43- for cedric

Draco deslizó las yemas de sus dedos a lo largo de su columna haciendo que su cuerpo temblara contra el de él. 

— Eso hace cosquillas — ella se rió, sus labios se movían contra su cuello mientras hablaba. 

— Entonces tiene el efecto deseado — el sonrió, mientras su cuerpo reaccionaba instantáneamente a sus movimientos. 

Ella levantó la cara para mirarlo, su corazón se detuvo ante el amor que se veía en sus ojos. 

— Nunca salgamos de esta habitación —ella murmuró en voz baja, colocando su mano en su mejilla. 

El cerró los ojos, suspirando ante su toque — No me tientes. Me quedaría aquí para siempre contigo, si pudiera.

El sintió los labios de ella rozar los suyos, a lo que se apresuró a responder, mordiendo su labio inferior suavemente, obligándola a separarlos para que él pudiera profundizar el beso. 

Después de unos momentos, ella se separó, suspirando profundamente — Probablemente deberíamos volver a nuestros dormitorios — Dijo ella con lastima.

— Dijiste que querías que nunca nos fuéramos — Él se rió, descansando su frente contra ella mientras sus brazos se apretaban a su alrededor. De repente, no pudo soportar la idea de dejarla ir. 

— No quiero irme, pero no podemos arriesgarnos a que nos atrapen usando esta habitación. De lo contrario, es posible que no tengamos adónde ir en el futuro. 

— ¿Entonces nos ves haciendo esto más a menudo? — el preguntó esperanzado, levantando las cejas. 

Las mejillas de ella se sonrojaron y los dos hoyuelos que tanto amaba aparecieron a ambos lados de su rostro. 

— Tal vez, sí ... ¿si tu quieres?

Él no pudo evitar reír, ahuecando su rostro con ambas manos y plantando rápidos y furiosos besos en su frente. 

— Por supuesto que quiero.

Él atrapó sus labios una vez más y la besó con fuerza, haciéndola rodar sobre su espalda para que estuviera acostado, inmovilizándola contra el colchón.

La deseaba de nuevo.

Y esta vez no hubo nada de torpeza, solo puro placer cuando volvieron a ser uno.

Draco nunca pensó que fuera posible sentirse así antes; nunca en sus sueños más locos pensó que una chica como Aurora lo querría de vuelta. Todo estaba bien y Draco quería que se quedara así para siempre. 

Pero, lamentablemente, las cosas tienen la costumbre de cambiar. 

[...]

— Tengo otra sesión de estudio esta noche — me disculpé, ya que Draco sugirió reunirse en la Sala de los Menesteres más tarde. 

Pude verlo tratar de ocultar la decepción en su rostro, pero sus ojos lo delataron. 

Rápidamente asegurándome de que Umbridge no estaba mirando, deslicé mi mano por debajo del escritorio y agarre la suya dándole un apretón. Instantáneamente me devolvió el apretón con una pequeña sonrisa en sus labios. 

Pasamos el resto de la clase sentados así, fingiendo leer el capítulo, pero en realidad solo pensando en la próxima vez que podríamos estar juntos.

Esto fue evidente cuando Draco me llevó a un pequeño rincón en el momento en que salimos del aula, prácticamente metiendo su lengua en mi garganta mientras me empujaba con fuerza contra la fría pared de piedra. 

— ¡Draco! — Jadeé, mientras nos separamos sin aliento. 

— Lo siento — jadeó, su pecho subía y bajaba pesadamente — No puedo dejar de pensar en besarte y tocarte y... — se detuvo, sus ojos brillaban con malicia. 

— Supongo que el último 'y' no es estudiando — Me reí, rozando mis labios contra los suyos. 

— Maldita sea, no lo es — gruñó, presionándose vigorosamente contra mí para que pudiera sentir exactamente lo que quería decir.

Un repentino chorro de deseo se acumuló en mi estómago, mientras mi cuerpo gritaba por él. El anhelo fue instantáneo e intenso. Sentí que si no lo tenía ahora, seguramente me desmoronaría y moriría. 

— baño de los prefectos — suspiré, mi voz ronca por el anhelo. 

Nunca había visto a Draco moverse tan rápido mientras me arrastraba al quinto piso.

Ni siquiera nos desvestimos adecuadamente, solo quitamos la ropa esencial mientras Draco me empujaba contra la pared en el momento en que entramos al baño. 

Ni siquiera veinte minutos después, ambos estábamos tratando de reorganizar nuestros desaliñados uniformes sin aliento. 

— Mierda — murmuró Draco mientras trataba de domar su cabello — Vamos a llegar tarde, y ahora tengo pociones.

— Como si Snape alguna vez te regañara — me burlé, arreglando mi falda — Tengo transformaciones con McGonagall. Yo soy la que está en problemas-

Me interrumpió agarrándome del brazo y acercándome a él para besarme. 

— Sin embargo, valió la pena — el murmuró — Siempre vale la pena si es contigo.

Me sentía tan feliz, que ni siquiera me importó cuando McGonagall eliminó cinco puntos de mi casa por mi tardanza. 

— Bueno, ciertamente tienes un brillo en ti desde que has estado montando el Príncipe de Slytherin — Dijo Cho mientras nos dirigíamos a la reunión de DCAO de Harry.

— ¿Blaise sabe que llamas así a Draco? — Pregunté, arqueando una ceja. 

— Oh, tengo otro apodo para Blaise, y es muy elogioso, si me entiendes — Me sonrió tímidamente cuando entramos a la Sala de Menesteres. 

Hoy empezamos con los patronus. Fue un trabajo duro. Casi pude obtener un destello de algo no identificable al final de la sesión. 

— Bien — anunció Harry a la clase, terminando — Sólo queda una semana hasta que lleguen las vacaciones de Navidad, así que nos reuniremos todas las noches para recuperar el tiempo perdido. 

Miré hacia arriba con horror. ¿Cada noche? 

— No habrá excepciones — agregó, mirándome intencionadamente — Espero que todos ustedes sean capaces de producir un Patronus completamente corpóreo para cuando terminemos, los que no lo logren quedan fuera.

¿Cómo diablos se suponía que iba a explicarle esto a Draco?

— Harry — dije, quedándome atrás después de que todos se marcharán — ¿todas las noches? ¿Y qué es todo eso de echarnos si no podemos producir un Patronus?

Harry me miró con una expresión exasperada. 

— Aurora, esto es serio. Ser capaz de lanzar un Patronus podría ser la diferencia entre la vida y la muerte. ¡No toleraré pérdidas de tiempo en mi clase!

Mi boca se abrió de par en par. No podía creer lo profesor que sonaba.

Sacudiendo la cabeza, di la vuelta sobre mi pie para dirigirme hacia la puerta, cuando sentí una mano en mi brazo. 

— Aurora, lo siento — Harry habló, su voz ahora era más suave, más amable. — Simplemente no quiero que nos encontremos en la misma situación que Cedric.

Cerré los ojos cuando sentí ese familiar apretón en mi corazón. 

— ¿Crees que habría sobrevivido, si hubiera sabido defenderse mejor? — Pregunté en voz baja.

— No-no lo sé — suspiró Harry con resignación — pero me gustaría pensar que todo esto podría salvar a uno de nosotros, algún día. Especialmente a ti, Aurora.

El me miraba con tristeza y supe que estaba recordando la última petición de Cedric. 

— Te he estado mirando esta noche, Aurora — Continuó, su mano todavía seguía en mi brazo — Tienes potencial, si quieres, puedo enseñarte cómo lanzar un Patronus, Después de cada clase, me quedaré para darte lecciones adicionales.

— No lo sé, Harry. No parece justo para los demás. 

— Le prometí a Cedric, Aurora. Le prometí a tu hermano que cuidaría de ti.

Ambos nos giramos a mirar la pared de un sonriente Cedric. Sentí que mi corazón se rompía al ver a mi hermano tan feliz, tan lleno de amor y potencial y como todo fue arrebatado porque alguien había decidido que debía morir. 

— Bien entonces — Yo tragué grueso — Por Cedric.

Harry asintió con la cabeza, su rostro estaba solemne y enfático.

— Por Cedric.

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