11.Lindsey Alert

Gerard estaba tranquilamente en el jardín, sentado en una banca mientras bebía su leche con chocolate y escuchaba música con los audífonos puestos, hasta que llegó Frank a perturbar su paz. 

— ¿Qué hacía Lindsey ayer en la escuela? — Preguntó tomando asiento junto a él. 

Gerard terminó por quitarse ambos audífonos. 

— Vino a completar su papeleo. — Dijo de lo más tranquilo. — Ya que la transfirieron aquí. 

— ¡¿Aquí?! — Frank, por su parte, no estaba tan tranquilo. 

— Ajá. — Bebió otro sorbo de su bebida. — Empezará en abril, después de las vacaciones de primera.

— Eso debe ponerte muy feliz ¿No? — Se cruzó de brazos. 

— Pues claro, de niño solíamos ser muy amigos, supongo que ahora las cosas seguirán así... 

— Ya veo... — Musitó. — Y... De casualidad... ¿No hay posibilidad de que te guste? 

— ¿Qué? ¡Por supuesto que no! No me gustan para nada las chicas, me parecen lindas, pero no puedo imaginarme teniendo contacto físico más allá de un abrazo con una. 

Cool. — Dijo displicente.

— ¿Por qué preguntas? 

— No creas que me importa. 

— No lo creí. — Mintió, pues sentía que Frank estaba preguntando todo con doble intención.

— Por cierto, Gee... ¿Tienes planes esta tarde? 

— ¿Yo? — El mayor lo miró sorprendido. 

— ¿Ves a otro Gee por aquí? ¡Claro que tú, inútil! 

— Oh... No, no tengo planes. 

— ¿Entonces podemos ir a la tienda de discos a ver si conseguimos algo bueno por ahí?

— ¡Sí, sí, sería genial! Llevo un tiempo queriendo comprar algunos discos.  

— ¡Gerard! — Apareció Pete corriendo desde los pasillos. — ¡Acabo de encontrar la receta de un pastel de chocolate fácil de hacer! 

— ¿De verdad? ¡Genial, perfecto! ¡Entonces haré ese! 

— Pastel de chocolate ¿Eh? — Frank sonrió con maldad. — Mejor voy buscando las pastillas para el dolor estómago de una vez. 

— ¡Ni te ilusiones, enano, no lo haré para ti! — Le gritó. 

— Sí, sí, di lo que quieras... — Dijo con el ego en las nubes. 

De pronto, Gerard dejó de mirarlo con su ira habitual y odio hacia él, y reemplazó esa mirada por una sonrisa bastante delatora. Sonrisa que Pete no pasó por alto.  

A la hora de la salida, como de costumbre, ambos iban a caminar juntos a casa, y en el portón de la escuela, estaba cierta pelinegra. 

— ¡Geraaaard! — Lo saludó con su respectiva alegría, agitando su mano eufóricamente. 

Al verla, Frank sintió de nuevo una molestia extraña que sentía cada vez que esa chica se acercaba, era como odio a primera vista, y no entendía por qué le pasaba eso, si él nunca había sido así con nadie. 

— ¿Qué hace ella aquí? — Preguntó el menor con el ceño fruncido. 

— ... Oh... Lindsey... — Dijo Gerard. — ¿Qué te trae por acá?

— Vine a buscarte, ¿Estás libre para ir a tomar un café conmigo? 

Frank rodó los ojos, y puso mala cara al escuchar eso, se suponía que irían a la tienda de discos esa tarde, no iba a perdonar a Gerard si lo dejaba por Lindsey. 

— L-lo siento, Linds, ya hice planes con Frank. 

Ella le dedicó al pequeño una mirada suspicaz. 

Frank se adelantó a decir: — Ah... Está bien, no se preocupen... Yo... 

— ¡¿Qué?! — Exclamó la pelinegra señalándolo con el dedo índice. — ¿Qué demonios es esta pequeña criatura? 

— ¡¿De qué estás hablando?! 

— Un momento, Gee. — Susurró al oído del pelinegro. — ¿Este no es el pequeñito con el que estabas en año nuevo? 

— ¡No te refieras a mí como si fuera una mascota! — Se quejó Frank. 

— ¡Tú no puedes ser visto con una belleza como Gerard! 

— ¿Belleza? — Gerard hizo el gesto de estar apenado. — Aww. 

— ¡¿Cómo que belleza?! — Refutó Frank. — ¿En qué mundo se le puede considerar a Gerard como tal? 

— ¡Tú cállate! — Recibió un golpe por parte de Gerard. 

— En serio, Gee. — Continuó Lindsey. — ¿De dónde sacaste a ese duende gruñón?

— ¡¿Qué te pasa, loca?! ¡¿Quieres pelear?! ¡No me importa que seas una chica!

— ¡Sí! — Alzó los puños. — ¡Soy una chica pero puedo aplastarte como el insecto que eres! 

— ¡Aaaaahhh! — La escena era comiquísima, Gerard estaba sosteniendo a Frank por la cintura mientras que él forcejeaba, lanzaba puños y patadas con tal de que lo soltaran y él pudiera matar a Lindsey. — ¡Esta chica me está molestando! 

— ¡Eres un enano idiota! — Discutió ella. 

— Ya... Ya... Tranquilo, Frankie. — Gerard trataba de apaciguarlo, pero Frank parecía un chihuahua rabioso. 

— ¿"Frankie"? ¿De verdad me quieres decir que tienes planes con él? ¿Qué? ¿Estás cuidando a este niño? ¿Se trata de una especie de trabajo de niñera o es sólo caridad?

— Lindsey, basta, no te refieras así a Frank. — Por primera vez en su vida, Gerard se atrevió a defenderlo. — El único que puede hacerle bullying soy yo. 

— Gerard, de verdad, no puedes ser visto con este enano ¿Sí? Creo que lo mejor es que vengas conmigo. 

— Pero... 

No le dio tiempo de seguir discutiendo cuando Lindsey lo tomó de la mano y se lo llevó arrastrando sin permitir que Frank hiciera algo al respecto. 

El menor se quedó allí parado mirando la escena boquiabierto, y odiando a Lindsey aún más.

— ¿Qué pasó, Frank? — Jamia salió un poco más tarde, justo cuando Lindsey se llevó a Gerard de esa manera tan arbitraria. — Pensé que tú y Gee ya se habían ido a su cit... DIGO. — Tosió. — Salida casual a la tienda de discos. — Cerró la frase con una risa nerviosa. 

— Acaba de pasar algo extraño, Jam. 

— ¿Por qué no me acompañas a la estación de autobuses y me cuentas todo, Pequeño? 

Los dos salieron de la escuela y se fueron caminando juntos. Durante el camino a la estación de autobuses más cercana y esperando a que llegara el autobús de Jamia, Frank le contó toda la situación sobre la pelinegra fastidiosa que perseguía a Gerard y se lo había llevado arrastrándolo como hacían los cavernícolas, y eso a Jamia le pareció una amenaza total.

Al llegar a casa, lo primero que hizo fue abrir la aplicación WhatsApp y abrir el chat de grupo llamado #TeamFrerard, en el cual envió una nota de voz dando la "Alerta Lindsey".

— ALERTA LINDSEY, ALERTA LINDSEY. — Se escuchaba en el audio. — AMIGA DE LA INFANCIA DE GERARD ARRUINANDO EL FRERARD, SE NECESITA NUESTRA INTERVENCIÓN DE INMEDIATO, CAMBIO.

— CUENTA, CUENTA CUENTA. — El primer audio de respuesta fue el de Brendon, seguido de eso, envió otro más breve, diciendo: — CAMBIO. 

— ¿QUÉ TAN GRAVE ES EL ASUNTO? — Llegó el audio de Pete. — Cambio. 

— ¿Por qué decimos cambio después de cada audio? — Dijo Patrick. — Cambio. 

El siguiente fue de Brendon. 

— Porque es genial decir cambio... Cambio. 

— ¿Cuáles son las coordenadas, comandante Nestor? — Patrick envió otro. 

— PRIMERO. — Brendon envió otro. — ¡Se te olvidó decir cambio, Pat! Segundo ¡¿Quién nombró a Jamia comandante?! ¡Yo quiero ser el comandante intergaláctico Sailor Brendon y castigaré a cualquier perra que se interponga en el Frerard en nombre de la luna! 

— Quedamos en que tú eres el coronel Urie. — Discutió Pete. — Lo sabrías si hubieras estado en la reunión de los cargos. 

— ¡Seré Sailor Brendon! ¡He dicho! ¡Cambio! 

— ¡CHICOS! ¡ENFÓQUENSE! — Llegó un audio de Jamia regañándolos. — Esto es grave, por lo que me contó Frank, esa tipa podría llegar a representar un peligro...

La castaña terminó contando toda la historia de lo que pasó en la escuela en un audio de CINCO minutos que solamente Brendon (el sin oficio) escuchó entero. 

— ¿Hará falta hacer una exterminación? Cambio. — Fue su respuesta. 

— Por ahora, lo más sensato es hacer una intervención pacífica, y dependiendo cómo se vuelvan las cosas, usaremos la violencia si es necesario. Cambio. 

— ¿Y por qué no utilizar la violencia desde ahora? Cambio. 

— ¡No se apresure, comandante Sailor Brendon! Cambio ¿Están todos conmigo? Cambio. 

Luego envió un segundo audio, reemplazando el tono serio por unas risas: — Dije cambio dos veces jajajajajsjajaja es tan cool hablar así. Cambio. 

Como respuesta, todos en el grupo enviaron un mensaje diciendo "cambio". 

Al día siguiente, Gerard se estaba disculpando con Frank en el salón por lo que pasó con Lindsey el día anterior. 

— Esa Lindsey es realmente insoportable. — Se quejaba el menor. — ¡Nunca he conocido a una chica tan vil en toda mi vida! 

— ... Ella no es mala... — Trataba de defenderla. — Sólo que su sentido del humor es un poco... Pesado, no te tomes a mal sus insultos, yo te insulto todo el tiempo. 

— Sí, pero es distinto cuando tú lo haces. 

Gerard de repente se sorprendió ante esa frase. 

— ¿Qué quieres decir? 

— Nada... — Frank rodó los ojos. — Realmente no me importa tu estúpida amiga, Gerard. 

— ¡¿A quién llamas estúpida, imbécil?! — Ella apareció en el salón, haciendo que tanto Gerard como Frank pegaran un salto del susto. 

— ¡¿Cómo haces para meterte así a la escuela?! ¡Eres una invasora!

— Oh... ¿Escuchaste algo Gee? — Miró a su alrededor haciéndose la desentendida. — Debe haber algún mosquito zumbando por ahí... Uno muy molesto. 

— ¿Q-qué haces aquí, Lindsey? 

— Oh... — Sonrió extendiendo una bolsa muy bonita, de color rosa pastel. — Te preparé algo de comer ¿Te gustan los waffles? 

— G-gracias. — Sonrió nervioso, apenas recibiendo el obsequio. — Me halagas mucho y esto es muy lindo de tu parte pero... No tienes que hacer tanto por mí... Ayer cuando no me dejaste pagar el café fue demasiado. 

— Es que mereces que haga cosas lindas por ti, Gee. — Le acarició el cabello. Frank estaba enervándose. — Cuando éramos niños te veía como un pequeño indefenso al que me prometí cuidar y proteger de todos y ahora que he vuelto a verte, siento lo mismo. 

— Un chico que tiene que ser protegido por una chica es patético. — Bufó Frank.

— ¡Un chico de tu estatura es patético! — Le gritó Lindsey. 

— ¡TEAM FRERARD AL ATAQUE! — Se aparecieron los cuatro idiotas, utilizando lentes de sol y haciendo poses de los Power Rangers

— ¡MANIOBRA ALFA EVASIVA 22! — Exclamó Jamia. — ¡Despejen el área! 

Pete y Patrick tomaron a Lindsey de cada brazo. 

Nadie entendía nada. 

— ¡Suéltenme! — Lindsey forcejeaba con ellos. 

— ¡Si intentas algo contra nosotros te irá peor! — Le dijo Pete. — Aquí somos la autoridad. 

Y, con mucha dificultad, se llevaron a Lindsey a rastras afuera del salón de clases, mientras que ella trataba de zafarse de su agarre y los insultaba y preguntaba a cada rato qué coño estaban haciendo. 

Frank por su parte, aunque no entendía nada, se estaba muriendo de risa con la situación. De verdad lo estaba disfrutando. 

— ¿Qué está pasando aquí? — Preguntó Gerard.

— ¡Despejando el área! — Le dijo Brendon quitándole la bolsa con el envase de comida de las manos. — Me llevaré la evidencia, hay que testear esto a ver si está envenenado. 

Salió corriendo hacia los pupitres al fondo del salón de clases. 

— ¿Me puedes explicar qué fue todo eso, Jamia? — Le preguntó Gerard, a sabiendas de que Brendon ya no diría nada al respecto. 

— Asuntos secretos del gobierno de "Frerardlandia"

— ¡¿Qué coño estás diciendo, chica?! ¿Qué clase de juegos son estos? 

— Oigan. — Frank se acercó a ellos, estaba llorando de la risa. — No sé qué fue eso, pero ojalá que sigan haciendo cosas así contra esa pesada de Lindsey. 

— Y así será, mi amor. — Jamia acarició su mejilla. — Así será. 

Y Gerard lo comprendió todo. 


Estos inútiles están llevando muy lejos su tontería del Frerard


El pelinegro se dispuso a salir corriendo en busca de Lindsey para pedirle una disculpa por aquel incidente que ni siquiera había sido culpa de él, sino de sus tontos amigos. 

No se fue sin antes dirigir su vista hasta el final del aula, donde estaba Brendon sentado en una mesa con la boca manchada de crema batida... Comiéndose los waffles que Lindsey había hecho para él. 

— ¿Cómo va el testeo, Beebo? — Preguntó irónicamente. 

— Oh... — Brendon cerró los ojos en son de deleite. — No hay rastros de veneno aquí... — Dijo con la boca llena. — Por el contrario, se nota que están hechos con amor. 

Gerard le mostró su dedo medio antes de abandonar el salón de clases. 

Mientras tanto, Pete y Patrick estaban ya a las afueras de la escuela, "sacando la basura". 

— ¿Me pueden decir qué ha sido todo esto? — Preguntó Lindsey, realmente molesta. 

— Te lo diré una vez y no volveré a repetírtelo. — Habló Pete. Tanto él como su novio se veían muy serios con esas gafas de sol. — No creas que Gerard no tiene quien lo defienda de tipas como tú... 

— ¿Qué quieres decir con "tipas como yo"? 

— Dime una cosa ¿Te gusta Gerard? 

— Responde a mi pregunta primero. 

— ¿Te gusta Gerard? — Inquirió con más firmeza. 

— No te tengo miedo. — Se cruzó de brazos y lo miró desafiante. 

— ¿Te gusta Gerard? — Cada vez se oía peor. 

— Sí. — Bufó. — Me gusta. Me gusta desde que éramos niños. 

— Pues es una lástima, pues a Gerard no le gustan las chicas. 

— ¿Qué...? ¿Cómo? ¿Quieres decir que es gay?

 — ¡¿Qué no es obvio?! ¡Gerard es gay por donde se pare y camine!

— Pues... ¡Eso no me importa! Si me esfuerzo, verás cómo lo haré cambiar de parecer, seré la primera y ÚNICA chica que le gustará. Estoy decidida ¡Voy a curar a Gerard! 

Patrick, el adorable Patrick que nunca rompía un plato, fue quien la haló del cabello y le gritó con una voz de macho que jamás en su vida había utilizado: — ¡LA HOMOSEXUALIDAD NO SE "CURA", INEPTA! ¡DEBERÍAN CURARTE A TI LA IGNORANCIA, MÁS BIEN! 

— Bien dicho, cariño. — Pete le besó la mejilla rápidamente antes de retomar su postura severa. —  Ahora, te diré esto, niñita; no creas que Gerard no tiene quien lo respalde, así que... Yo que tú, regreso a mi casa y no me aparezco más por aquí a molestar a Gee ¿Entendido? 

— Me iré. Pero sólo porque no quiero seguir perdiendo mi tiempo aquí con ustedes... Pero cuando Gerard sea mío, se tragarán todas sus palabras y me las pagarán todas. 

— Sí, sí, ya vete de aquí, pinche loca ¿Cómo es que dejan entrar a cualquiera a los colegios? Por esto es que se arman las masacres ¡No hay seguridad! 

Lindsey se dignó a marcharse. 

— Nuestro trabajo aquí está hecho. — Dijo Patrick sacando una cajita de jugo de su bolsillo.

En ese momento, Lindsey les dedicó una última mirada y Patrick, se quitó las gafas, y mirándola con furia, hundió con fuerza el popote en el envase de jugo, como queriendo decirle que, si seguía metiéndose con Gerard, correría el mismo destino. Cosa que asustó un poco a la pelinegra. 

El Team Frerard no jugaba. 

En eso, apareció Gerard. 

— ¿Qué pasó con Lindsey? ¿Se fue?

Con la llegada del pelinegro, los novios dejaron de dar miedo, volviendo a lucir como la parejita adorable que irradiaba solecitos, flores, arcoíris, unicornios, amor y paz. 

— Pues... Ella decidió irse por su cuenta después de que le dijimos amablemente que no debía irrumpir en la escuela así. — Dijo Patrick con su mirada angelical y voz de bebé. — Ella se disculpó y dijo que no volverá a pasar, así que probablemente ya no volvamos a verla por aquí. 

Gerard los miró sospechando que probablemente había más que eso, por un momento, Pete y Patrick tuvieron miedo de ser descubiertos, de no ser porque el tonto e ingenuo Gerard cambió su mirada de sospechas por su semblante tranquilo de siempre y esbozó una sonrisa. 

— Vaya, Patrick, si no fueras tan puro e inocente, dudaría de ti. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top