Capítulo 9: Perdidos en el Desierto
Sintió como el aire llegaba a sus pulmones, ya no le dolía respirar. Amy escuchó gritos y alegatos a la distancia, parecía una pelea. Entreabrió los ojos para ver un cielo rojizo sobre su cabeza, posiblemente un amanecer o tal vez un atardecer. Volteó su cabeza y vio a alguien descansar a la par suya, una gata lila que dormía plácidamente, y entonces la reconoció, provocando que se levantara de golpe. La eriza rosa vio hacia sus alrededores, percatándose que yacía recostada en las afueras de un tipo de cueva.
–¿Dónde...– de nuevo escuchó gritos, venían de las afueras de aquella cueva. Se puso en pie torpemente para dirigirse a la dirección de aquella discusión.
–¡¿Cómo te atreves a culparme por eso?!– escuchó a Silver para verlo discutir con alguien.
–¡Si no la hubieras atacado así esto no hubiera pasado!– respondió una voz familiar.
–¡Estaba haciendo mi trabajo!– se excusó Silver molesto.
–¡¿Matarnos te parece una buena idea?!– escuchó decir para ver al erizo azul de tiempo atrás. El líder de los traidores –¡Primero me acusas de todo lo malo que ha pasado y cuando intento ayudar me detienes! ¡¿Qué demonios pasa contigo?!
–¡Silver!– llamó Amy para correr hacia él.
Silver mantenía una discusión desde ya hace un buen tiempo con el erizo azul cuando escuchó a Amy gritar su nombre –¡Princesa!– respondió él a su llamado mientras ella se abalanzaba para abrazarlo con lágrimas en sus ojos. –¡Espera, tranquila, todo está bien!– intentó tranquilizarla. Amy le sonrió sueltamente para asentir con la cabeza, aliviada, para luego ver al erizo azul que los miraba fijamente. Frunció el ceño molesta para verlo intensamente.
–¡Si se te ocurre lastimarlo te las verás conmigo!– amenazó con una falsa seguridad.
Un amago de sonrisa apareció en su rostro como un destello –No pienso lastimarlo– respondió el erizo azul en suave voz.
–Eres un rebelde y en nombre del Emperador Eggman estás capturado– comandó ella con autoridad –Silver, apresa a ese rebelde– ordenó, quien no obedeció el comando –¿Silver?– cuestionó, para percatarse que ya no se encontraba en Robotropolis –Silver, ¿qué está pasando?
–Amy...– dijo Silver colocando ambas manos sobre los hombros de ella –...ya no estamos en Robotropolis.
–¿Dónde estamos?– inquirió para ver los kilómetros de arena que la rodeaban.
–Estamos en el desierto.
–¿Pero cómo terminamos aquí?, no entiendo.
–Pues...– murmuró para rascar la parte trasera de su cabeza en un intento de poder explicar lo sucedido – Una vez que logramos salir del incendio... ¿Recuerdas el incendio?
–Sí, lo recuerdo– respondió para adentrarse en sus memorias y sentir de nuevo aquella calidez que la invadió en ese momento –Tú regresaste por mí, me sacaste de entre las llamas y salvaste mi vida– dijo con una amplía sonrisa. Silver le desvió la mirada para endurecer su expresión en señal de molestia, confundiéndola. –¿Q-Qué, qué sucede?
–No fui yo– aclaró Silver con su ira enjaulada.
–¿Eh? ¿entonces qui...
–Fui yo– respondió el erizo azul en voz baja, para captar la atención de la eriza.
–¿Tú?– musitó con una clara expresión de sorpresa.
–Sí– confirmó –Al sacarte del edificio los robots de Eggman empezaron a perseguirme, y ya que tú estabas en mis manos tu caballero me siguió– relató –Tuvimos que salir de la ciudad, pues los robots no dejaban de atacarnos y nos persiguieron por el desierto.
–Pero ellos jamás me harían daño– intentó entender, confundida.
–Eran robots de caza, ellos no diferencian los aliados de los enemigos– intervino Silver –Intente detenerlos, hacerles ver que tu eres la princesa, sin embargo, no se detuvieron así que tuve que protegerte, y lo más seguro era mantenerte lejos. Corrimos adentro del desierto y en algún punto logramos perderlos, pero por la oscuridad terminamos perdiéndonos en el desierto nosotros también.
–Caminamos el resto de la noche y al amanecer encontramos este lugar– concluyó Sonic la historia.
–¿Cuánto tiempo llevamos aquí?– preguntó Amy con seriedad.
–Un día– respondió el erizo azul.
–Silver, quiero volver– ordenó Amy autoritaria.
–Lo sé– dijo Silver desanimado para exhalar un pesado suspiro –, pero para eso lo necesitamos a él– señaló irritado.
Amy fijó su vista al erizo azul, quien mantenía una mirada llena de tristeza y nostalgia; le restó importancia y se acercó a él imponente.
–Tú me llevarás de regreso a Robotropoilis.
Sonic la vio fijamente, sin emitir sonido alguno, y luego de un prolongado silencio le respondió al fin: –No puedo hacer eso– murmuró desviando su mirada.
–¡Ya te lo he dicho!– explotó Silver nuevamente para verlo iracundo – O nos llevas de regreso o...
–¡No, eso no es imposible!– interrumpió el erizo azul irritado.
–¿Por qué no?– cuestionó la eriza molesta.
–Porque... Porque no es seguro para...– silenció para fijar su vista en la eriza rosa, quien ahora lo observaba iracundo –...nosotros– completó al fin.
Amy volteó a ver el erizo plateado, consternada –¿Entonces moriremos aquí?– preguntó con sus ojos llenos de lágrimas y miedo.
–No– se involucró Sonic, provocando que la eriza volteara a verlo nuevamente –Regresaran conmigo a mi villa...
–¿Tú villa?– repitió
–Sí– asintió Silver para hablar nuevamente –Eso era de lo que discutíamos antes de que despertaras– explicó Silver con un pesado suspiro –Aún sigo sin creer que es una buena idea, pero si no lo hacemos moriremos de hambre.
–Bien, nos iremos mañana por la mañana- comando el erizo azul quien miraba como el sol se ocultaba por el horizonte.
–... ¿Sonic?– escucharon llamar dentro de la cueva.
Sonic vio sobre su hombro para notar que Blaze por fin había despertado. La felina se percató de los traidores que acompañaban al erizo azul, tensando su cuerpo al distinguir al guerrero de plata, colocándose en posición de pelea– ¡E-Espera!– exclamó Sonic al notar sus intenciones. Sonic se acercó a ella rápidamente para resumir todo aquello que había sucedido desde que ella había perdido el conocimiento. Blaze lo vio inconforme por las decisiones que el erizo azul estaba tomando, sin embargo, ella estaba consciente sobre lo receloso que era Sonic sobre quien podía o no entrar a su villa. Con un pesado suspiro, aceptó de mala gana el plan del erizo azul, inconforme.
La noche cayó sobre ellos, y con ayuda de Blaze hicieron una pequeña fogata para calentarlos en aquella fría noche que el desierto les traía. Todos mantenía su vista fija en en la fogata frente a ellos, escuchando el crepitar del fuego al consumir los leños muertos que habían logrando conseguir.
–Dime algo rebelde– habló Amy, rompiendo el silencio de la noche; llamando la atención de Sonic y Blaze –¿Por qué fuiste por mí?
Blaze vio de reojo a Sonic, quien perdió su mirada en la incandescencia frente a él. Soltó un pesado suspiro para así responder al fin: –Tu guardián me lo pidió– mintió.
Amy levantó la mirada para voltear a ver a Silver con desconcierto. El erizo plateado mantuvo su vista la frente, endureciendo la mirada al sentir la intensa de ella.
–Él jamás haría eso– se negó a creer la eriza rosa –Silver nunca...
–Él es muy rápido– la interrumpió Silver de pronto, acallándola –Yo no hubiera llegado a tiempo por ti.
–Es que... no entiendo, ¿por qué accediste a ayudarlo?– inquirió Amy para ver al erizo azul nuevamente. Nada de lo que le estaban diciendo parecía tener algún sentido. Ese no parecía ser Silver, y sin lugar a duda, él no parecía ser el rebelde asesino y sin corazón que Eggman siempre le había dicho que era
–Porque...– calló por un instante para subir la mirada y verla taciturno –Él tenía a Blaze, no podía permitir que la lastimara.
Blaze lo volteó a ver con sorpresa. Estaba segura que antes de perder el conocimiento lo último que había visto había a sido a Sonic, quien la tomaba en sus brazos antes de desmayarse. Además de eso, el erizo plateado no parecía el tipo de erizo que dejaría la vida de su adorada princesa en las manos de un rebelde
–¿De qué hablas?– cuestionó la gata sin entender –Yo estaba...
–Por un descuido mío él te tomó en sus brazos y me amenazó que te lastimaría sino salvaba a la princesa– aclaró con asombrosa rapidez.
–Sí– asintió el erizo con un dejo de pánico en su voz –Sabía que no llegaría a tiempo con la princesa así que te tome en mis brazos y te saque del edificio a cambio de que él rescatara a Amy– confirmó Silver para dirigir su mirada a la curiosa eriza a su lado, quien parecía complacida con la respuesta.
–¿Amy?– repitió Blaze fijando su vista a la elegante eriza frente a ella. Ese nombre se le hacía extrañamente familiar; entonces recordó la historia que Tails le había dicho el primer día que ella había llegado a la villa, sobre el día negro: –"...creo que nunca pudo superar lo que pasó... lo de Amy"– recordó de pronto. Blaze vio al erizo azul con intensidad. Por fin todo empezaba a tomar sentido –¡Espera! Acaso ella no es...
–¡Es la princesa!– interrumpió Sonic para verla con ímpetu –Es la princesa de Eggman a la cual nunca habíamos visto antes.
Blaze observó la mirada de suplica en los ojos del erizo azul, y entonces lo supo, él mentía. Asintió imperceptiblemente dándole a entender que no insistiría en el tema. Regresó su mirada a la eriza nuevamente, quien al igual que ella, parecía no confiar del todo en las palabras de ellos.
–Espera un momento–- habló de nuevo la princesa –Tú sabías mi nombre– recordó ella, viendo fijamente al erizo azul –¿Cómo sabías mi nombre?– inquirió –Cuando nos vimos por primera vez en aquel pasillo tú me llamaste por mi nombre.
Sonic entró en pánico para ver al erizo plateado con rapidez pidiéndole ayuda con la mirada, quien no dudó en responder: –Yo se lo dije– mintió el erizo plateado, intentando mantener una expresión de desinterés.
–¿Qué?– exclamó Amy para verlo con el ceño fruncido –¿Cuándo?
–Lo vi antes de que se encontraran y le dije tu nombre.
–Pero...
–Princesa, déjalo así– suplicó sabiendo que su red de mentiras se desmoronaría si seguían la conversación –Es mejor que descanses, mañana será un día agotador.
Amy bufó molesta haciendo un puchero infantil ante el corte del tema –Bien, como desees. Me da igual– dijo para ponerse de pie. –Buenas noches– dijo molesta.
Sonic la vio alejarse iracunda a las profundidades de aquella cueva para recostarse sobre el suelo y darles las espalda a todos. Sonic suspiró con tristeza regresando su mirada al fuego e inaudiblemente susurrar: –Buenas noches... Amy.
Blaze frunció el ceño, inconforme por igual. –¿Qué demonios está pasando?– le susurró la felina al erizo azul –Tú jamás lo viste a él antes de...
–Olvida el asunto Blaze– interrumpió hastiado –Sólo no digas nada.
–Pero Sonic...
–Iré por más leña o se apagara el fuego– la cortó él para levantarse y caminar hacia la salida.
Blaze lo vio marcharse a paso lento con su vista perdida en sus pies; ahora entendía porque quería llevarlos a la villa de los rebeldes, era por ella. Blaze le lanzó una mirada de desaprobación al erizo plateado, quién al sentirla fijó su vista en la felina quien lo miraba el ceño fruncido y una expresión de desagrado.
–¿Qué?– preguntó el erizo plateado al notar su mirada de acusación.
–¿Qué le dijiste?
–No sé de que hablas.
–Por favor, sé perfectamente que sabes quien es ella realmente, tú tuviste...
–¡Ella es una princesa!– interrumpió molesto –Nada más... Ella no sabe de nada más y así debe de permanecer.
–¿Qué fue lo que dijiste a Sonic para que accediera apoyarte en tal ridícula historia?– insistió la felina.
–La verdad.
Todo quedó en silencio nuevamente. Blaze regresó su mirada al crepitar del fuego, sólo imaginando el dolor que el erizo azul podría estar atravesando. Tenerla tan cerca y a su vez tener que renunciar a ella y a sus memorias; realmente tendría que hablar con él después. Blaze vio de reojo al erizo plateado, al que consideraba culpable de lo que ahora Sonic debía de sufrir, sin embargo, él que parecía tener una expresión de tristeza y consternación. ¿Por qué deseaba tan fervientemente que ella no recordará a Sonic? ¿Acaso tenía miedo que si ella supiera su pasado, lo dejaría?
–Debes de amarla mucho– habló la felina en susurro.
Silver levantó su mirada para verla con sorpresa por el comentario que sus oídos habían alcanzado a oír –¿Amarla?– dijo con asombro para esbozar una sonrisa burlesca –No me mal entiendas, yo no la amo, no de la manera en que tú piensas– explicó dirigiendo su vista hacia la eriza rosa, quien parecía que ya haber conciliado el sueño –Es como una hermana para mí.
–¿Lo es?
–¿Qué? ¿Mi hermana?– repitió negando con la cabeza –No, la conocí cuando me llevaron a Robotropolis. Ella me rescató de Eggman.
–¿De Eggman?– inquirió sin comprender –¿Acaso el Emperador quería matarte?
Silver le desvió la mirada, había hablado de más. Blaze lo observó curiosa, parecía que había más en el erizo de plata de lo que parecía a simple vista.
–Dime algo, ¿siempre quisiste ser un traidor?
–¿Por qué lo preguntas?– inquirió con su mirada fija en el fuego.
–Los reclamos que le hiciste a Sonic– le recordó –Me parece que tuviste momentos difíciles aquí afuera.
–Todos los sobrevivientes los tuvimos– respondió vagamente.
–Lo sé, yo también deambule por estas dunas antes de encontrar a los rebeldes– recordó la felina –¿Tú buscabas al emperador o a los rebeldes?
–¿Acaso importa?– contestó para verla de reojo –Ahora protejo a la princesa, eso es lo que importa.
–¿Estás con Eggman por eso? ¿Por ella?
–Ella es mi tesoro... no puedo permitir que nada malo le pase.
–Parece que tú y Sonic comparten un mismo tesoro– murmuró Blaze –Uno de los dos deberá de ceder.
–Ya lo hicimos.
Blaze desprendió su mirada de la fogata para verlo con sorpresa –¿De qué hablas?
–Ella estará en su villa siempre y cuando él no diga nada.
–¡¿Por qué?!– alzó la voz molesta. Nada de eso le parecía justo –¡¿Por qué es tan importante eso?!
Silver permaneció en silencio, entristeciendo su mirada. Si ella se enteraba de la verdad, la perdería para siempre y no podía perderla... era lo más cercano a una familia que tenía. Ya había perdido mucho. –Ella jamás me lo perdonaría...– soltó en un pesado suspiro.
–¿Perdonar?– repitió la felina observando la expresión de desesperanza del erizo.
–Es hora de descansar– concluyó la conversación para ponerse en pie –Buenas noches– se despidió adentrándose a la cueva.
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Su vista se fijó en el horizonte, para ver como el sol le daba la bienvenida al nuevo día. La brisa de la mañana acariciaba sus púas con gracia, dándole por un breve momento paz y tranquilidad.
–Te has levantado temprano por lo que veo– escuchó Sonic decir a sus espaldas para ver a la felina acercarse a él.
–Es una hermosa mañana– murmuró, regresando su vista al amanecer.
–Dime por qué, ¿Por qué no le dices a ella su historia, lo que han vivido juntos?– preguntó Blaze al fin.
Observó con tristeza aquel cielo de tonos rojizos, para así cerrar los ojos y recordar la conversación con el erizo plateado el día anterior.
Inicio del Flash Back
Caminaron sin rumbo por el desierto hasta encontrar un refugio potencial, una cueva formada por un par de rocas perdida en el desierto. Sonic la sostuvo con extremo cuidado para colocarla con gentileza sobre aquellas rocas y verla con dulzura.
–No te preocupes Amy, todo estará bien– le susurró.
–Espero que sepas que una vez que el sol salga regresaremos a Robotropolis, esta sólo fue una tregua temporal– habló el erizo plateado mientras caminaba con Blaze inconsciente en sus brazos, para colocarla a la par de Amy. Sonic lo volteó a ver iracundo, la había perdido una vez, no volvería a perderla.
–¡Estás loco si crees que dejaré que la alejes de mí!
–¡Soy su caballero y haré lo mejor para la princesa!– insistió molesto –¡¿Además, qué rayos significa ella para ti?!
Sonic lo vio con sorpresa, borrando aquella expresión de enfado por una de tristeza. Silver lo vio intrigado y confundido por la expresión en el rostro del erizo azul. Sonic la vio nuevamente, para verla yacer dormir pacíficamente, provocando que un suspiro le fuera arrebatado.
–Tú no entiendes– murmuró Sonic para con gentileza acariciar su rostro y sentir su calidez –Ella lo es todo para mí.
–¿La conoces?– cuestionó Silver sorprendido.
–Sí...– asintió para de de su frente, mover algunos mechones de cabello y admirar su rostro –Ella es Amy Rose– reveló –Y luchó conmigo en la batalla contra Eggman hace cinco años.
–Entonces ella era...– masculló incrédulo.
–Pensé que había muerto en ese entonces– recordó con pesar –Al perderla no sólo perdí a una amiga, sino también la guerra. No pude seguir peleando sin ella a mi lado, ella es...– pero calló al sentir un nudo en su garganta.
–Claro...– esbozó una sonrisa irónica –Tú eres esa voz con la que ella sueña cada noche.
–¿Voz?– repitió Sonic para voltearlo a ver.
–Ella no tiene ningún recuerdo de su pasado, aún así, cada noche sueña con una voz que dice su nombre. Ahora veo que eres tú.
Sonic volteó a verla para sonreír aliviado. Sus recuerdos de quien era él aún yacía en alguna parte de su mente.
–Si le cuento lo que pasó, tal vez ella...
–¿Realmente quieres eso?
–¿De qué hablas?
–Todo lo que ella conoce es aquel palacio que Eggman le construyó, ella es una princesa, es lo único que ha sido durante estos años. Tal vez no conozco su pasado, pero sí su presente, y la conozco bastante como para saber que la destrozaría pensar que en todo lo que ha creído y recuerda es sólo una mentira.
–No, ella...
–Piénsalo bien...– insistió Silver –Cómo te sentirías tú si hoy alguien te dijera que eras parte del ejercito que ayudó a destruir este mundo, que mataste a miles y que todo lo que pensabas y creías es una farsa.
Sonic lo observó asombrado, entendiendo su punto. Si alguien le dijera eso se sentiría destrozado, no podría vivir con él mismo, y entonces entendió que eso era exactamente lo que Amy sentiría; después de todo ella creía que los rebeldes eran los causantes de los asesinatos y muertes que había sucedió en la guerra de años atrás. Amy no podría aceptarlo, no ahora al menos.
–Por el bien de ella es mejor que no sepa nada de eso– habló el erizo plateado.
–Está bien– asintió Sonic –, pero ella regresa conmigo.
–¡¿Qué?!– exclamó exaltado –¡¿Estás loco?!, ¿No escuchaste lo que te dije? Ella piensa que es una princesa y...
–¡Tú no entiendes! ¡Si ella regresa con Eggman él tarde o temprano la matara!– le recordó –¡¿Por qué crees que la ha conservado?!
–No...– musitó incrédulo –Él jamás...
–La única razón por la que la ha dejado vivir ha sido para usarla como arma contra mí, ¿No lo ves? Si alguien conoce quién es ella es Eggman. Sé que una vez que sepa que me infiltre en su base la usara contra mí... No permitiré que me la arrebaten nuevamente. Ella viene conmigo.
Fin del Flash Back
–Por el bien de ella– respondió Sonic sin ánimos –Te agradecería que no digas nada. Ella no podrá asumir el impacto de saber la verdad. Espero que una vez vea a sus amigos ella lo recuerde por sí misma.
–Espero que sepas lo que haces.
–Yo también.
–¡Rebelde!– escuchó gritar al erizo plateado, quien caminaba hacia él –Es hora de irnos.
¡GrAcIaS pOr LeEr!
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