Capítulo 11: El emperador Eggman


Su viaje le había tomado más de lo que él hubiera esperado. Para cuando regresó lo único que vio fueron escombros de todo el sector 3 de su hermoso edificio. Eggman vio como un incendio iniciado en el jardín del edificio había ocasionado tal devastación.

–¡QUIERO UN REPORTE Y LO QUIERO AHORA!– gritó molesto por el altavoz de su oficina.

¡Sí emperador!– replicaron.

–No puedo creer todo esto– murmuró sobando sus sienes –Esto sólo puede ser causa de ese maldito erizo azul y su banda de vándalos.

–¿Emperador?– interrumpieron en su oficina abriendo la puerta parcialmente.

–Pasa– indicó exasperado de mala manera –¿Cuál es la situación?

–Parece que todo ha sido causa del erizo conocido como Sonic the Hedgehog.

–Esa maldita peste...– masculló iracundo.

–Sí, y no es lo único señor. El erizo se ha llevado a la princesa con él.

–¡¿Qué?!– exclamó para verlo al fin –¡¿Dónde demonios está Silver?!

–Él se fue con ellos emperador. Parece que llevaba a una gata lila cuando dejo el edificio después del incendio.

–Ese maldito traidor– dijo entre dientes –¡Quiero las cintas de seguridad!

–Pues verá, parece que nuestros intrusos destruyeron todo el cuarto de seguridad.

–¡QUÉ!

–Pero no se preocupe– dijo nerviosamente –Wave ya está ahí reparando lo que quedó.

–¡Me voy por dos días y esto se vuelve un caos!– habló parándose de su silla –Jet, tú y tu equipo tienen una misión.

–¿Una misión?– cuestionó el halcón verde.

–Tráiganme a la Princesa Amy a esta base a cualquier precio, y a cualquiera que se resista elimínenlo.

–Sí señor– asintió con una reverencia –Los Babylon Rogue se encargaran de todo-

El halcón verde caminó fuera de aquella oficina y cerró las puertas tras de sí.

Eggman se sentó en su gran silla de cuero para así dirigirla en dirección a la ventana y sin poderlo evitar esbozar una sonrisa un tanto macabra.

–Parece que has regresado... mi molesto amigo.

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Volvió a sentirse intimidada por los aldeanos de ese lugar, y una vez más se escondió detrás del erizo plateado. La eriza pensaba que todos le dedicaban esa mirada porque era la princesa de Robotropolis, seguramente la odiaban. Estaba asustada, temía que le fueran a hacer algo. Silver le regresó la mirada y le sonrió para tranquilizarla, a diferencia de ella, él no se miraba preocupado por la situación. Se relajó un poco y exhaló un profundo suspiro, si era una princesa debía de mostrar valor y enseñarles a esos rebeldes que ella no les tenía miedo. Se paró nuevamente a la par de Silver y con aires de superioridad habló de nuevo.

–Gracias por acogernos en este... lugar– dijo viendo aquellas casas con cierto desdén.

–Lamento el retraso Sonic– una voz infantil se hizo presente –Estaba ayudando a mi madre y...– calló Cream al ver a aquel erizo plateado y a la eriza rosa que estaba a la par de él. Los ojos de la coneja se inundaron con lágrimas y una pequeña sonrisa fue esbozada en su rostro –¡¿Amy?!– gritó para correr hacia ella incrédula.

–¡Espera, Cream!– intentó detenerla Sonic, pero no pudo.

Cream corrió hacia la eriza quien la observaba con sorpresa para abalanzarse sobre ella y abrazarla con fuerza.

–E-Espera...– balbuceó la eriza quien intentaba librarse de su agarre –¿Quién eres y por qué me estás abrazando?– cuestionó intentando separarse de ella.

–¿Qué?– musitó Cream siendo separada con brusquedad por la eriza –¿Acaso no sabes quién soy?– le preguntó con un dejo de tristeza en su voz.

–¿Saber?– repitió Amy arqueando una ceja confundida.

–¡Cream!– llamó el erizo azul tomándola por los hombros para alejarla de la eriza –Ven, vamos, tenemos que...

–¡No!– se negó para soltarse de su agarre y voltearlo a ver –¡Sonic, dile quien soy!

–Cream tranquilízate– intentó apaciguar el obvio arrebato de histeria.

–¡No!– gritó para ver a la eriza nuevamente –¡Tú y yo somos amigas!– intentó hacerla recordar –¡Siempre cocinábamos juntas y me contabas sobre como Sonic...

Sonic tapó la boca de la coneja con su mano para verla desaprobatoriamente, ocasionando que se calmara de pronto. Sonic no quería que hablara con ella apropósito; cerró sus ojos con fuerza para que las lágrimas acumuladas empezaran a brotar descontroladamente. Cream apartó la mano del erizo azul con fuerza y salió corriendo del lugar para perderse entre la multitud. Sonic le lanzó una mirada a Tails, quien inmediatamente entendió las ordenes silenciosas para correr detrás de la coneja.

El erizo azul regresó su mirada a los miembros que yacían a su alrededor y con seriedad decirles:

–Respecto a lo que acabo de decirles, comuníquenselo a todos aquellos que no estaban presentes. No quiero que se repita esto– ordenó con seriedad. Todos asintieron y de pronto empezaron a dispersarse, dejándolo a solas con los nuevos miembros.

–¿Qué es lo que está pasando?– preguntó Amy caminando hacia el erizo azul.

–¿De qué hablas?

–¿Qué fue todo eso?– inquirió para ver a sus espaldas, en busca de la coneja –¿Acaso ella me conoce?

–No– espetó Sonic caminando fuera del lugar.

–¡Exijo un respuesta!– ordenó la eriza rosa tomándolo del brazo con fuerza para detener su marchar.

Sonic le lanzó una mirada rápida a Silver, quien lo vio intensamente, como una amenaza silenciosa. Sonic sabía que si él le decía algo sobre su pasado Silver se la llevaría de ahí, y ahora que ambos conocían la villa eso era algo que Sonic no podía permitir. Regresó su mirada a la eriza quien lo observaba molesta en la espera de una respuesta.

Sonic suspiró pesadamente desviando su vista al cielo, pensativo.

–¿Por qué ella sabía mi...

–Fue un error– habló al fin el erizo azul.

–¿Un error?– cuestionó ella.

–Te pareces mucho a alguien que ella conoció y...– se detuvo viéndola fijamente con una expresión de tristeza. –Y ya no está.

–¡Pero ella sabía mi nombre!– insistió Amy.

–Es sólo una coincidencia, tienes el nombre de ella– explicó soltándose de su agarre caminando alejándose de la eriza rosa –Pero créeme cuando te digo, que no te pareces en nada a aquella eriza– dijo por último.

–Pero...

–Princesa, olvida el asunto– se involucró Silver para cortar la conversación.

–Pero ella sabía mi nombre...– murmuró en silencio la eriza colocando una mano sobre su pecho, sintiendo una extraña opresión en el mismo.

–Ya escuchaste al rebelde– insistió Silver –Sólo te pareces, además es una niña.

–¡¿Y por qué todos me miran como si realmente supieran quién soy?!– explotó para verlo iracunda.

–Seguramente les traes a la mente a aquella eriza que conocieron hace mucho.

–Y si yo...

–Amy– interrumpió Silver viéndola con intensidad, provocando que un escalofrío recorriera su espalda –Deja el tema. Es sólo una coincidencia.

Blaze observaba todo a la distancia. Suspiró pesadamente mientras miraba al erizo azul alejarse y a la eriza rosa asentir con pesadez la cabeza. Aún creía que la decisión de Sonic no era la adecuada, sin embargo, no era su papel intervenir en las decesiones del erizo azul.

–Bien, ustedes dos síganme– habló Blaze esperando cortar el tema de una buena vez –Buscaremos un lugar donde pasen la noche.

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Amy se quedó sola en aquella habitación que humildemente una coneja les había dado; y al igual que muchos en aquella villa, la coneja la miró con una obvia nostalgia. Amy tomó un espejo que yacía sobre un mostrador para ver su rostro y observar aquel ostentoso vestido ya algo mal trecho por el largo viaje. –Yo no pertenezco aquí– se dijo a sí misma. No se imaginaba cómo alguien la podía confundir por una simple rebelde.

Amy caminó hacia la ventana de su recámara observando la villa que yacía iluminada por antorchas en aquella noche de verano. Suspiró pesadamente, extrañando su vida en el palacio cuando vio la silueta del erizo azul caminar por la villa, frunciendo el ceño molesta para recordar las últimas palabras del erizo –"Pero créeme cuando te digo, que no te pareces en nada a aquella eriza"– recordó con desagrado. Se preguntaba quién había sido esa eriza que se parecía tanto a ella; ¿Sería una coincidencia que ella no recordara nada de su pasado y que ellos parecieran conocer? Amy lo vio perderse en la villa para verlo con decisión, pues lo averiguaría pronto. Él le daría respuesta.

Corrió tras él hasta para alcanzarlo llegando casi a la última casa de aquella villa. Lo tomó del brazo con brusquedad y obligarlo a voltearse para verla –¡Necesito hablar con...– pero calló al ver los ojos carmesí de aquel erizo. Él la vio con una obvia expresión de sorpresa, casi como si hubiese visto un fantasma, la misma expresión del erizo azul al verla por primera vez. Amy lo soltó con rapidez retrocediendo un par de pasos.

–L-Lo... Lo siento– murmuró Amy para dar media vuelta y regresar sobre sus pasos, pero el agarre firme sobre su muñeca la hizo parar.

–¿Cómo llegaste aquí?– preguntó de pronto con una voz un tanto macabra.

–¡Suéltame!– ordenó Amy para verlo con intensidad.

–¡Respóndeme!

Amy lo vio a los ojos, y el miedo la invadió. Ese individuo era todo lo que Eggman le había descrito sobre los rebeldes; frío y despiadado. Intentó librarse de su agarre, pero entre más lo intentaba, con más fuerza imponía él al punto de lastimarla. El erizo negro fijó su vista intensa de nuevo sobre ella, haciendo que el miedo la acogiera en sus brazos.

–Bueno... Yo...– intentó decir.

–¡¿Quién te trajo?!– habló exasperado.

–¡Sonic! ¡El líder de la resistencia!– respondió al fin con miedo en su voz.

La soltó al fin provocando que ella cayera al suelo con pesadez. Las facciones del erizo negro se relajaron después de escuchar su respuesta, dándole a ella una sensación de falsa seguridad.

–Yo soy el líder de la resistencia– indicó él, hablando con una serenidad intimidante –¿Dónde has estado estos últimos cinco años?– preguntó, hincándose al nivel de ella.

Amy lo observó con asombro, no podía ser tanta coincidencia que aquella eriza que se parecía a ella también hubiera desaparecido el mismo tiempo que ella tenía de vivir en Robotropolis.

–¡Habla!– gritó de nuevo, haciéndola estremecer.

–Soy la princesa de Robotropolis– musitó casi inaudible.

Shadow buscó al erizo azul con la mirada, quien no vio por ningún lado. –¡SONIC!– gritó a todo pulmón.

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Sonic hablaba con Knuckles y Tails en la casa de él, aún intentando explicarles sobre su encuentro con Amy y el delicado estatus en el que se encontraba debido a su falta de recuerdos.

–¿Crees que ella recordará?– preguntó el zorrito.

–Pues ha funcionado por el momento– indicó Sonic con un esbozo de sonrisa.

–¿De qué hablas?

–Creo que si bien no recuerda quienes somos, si recuerda cómo actuar con nosotros. Es decir...– calló pensativo intentando explicarse mejor –Bien, sabe que Knuckles está enamorado de Rouge y no necesitó que nadie se lo dijera, por ejemplo.

–¡¿DE QUÉ DEMONIOS HABLAS?!– exclamó el equidna.

–Pero eso es un poco obvio– argumentó Tails, ignorando al equidna.

–¡¿QUÉ?!

–Confía en mí Tails, sé lo que digo– dijo Sonic con una sonrisa –Siento cuando ella recuerda algo, pronto sabrá quiénes somos, lo sé.

Un sonido fuerte y estrepitoso hizo que la conversación de los tres acallara. Con el reflejo de la luna y unos ojos color sangre la presencia de Shadow se hizo notar en la morada. Sonic lo vio con sorpresa, pues no era su costumbre visitarlo; asumía que los rumores ya había llegado a él.

–Tiempo sin verte– habló el erizo azul con una sonrisa.

–¡Puedes explicarme esto!– exclamó molesto, trayendo a la eriza rosa delante de sí.

–¡Déjame, por favor!– suplicó Amy con lágrimas en sus ojos.

–¡AMY!– exclamó el erizo azul borrando aquella sonrisa previa –¡¿Qué rayos crees que haces?!– inquirió corriendo hacia él y forzándolo a que la soltara.

Sonic la reviso rápidamente con la mirada buscando señales de heridas, pero no encontró nada de que preocuparse hasta que la vio a los ojos, unos que yacían inmersos en el miedo y la confusión. Suspiró aliviado y con suavidad colocó sus manos sobre los pequeños hombros de ella provocando que ella la viera.

–¿Estás bien?– le preguntó con gentileza. Amy tragó pesado asintiendo imperceptiblemente con la cabeza, relajándose ante su tacto.

–¡¿Por qué demonios la trajiste aquí?!– cuestionó Shadow, haciéndose presente.

Sonic vio de reojo al erizo negro para fruncir el ceño. Soltó a la eriza para regalarle una rápida sonrisa y voltear a ver al erizo negro quien lo miraba irascible y así responderle:

–Porque yo lo decidí– dijo con tono autoritario –No necesito de tu aprobación para esto, yo la rescate de Eggman.

–Ella dijo ser la princesa de Robotropolis– indicó Shadow para lanzarle una mirada intensa a la eriza rosa.

–No, ella es...– calló de golpe recordando su trato con el erizo plateado.

–Sé quién es.

–Entonces sabes por qué la traje– puntualizó Sonic.

–Ella es...

–Algo que Eggman necesita y ahora no tiene– le cortó el erizo azul sin titubear en ningún momento –Es un beneficio para nosotros; no te preocupes, no es una amenaza.

Shadow soltó un suspiro pesado, para observar de nuevo a la eriza rosa quien le desviaba la mirada persistentemente. –Por cierto...– murmuró el erizo azul para captar su atención –Hay otro más– completó con una sonrisa oculta, provocando que Shadow lo viera irascible. –Es un gran peleador, y hará todo lo que le pidamos siempre y cuando cuidemos a la princesa– explicó Sonic rápidamente.

–¿Es acaso un traidor?

–Sí– asintió con pesadez el erizo azul.

–¡¿Acaso has perdido la cabeza?!– explotó –¡Primero huyes de cualquier tipo de confrontación desconfiando de todo y de todos y ahora que ella aparece crees que debemos de bajar la guardia!– reclamó.

–Sé lo que hago– aseveró seriamente –Yo seré el responsable de ellos mientras estén aquí.

Shadow golpeó el marco de la puerta con fuerza, molesto. Observó de reojo al erizo azul con su ira contenida para así decirle entre diente: –Bien...– soltó resignado, reincorporándose –El traidor y...– calló para lanzarle una mirada rápida a la eriza rosa –Y ella me verán mañana a primera hora, a solas– ordenó para dar media vuelta y caminar fuera de la morada, cerrando la puerta de golpe a su salida.

–¡¿No le dijiste a Shadow sobre ellos?!– cuestionó exaltado el zorrito.

–Lo olvide– respondió distraído para dirigirse a la eriza quien yacía en un rincón, asustada.–Busquen al erizo plateado, y díganle que venga aquí de inmediato.

Tails suspiró pesadamente para voltear a ver a Knuckles, quien le dio una mirada rápida a Sonic quien observaba con dulzura a la eriza rosa. Era obvio que necesitaban un tiempo a solas. Knuckles tomó a Tails por los hombros para obligarlo a caminar a la salida –Bien, iremos a buscar al erizo plateado, lo cuál podría llevarnos algo de tiempo– dijo con una sonrisa empujando al zorro fuera de la casa –Hasta entonces– dijo con una sonrisa pícara el equidna, para luego salir de ahí.

Sonic le restó atención a las palabras de su amigo, enfocándose en la eriza, quien mantenía aquella mirada temerosa y con lágrimas contenidas para esbozarle una sonrisa. Amy le regresó la mirada, confundida; permaneciendo en silencio a la expectativa. Sonic tomó su mano con gentileza para atraerla lentamente hacia él y abrazarla con la delicadeza que se le toca a una rosa y así al oído decirle: –Tranquila, no dejare que nadie te lastime– le susurró con dulzura. Ella puso ambas manos sobre aquella playera blanca para estrujarla con fuerza y ocultar su rostro de él. Sonic la abrazó con más de fuerza, y en su mente, la promesa de no volverla a perder invadió sus pensamientos; pronto sintió como su playera era mojada con pequeñas gotas cálidas; y así escuchar a la eriza sollozar aferrándose con fuerza a él.

Se recostó suavemente sobre el pecho de aquel individuo escuchando su corazón latir rítmicamente, como si éste le cantara una canción, una canción entonada sólo para ella mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas; por alguna razón era la primera vez que sentía esa seguridad en su vida, aquella seguridad que sólo había probado estando en los brazos de él. Amy no entendía por qué se sentía tan segura en sus brazos... la sensación de regresar a casa la invadió extrañamente, deteniendo su llanto. La eriza rosa se separó de él para subir su mirada y observa la expresión dulce y gentil que el erizo azul le regalaba, sonrojándose intensamente.

Su corazón empezó a latir rápidamente y su rostro se cubrió de un manto carmín; Amy sentía sus brazos envolverla y pronto el silencio empezó a ser ensordecedor. –S-Sonic...– murmuró la eriza acercándose lentamente hacia él, casi como una atracción magnética imposible de resistir. El erizo azul la vio con asombro sonrojándose por igual. Sonic la sujetó firmemente para atraerla delicadamente hacia él y así quedarse uno frente al otro, sintiendo el cálido aliento rozar su rostro observándose en silencio, dejando que su alma hablara por ellos.

Ella quien fue denominada princesa, la eriza que iba en contra de todo lo que los rebeldes quisieron hacer, aquel ser, que buscaba con tanto recelo su pasado en las tinieblas de su mente... se fundió en un beso con el erizo que provocó aquella guerra, con el erizo que la perdió; pero por un momento eso se olvidó, para saborear el néctar de sus labios, y así quedarse en silencio entre sus brazos.

¡GrAcIaS pOr LeEr!

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