26 | the silver fox
chapter xxvi of the death season :
" WHAT WE WANT... YOU CAN'T GIVE US "
╓────────────────────╖
" I've got red in my ledger. "
╙────────────────────╜
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
25 de enero, 2023
tokyo, japón
GRITOS HACEN ECO EN LA CALLE JAPONESA.
Sonidos de disparos, luces intermitentes, cristales rotos.
Reina el caos.
Los pies de la chica no emiten ningún sonido mientras corre sin esfuerzo a través de las elevadas tiendas de la calle, cada paso seguro, cada movimiento determinado, el cuerpo completamente mejorado. Un cuchillo gira en sus dedos delgados y enfermizos antes de que lo arroje brutalmente a través de la habitación, la larga hoja plateada corta directamente a través de la garganta de un hombre y se hunde con un sonido satisfactorio.
Los objetivos se alinean detrás como corderos para la matanza.
Y al igual que el carnicero, una pelirroja se para ante ellos con un cuchillo en cada mano y una sonrisa torcida en los labios.
Si es una pelea lo que quieren, la chica de ojos celestes está más que feliz de complacer.
Con un grito, ella voltea al siguiente hombre armado y se desliza debajo de las piernas de otro, poniendo un gancho alrededor de su tobillo y tirándolo al suelo junto a ella. Con un movimiento brusco de una muñeca, gira el alambre delgado y afilado alrededor de su cuello y lo aprieta hasta que puede ver la luz desvanecerse de sus ojos. Y justo cuando termina el trabajo, un brazo musculoso y firme le envuelve la garganta y la tira bruscamente hacia atrás, empujando el cañón de una pistola directamente hacia su sien.
—Ugoku na —él sisea en su oído. Quieta.
La joven se pone rígida, levanta sus manos que gotean sangre, y luego... hace algo extraño.
Lo primero extraño de la noche.
Ella... se ríe, un sonido ronco y agudo, muy parecido a la cuchilla en la mano, que provoca un escalofrío en la columna vertebral de su captor.
Y luego arroja su cabeza hacia su nariz, apuñala su cuchillo en su muslo y cae sobre su estómago, permitiendo que su compañero intervenga y aseste su katana directamente en el vientre del hombre.
Sus ojos celestes se alzan y se encuentran con los de color marrón oscuro.
Ella sonríe. Él no.
—Ty skazal, chto podozhdesh' menya —dijiste que me esperarías.
—YA stal neterpelivym —perdí la paciencia.
Él se burla.
Y luego trabajan en equipo.
Mientras Ronin baja, el Zorro Plateado rueda suavemente sobre la espalda curva de su compañero, usándola para lanzarse y derribar a otro hombre. Él le agarra la muñeca y la hace girar, usando toda su artillería sobre los hombres que nunca parecen dejar de llegar.
—U tebya yest' eto? —el hombre de la máscara pregunta. ¿Lo tienes?
—Ne vsegda li?! —la chicos grita, gruesos mechones caen en sus ojos oscuros—. Idti! —¡¿no lo tengo siempre?! ¡Vamos!
Y Ronin deja el resto de la tríada en sus manos más que capaces.
Después de todo, incluso en sus primeros días, ella nunca fue tan buena. Antes, había una pequeña parte de sí misma que se contenía: esa promesa de bondad, esa sensación de moralidad que tan desesperadamente quería tener.
Pero ahora sabe que no tiene humanidad.
Ha perdido todo.
Nada la detiene.
El vidrio se rompe a su derecha y los fragmentos cortan su rostro ya ensangrentado, pero ni siquiera nota el dolor cuando voltea hacia atrás y muestra sus dientes blancos a un hombre que grita enojado.
Su forma es ágil al correr hacia adelante, se acurruca y envuelve sus piernas alrededor de su cuello, dando un giro brusco hasta que los huesos crujen y él cae. La caída de su cuerpo la arroja y la hace rodar por el suelo, girando para derribar las piernas del siguiente y sacar su arma del cinturón, disparando a su rostro. La rodean y ella los derriba, uno por uno, hasta que decenas de cuerpos ensangrentados y rotos yacen inmóviles alrededor de sus pies.
Y luego solo hay silencio.
Ese silencio sucio e intoxicante.
Era algo a lo que tenía que acostumbrarse otra vez, el extraño silencio que seguía la muerte. Después de todo, no hay mayor sensación de vacío que ver la vida drenarse ante tus ojos.
Lamiendo su labio hinchado y sacando una gota de sangre de su mejilla, los cansados ojos apagados de la chica parpadean casualmente hacia el último hombre que lucha por levantarse. Ella está sin aliento, pero él está decidido y terriblemente enojado. El último y más grande soldado. Dos veces su tamaño, probablemente tres, claramente un experto en combate cuerpo a cuerpo, con suficiente músculo para detener un automóvil en movimiento.
Su voz una vez suave y gentil ahora es áspera.
—Watashi ni yara senaide —por favor, no me hagas hacer esto.
Él solo da una lenta sonrisa asquerosa, sus ojos viciosos y crueles y sus intenciones totalmente equivocadas.
Con un suspiro bajo y constante, los hombros de ella se enderezan y su mandíbula se contrae.
—Omae no sōshikida —es tu funeral.
Él se acerca con una sonrisa resbaladiza, pasos duros y pesados, sus manos simplemente contrayéndose para golpearla hasta que no queda nada.
Y el Zorro Plateado solo se sienta y acecha.
Justo cuando está a punto de alcanzarla, él saca dos bastones eléctricos que la ponen rígida. No es algo de lo que tenga recuerdos demasiado cariñosos. El rostro de su padre parpadea en su mente y ella aprieta los dientes y cierra los ojos, una nueva furia ardiendo y hirviendo dentro de su vientre.
Cuando él la golpea, la chica salta, voltea el cuchillo en su mano y se lo pasa por la muñeca. Un bastón cae y, con un grito, ella le da un rodillazo en el estómago antes de girar y patear nuevamente su rostro. Pero esta vez él la agarra del tobillo y pega el bastón en su cuello.
Luego sucede la segunda cosa extraña de la noche.
Por primera vez, en mucho tiempo, siente algo.
Y es dolor.
Ella grita cuando los rayos de electricidad sacuden su cuerpo, empujando su cabeza roja hacia atrás y contrayendo sus músculos mientras el dolor la atraviesa.
Los oscuros ojos del soldado se clavan furiosamente en los de ella, esa sonrisa enferma ardiendo cada vez más al ver su dolor. Su mano empuja el bastón más y más en su cuello, aumentando la electricidad hasta que su cuerpo está casi convulsionándose.
Pero cuando vuelve a sus sentidos, la segunda emoción golpea.
Furia.
Los dedos temblorosos de la pelirroja se enroscan alrededor del bastón y, lentamente, comienza a girar su brazo hacia atrás. Y el hombre tres veces su tamaño solo mira con absoluto horror absoluto como la pelirroja comienza a dominarlo. La chica mira directamente a sus ojos negros como el carbón cuando se ve obligado a arrodillarse ante ella.
—Iya —el hombre gruñe y se ahoga—. Sore... sore wa fukanōdesu... —no. Eso no es posible.
Y luego la tercera.
Las lágrimas llenan sus ojos. Y ni siquiera está segura de por qué.
Su cuerpo tiembla, el sudor gotea por el costado de su cara.
—Dō? —¿cómo?
Ella puede oler su miedo en el aire. Puede ver el terror en sus ojos. Tan solo, tan débil, tan asustado.
Y después la chica siente algo cuando lo da por muerto.
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
DE VUELTA EN LA CALLE, la lluvia cae del cielo y las coloridas calles están vacías, excepto por los cuerpos que yacen en su propia sangre. El líder de la Yakuza se prepara para correr, aterrorizado de que hayan venido por él, temiendo por tanto tiempo. Pero Ronin aterriza justo detrás de él, dejando en claro que no tiene ningún lugar a donde huir, que no hay escapatoria.
—Temē naze konna koto wo suru? —el líder, Akihiko, gira lentamente y desliza su katana, recostándola sobre su hombro—. Oretachi temē ni nani mo shitenē daro! —¿por qué haces esto? ¡Nunca te hemos hecho nada!
—Chikyū no hanbun sanosu ni yarareta... —con su máscara aún cubriendo su rostro, Ronin gira y saca su propia arma—. Omae wa naze buji nano —habéis sobrevivido, la mitad del planeta no. Thanos se encargó de ellos. De vosotros nos encargamos nosotros.
Los dos hombres se lanzan hacia adelante para encontrarse, sus espadas se conectan ruidosamente antes de que la de Ronin atraviese el costado del líder, infligiendo solo un daño menor. Los dos retroceden, todavía mirándose con sus armas en alto.
—Omae mo jūbun koroshita daro! —¡ya no haréis más daño a la gente!
—Orera ga dato? —el gángster se ríe sarcásticamente, señalando a los cadáveres que los rodean—. Anata wa ryōhō tomo kurutte iru! —¿nosotros hacemos daño a la gente? ¡Los dos estáis locos!
Mientras Akihiko se lanza, Ronin gira bruscamente a su alrededor, distrayéndolo con un puñetazo en la cara. Luego, el asesino lo corta profundamente en el estómago, dejándolo sangrando y volteándose hacia su compañera que se acerca.
El líder Yakuza se congela. Sus ojos se abren.
Una chica pelirroja sale de debajo del puente, los ojos estrechados y los mechones hasta la barbilla empapados de sangre y lluvia.
Luce muy joven. Mucho más de lo que podría haber creído posible para una asesina tan infame. Con apenas dieciocho años, camina por esas calles tan malvadas.
No habla mientras estudia en la escena que tiene delante: los sonidos, las vibraciones, los olores.
El Zorro Plateado puede olerlo. Su miedo. Ella respira y lo absorbe con algo que quizás podría haber sido llamado placer alguna vez. Ahora no está segura de qué es lo que siente dentro de su pecho. Todo lo que sabe es que este hombre, su próximo objetivo, es como un animal que sabe que está muriendo.
El líder está rodeado. Y lo sabe.
Akihiko grita y se lanza hacia la pelirroja, con la katana en alto para matar. Pero la joven asesina, con gracia, curva a un lado y corta bruscamente a lo largo de su yugular.
Y ni siquiera se estremece cuando sangre espesa, caliente y pegajosa, brota por toda su cara.
Akihiko se aleja tambaleándose, la conmoción transforma sus rasgos mientras la chica anda rígidamente hacia él, con los ojos estudiando la sangre que brota de su cuello a un ritmo alarmante. Los de él buscan algo en la expresión de la joven, alguna pequeña señal de emoción o vida... pero no encuentra absolutamente nada. Su cabeza roja se mueve y con un pequeño movimiento de su mano, ella lo empuja hacia sus rodillas.
—Mate... Tasukete kure! —el hombre se atraganta con su propia sangre, entrando en pánico y agarrando la pierna de la niña. Espera... ¡Ayúdame!
Y cuando Ronin se une a ella, la pelirroja inclina la cabeza y le pregunta honestamente:
—Dōshite? —¿por qué?
—Omae ni nan demo yaru! —ruega Akihiko débilmente—. Nani ga hosī? —¡te daré lo que pidas! ¿Qué quieres?
El tío y su sobrina se elevan sobre el hombre con los hombros fijos y los ojos viciosos, después de haber pasado años así, haber vivido esta vida durante demasiado tiempo como para no predecir los movimientos del otro. Lo rodean como depredadores alrededor de su presa, hambrientos de muerte.
Hablando inglés por primera vez en cuatro años, el Zorro Plateado dice:
—Lo que nosotros queremos...
—... tú no puedes dárnoslo —Ronin termina con su katana levantada.
Luego empuja la espada directamente al corazón de Akihiko, matándolo al instante. Y el Zorro Plateado, por alguna extraña y terrible razón, se estremece. Pero no mira hacia otro lado cuando Ronin saca la espada y el cuerpo del hombre cae, limpiando la sangre sobre su armadura.
Y luego todo ese dolor, todo el sufrimiento, se disipa una vez más. Sus emociones se apagan y ese vacío en su corazón se ensancha en el mismo agujero abierto. Y, como todas las veces anteriores, pensó que tal vez se sentiría mejor. Pero no.
Permanecen bajo la lluvia durante mucho rato, ninguno de los dos se mueve, ninguno habla.
Luego viene la cuarta y última cosa extraña de la noche.
La chica siente una presencia perfectamente silenciosa detrás de ellos, que se avecina, esperando. Sus pupilas se dilatan. el vello de su brazo se eriza y su cabeza se dispara hacia arriba. Sacando bruscamente su Skorpion de su espalda, gira rápidamente y apunta el arma de su padre, con los ojos entrecerrados y los dientes al descubierto.
Pero la asesina que solía ser Svetlana Barnes se detiene.
La pistola cae hacia sus pies.
Todo sentimiento abandona su cuerpo.
Y entonces los labios de Svetlana forman la palabra que su voz no hará sonar.
—¿Mama?
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀
[ You should see me in a crown
Your silence is my favorite sound
Watch me make 'em bow
Tell me which one is worse
Living or dying first ]
xxv. you should see me in a crown billie eilish
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top