Capítulo (17)
31 DE MARZO 2019
09:35 AM
Cole
Allí esta ella, esta destruida, está devastada, Kai está allí parada al lado de sus padres, y de ese chico que me da una mala espina, sus ojos estan casi vacíos, sin emoción positiva, solo rabia, tristeza, y culpa.
El llanto la madre de Cambridge se hace más presente, la tumba de ella va bajando poco a poco, Conrad se da la vuelta sin poder controlarlo, mi madre lo abraza dándole su apoyo, y yo no puedo evitar dejar de mirar a la princesa que está muriendo lentamente al ver que su mejor amiga no volverá, las lágrimas salen por si solas rodando por sus mejillas, una presión extraña pasa por mi cuerpo dejando una sensación desagradable.
Kai da un paso al frente acercándose a los Bennet, la madre de Cambridge le da un fuerte abrazo, al despegarse agarra un puñado de tierra a su lado, y lo lanza al hueco que está siendo llenado de la misma, sus palabras apenas un susurro.
— Perdóname, Cam.
Se separa de la tumba para acercarse a mi dirección, me pasa por un lado ignorando me, toca el hombro de Conrad, los ojos rojos de mi hermanos se encuentran con los de Kai, él solo asiente tomándola de la mano, el padre de Kai les pasa una caja con diseños delicados, entre negro y blanco, saca dos rosas, una blanca y una negra, que peculiar, pero al mismo tiempo perfectas.
Terminan de sellar la tumba de Cam, ambos se acercan a los Bennet, cada uno se posiciona en cada esquina, Kai deja la rosa negra en un jarrón, Conrad imita la misma acción con la rosa blanca.
Ambos se regresan llegando a mi posición, Conrad abraza a Kai, qué me está pasando, es una sensación desagradable, ver a tu hermano en esta situación tan dolorosa duele, pero verla ella también en la misma situación, lo hace un puñal hacia mi pecho, Conrad regresa con mi madre, y Kai se queda allí mirando hacia el vacío, no puedo soportarlo más, la agarro de una de sus manos jalando la hacia mí, antes de que pueda reaccionar su cuerpo se estrella contra mi pecho, la rodeo con mis brazos, ella reacciona, me sorprendí al sentir sus manos sujetando mi chaqueta desde atrás.
Acaricio su cabello, beso su cabeza, un olor impregna mis fosas nasales, un olor a una fruta que reconocería en cualquier instante, fresas. — Todo va a estar bien, princesa.
— Nada estará bien si no encuentro quién hizo esto — su voz apenas audible.
— Encontraremos al responsable de esto, te lo prometo. —. Ni yo mismo sé cuál es la razón de prometerle algo a ella, tal ves solo estaba cumpliendo con mi parte, eso aún no lo sé.
Después de unos minutos las personas comenzaron a dispersarse, principalmente por las gotas de lluvia que comenzaron a caer sin previo aviso, a este punto ya los padres de Cambridge se habían ido, no porque quisieran, sino porque tuvieron que llevar a la señora Bennet adentro, se le había subido la tensión, le hice una seña a mi madre de que yo estaría con Kai, sus padres respetaron la decisión de su hija, yo quedé de pie a unos metros de ella.
(...)
— ¿Podrías decir alguna palabra? — estaba perdiendo la paciencia, Kai no había dicho ni una palabra desde que la saqué del cementerio.
— ¿A dónde me llevas? — suelta tan seco como puede.
— Quiero que descanses un rato, pasaremos buscando una orden de comida que pedí, de allí te llevaré a descansar.
— No quiero ir a mi casa — Eso lo sabía.
— No te llevaré allá, pero no has dormido ni comido nada. — le aclaré.
Espere que dijera algo para protestar o algo que me hiciera saber que no iba hacer lo que yo quisiera, pero no pasó, solo se quedó mirando la ventana hacia el vacío. Y eso me frustró mucho más.
No le insistí más, necesitaba su espacio, pasamos por la comida y ya había estacionado el coche cerca de la entrada de la cabaña, el tiempo en el que Kai no estuvo solo me dediqué a devolverla a lo que fue un antes, había quedado todo completamente diferente a cuando vinimos la primera vez.
Kai parecía sorprendida, más de lo normal, miraba cada detalle, como si no pudiera reconocer el lugar — ¿Tú lo arreglaste?
— Así es — había cierto brillo en sus ojos, no de sorpresa, ni de tristeza, si no de confusión, — Si vamos a seguir adelante de esto debemos tener nuestra guarida.
— No había conocido esa faceta de tí Daves — una risita deja sus labios — Pero tienes razón, si vamos a seguir adelante debemos tener un lugar secreto.
— Vamos quiero mostrarte todo lo demás — la agarre de la mano que no tenía ocupada y la arrastré adentro.
Adentro todo era completamente diferente, ya no parecía una cabaña abandonada a punto de derrumbarse, las pareces de mármol estaban limpias, lo bombillos le daban la claridad necesaria, los muebles recién comprados en las esquinas, la alfombra de la entrada, todo estaba cambiado, ya no parecía tenebrosa.
Kai camino por todos lados detallando cada cosa, grabando todo en su mente sin perder detalles, la dejé observar y explorar, yo me dediqué a sacar la comida china que había pedido, saqué las cajas y las dos Coca-Cola sabor a fresa, todo lo puse en la pequeña mesita que adornaba la pequeña sala, encendí la radio estaba sonando una canción que no reconocí pero la letra era buena.
Busque a Kai por las habitaciones y no estaba, lo mismo la busque en la laguna, la cocina y nada, casi me daba por vencido hasta que supe dónde podría estar, caminé hasta esa habitación que estaba un poco oculta, y como lo pensé ella estaba allí, mirando y tocando algunos libros. Estaba en la biblioteca secreta de mi padre.
Allí el tenía los libros que traía de sus viajes, en diferentes idiomas, que ni siquiera sabía si los lograba entender, ella se giró como si sintiera mi presencia — ¿Puedo leer este?
— Sí — la respuesta fue simple, si quisiera, la dejaría llevarse toda la biblioteca entera si con eso aseguraría que estaba feliz.
Sus ojos se iluminaron cuál niña que le acaban de cumplir cualquier capricho, — Vamos a comer.
No la deje responder, solo hice que caminara conmigo, nos sentamos en el suelo, le pase los palillos, ella los acepto, saque todo lo que quedaba adentro y los puse a un lado de nosotros.
Comimos en silencio, a diferencia de mí, Kai tenía casi toda la comida completa, parecía frustrada, no sabía cuál era el problema, hasta que suspiro resignada — A la mierda todo, ¿Esto trae cucharas o tenedor tan siquiera?
Casi me atragantó por reírme mientras tenía comida en la boca — Sí es extraño, pero por más que intento no agarro nada con esos malditos palillos.
— Toma — le pase una cuchara que venía junto a las salsas, su rostro de ilumino de felicidad, no dejaba de sorprenderme las veces que podía leer sus emociones que se reflejaban en su rostro, y en otras cuando no podía tan siquiera saber que sentía.
Ella lo tomo sin duda alguna y comenzó a comer, en cuanto terminamos me límite a recoger todo mientras ella se limpiaba las manos, bote todo a la papelera, ya estaba anocheciendo, las clases pronto empezarían, sentí a alguien a mis espaldas, me gire para no ver a nadie, — Cole.
Salí para ver qué estaba pasando, Kai me llamo, tal vez también sintió lo mismo que yo, en cuanto estuve con ella, sabía que algo pasaba, de repente algo calló, algo había caído desde alguna de las habitaciones, se escuchó lejos entonces supuse que había sido en la última. — Vamos a ver. — Ella asintió, agarré su mano y la lleve conmigo.
Caminamos sigilosamente, pudo haber entrado algún animal, muy pocas personas pasaban por estás zonas por lo que este terreno es privado, así que dudaba que haya sido alguna persona, aunque de todas maneras entraba esa posibilidad.
Al llegar allí no había nada, solo se veía una piedra grande tirada en el suelo de la habitación, la ventana estaba abierta, efectivamente no había nada ni nadie, pero era más que seguro que alguien andaba rondando esta área. Suspiramos al mismo tiempo, pero de todas maneras eso nos preocupo, cerramos todo y active la alarma de seguridad, nadie podría salir y nadie podría entrar si yo no lo permitía, fui a la cocina a terminar de guardar las cosas que había comprado, me metí a lo que era mi antigua habitación de verano, me duche el agua estaba fría haciendo que mis músculos se tensaran.
Salí con una toalla enrollada en mi cintura, y con otra secaba mi cabello, en cuanto salí a la habitación estaba oscura, quite la toalla de mi cintura para buscar la mochila con la ropa, en cuanto encendí la luz Kai me miró de arriba abajo, sorprendida, curiosa, sus ojos viajaron a cada músculo de mí hasta llegar a algo que estaba en medio de mis piernas, alejo la vista rápidamente dándose cuenta de lo que había hecho.
— Lo-lo siento — estaba avergonzada, cosa que no entendí al momento. — Vine a pedirte algo de ropa, la que tengo está mojada.
En ese momento me detalle a mirarla estaba recién bañada, una toalla cubría la mitad de su cuerpo, — Entiendo, deja busco entre las cosas que traje.
No me cubrí, algo que me caracterizaba era eso, no sentir vergüenza de mi cuerpo delante de cualquiera, ella era quien estaba invadiendo mi espacio, y si no le gustaba podría irse a cualquiera de las otras habitaciones, después de vestirme le llevaría la ropa, pero no, ella solo se quedó sentada en la cama, sentía su mirada, estaba haciendo un poco de calor.
La verdad es que me gusta que me mire, por alguna razón que no explico, me gusta molestarla, sacarla de su estructura, me gusta descontrolar la, pero he caído en cuenta que le está haciendo daño ese descontrol.
Yo no la quiero lastimar, y si por el momento estar a mi lado le hace bien, lo aceptaré, lo último que deseo es perderla también a ella.
Pero. Qué. Putas. Ando. Diciendo.
Pase por delante de ella, para sacar la ropa de la mochila. — Joder. — rápidamente me giré para saber que la molestaba.
Tenía sus nudillos blancos por la presión que ejercía en ellos, sus mejillas están completamente rojas, volví a mi posición de antes y busque la ropa, saqué la única pijama que tenía, unos pantalones largos para dormir y una camiseta, al levantarme ella me miraba detalladamente, siguiendo mis pasos — Toma, ponte la camiseta.
Ella asiente sin rechinar, se la pone por encima de la cabeza, había algo que la estaba molestando, algo que la irrita, como si se estuviera resistiendo a algo. A una necesidad.
Me coloque solo los boxers, — El sobre está en esa mesa.
Ella se levanta quitando la toalla para quedarse solo en la camisa que le entregué hace un momento, se ve hermosa en ella, como si fuera tallada para ella.
Ella se sentó encima de la mesita con sus piernas cruzadas.
Su mirada estaba en el pequeño papel en sus manos, a medida que iba leyendo su ojos se movían en compas con las líneas, no sé expresar la posición de sus labios, ya que cambiaban a medida que va leyendo.
Una expresión de confusión, asombro y tristeza se plasmaron en su rostro, — Kori... — un susurro deja sus labios.
Me apresuro a ella, tomo su rostro entre mis manos — Ey, mírame — su mirada seguía perdida, pensativa, — No quiero verte mal por esto, ¿Entiendes? No te traje aquí para que estuvieras mal.
— Tú...Solo no lo entiendes, Cole — su voz se rompió, y dentro de mí se acentuó una sensación desagradable.
«Solo prométeme que cuando la veas triste intentaras animarla.»
Las palabras de mi madre resonaron en mi cabeza, alcé su rostro, con mi pulgar acaricie su labio inferior, dios mío se sienten suaves, baje mis manos y las coloque a su alrededor quitando cualquier salida.
Ella no se movió, no se estremeció, solo se quedó mirando me, detallando cada movimiento, cada expresión, como un cazador a su presa, ella no era la presa, yo lo era.
Me acerque a ella, estire una de mis manos y tome la suya, bese la planta baja de esta, dejo besos húmedos a medida que voy ascendiendo, algo era diferente, yo necesitaba esto tanto como ella, llego a su hombro, solo sigo besando, mordiendo, esperando que me detenga, alguna señal que me hiciera detener, pero cuando no llegó, me aleje un poco de ella.
En cuanto pude ver su rostro, sus ojos estaban cerrado, su respiración está calmada, en ese instante sus ojos se abrieron, estaban dilatados, oscuros, llenos de oscuridad, deseo, miedo.
Baje mi mirada y ví sus manos empuñadas, su nudillos estaban blancos, casi morados de tanta presión, eso era lo que la irritaba tanto. Sentir.
Ella parece leer mi mente, — No te detengas.
Eso no era una súplica, sino una orden, y yo obedecí encantado.
Lo que sea que este a punto de pasar, ya no había marcha atrás, ella me está ordenando y yo estoy obedeciendo, ella es una luz rodeada de oscuridad, y a veces esa oscuridad tienta mucho. Yo soy una, y ella está siendo atraída por mí.
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