—¿Qué sucede? —preguntó Ten Ten preocupada ya que todo su equipo se había ido, los siguió encontrando a la mayoría de los Shinobi saliendo de la aldea— ¿Pero qué...? —se preguntó extrañada. Pronto escuchó una voz llamando su atención— Sakura ¿¡Qué está pasando aquí? —preguntó Ten Ten— Hay que detenerlos, rápido. Me encargaré de los que se han ido, tú consigue que no avancen más —comenzó Ten Ten. Sin embargo Sakura la detuvo.

     —Tranquila, está bien...

     —¿Te has vuelto loca? ¡son nuestros compañeros! Hay que detenerlos —indicó la castaña pero Sakura la detuvo de nuevo.

      —Ten Ten, Lady Tsunade tiene un plan, les habla a todos para que le ayuden a ejecutar el resto —le dijo Sakura asintiendo con confianza.

     —Pero... —ella misma se interrumpió, aunque no le agradaba dejarlos salir, debía escuchar el plan de la Hokage, de cualquier manera no podría sacarlos del trance de Takeshi por sí misma— ...Está bien, vamos entonces.

     [...]

     —De acuerdo —dijo la Hokage más para sí misma sentándose en la silla de su escritorio y apoyándose en este cruzando los dedos sobre su boca antes de comenzar— Planeo contraatacar a Takeshi antes de que Madara desate lo que sea que planea. Sospecho que lo hará en la próxima reunión de los Kages, así que nos encargaremos de detener a Takeshi antes de ese día, ya que se sospecha que están trabajando juntos. Necesito la mayor disposición de todos mis ninjas.

     — ¿Pero qué sucede con nuestros compañeros? ¿Debemos dejarlos ir tranquilamente? —preguntó impaciente.

     —De hecho, Shikamaru el Consejo y yo ya habíamos previsto que esto sucediera. Así que planeamos una estrategia para entonces —comenzó a explicar— Tenemos infiltrados en ese grupo que se lleva Takeshi a muchos de mis más confiables Shinobi, entre ellos están Shikaku Nara, Inoichi Yamanaka y Choza Akimichi —pronunció aquellos nombres observando a Ino y Choji— incluyendo también a los demás clanes como el Aburame e Inuzuka. Además de que ustedes se encargarán de perseguirlos hasta donde los lleve Takeshi.

     —Con todo respeto, Lady Tsunade —comenzó Shino— Pero hemos visto antes como han salido los enfrentamientos con Takeshi. Además de que ahora tiene un ejército de entre nosotros mismos que puede controlar a su antojo, sería inmoral atacar a los nuestros, podría incluso controlar a los infiltrados también... —contradijo Shino— ...Además, tiene a casi toda la aldea, si el plan no resulta, los perderemos a todos.

     —Tienes toda la razón —admiró la Hokage— Sin embargo; no es sólo Konoha, sino también las aldeas vecinas, y si nos retiramos o nos quedamos sin hacer nada, pronto se irá contra más países.  Nuestra ventaja es que se nos había presentado una forma por la que podemos sacar de las garras de Takeshi a todo su ejército, y si lo conseguimos seremos muchos más y lo derrotaremos.

     —¿Se refiere a...? —comenzó preguntando lno.

     —Así es... —afirmó la Hokage notando los rostros desconfiados, tristes y desesperanzados de los Shinobi frente a ella— ... Quién hizo que Naruto tomara esas decisiones aquella noche, quién hizo que nos peleáramos entre nosotros mismo, quién separó nuestros grupos, quién destruyó la aldea... —dijo Tsunade retirando las manos de su boca, mirándolos firmemente— ...Puede ser derrotado por su propia mano.

     Pronto levantaron las cabezas igual que ella.

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     Takeshi observaba su nuevo ejército bajo la enorme luna roja con sus ojos oscuros y aro blanco, su ejército consistía en la mayoría de los Shinobi del país del fuego, pronto se percató que algunos de Konoha seguían heridos del ataque anterior a además que no habían nuevas heridas, como si los demás Shinobis que no se había llevado dejara ir a sus compañeros sin si quiera intentar detenerlos, quizá a propósito o quizá sólo le tenían miedo a las consecuencias de detenerlo, le parecía sospechoso.

      Sin embargo no quería un ejército mal herido así que extendió su plasma hacia aquellos en mal estado y los envolvió con ella durante unos segundos, al separarla de nuevo estos estaban curados.

       Era una de las habilidades de su plasma, no había podido utilizarla durante la pelea contra Naruto y Sasuke en el Mundo de los Demonios ya que el trato que había hecho con ellos se había debilitado y esto lo limitaba.

       Comenzó a buscar a Naruto entre su ejército, pero este no estaba por ningún lado. Pensó que probablemente se encontraba en algún lugar lejos y aún no llegaba así que intento entrar en su mente sin mucho éxito, aquello le hizo pensar que habría muerto en algún lado ya que sería imposible que le evitara entrar en su mente.

       Después de todo, ya lo había hecho antes y lo haría las veces que quisiera.

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     —No estamos solos —comenzó de nuevo Tsunade— El Kazekage de la aldea oculta de la arena a aceptado mandarnos ayuda de nuevo. No tardarán en llegar a la aldea. Para entonces ustedes ya deben estar en camino y me dirán hacia donde los dirige Takeshi, una vez me llegue la información los mandaré a la ubicación y los acompañaré yo misma.

     —¿Dejará la aldea sola? —preguntó Kurenai preocupada.

     —No. Dividiré los refuerzos de la arena para que se queden en la aldea contigo, tu te quedarás aquí gracias a tu estado -le dijo la Hokage refiriéndose a su embarazo— No te preocupes, la aldea ya no es su objetivo, ya se llevó lo que necesitaba así que la aldea será segura —afirmó la Hokage— Además de los Shinobi de la arena, también te quedarás con uno de mis mejores chunin —dijo la Hokage— Le debo mucho a este Shinobi —entonces se observó a Konohamaru entrando a la oficina con rostro de seriedad y juego a la vez.

     —Yo me encargo, abuela-Tsunade. Nada sucederá en mi guardia. He tenido el mejor de los maestros -dijo con el pecho inflado y la cabeza en alto refiriéndose con orgullo al Naruto que recordaba- venga conmigo —le dijo a su tía Kurenai tomándola de la mano y sacándola de la oficina Hokage, mientras que Tsunade le agradecía a Konohamaru, ya que por él, la relación Hokage/alde se encontraba más fuerte que nunca.

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       El hecho que Naruto no apareciera en su ejército le molestaba ya que lo necesitaba para el plan de Madara, pero a la vez le alegraba no tener que encargarse de eso, lo más seguro es que ya estuviese muerto después de todo.

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     —Además que tenemos esto... —dijo apuntando hacia la puerta donde todos los Shinobi presente observaban entrar a Sakura con un pergamino en manos y colocarlo sobre el escritorio de la Hokage.

     —¿De qué se trata? —preguntó Ino.

     —Esto es lo que conseguimos de el día en que Naruto destruyó la aldea —dijo con pesar pero esperanza abriendo el pergamino. En este se reflejaban palabras escritas que se encontraban en movimiento alrededor de algo que intentaba salir del pergamino, algo que a penas podía ser contenido por el sello- es la bijudama del Kyubi...

     —¿Qué planea hacer con eso, Lady Tsunade? —preguntó Ten Ten asombrada.

     —Es curioso que lo preguntes ya que tú te encargarás de esta parte. Claro, tendrás ayuda —respondió la Hokage observando al resto de Shinobis.

     —¿¡Qué?! Pero... —comenzó a reclamar antes de que Guy la interrumpiera colocando una mano en su hombro con confianza mientras su enorme sonrisa resplandecía y le guiñaba un ojo.

     —¿Qué tenemos que hacer entonces, Lady Tsunade? —preguntó Ten Ten aceptándolo.

    —A eso voy... —dijo la Hokage