08| Tsuki no Me Keikaku
Esa noche era fría, no habían nubes en el cielo que cubrieran la enorme luna roja de la mirada de todo el mundo shinobi. Sabían que algo comenzaría, algo enorme y peligroso.
El causante de esto se encontraba caminando junto a Takeshi, darían inicio al plan. Sin embargo, el proceso se había alentado por el peliblanco.
—¿Sabes? Cuanto más vives más te das cuenta que la realidad está hecha de dolor, sufrimiento y vacío... —le dijo Madara a Takeshi permitiéndole observar a través de su máscara y gracias a la luz de la luna sus ojos, con el Rinnegan en uno y el Sharingan en otro. Sabía que Takeshi no se encontraba seguro desde el inicio en unirse a él y debía asegurarse que cumpliera con su parte.
—...Escucha; En este mundo donde hay luz, también hay sombras. Mientras exista el concepto de ganadores, también habrá perdedores, el deseo de mantener la paz es el que causa la guerra, así como el odio nació para proteger el amor, son esas pequeñas relaciones causales que no pueden cambiarse, al menos no comúnmente... —dijo Madara sentándose en una enorme roca junto a Takeshi, este último no decía nada, sólo observaba el cielo estrellado.
—...Madara me escogió como discípulo para llevar juntos el plan Tsuki no Me Keikaku; Ojo De Luna para limpiar al mundo de las mentiras y el sufrimiento. Utilizaremos el Tsukuyomi Infinito para sumergir al mundo shinobi y controlarlos para terminar con las guerras. El juubi será únicamente para asegurar este proceso al igual que tú... —Takeshi siguió sin decir nada.
—...Lamentablemente Nagato murió antes de conseguir los últimos Bijuu. Pero tú conseguiste fácilmente destruir a uno de ellos y controlarlo a tu antojo. Tus habilidades resultarán de mucha ayuda en todo esto. Así que haz lo que tengas que hacer... ahora —ordenó finalmente Madara. Takeshi se levantó de la piedra y extendió sus manos frente suyo.
—No dudo si es lo que piensas... —aseguró Takeshi— ...Estoy completamente decidido de lo que haré.
—¿Neji? ¿Lee? —preguntó Tenten al observar cómo sus amigos tomaban un camino diferente al mismo tiempo, sin decirle nada.
—¿A dónde va? —preguntó Hanabi al observar como su hermana se levantaba de la mesa y salía de la casa.
—¿Crees que se enojó? —preguntó Choji comiendo la última papa de su bolsa.
—¡Shikamaru! —gritó Ino— ¿¡Ni siquiera planeas terminar el juego?! —le gritó comenzando a impacientarse que no dijera nada ni volteara, sólo caminaba fuera de la sala de juegos.
—Ríndete Ino, de igual forma no le ganarías —dijo Choji abriendo la segunda bolsa de papas.
—Al menos debió terminarlo y no irse nada más sin decir nada —le respondió frustrada y desanimada guardando el juego de mesa en su lugar.
—¡Yamato-sama! Vuelva a la cama, aún está muy débil —gritó una enfermera dejando las hojas que llevaba sobre un buró y corriendo hacia su paciente que salía en silencio por la ventana— ¡La herida se abrirá en cualquier momento! ¡Si brinca por la ventana no creo que los puntes resis...! —gritó pero fue interrumpida por el salto de su paciente.
Al correr a la ventana, Yamato no era el único que estaba ahí. Sino también algunos otros pacientes que hacían las mismas acciones que el castaño, reuniéndose en la entrada del hospital.
—¿¡Pero qué...?! —se preguntó extrañada— ¡Shizune-senpai! Tiene que ver esto —le gritó a la morocha, esta se aproximó a la ventana observando que las personas anteriormente controladas por Takeshi de toda la aldea caminaban tranquilamente formados hacia la ahora terminada salida de Konoha. Decidió salir por la ventana rápidamente y aproximarse a Kiba.
—¿Kiba? ¿Te sientes bien? —preguntó sacando una lámpara y apuntándole a su ojo, observando que este no reaccionaba, lo verificó en el ojo de Sai en el que sucedia lo mismo, a demás que la mirada era oscura y serena— ¿Qué sucede...? —se preguntó extrañada saliendo de la formación que tenían— Avisaré a Tsunade —con aquello último corrió hacia la nueva oficina Hokage.
—Lady Tsunade! —llegó gritando a la oficina. Observando a la rubia parada observando por la ventana.
—Ya lo sé —dijo la Hokage— Sé exactamente lo que sucede Shizune —dijo con seriedad.
—¿Y...?
—Con esto termina todo Shizune. Tengo mis propios Shinobi infiltrados.
—¿De qué habla Lady Tsunade? —preguntó extrañada— ¿Qué planea?
—La reunión de los Kages será pronto. Y te aseguro que arreglaré todo esto antes de ese día —dijo decidida la rubia— Al lugar que vayan todos ellos, estarán todos los anteriores afectados por Takeshi. Lo que significa que tenemos una ventaja.
—¿...?
—Shizune. Somos más, si consigo encontrar a Naruto y hacer que vuelva en sí. Con su ayuda recuperaremos a todos los afectados, incluyendo a Kakashi y otras aldeas. Seríamos todos nosotros contra sólo Takeshi.
—Pero eso es... —le interrumpió Tsunade.
—Tu tranquila. Será más fácil de lo que piensas.
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—¿Mamá? —preguntó la niña a su madre. La señora que anteriormente había ayudado al desconocido anciano apareció tras su hija observando a la mayoría de los Shinobi salir de Konoha.
—Tranquila. Si la Hokage no ha hecho nada es porque tiene un plan —dijo la señora asomándose junto a ella por la ventana de su ya terminada casa. La señora sabía que eso había sido obra del anciano también, aunque se escondiera de ella.
—Eso no —dijo la niña apuntando hacia el anciano- volvió a aparecer, Mami —dijo la niña observando junto a su madre como el anciano miraba a los Shinobi salir de Konoha desde el techo de una casa— ¿Qué es lo que hace? —le preguntó la niña a su madre pues el anciano había brincado del techo y se había colocado en la formación. No sin antes voltear hacia la niña y guiñarle un ojo.
—¡Me guiñó un ojo, Mami! —le gritó emocionada a la señora quien sonreía.
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