta, Pete se había quedado petrificado del miedo.
— Les robaré la felicidad. — El rubio se asustó cuando sintió la mano de Gerard sobre su hombro. — ¡NADIE VA A SER FELIZ SI YO NO LO SOY!
— ¡AAAAAAAAAAAAHHHHH!
Patrick terminó soltando un desgarrador grito antes de tomar a su paralizado novio de la mano y llevárselo de allí. Aun así, Gerard los perseguía por toda la escuela.
— ¡Nooooooooooo! — El pobre Pat se iba a morir de un infarto.
Por otra parte, Brendon, quien era el encargado de cobrar, estaba muy feliz observando al montón de gente haciendo fila para entrar, sin duda, la atracción principal era Gerard, estaban obteniendo mucho dinero gracias a él. La gente de verdad estaba asustada, tanto, que incluso antes de visitar la casa embrujada ya decían que el fantasma daba tanto miedo que se aparecería en sus pesadillas por mucho tiempo.
Cuando acabaron las tres horas, Gerard cambió su disfraz por el uniforme y se quitó el maquillaje para poder disfrutar del festival, aunque realmente no lo disfrutaría.
Se quedó sentado en una banca, observando con amargura cómo los demás se divertían.
— Te compré un batido. — Brendon se sentó junto a él. — Te lo mereces por tu trabajo duro.
Brendon, Gerard, Dallon y Frank trabajaban el mismo turno, las siguientes tres horas eran de Pete, Jamia y así sucesivamente, de modo que cada quien trabajara y al mismo tiempo pudiera tener tiempo para el festival.
— ¡Hicimos mucho dinero esta mañana gracias a ti! — Lo felicitó.
— ¿Hice un buen trabajo? — Preguntó Gerard antes de darle un sorbo a la bebida.
— Yo diría que diste lo mejor... Hoy les causaste infartos a muchos.
— Genial.
— Y... Ahora que tenemos el resto del día libre... ¿No te gustaría ir a dar un paseo con Frank? — Sonrió moviendo las cejas de arriba a abajo.
Gerard escupió un poco del batido por su culpa.
— ¡¿POR QUÉ CON FRANK?!
— Sólo decía... O sea... Jamia, Pete y Patrick trabajan ahora, yo estaré con Dallon... Me refiero a que... Si no estás con Frank, estarás solo.
— Si estoy al menos un minuto junto a Frank, voy a terminar colapsando.
— ¿De verdad te pondrás así? ¿Te rendirás después de haber fallado una vez?
— ¡¿A qué te refieres con fallar?! ¡Mi declaración fue perfecta! Le dije que me gusta, se lo dije sin rodeos... Que él sea un tarado es culpa suya.
— ¿Y cuando llegue el día del viaje escolar, qué harás? Es decir... Será lo mismo que ahora, todos estaremos en pareja, no me gustaría que te sintieras incómodo.
— ¡Eso no es nada justo!
— ¡Heeyy! — Dallon caminaba en dirección a ellos, y estaba acompañado por Frank. — Buen trabajo en la casa embrujada, Gee, todos te están buscando para que los asustes, nadie quiere entrar si no estás tú.
— ¿Qué más da? — Se encogió de hombros. — Puedo tomar también el turno de la tarde y mañana también puedo hacerlo, me da igual.
No estaba dispuesto a seguir allí si Frank estaba presente, así que se dio la vuelta para marcharse, sin contar con que el menor lo detendría, pronunciando su nombre con un tono muy serio.
— ¿Qué quieres, Iero? — Preguntó al darse la vuelta.
— ... Ya sé por qué estás enojado. —Todos lo miraron sorprendidos. — Y de verdad lo siento... Te hice algo terrible.
Gerard se sonrojó.
Al parecer por fin Frank había encontrado en su corazón aquello que hizo mal.
— El chico que te gusta se enteró de que estuvimos juntos en tu cumpleaños y ahora está pensando mal... ¿Es eso?
Al mayor se le cayó el batido de las manos. Las caras de cada uno de ellos con respecto a lo que estaba pasando expresaban perfectamente lo que pensaban: Frank no tiene cerebro.
— Chicos... ¿Por qué me miran así?
— Oh... Mierda. — Gerard masajeó un poco su sien. — Creo que me dio migraña... Me impresiona mucho que se haya hecho una súper película en su cabeza y no haya dado con la verdad.
— Estoy tan sorprendido que siento que vale verga enojarse. — Comentó Brendon.
— ¿Qué? — Frank iba a morir. — ¿No es eso? ¡¿Entonces qué hice mal?!
— Bien, bien. — Gerard se dio por vencido. Como dijo Brendon: "Vale verga". — Tienes razón, Frank... Eso fue justo lo que pasó ¿Cómo era la historia? ¡Ah, sí! El chico que me gusta se enteró de que pasé mi cumpleaños contigo y ahora tiene una idea equivocada.
— Eres tan molesto. — Resopló. — Ya acabas de dejar claro que no fue eso.
Gerard terminó estallando como un volcán.
— ¡¿MOLESTO, DICES?! ¡ERES TÚ QUIEN ESTÁ MOLESTÁNDOME, PENDEJO!
— ¡¿"P-p-pendejo"?! ¡Es la primera vez que me llamas así!
— ¡PORQUE ES LA PRIMERA VEZ QUE ME HACES ENOJAR TANTO!
— ¡NO ME HABLES ASÍ!
— ¡YO TE HABLO COMO A MÍ ME DÉ LA MALDITA GANA! ¡ERES UN MALDITO SUBNORMAL! ¡ERES LA PRUEBA VIVIENTE DE QUE EL SER HUMANO NO EVOLUCIONA!
— ¡LO DICE EL SIMIO QUE NO PUEDE ABRIR UNA MALDITA LATA!
— ¡ESO FUE HACE AÑOS! ¡ERES PATÉTICO!
— ¿Quieres interferir? — Le dijo Dallon a su novio en medio de la peleíta.
— Claro. — Asintió. — Y pronto.
— ¡Oye, Frankie!
— ¡¿QUÉ?! — Como seguía enojado con Gerard, fue inevitable dirigirse a Dallon con la rabia que estaba sintiendo.
Una vez que consiguieron la atención del castaño, Brendon exclamó: — ¡Tú eres quien le gusta a Gerard, imbécil!
Gee se iba a morir de los nervios. Ya, no había manera más directa de decírselo, ahora sí tendría que tenerlo en claro ¿No?
— ¡Mentiroso! — Pero en lo que Frank dijo eso, esos nervios se convirtieron en tristeza y rabia. — Ustedes no me quieren contar y por eso es que me están mareando con mentiras para hacerme quedar como un tonto ¿Pero saben qué? ¡No lo lograrán!
— Tú solo estás quedando como un tonto. — Fue lo último que pudo responder Gerard antes de irse corriendo.
Frank creyó que Brendon le mentía... ¿Cómo alguien podría mentir con eso?
Antes la estupidez de Frank me parecía hasta graciosa, ahora simplemente estoy agotado.
Ni porque se lo digan en su cara él puede creer que me gusta... Eso me hace sentir tan mal... Y yo no quiero sentir nada por él, lo odio tanto y lo odio por provocar esto en mí, no quiero seguir amándolo, porque sé que a la larga terminaré con un vacío infinito... Sintiéndome como un verdadero fantasma.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top