Capítulo (18) +18
31 DE MARZO 2019
07:45 pm
Cole
— ¿Estás segura? — le pregunté entre el beso, era la tercera vez que lo preguntaba, no quería presionarla en nada.
Ella corto el beso separándose de mí, me miró a los ojos y por alguna razón sus iris estaban más brillantes que nunca, me sonríe, mierda, con ese simple gesto me da cien más años de vida, no solo eso fue lo que me quito la duda, sus manos soltaron la toalla que tenía alrededor de sus piernas, sus muslos quedaron descubiertos, mi camisa cubrió un poco de estos mismos, su piel totalmente blanca, cremosa, jodidamente hermosa.
Levanté una mano y acaricie su rostro, la bese como si estuviera a punto de romperse de no tratarse con cuidado, un rayo cayó cerca estremeciendo todo, ella me abrazo por inercia, y allí descubrí algo más, le tenía miedo a la lluvia, y a lo que ella traía consigo, los truenos.
— Yo estoy aquí. Te prometo que no me iré sino lo deseas, yo te cuidare, déjame cuidarte. — le susurré en su oído, se despego un poco de mí, sus ojos indagaban en los míos buscando algo, alguna mala señal, algo que le dijera que se detuviera, que era una mentira, y al solo hayar sinceridad en ellos la sorprendió.
Le sonreí, y hundí mi rostro en su cuello, esa era una de sus debilidades, su cabeza cayó hacia atrás suspirando, y eso fue una corriente enviada directamente a mi amigo, deslicé mis manos por las puntas de la única tela que no me dejaba verla por completo como llego al mundo.
— Mi único placer será darte placer a tí. — Le dije apenas la quite por encima de su cabeza, estaba sin ropa interior, joder se veía como una maldita diosa, estaba temblando, inmediatamente mi boca le dió atención a uno de sus rosados pezones y con una de mis manos atendí el otro, los gemidos de Kai fueron inevitables, es un sonido fascinante, todo de ella lo es.
La cargue enrollando sus piernas a mi cadera, la acosté en la orilla de la cama, sus piernas colgando de esta, intenta cubrirse con la grandes sábanas, tomo su mano con suavidad — No te cubras, eres jodidamente perfecta así tal cual estás. — Obedeció sin refutar.
Bese cada extremo de su cuerpo, bajaba llegando hacia su abdomen bajo, en ese momentos mis ojos se deleitaron con lo que estaba viendo y que moría por probar. Levanté con cuidado una de sus piernas y la monte en mi hombro, me daba una mejor entrada hacia su sexo. Bese los costados de sus piernas hasta llegar a su coño, abrí los pliegues de su intimidad y hundí mi lengua allí, su humedad estaba explotando, en ese instante me di cuenta de que no abría marcha atrás, Kai gime sin control, yo solo puedo darle lo que ella desea, lamo, beso, muerdo, chupo su coño sin contemplaciones, poco tiempo después añadí uno de mis dedos en su interior, sin llegar a lastimar la, ella lo estaba disfrutando, y yo lo hacía mientras le proporcionaba ese placer, mis bolas deben estar moradas de lo duro que está.
Su paredes se contrageron, estaba a punto de correrse — Vamos, princesa, correte para mí así como estás, no te detengas.
Como buena niña obediente lo hizo — ¡Oh, Cole! — yo hundí aún más mi cabeza en su coño comiéndome cada extremo de ella, mierda todo de ella es delicioso.
Ya le había dado su primer orgasmo de la noche, me separé un poco de ella limpiando la comisura de labio con mi mano derecha, quite mis pantalones junto a mis boxers y los dejé caer al suelo dejando ver mi gran erección, busque en uno de los cajones y saque un condón, bombee un poco mi erección para colocar el preservativo, me acerque a Kai, está se había acomodado un poco más arriba de dónde estaba, — ¿Estás segura? Si me dices que pare, lo haré. — le aseguré.
Ella asintió sin poder responder con alguna monosílaba, me acosté encima de ella con los brazos por encima de sus hombros para no recargar le todo mi peso, con una de mis manos agarré mi erección y la coloque en su entrada, la introduzco un poco y la vuelvo a sacar, beso su cuello para distraerla, vuelvo a introducir un poco más y lo vuelvo a sacar, acaricio un poco su clítoris con mi mano, vuelvo a introducirlo un poco más llegando a estar dentro de ella por completo, no me muevo, miro su rostro cubierto por algunas lágrimas que se deslizaron por sus mejillas, las limpie con cuidado.
— ¿Estás bien? — me está matando la idea de que no lo haya echo con el cuidado que ella merece.
— Si — fue lo único que dijo.
La beso mientras acaricio uno de sus pezones dejando que su cuerpo asimile el tamaño de mi pene, y ese dolor se apacigue. Dios estar dentro de ella se siente jodidamente bien, tan estrecho, sus labios son el mejor dulce que alguien podría probar, todo de ella es perfecto, — Cole. — Kai me llama sacándome de mis pensamientos y obteniendo toda mi atención.
— ¿Umm? Dime. — estoy conciente de que quiere algo, pero las opciones que tengo me hace dudar de lo que quiere, parecía no saber que decir o como decirlo. — ¿Quieres que siga?
Asintió tímidamente, se que esto es algo nuevo para ella, y por ende la entendía, mis embestidas eran lentas y suaves, beso su cuello tratando de que su dolor disminuya y se acostumbré. Poco tiempo después Kai comenzó a mover sus caderas encontrando más fricción a mis movidas, aceleré mis movimientos. Todo se siente jodidamente bien, Kai encontró mis embestidas y marco su propio ritmo. Tiempo después una presión se afirmó en mis bolas, ya estaba a punto de correrme y no me detendría hasta conseguirlo, aceleré más mis movimientos si es que era posible, las paredes vaginales de Kai se contrageron presionando a mi amigo, está a punto de tener su segundo orgasmo de la noche.
— ¡Oh Dios! — gimió llegando a punto de correrse.
Detuve mis movimientos un poco, sus ojos se abrieron rápidamente, quedé inmóvil un momento detallando lo oscuro que se veían, sin pasar desapercibido la frustración que encontré en ellos, — No princesa, Dios no es quien te está llevando a la oscuridad de la que te sientes atraída, grita mi nombre como se debe, dame ese honor nuevamente, hazme saber lo mucho que disfrutas de lo que te hago.
La embestí con fuerza volviendo a retomar el ritmo que nos estaba volviendo locos a ambos, su uñas se enterraron en mis hombros, un gruñido se escapó de mi boca, no era de dolor, era de placer. — ¡Oh Cole! — mis piernas cimbrearon al momento en el que Kai comenzó a correrse, llegando con ella mi liberación.
Pronto pude escuchar la lluvia golpear la ventana de la habitación, todo estaba en completa oscuridad, la única luz que se colaba era de la ventana causa de los relámpagos que caían.
Mire a kai y algo nuevo ví en ella, no me causo miedo pero si me impresionó lo oscuros que estaban sus ojos, su mirada no podía distinguirla, no sabía si estaba bien o no, y me preocupaba, poco a poco fui saliendo de su interior, una mueca de dolor se formó en su rostro que desapareció en cuanto estuve por fuera, quite el condón y lo lancé a la papelera en un costado de la cama.
Me levanté buscando una de las toallas tiradas en el piso, puse una en mi cintura, cogí la otra y me acerque a Kai, su mirada fija en mí sin pudor alguno, le extendí mi mano y ella la acepto dudosa, pude ver su maravilloso cuerpo desnudo, desgraciadamente tuve que cubrirlo con la otra toalla, la jale conmigo al baño, esto aún no acababa pero debía quitarle la pequeña mancha de sangre que se escurriria en cualquier momento por sus piernas, despoje la toalla de su cuerpo y del mio tirando las al suelo.
— Pon tu espalda hacia mí. — ella lo hizo sin decir nada, no sabía que hacer en esta situación y por eso solo cumplía todo lo que le pedía.
Me pegue a ella, — Esto aún no acaba, princesa, pero primero debo lavarte — le susurré acariciando su brazo — Esto acabará cuando no puedas sostenerte de tus piernas. — añadí abriendo la llave de la ducha.
(...)
Observé a Kai de dónde su cuerpo estaba descubierto hasta donde comenzaba a cubrirse con las sábanas blancas, cumplí lo que había dicho no la dejé descansar hasta que sus piernas no pudieran más.
Tenía mucho tiempo que no dormía de esta manera, últimamente me costaba mucho conciliar el sueño, pero esta vez fue una excepción dormí como nunca lo había hecho.
Sigo sin creer lo que pasó esta noche, esto sobrepasa todo lo que había pensado en todo este tiempo, el probar a Kai fue mi mayor error, ella es toda una joya, no sabes que te encontrarás, y yo me lleve la gran sorpresa de probarla y querer volver a repetir dicha acción, cosa que solo había pasado con Abigail.
Me quedo mirando el techo, recordando algunas cosas, hasta que escucho un ruido cerca de la cocina, me levanto con cuidado, me pongo mis pantalones rápidamente, camino con cuidado sin hacer ningún ruido.
Al llegar a la cocina miro a un tipo de espaldas, se da la vuelta mirándome fijamente, — Hola, de nuevo Cole — El enmascarado.
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