Capítulo 21: El inicio del fin, Parte I: Trompeta de Guerra


Las luces encendieron de pronto, para que el sonido de engranajes metálicos al moverse envolvieron el ambiente. Aquel momento cálido entre ambos se rompió abruptamente, regresándolos a la cruda realidad de lo que estaban viviendo.

¡Sonic the Hegehog!– escucharon Silver y Blaze gritar por los altavoces de todo el edificio. –¡¿Crees que traer a tus malditos rebeldes a atacarme hará alguna diferencia en esta guerra?!

–¡El emperador!– exclamó Silver.

Esto aún está por empezar y ahora estoy por enseñarte mi más reciente invento– dijo Eggman para que el edificio empezara a sacudirse violentamente.

–¿Qué está pasando?– preguntó la gata mientras se sujetaba fuertemente del erizo plateado evitándose de caer al suelo.

Silver escuchó como una puerta gigante al fondo de aquel almacén empezaba a abrirse con pesadez; eran malas noticias – ¡Tenemos que irnos de aquí!– ordenó para tomar la mano de la felina y correr fuera de aquella bodega tan rápido como sus heridas se lo permitían, al menos hasta que sintió como Blaze soltaba su mano deteniendo su marcha; Silver volteó a ver a la felina que yacía de rodillas exhausta en el suelo.

–Lo siento– murmuró agitada intentando llenar sus pulmones de aire –Sigue sin mí, yo saldré después.

Silver se hinco a su nivel para que ella lo observara a los ojos que expresaban una seguridad inquebrantable. –Nos iremos juntos, no pienso abandonarte en este lugar– afirmó firmemente. Blaze esbozó un amago de sonrisa para asentir con la cabeza; Silver estiró su mano para ayudarla a ponerse en pie, sin embargo, no tuvo la energía suficiente ni siquiera para lograr eso, mucho menos para correr o caminar si quiera. –Ven– lo escuchó decir para que con hábil movimiento la alzarla del suelo y cargarla sobre su espalda, ocultando la expresión de dolor por las heridas debido al peso.

–Saldremos juntos– dijo para verla con una amplia sonrisa –De una manera o de otra– dijo iniciando su carrera nuevamente, hasta que una figura en la distancia lo hizo parar de golpe.

–¡Por fin te encuentro!– exclamó el ave con una sonrisa macabra.

–¿Wave?– dijo Silver extrañado por la repentina alegría de encontrarlo. No creía que eso significara nada bueno.

Silver observó anonadado a la golondrina hasta que sintió como el cuerpo de Blaze se tensaba de pronto, para verla de reojo, quien ahora tenía una expresión de terror en su mirar, y supo que a quien buscaba Wave no era a él, era a ella. Blaze se soltó de su agarre bruscamente y así, tambaleante, sin decirle nada, dar media vuelta para correr lejos de él y de Wave.

–¡E-Espera!– exclamó Silver al verla andar.

–Esta vez no tendrás tanta suerte– murmuró Wave, quien sacaba un pequeño control para luego presionar un botón.

Un grito seguido por una onda de fuego invadió todo el piso.

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El recuerdo incesante de lo que vivió con Amy en ese mismo lugar lo recorrió nuevamente, un recuerdo que había intentado guardar en lo más profundo de su mente durante ese tiempo. Sonic tomó la mano de ella con un poco más de fuerza mientras apresuraba el paso.

–¡Espera Sonic, no tan deprisa!– habló la eriza rosa mientras intentaba seguirle el paso.

–No hay tiempo, sino salimos ahora nunca lo haremos.

–Pero...

Una explosión en todo el piso provocó que ambos cayeran al suelo por la fuerza, mientras el edificio parecía estremecerse más.

–¿Qué fue eso?– inquirió la eriza intentando localizar el lugar de donde había provenido la explosión.

–No importa, debemos de salir– ordenó poniéndose en pie nuevamente.

Sonic puso su mirada en la eriza, estaba consciente que Amy jamás sería lo suficientemente veloz como para salir de ahí con vida, y no estaba dispuesto a repetir lo de cinco años atrás. Amy le desvió la mirada incómoda por su mirada sobre ella. Otro estallido sacudió el edificio haciendo temblar el edificio; morirían antes de llegar a la primera planta.

–¿Qué?– insistió la eriza para acallar los pensamientos de él –¿Por qué me miras así?

–Necesitamos encontrar una salida o nunca...– silenció al ver uno de los ventanales en uno de los pasillos adyacentes, esbozando una sonrisa divertida divertido.

–¿O nunca qué?– insistió Amy, alzando una ceja, confundida por la reacción del erizo.

Sonic le sonrió ampliamente para caminar hacia ella y así tomarla en brazos, asuntando a la eriza por su acción. –Es hora de salir de aquí– habló Sonic fijando su en aquel ventanal que daba a la enorme ciudad.

–¡¿No pensarás lo que creo que estás pensando?!– gritó la eriza para aferrarse con fuerza del cuello de él.

–Me conoces Amy, yo no soy el que piensa las cosas.

Sonic corrió a toda velocidad al cristal inmaculado para así atravesarlo y saltar al vacío, mientras un grito de horror por parte de ella inundó Robotropolis.

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Blaze cayó al suelo apenas consciente, sintiendo como la llama de su vida se consumía. Con las pocas fuerzas que aún le quedaban entreabrió los ojos para observar a Silver correr hacia ella.

–¡Alto!– ordenó Wave obligando a Silver a detener su marcha –O juro que te carbonizo.

–¡Si quieres pelear está bien por mí!– dijo iracundo para ver a la gata moribunda –, pero ella...

–Pero Silver– lo interrumpió –Estamos del mismo bando, ¿no es así?

–"¿No quiere pelear conmigo?"– pensó Silver confundido.

–Después de todo, incluso ella está de nuestro lado– dijo para desviar su mirada a la gata inmóvil a sus pies –Al menos hasta que la muerte nos separe– sonrió con maldad.

–¡Si te atreves a hacerle algo te juro que ...

–¡Con quién demonios crees que hablas!– amenazó Wave molesta. –Su vida sigue estando en mis manos– le recordó jugando con aquel control –Te recuerdo tu posición, al final de cuentas, tu trabajas para el Emperador Eggman al igual que ella ahora, por consiguiente su vida le pertenece a él.

–¡Eso jamás!– vociferó el erizo plateado molesto.

–¿No me digas que lo quieres traicionar nuevamente Silver?– sonrió Wave divertida –Porque de ser así, nosotros tenemos un excelente castigo– amenazó enseñándole aquel aparato nuevamente.

–¡No si lo destruyo prime...

–Si destruyes este control desatarás todo su poder en un infierno de fuego que tú ni nadie podrá controlar– interrumpió velozmente. Silver dirigió vio a la felina quien ya no respondía a su voz, mordiendo su labio inferior con fuerza. –Mi misión es destruir a todo rebelde con la ayuda de ella– habló Wave nuevamente, captando su atención –, pero supongo que podría prescindir de eso si tú me ayudas.

–¿Quieres que te ayude a detener a los rebeldes?– cuestionó a pesar de la obvia respuesta.

–No– respondió tajante –Quiero que los mates.

–¡¿Qué?!

–Es tu decisión... traidor.

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Abrió los ojos al dejar de sentir el vértigo de la caída. Amy vio que varios de los rebeldes de la aldea se empezaban a reunir donde Sonic y ella estaban, como abejas a la miel; él pudiera no ser el líder, pero seguían tratándolo como tal.

–¡Sonic!– llamó el zorrito mientras descendía de un robot de dos piernas mecánico.

–Hey Tails– le sonrió mientras bajaba a Amy lentamente al suelo.

–Amy... digo, ¡princesa!– corrigió Tails.

–Di mi nombre Tails, no hay problema– dijo la eriza rosa inexpresivamente.

–¿Sabes quién soy?– inquirió el zorro con un dejo de asombro en su voz.

–Es una larga historia– interrumpió Sonic al ver la expresión estoica de la eriza nuevamente; el zorro asintió con la cabeza, sabiendo que lo hablarían en el momento adecuado. Explosiones consecutivas desviaron el tema para regresarlos a la situación en la que se encontraban

–Sonic, ¿Dónde está Shadow?– cuestionó.

Sonic dirigió su mirada al edificio, recordando la delicada situación de la gata. La buscó con la mirada con la esperanza que se encontrara con ellos, pero no fue así. Había olvidado por completo la existencia de ella o bien de cualquier otro miembro de su equipo en el momento en que vio a Amy.

–¡Blaze sigue adentro!– exclamó con preocupación regresando su mirada a la construcción inestable –Debo de regresar, debo de...– silenció al sentir como Tails lo sostenía del brazo y con una mirada de tristeza movió levemente la cabeza a los lados con pesar.

–Tú eres nuestro líder– musitó Tails.

–¿De qué hablas?– preguntó Sonic arqueando una ceja, confundido –Shadow lo es. Ustedes lo eligieron en...

–Te digo algo– interrumpieron su charla innecesaria –Te enfocas demasiado en el pasado.

–¿Rouge?– dijo Sonic con una verdad alegría al verla llegar hacia él, percatándose que el equidna no estaba con ella –¡¿Dónde está Knuckles?!– preguntó aterrado recordando las últimas palabras del erizo verde al preguntarle sobre el paradero de sus amigos sus amigos "Muertos para este momento".

–Siempre lo he dicho ¿qué haría él sin mí?– dijo divertida para que Sonic la viera confundido por sus palabras.

–Rouge salvó a Knuckles de una muerte segura, a pesar de su ala rota– explicó Tails.

–¿A qué te refieres?

–Cuando venía para acá, vi a Knuckles caer de una de las ventanas para luego ser atrapado por Rouge, pero su vuelo torpe me hizo saber que algo andaba mal– dijo Tails severamente.

–¡Pues qué esperabas!– se defendió la murciélago –Después de que ese maldito erizo cortara mi ala fue un milagro que pudiera siquiera planear con ese pesado cabeza de nudillo.

–¿Él está bien?– cuestionó Sonic.

–Está herido, inconsciente, pero bien– respondió al final Tails.

–Me alegro– dijo Sonic aliviado –Ahora debo de ir por Blaze– insistió.

–¡Qué parte de qué eres nuestro líder aún no te ha quedado claro!– exclamó Rouge molesta.

–¡¿Por qué dicen eso?! Saben que eso no es así.

–Shadow no ha regresado– puntualizó Tails cabizbaja, provocando que su ira inicial se desvaneciera.

–Sonic– habló Rouge seriamente –Tú debes de guiarnos a la victoria, y perderte será un riesgo que no vamos a correr.

Sonic vio a todos aquellos aldeanos que alguna vez le dieron la espalda, y que ahora asentían con la cabeza con una sonrisa en su rostro. Esbozó una sonrisa para que la felicidad lo abrazara con fuerza, ahora serían sus órdenes, no las de Shadow que se deberían seguir; en algún punto eso le hacía bien a su ego.

–Bien– respondió al fin –Tails, necesito que los heridos vayan de regreso al refugio.

–Claro Sonic– asintió alegremente.

–¡Ah!, y llévate a Amy con ellos también.

–¡¿Qué?!– gritó ella molesta la eriza haciéndose notar en la multitud –¡No, yo me quedo!

–Esto no es una pregunta, tú te irás.

–Te diré algo Sonic, tu podrás ser su líder de la resistencia, pero te recuerdo tú no eres mi líder y tengo la opción de quedarme si así lo deseo– habló molesta.

Sonic suspiró pesadamente. Sin duda algunas cosas no cambiaban, y la terquedad de ella era una de esas. La vio fijamente y aquel semblante serio y decidido estaba en sus ojos.

–¿Deseas morir aquí?– inquirió Sonic impasible.

–¿De qué hablas?– cuestionó Amy temerosa.

–Dime, ¿qué harás si te quedas?

–Yo...– calló por un momento sin saber qué contestar, pues al final de cuentas ella no era una guerrera, su caballero siempre la había protegido de todo y de todos; entonces el recuerdo de Silver vino a ella. Buscó el rostro de Silver en la multitud hasta que un fuerte estruendo en el edificio la hizo voltear a ver el lugar. Había olvidado a su caballero, había olvidado la razón por la cual había tenido que enfrentarse a Scourge en primer lugar. Vio a Sonic nuevamente, quien tenía su mirada en el edificio que parecía sacudirse como una hoja en el viento.

–Bien– habló Amy de nuevo captando su atención –Me iré con Tails, pero tú en cambio tienes que ir por Silver

–¿Qué pasó con él?

–Scourge– musitó mientras sus ojos empezaban a llenarse de lágrimas –Tráelo a mí, Sonic... aunque sea su cuerpo, pero quiero que regrese.

Las lágrimas empezaron a correr cuales ríos desbordantes. Si bien Silver había perecido en manos de Scourge ella tenía derecho a darle un final digno, fuera de esa ciudad, como él siempre lo había querido.

Sonic se acercó a ella, en cierto punto conmovido por sus palabras. Si Silver había muerto, ella tenía derecho a enterrar su cuerpo, o la herida de haberlo perdido jamás sanaría, eso él lo sabía bien. La abrazó gentilmente para que ella sollozara sobre su pecho, nadie emitió sonido alguno, pareciese que las explosiones se habían detenido por igual, sólo por ella. Sonic se separó con delicadeza de ella y un tierno beso en la frente detuvo su llanto.

–Así lo haré– prometió Sonic en susurro.

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Shadow saltó de pared en pared para evitar tocar el suelo que parecía que caería con el simple toque de una pluma, y pronto logró encontrar lo que alguna vez fue la bodega de almacenamiento, en la cual, ahora había un hoyo en la pared, dándole una gran vista a la ciudad. Shadow observó un robot gigante caminar pesadamente a la ciudad, entendiendo la razón de los pequeños temblores. Shadow gruñó molesto al ver al emperador escaparse entre sus dedos; corrió hacia aquella salida improvisada que el robot había hecho con el objetivo de detenerlo cuando un dolor punzante en su pierna lo hizo caer al suelo pesadamente. El erizo negro volteó para ver la razón de su repentino dolor, y sobre su muslo ver una navaja incrustada; Shadow la retiró del mismo dejando paso libre a los ríos de sangre, maldiciendo por lo bajo y así crear un torniquete provisional.

–Creo que alguien no podrá correr ahora– escuchó decir en la oscuridad. –Hace mucho tiempo que nadie me tomaba desprevenido y por eso, te has ganado un premio– habló con una sonrisa para vislumbrar entre la oscuridad a un erizo verde caminar con un brazo cubierto de vendajes provisionales, inmovilizado; no estaba seguro de quién era hasta que recordó al erizo contra quien Sonic estaba luchando. –Mi nombre es Scourge, recuérdalo. Scourge the Hedgehog, el erizo que terminara con la última forma de vida.

–No tengo tiempo para ti– dijo poniéndose de pie con cierta dificultad.

–Tsk– sonrió burlescamente –Creo que tendrás que hacerlo, pues verás, yo no puedo permitir que te vayas.

Shadow intentó ponerse en pie, sin embargo, el sólo hecho de apoyar su pierna herida lo hizo volver a caer. Había tenido heridas antes, pero ninguna que le inmovilizara una extremidad por completo. Sin poder pararse o caminar sería casi inútil en la batalla.

–¿Te duele?– inquirió Scourge caminando hacia él para sacar otra navaja y jugarla entre sus dedos –Bien– habló con aquella sonrisa retorcida –Verás, la razón por la cual no puedes siquiera apoyar tu pierna es debido a que lastime el músculo isquiotibial, el cual, para tu conocimiento, está conectado a lo largo de toda tu pierna, y sin éste, tú no eres más que un lento y patético erizo.

–Estás equivocado si crees que necesito de mis piernas para pelear contigo– gruñó molesto.

–Eso lo sé bien, esto hará el juego más divertido– habló Scourge jovial –Tú incapacitaste mi brazo y yo tu pierna.

Shadow vio de nuevo el brazo derecho de su adversario, la bala no había pegado en donde él había querido, su corazón. Por un momento la confusión lo invadió, al final de cuentas su puntería era mejor que la de un francotirador, debería de ser demasiado rápido para que él fallase por tan poco.

–¿Confundido?– habló el erizo verde –Verás pronto que cortar y rebanar no es lo único que hago, también...– silenció y acto seguido desaparecer por un breve momento de su vista, para así reaparecer por detrás –...que mi velocidad es también una de mis grandes cualidades– dijo macabro golpeándolo fuertemente por la espalda y hacerlo retroceder varios metros sobre el suelo.

Shadow abrió sus ojos confundido para verlo delante de él, y ahí supo que contaba con la misma velocidad que Sonic y con un par de movimientos extras. Sacó sus armas con rapidez y empezó a disparar, disparos que resonaron por el gran almacén sin poder alcanzar a su objetivo; únicamente viendo un halo de luz verde perderse de un lado a otro. Una nube de polvo se levantó por los múltiples impactos, dándole un corto período de tiempo para intentar ponerse en pie o de lo contrario sería presa fácil. Como pudo puso una rodilla ayudándose de la pared para poder mantenerse erguido. Shadow buscó en diferentes direcciones en busca del erizo verde quien pareció haberse desvanecido. –¡Boo!– escuchó decir a su par para luego ser lanzado por los aires con un fuerte golpe hacia el agujero que había en la bodega, y así caer a la nada fuera del edificio.

Scourge lo vio sin interés alguno mientras se perdía en la ciudad. –Pensé que esto sería más entretenido– habló con una expresión de aburrimiento. Sin decir más caminó en dirección a la salida improvisada para ir a la ciudad con la esperanza de encontrar un reto mayor.

–¡Scourge!– escuchó decir a sus espaldas para así ver a Wave caminar hacia él –Pensé que estarías muerto para este momento– habló divertida.

–Hmph ¿Qué demonios quieres?– preguntó molesto –Tengo cosas que hacer.

–Tengo una sorpresa para ti.

Scourge la vio de reojo y junto con ella vio a Silver caminar mientras llevaba cargada a una felina de pelaje púrpura que no pudo identificar si estaba viva o muerta. Se volteó esbozando una sonrisa retorcida. Notó la mirada desafiante del erizo plateado y un sentimiento superioridad lo invadió rápidamente.

–Pensé que ya estarías muerto para este momento Silver. El charco de sangre en donde te deje sin duda es uno de los más agradables recuerdos que tengo de ti– dijo para caminar hacia él –Pero parece que aún no es suficiente para poderte matar, bien, buscaba con quién divertirme de todos modos.

–No lo traje para que lo matarás– se interpuso Wave en el camino –Él será mi nuevo ayudante– sonrió nuevamente; mientras de reojo miraba la expresión de ira contenida en el rostro del erizo plateado.

–¿Ayudante? Me gusta esa idea– sonrió nuevamente –Y tengo la primera orden para él...

–Dije que era mi ayudante– enfatizo Wave.

–Creo que te gustara esta propuesta– habló para acercare a ella y susurrarle al oído.

Silver chasqueó sus labios molesto, intentando ahogar su ira y no dejar a Blaze en el suelo e ir en busca de venganza con Scourge o bien Wave; sabía que estar bajo el mandato de Wave era malo, pero estar bajo el de Scourge sería el infierno en la tierra. Escuchó el pesado suspiro de la felina que yacía en sus brazos, borrando el ataque de ira y fijando su atención a ella nuevamente; Blaze ya no se movía desde aquel último ataque que Wave la había obligado a hacer y su cuerpo se sentía más frío de lo normal, pero esperaba que sin importar como terminar esta guerra ella estuviera bien, haría sin duda lo que fuera necesario para asegurarse de que se recuperara por completo.

–¡Me encanta!– escuchó gritar a Wave muy emocionada; sacándolo de sus pensamientos –Silver, por fin tengo una misión para ti.

–¿Una misión?– preguntó desconfiado.

–Sí– afirmó Wave con una gran sonrisa.

–¿Qué quieres que haga?– preguntó resignado.

–Matar a la princesa.



¡GrAcIaS pOr LeEr!

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