Capítulo (23)

10 DE MAYO 2019
07:08 AM

Kai

— ¡Kai! — escuché la voz de Niem cerca.

— Mierda — susurré, nos habíamos quedado toda la noche juntos, Cole entre abrió los ojos sin saber que estaba pasando. — Esconde te, ahora.

Si Niem encontraba a Cole aquí, este día sería el último de mi vida, me levanté tan rápido que me enredé con la cobija de mi cama cayendo al piso. Mierda

— ¿Te volviste a caer? — la risa se escuchan cerca—Vamos a llegar tarde a clases, ya todos están casi listos y tú no has movido tu lindo trasero.

— Ya salgo, estoy terminando de vestirme. — le mentí.

— Te espero abajo.

Asome mi cabeza por la puerta y ví que ya se había ido, en cuanto la cerré tome un respiro profundo, — Este tipo ya se está volviendo un dolor de cabeza — me sobresalté y suelto un grito ahogado por mi manos al notar que Cole estaba detrás de mí.

Lo empuje, — Me tengo que bañar, vete. — le ordené, mis palabras lo tomaron por sorpresa, estaba disfrutando tener una vida en lo que cabe normal, pero debía ser un poco más realista y no estaba dispuesta a ceder más de lo que ya lo había hecho con Cole.

Disfruto estar con él, sí, pero no puedo hacerme idea de otra cosa, él tenía una deuda conmigo, y pronto se la haría pagar.

Él un poco incómodo asintió y salió por el balcón, en cuanto estuve sola, me bañé, y bajé a la cocina donde todos estaban esperando.

Tenía cierto dolor en mi nariz, desde hace ya varios días he estado con el mismo durante las mañanas, es un poco incómodo.

— ¿Estás bien? — la preocupación en el tono de voz de Chiara era palpable.

Antes de poder responder, sentí como un líquido rodaba por mi labio, hacia cosquillas, estaba caliente, lleve mi manos allí, en cuanto las ví, sangre.

Todos se preocuparon, inmediatamente Gian me ayudó a parar el sangrado de la nariz, ninguno dijo nada, estaban buscando sus propias conclusiones por si solas, yo solo me límite a cambiarme el uniforme.

(...)

— Se está acercando al baile, ¿Ya tienen sus vestidos? — les pregunté a Talia y Gia.

— Yo aún no.

— Yo tampoco, deberíamos ir a comprarlo juntas — propuso Gia, ambas asentimos.

Todos me quedaban viendo con reproche, rabia e incluso algunos con miedo.

— Tranquilízate Kai, ellos solo son personas normales con vidas normales — Gian trato de calmarme pero solo me hizo sentir peor, y esa palabra se quedaron gravadas Personas normales con vidas normales. Claro que sí la tenían y ellos jamás entenderían lo que era pasar por lo que cada uno de nosotros tuvo que pasar desde que nacimos.

Gia decidió contarme toda la verdad acerca de Franchesca, y estuvo a punto de decirme la razón por la que estaban en este pueblo pero Niem la interrumpió e incluso pelearon porque Gia estaba a punto de contarme algo de suma importancia, eso solo despertó mucho más mi curiosidad, y la única que podía decirme la verdad era mi madre.

Divisé a los Daves a varios metros de nosotros, todos se dirigieron en nuestra dirección excepto Cole, lo cual agradecí, en dónde se me acercara Gia lo iba a matar, y mas atrás los demás.

Cole no sabía nada acerca de Franchesca, solo sabía lo que ella había hecho en el pueblo, el mundo desgraciadamente es tan pequeño que me tuve que cruzar con una persona que se hizo pasar por buena, cuando no era así.

Ella desde aquel día que la ví empujar a Talia, se me hizo conocida y por alguna razón nunca me dió buena espina.
La rabia que traía por ella superaba todo lo que había pasado en el gimnasio, ella se había metido en terreno completamente desconocidos, estaba jugando con fuego, y no, no sé iba a quemar, porque antes de que ella tuviera la oportunidad de llegar a eso, yo la iba apagar.
Ya le tenía fecha y hora.

Olvidé el tema de Franchesca y me enfoque en distraer un poco mi mente, para no seguir hundiendome en el abismo que se estaba aproximando.

— ¿Saben por qué a mí no me gusta dar besos? — Decía Niem en modo galán sabio.

Me reí porque está historia ya la había contado muchas veces, tantas que me la sabía de memoria, pero como había nuevos integrantes al grupo, claramente debían oír a Niem con una de sus muchas anécdotas que para todos eran un poco ridículas pero para él si eran lo más importante en su vida. En este caso, ser el centro de atención.

Un Harrison muy interesado le pidió continuar, así que Niem se le hinchó el pecho para comenzar su anécdota— Tu pene siempre lo podrás proteger si eres inteligente, pero tú boca no, por eso...

(...)

Me sentía agotada, después de estar con los chicos un rato en la cafetería, llegue directo a mi casa y dure toda la tarde haciendo tareas, adelantando trabajos por lo que había estado ausente y ya estábamos próximos a tener parciales.

Me lancé en la cama sobando mi frente para relajarme un poco, no quería saber de nadie, solo quería dormir.

La brisa se colaba por mi balcón, el sol se estaba ocultando, cerré los ojos con mucho cansancio, pero escuche un pequeño ruido,  sabía que él estaba aquí, y que todo era parte de mi imaginación — ¿Qué quieres?

Abrí un poco mis ojos, y allí estaba él, Kori. — No dejes que se acerque a tí.

Ya había tenido este tipo de alucinaciones antes, dónde el parecía no haberse ido nunca de este mundo, me dolía, pero aceptaba la realidad, en su momento no podía separar la realidad de mis  alucinaciones, fue duro pero no podía quedarme estancada y que mis padres creyeran que estaba loca de por vida, así que debía chocar contra la realidad y por más cruel que fuera, lo aceptaba.

Ya había tenido alucinaciones con mi hermano, y aunque sabía que nada de eso era real, me gustaba tener una imagen clara de él, así fuera solo una alucinación, me recordaba que nunca lo iba a olvidar, pero ya el tiempo estaba pasando factura, yo había madurado un poco más, y él seguía teniendo la misma imagen de hace casi dos años.

Pero las últimas imágenes que tuve de él fueron dentro de esa cabaña, lleno de sangre, su ropa empapada, sus ojos sin ese brillo de vida, estaban apagados completamente, estaba muerto.

Una lágrima rodó por mi mejilla, al verlo avanzar, mi mente estaba jugando conmigo, quería a mi hermano de vuelta, quería que estuviera aquí abrazándome, diciéndome que todo estaría bien, que él siempre me cuidaría y que no dejaría que me pasará nada mientras él estuviera vivo, él cumplió con su palabra, pero no me advirtió que después de eso, estaría destruída.

Ya no podía más, no podía verlo más allí, así que repetía las mismas palabras que provocaban traerme a la realidad— Nada es real, nada es real, tú no eres real.

Llegó a mí, me estaba tocando, él me estaba tocando, me estaba abrazando — Todo va a estar bien, princesa.

Cole.

Abrí los ojos despegando lo de mí, era él, no Kori, y lloré con más intensidad, aún no estaba bien para aceptarlo, no estaba bien para afrontarlo, no estaba bien para dejarlo ir, pero ya estaba aceptando la realidad.

— Llora si lo necesitas, pero no puedes vivir estancada en lo que te da miedo, en tu enojo, no puedes, Kai.

No dije nada sabía que el tenía la razón.

(...)

SEIS MESES DESPUÉS.

Estaba caminando por las calles del pueblo, sola, mi cabello volaba con el viento chocando contra el, ya estaba acabando el otoño, y las bajas temperaturas cada día se sentían más.

Habían pasado seis meses, decidí no seguir con la búsqueda de los sobres, y Cole sin mi ayuda Cole no lograba superar todos los acertijos, así que también se dió por vencido o eso me estaba haciendo creer.

Ya estábamos en vacaciones, pero hasta el último día preferimos no mantenernos cerca al ojo del público, Franchesca no volvió acercarse, y lo prefería así.

En una semana era mi cumpleaños, y no quería recordarlo, trataba de evitar hacerlo, estaba mejor así, desde que dejé la búsqueda esquivé muchas decaídas, pero debía aceptar algo, yo sabía dónde estaba  siguiente sobre, lo tenía en mis manos pero lo escondí porque no quería seguir con esto. Mi curiosidad se había apaciguado.

Estos últimos meses había tenido una vida tranquila, con altas y bajas pero estaba mejor.

Estaba llegando a la cafetería donde me encontraría con los demás, mi madre estaba preparando una cena espacial pre-cumpleaños, para honrar la memoria de mi hermano, y por ello no debíamos llegar tarde a la casa, el tema de mi hermano seguía siendo achacoso para mí, pero estaba aprendiendo a vivir con ello.

Toque con mis manos mi relicario, y la nostalgia me golpeó de frente, allí llevaba una foto de Cambridge y de Kori, los padres de Cam se mudaron y perdieron contacto con todo el pueblo. Los entendía, cada mes venían a visitar la lápida de su hija, yo trataba de ir todos los días, lo cual me ayudo para desahogarme con ella, contarle mis días buenos como mis días malos, y me ha ayudado a superar muchas cosas.

Y aunque estaba mejor, todavía había algo que no me dejaba dormir en paz, y que me seguía dejando con resentimiento, había estado recibiendo cartas anónimas, en dónde me decían como habían disfrutado asesinar a Cam, como disfrutaron ver morir a Kori en mis brazos.

Decidí ignorarlas todas y cada una de ellas, pero Cole insistía en que le dijera lo que me sucedía, como ya había dicho me encontraba mejor, pero no siempre había podido evitar los ataques de pánico, y que en varias ocasiones Cole presenció.

Abrí la puerta de la cafetería y en cuanto entré, la calefacción golpeó mi cuerpo enviando escalofríos, divisé a mis amigos cerca de la entrada así que me acerque.

— Por fin llegas, ya hemos pedido unas cafés— Me informa Chiara eufórica.

Le sonreí y me senté al lado de Homer, él seguía siendo frío y distante con todos, pero ya no tanto como en un inicio, y al parecer estaba de buen humor, y sabía que Chiara tenía algo que ver con eso.

— La señora Milán dijo que debemos estar en su casa antes de las ocho, que sino vamos, nos hará dormir afuera — Gia se rió porque sabía que era verdad, muy pocas veces mi madre era quien preparaba algo de cenar, pero cuando lo hacía era seguro que estaríamos presentes y en eso estaba incluído mi padre.

De inmediato Talia trajo nuestra orden, traía una sonrisa impecable casi imposible de ser borrada, y digo casi, porque en cuanto vió a Niem en la mesa su sonrisa desapareció y con ello llegó una mirada llena de fastidio.

En cuanto los cafés estuvieron a nuestro alcance cada uno tomo el suyo, — Muchas gracias, preciosa, te dejare una excelente propina solo si te das un descanso y tomas mi café junto a mí.

Los ojos de Talia ya no sé sorprendían, pero el fastidio era claro, — No gracias prefiero seguir trabajando, sigue soñando imbécil.

La campana de la entrada sonó, y allí entro Franchesca, no venía sola, estaba junto a Cole, venían tomados de la mano, no me gustaba verlos juntos, y por más que Cole dijera que entre ellos no pasaba nada, no terminaba de confiar en sus palabras.

— Ya termino mi turno, debo ir ha arreglarme para la cena a la que me invitaron — dijo Talia llamando la atención de todos.

— Me voy contigo — todos se sorprendieron, no tenía mucho tiempo de llegar, Gia me miraba con preocupación puesto que ya sabía lo que había entre Cole y yo, y aunque los demás sospechaban no sé atrevían a preguntar abiertamente sobre el tema.

Pero todos se levantaron no dijeron ni protestaron acerca del tema, y no me gustaba el echo de que ellos tuvieran que dejar su comodidad por mí.

— ¿Tan rápido se marchan?— pregunto Franchesca con simpleza. Al ver que nadie respondió su pregunta, — Kai, quisiera hablar contigo un minuto antes de que te vayas.

La miré directamente a los ojos, todos la miraron de reojo esperando mi respuesta,  — Di lo que tengas que decir aquí, delante de todos— le dije con desinterés mostrándome sería, e inalterable.

— Necesito que hablemos a solas.

— Estás loca si piensas que dejaré que Kai este contigo a solas — todos rieron por el comentario de Gia, Franchesca se mostró con arrogancia, orgullosa de que tuvieran miedo de que ella estuviera a solas conmigo, Gia al ver su actitud agrego—: Tengo miedo de que Kai termine en la cárcel por terminar lo que no logro aquella vez en el instituto.

Me reí, ella solo siguió por un pasillo sola, no había tomado el mensaje de Gia claramente,  pero solo los calmé, el que parecía asustado era Cole, supondría que era porque tenía miedo de que matará a la Barbie.

Me giré sobre mis pies caminando hacia donde Franchesca se había ido, al llegar a ella ví el brillo de victoria.

— Solo quiero entregarte esto y que te des cuenta de qué Cole solo está jugando contigo.

— Veo todavía sigues con él — le dije en un tono sorprendido finjido. — Yo tengo novio, y Cole aún no me sirve, — me acerque a ella un poco casi susurrando — Te lo regalo.

— Es la última vez que te lo digo, alejate de Cole.

Su sonrisa desapareció, me extendió una USB, la tome y me fuí, llegue a los chicos me acerque a Niem, este me tomo de las manos preocupado.

Cole atento a mis movimientos, Franchesca me estaba tocando los ovarios con sus amenazas, yo le iba a tocar los cojones.

— Besame, ahora — No le dí tiempo de responder, lo jale estampando sus labios con los míos.

Lo bese, Niem estaba congelado, no movía sus labios, así que le di un pellizco — Hazlo bien — reaccionó y siguió el beso confundido.

A mí me gustaba tentar al diablo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top