Capitulo 11.

Narra Bakugou

Ya han pasado unas semanas, me gusta estar en este lugar pero el problema ahora era que esos malditos viejos seguro pondrán la segunda alerta mandando extras a buscarme pero no quiero irme, pocas veces puedo estar tranquilo y ahora estaba escalando una de las montañas del lugar, eran más grandes que las que hay en mi reino.

Siendo acompañado por Kirishima mientras escalaba noté a lo lejos a la enana jugando con sus dragones y ese perro, no se por que me siento raro al ver a esa enana berrinchuda aunque al mismo tiempo me gusta hablar con ella, no es tan fastidiosa como otras extras aunque sea una berrinchuda ya que hay veces en que la hago enojar y hace berrinches.

— ¿Amo, ocurre algo?

— No nada ¿por que?

Me había detenido en el momento cuando estaba viendo a la enana, continúe escalando esa montaña junto con mi sirviente Kirishima, pensé que estar aquí sería perfecto pero el único problema es el maldito bicolor ¿¡Por que Ryūko tenía que salvarlo!? hubiera dejado que se lo comieran los lobos.

Me molesta también como actúa la enana cuando ese bastardo esta cerca ¿¡Por que me molesta tanto!? ¡No lo entiendo! ¿¡Por que con el se pone de esa estúpida forma!?

Tan atenta a lo que este le dice como si el bicolor fuera la gran cosa, yo soy mucho mejor que el y en cambio ella solo me habla de una manera casi igual pero seria y manteniendo distancia, peor fue con Deku ella se emocionó al verlo como si Deku fuese la gran cosa también...ese maldito Deku.

— ¡Amo! — Me había distraído pero ya logre subir a la cima de esa montaña junto con Kirishima — Amo ¿Que le pasa? Esta muy distraído.

— No es nada que te importe — Respondí.

— Claro que si y desde hace días lo noto, ¿Que le pasa? Dígame.

— Nada, es solo que me molesta que tu y el bastardo mitad y mitad insistían en que debo regresar al reino.

— ¡Sabe que es su obligación además nos fuimos sin avisar!

— Me da igual no me iré de aquí, me gusta este maldito lugar.

Narradora

Dijo Katsuki mirando el paisaje desde lo alto de donde estaban, este lugar era fascinante pensó él, pero los detalles eran el príncipe del Reino sur y los padres del príncipe Bakugou que ya dieron la segunda alerta de enviar a buscar al príncipe por los reinos cercanos.

— ¿Y ahora que hacemos, amo? — Dijo Kirishima caminando junto a Bakugou quienes habían bajado de esa montaña volando mientras se adentraban a un camino con muchos árboles alrededor.

— ¿Donde está la enana? — Preguntó Bakugou por la chica.

— Debe estar atendiendo a los dragones.

— Bien...

— Por lo que veo usted y ella se llevan bien — Sonrió Kirishima por ello.

— Algo así.

— De hecho esperaba que se llevaran bien ya que...usted sabe que por su carácter...

— ¿Que estas queriendo decir? — Gruñó.

— Que usted no es muy amistoso con la mayoría y temía que no se llevará bien con Ryūko y si paso al principio.

— ¡Ya te dije que si me disculpé con la enana!

— Si ella me lo dijo...me sorprendió ya que tuve que enfrentarme a usted para ello.

— ¡Y espero que no se vuela a repetir, idiota!

— Descuide ya no lo haré — De pronto un gruñido de estómago llamó la atención de la cual provenía del pelirrojo — Tengo hambre iré a traer comida del reino del Oeste.

— Tráeme algo a mi también.

— Traeré comida para los tres, dígale a Ryūko que enseguida regreso — Dijo Kirishima haciendo aparecer sus alas de dragón para salir volando, mientras Bakugou camino por el lugar siguiendo el camino rodeado de árboles hasta que llegó a una parte donde escucho una voz conocida.

— Y el emperador aprendió lo que es la humildad y saber valorar las amistades al ver que aquel campesino lo ayudó cuando éste fue afectado por un hechizo convirtiéndolo en una lláma, siendo la causante la consejera del emperador que quería obtener el trono a cualquier costo pero no resultó como esperaba y el empleador aprendió esa valiosa lección de tratar mejor a las personas sin importar su posición de vida — Leyó ella del libro de cuentos.

— ¡Ja! Que absurda historia acabas de leer — Se burló el cenizo por las palabras que dijo Ryūko.

— ¿Eh? ¿Príncipe Bakugou? — Ella se sorprendió verlo de la nada.

— ¿Un emperador que aprender a ser humilde? Yo siendo emperador sería asombroso.

— Sabe, las historias son por algo ¿no cree? Se aprende de los errores que tuvieron los personajes de cada una y saber como lograron salir de las situaciones difíciles y aprender a ser mejores.

— Jajajajaja que ingenua eres, enana nadie aprende nada jajaja eres igual de ingenua que Deku.

— Oye no deberías decir eso, tal vez podría pasarte algo que te haga ver claramente las cosas de como actúas.

— Yo no cambio de opinión en nada, a mí nadie me da ordenes yo hago lo que quiero cuando quiero.

— Lo se a simple vista se ve príncipe Bakugou — Dijo ella cerrado su libro, los pequeños dragones junto a ella miraban al príncipe Bakugou al igual el pequeño cachorro pero luego Ryūko se levantó — ¿Donde esta Eijirou?

— Fue al reino oeste para traer comida.

— Bien — Rápido Katsuki le detuvo el brazo a Ryūko al ver que comenzó a alejarse de él y eso causo que ella se asombrara.

— ¿A donde vas? — Preguntó él.

— A dejar este libro y revisar el área — Respondió Ryūko.

— Bien, yo también voy.

— No es necesario — Comenzó a caminar ella al momento que este soltó su agarre siendo seguida ella por esos pequeños dragones, su perrito y el príncipe Bakugou.

— ¡Oye! — Le habló el príncipe.

— ¿Si, príncipe Bakugou? — Dijo ella mirándolo de reojo.

— ¿¡Acaso te molesta mi presencia o que!? — Preguntó molesto.

— No para nada ¿por que lo dices?

— Por que he notado que siempre estás tomando distancia de mí.

— ¿Y? — El cenizo hizo un gran puchero de enojo viendo como ella tomaba aquello sin importancia con una cálida sonrisa — Si quieres pasar tiempo conmigo solo tienes que decirlo jejeje pensé que te gustaría pasar tiempo de hombres con Eijirou.

— Como si quisiera pasar tiempo con una enana berrinchuda — Gruñó el príncipe.

— Se nota, bueno señor Bakugou lo dejo solo con su asombrosidad jejeje — Dijo ella con algo de gracia siendo seguida por sus pequeños dragones de colores variados y su perrito, el príncipe gruño ante ello y siguió a la joven.

(...)

Ryūko dejó su libro en su estante, el príncipe con mucha curiosidad miro esa habitación de piedra, una pequeña cama improvisada, un estante hecho de troncos gruesos y madera cortada de la misma, en la pared había una antorcha apagada ya que era solo un palo grueso donde tenía cenizas de un fuego apagado.

— ¿Aquí duermes? — Preguntó el mirando alrededor.

— Si, vaya que eres muy curioso — Dijo Ryūko.

Él gruño ignorando el comentario burlón de la joven chica luego saliendo del lugar fueron a una parte donde habían dragones de a montón.

Katsuki estaba fastidiado debido a la situación en que lo ponía la chica dragón, no entendía aquello pero aun así siguió a la chica pero luego la vio estando rodeada por tantos dragones, no sabia por que sonrío al ver aquello viendo como los dragones se acercaban cariñosos con Ryūko.

— Veo que están bien eso me alegra ninguno esta enfermo ¿verdad? — Les preguntó ella a sus dragones.

El cenizo vió que varios que le gruñeron en forma de responder aquello que preguntó Ryūko dando entender que ninguno estaba enfermo por el momento.

— Esos dragones te aprecian, enana.

— Obvio, he cuidado de ellos todo el tiempo.

Pero de pronto tres de esos dragones se acercaban a Bakugou quien se quedo quieto mirado a las majestuosas criaturas que comenzaron a olerlo.

— ¿¡Eh!? — Se sorprendió al ver a los dragones a su alrededor.

— Jejeje les agradas — Aquella chica rió levemente al ver que esos tres dragones de colores extravagantes se acercaban de forma cariños con el príncipe quien comenzó a acariciar sus cabezas, sonrío este al ver que mas de los dragones se acercaban a olerlo y luego a estar de forma amistosa con el así como con Ryūko, ella al ver esa escena también se acercó.

— ¿Que les pasa a estos dragones? — Preguntó el cenizo mientras se le escapó una sonrisa ya que le agradaba esa actitud de los dragones.

— Les agradas, les gusta tu olor — Dijo Ryūko.

— ¿Mi olor? — Dijo Bakugou confundido.

— Si ya que tu emanas un extraño aroma que hasta yo me di cuenta de ello.

— ¿Y eso es bueno o malo?

— Es bueno creo ya que tu aroma es dulce pero con un toque picante a la vez jejeje.

— ¿Así huelo?

— Si, de hecho cuando recibí tu collar olía exactamente igual, olía a ti creo que por eso los dragones están así.

Mientras tanto en el reino Norte estaba el hombre despiadado que había convertido aquel reino pacífico en un lugar lúgubre y decadente.

— ¿Así que el príncipe del reino del Este está desaparecido? Bueno Hunter si lo encuentras por mi reino llévalo de inmediato a su reino no quiero intrusos aquí — Dijo el malvado hechicero.

— Como usted diga mi señor.

— Pero si ponen la tercera alerta puedes quedarte con la recompensa.

Eso hizo sonreír al sujeto de cabello castaño y ojos castaños rojizos estando postrado ante el supuesto rey.

— Me mando llamar rey Gosuto — Apareció otro sujeto.

— Dabi muchacho me alegra que estés aquí.

Apareció un sujeto de cabello azabache con varias quemaduras el cual poseía magia de fuego azul como los de la familia real del Reino Norte pero este lo obtuvo bajo terribles consecuencias.

Su padre el rey del reino Sur quería que este tuviera esa clase de magia pero le costó estar quemado, al principio no lo logro y su padre lo dejo a su suerte quedado quemado pero Gosuto quien estuvo en la misma situación al quiere tener poder ayudo al muchacho siendo ahora su aliado.

— Quiero que vayan por las regiones cercanas, busquen mas dragones quiero buscar a esa niña de la que les hable y la traigan ante mi, ya atrape a Red Riot pero se que el jamás me dirá donde esta la niña.

— ¿Y que hacemos si encontramos a la niña? — Preguntó Dabi.

— Traiganla viva y si ven un dragón con ella también tráiganlo vivo.

Ambos hombres asistieron a la petición de aquel hombre despiadado, mientras que en el reino oeste Kirishima estaba de regreso al lugar de los dragones pero otras personas habían llegado al reino oeste.

— No puedo creer que Kirishima y Bakugou se hayan ido sin avisar — Dijo un rubio acompañados de un azabache y una chica de piel rosa.

— Conociendo a Bakugou es lo más probable ya que había discutido con la reina — Dijo el azabache.

— ¿Creen que este en el reino oeste? — Pregunta la chica.

— ¿Podría estar en el reino Sur? — Preguntó el azabache.

— No creo ya que Bakugou y el príncipe del Reino sur se detestan desde esa loca fiesta — Dijo el rubio.

— Bueno busquemos al príncipe Deku el tal vez sepa algo — Aquellos tres sirvientes fueron enviados por los reyes del reino del Este dando entender que era la segunda alerta de la desaparición del Príncipe cenizo el cual estaba mas que a gusto en el lugar donde yacía su presencia.

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