Capítulo (22)
09 DE MAYO 2019
11:24 am
Cole
Estaba en mi cama tratando de concentrarme, pensando en todo lo que había sucedido hace un mes.
Kai no volvió a dirigirme la palabra, puesto que la suspendieron todo este tiempo del instituto, sí la suspendieron por mandar a Franchesca a enfermería, no la veía salir de su casa, su balcón siempre permanecía cerrado, solo veía a mis hermanos salir e ir a su casa, Talia no me quería ver ni en pintura, y Gia no quería decir nada de Kai, solo me evadía las preguntas, la reacción que había tenido Talia ese día en los vestidores no la podía entender.
Simplemente salió de uno de los vestidores y le dió una cachetada a Franchesca, no sabía si me estaba equivocando yo con Franchesca.
Me levanté yendo hacia mi ventana, cansado, no tenía manera de seguir con esto, no entendía ni comprendía lo que quería decir esa carta, y la única que me podía ayudar era Kai, debía hablar con ella.
Y así quisiese hacerlo, tenía límites que debía respetar y si ella no deseaba hablarme más, no le debía dar más importancia a ello, debía enfocarme en encontrar ha Abigail.
Salí un rato haber si el aire ayudaba a serenarme, era un día hermoso, pero mi genio era una mierda. Un carro se estacionó en frente de la casa de los Milán, de allí salió ella, la mire detalladamente, su cabello estaba suelto, su mirada se cruzó con la mía, sentía que todo se había paralizado, estaba embriagado con tan solo verla, reconocí el sentimiento que estaba teniendo. y eso era mi mayor temor, mi debilidad.
Elude la mirada hablando con Conrad, él me miró con cuidado, parecía saber lo que yo no, camino en mi dirección deteniéndose a mi lado — Kai me dijo que te preguntara qué si podían hablar, estará en el gimnasio de su casa.
Asentí, yendo de vuelta a mi cuarto, pero Conrad me detuvo — No juegues más con ella, Kai no es como Abigail, ni como ninguna chica con las que te has metido.
— Eso lo sé, y ya no lo haré más.— le aseguré.
— Cuídala, no dejes que pase por lo mismo dos veces.
Asentí, él se fue dejándome allí, necesitaba una justificación de los cambios tan bruscos y negativos de Kai, necesitaba entender porque los demás la cuidaban tanto, y lo iba a obtener.
Me cambié de ropa por una más cómoda, para terminar puse una cinta elástica entre mi frente y mi cabello.
Toque la puerta de la entrada, no bastaron más de unos segundos para encontrarme a su padre junto a su esposa, la sorpresa es clara en sus ojos.
— Buenos días Señor y señora Milán, quería saber si estaba Kai en casa, Conrad me mandó a pasarle unas clases a Kai.
Era la excusa más estúpida que tenía, pero no encontraba la manera de decirles que quería ver a su hija, al parecer iban de prisa porque solo salieron dejándome acceso libre a su casa, el papá de Kai toca mi hombro llamando mi atención — Para la próxima que quieras mentir, asegúrate de traer todos los implementos para que sea creíble, — caí en cuenta de algo, no llevaba ni un miserable cuaderno, rasque mi cabeza con nerviosismo.
— Cuida a mi hija, saldremos por unos días.— Me entregó unas llaves, pareciera que el podía saber todo lo que estaba pasando, cosa que me anonado.
Esperé a que se fueran, entré esperando que hubiera gente pero por algún motivo estaba solo, cosa que me se me hizo muy extraño, se escuchaba la música de fondo, esta terminó dándole inicio a otra, caminé en dirección al sonido, encontré el gimnasio, allí estaba ella, su cabello recogido en un moño alto, unos shorts cubrían parte de su cuerpo junto a un top que llegaba hasta su abdomen, se veía bien, lo cual me entristeció un poco, estaba bien, sin mí.
Ella no me había visto, estaba concentrada en el saco de boxeo que estaba frente a ella, parecía toda una profesional en lo que hacía, me límite a observarla, al lado de ella había un gran espejo, se detuvo la música, me miró por encima de sus hombros ignorando me.
Y siguió en lo suyo, puso a reproducir una canción Power over me, la canción siguió y Kai sigue ignorandome, estaba a punto de irme, cuando la ví detenerse unos metros de distancia a mí, — Quiero practicar un poco, no sé si quieras ser mi conejillo de india.
El insolencia no pasó desapercibido, pero solo asentí, quería saber a qué quería llegar, si maoma no va a la montaña la montaña irá a maoma.
Una canción que era completamente desconocida para mí, sonó, kai tomo dos bokkens y me entregó uno, se inclinó en saludo, para luego abalanzarse sobre mí, mis piernas temblaron por el golpe imprevisto, no era capaz de golpear a Kai, pero tampoco se la pondría fácil, mi padre siempre quiso que estuviéramos preparados para la vida, pero se lo tomó muy literal, así que nos metió en clases de defensa personal, y cuatro años en esa porquería debían servir de algo.
Detuve cuántas veces pude el bokken de Kai, estaba muy seguro que mañana no iba a poder moverme, Kai hizo y deshizo lo que quiso conmigo, no me da dejado ni tiempo de respirar, lanzó el bokken al suelo — Ten un poco de compasión— le pido, sosteniendo mi pecho evitando que me diera un paro cardíaco.
— Pareces niña — se burla yendo a buscar una toalla.
— Y tú pareces Terminator — me reí, ella me lanzó la toalla dándose la vuelta, yendo al espejo.
Allí la ví quitarse el top deportivo que llevaba puesto dejando a la vista sus senos, el descaro y lo desvergonzada que estaba siendo me recordó las veces que yo le hice lo mismo, lo cual me hizo reír para mis adentros, ella se puso una toalla alrededor de su busto y se quitó lo que le restaba de ropa, lo cual comenzaba a darme un poco de calor en una zona bajo mis pantalones y en medio de mis piernas.
Me estaba retando, y me estaba desesperando no poder ir a quitarle cada gota de sudor a mi princesa, estaba logrando su objetivo, volverme loco.
Escuché el agua salir, no pude evitarlo, mi cuerpo parecía haber tomado vida propia, Kai era un maldito imán yo era el tornillo que estaba siendo atraído por esta.
El baño era de cristal, se podía ver la silueta de la persona dejando todo a la imaginación, mis bolas deben estar azules de tanta presión que tiene sobre el pantalón.
Ella sabía que tenía el poder, ella solo debía mover los dedos y tenerme a sus pies rogando por tener un poco de ella, ella tenía límites que yo debía respetar, ya que por mas que yo dijera que ella es mía, sabía que no, Kai es un alma libre, y en el momento que decida terminar nuestro juego lo hará sin titubear, eso ya me lo ha dejado claro.
Pero así como yo la necesitaba, ella también necesitaba de mi cuerpo, Kai podía ser como quisiera, pero es inteligente y no se mete con cualquiera, solo yo he sido el afortunado de ese templo que tiene por cuerpo.
Y mientras pueda seguiré teniendo esa dicha.
Ella tenía límites para mí, yo también para ella, y estábamos bien con eso, — Cole — La voz de Kai me hace salir de mis pensamientos.
— Azul — Y sí, ella usaba colores en forma de clave, avisando lo que podía hacer y lo que no, está vez no podía devorar sus labios como había ansiado hacerlo, pero me estaba dando la oportunidad de tenerla y eso siempre lo iba aprovechar.
Solo quité mis zapatos, y caminé despacio tratando de que no me escuchará llegar, estaba de espaldas, el agua recorría todo su cuerpo, sin poder evitarlo pegue mi cuerpo al suyo de inmediato golpeando el cristal frente a nosotros, un gimoteo salió de sus labios y eso solo fue una descarga para mí amigo.
— Pensé que no querías que siguiera en tu camino — le recordé las últimas palabras que me dijo en el instituto.
— Te necesito — Sus palabras fueron como si todo el peso se hubiera esfumado, todas las escenas que había pasado por mi mente, las veces que pensé en reclamarle por lo que pasó, y solo bastaron dos palabras para que todo se me olvidara.
Esto es territorio desconocido para mí y Kai me tiene en la palma de su mano, y me podrá manejar cuál títere, y no me importaba.
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