—¡Porque esta es mi voluntad de Fuego! —gritó la señora con seguridad y lágrimas en los ojos. Al voltear tras suyo se sorprendió al descubrir que el anciano ya no estaba, sólo estaba Konohamaru y su equipo contentos por su llegada.

     Unos días después, la señora buscaba al anciano sin resultado alguno. La aldea se levantaba rápidamente, quizá más de lo normal, ella sabía que era obra del anciano, sin embargo parecía ocultarse de ella y de su hija por alguna razón.

     Por otro parte, la relación entre pueblo y Hokage se había hecho más estrecha después de lo sucedido, Tsunade se encontraba más aliviada y segura.

     —¿Me mandó llamar? —preguntó Ryu entrando a la ya terminada oficina del Hokage.

     —Tome asiento, por favor —pidió la Hokage al señor frente a ella— Estoy consciente de que puede resultarle difícil hablar sobre esto, así que está en toda la disposición de negarse si lo desea —comenzó ella.

     —¿Es sobre él, cierto? —preguntó apretando las manos contra sus piernas al recordar lo que Takeshi le había hecho a su pequeña.

     —No está obligado a nada —aclaró Tsunade.

     —Esta bien. Hablaré... —se tomó un respiro antes de continuar.

     —...La primera vez que lo vi tenía 8 años, se encontraba sentado sobre el pasto apretando sus piernas y recargando su cabeza sobre ellas, dejando caer su cabello rojo despeinado. Se encontraba con la mirada perdida, se veía confundido y asustado. Quería acercarme a él pero... mi niña se me adelantó, se quedaron platicando por demasiado tiempo, jugaban y mi niña reía. Así que a partir de ese momento tuvieron una amistad muy estrecha; lo invitaba a comer a mi restaurante y se quedaban jugando por la casa, incluso entrenaban técnicas Shinobi juntos, esperaban algún día participar en los exámenes Chunin en Konoha...

     —...Realmente no me fijaba demasiado en él. No hasta que comenzó a actuar... -dijo titubeando— ...Diferente... a otros niños de su edad —tomó un suspiro, decidido a contar todo lo que sabía sobre Takeshi— ...Un día Nozomi se había ido con su madre y Takeshi se quedó conmigo comprando ingredientes para cocinar. Unos niños estaban molestando a un cachorro sin dueño. Takeshi intentó ignorarlo pero no lo aguantó...

     —Déjenlo en paz —ordenó autoritariamente sobre aquellos niños, sin levantar la voz ni realizar gestos con la cara; Era una orden, directa y sin cavidad de error. Estos se molestaron y tomaron al perro por el cuello.

     —¿Quién te crees, niño? —escupió uno de ellos mientras el cachorro chillaba en su mano—  ¿Crees que puedes ordenarnos? ¡Le hacemos a esta bestia lo que queramos y tú no te interpondrás! !Marica! —le gritó a la cara. Quise acercarme a evitar que pelearan. Sin embargo, no me podía mover, algo me mantenía inmóvil, mi mirada se volvió nublada por un tiempo, no podía ver ni escuchar nada, me sentía impotente hasta que finalmente mi vista y voz volvieron...

     Los niños tenían graves quemaduras por todo el cuerpo en forma de rayos que los recorrían de pies a cabeza, abriendo heridas por su piel y quemaduras importantes alrededor, Takeshi estaba de la misma forma en los brazos, especialmente en las manos. Alcancé a observar como su cabello rojo se encontraba más intenso de lo normal y su miradas se había perdido sobre lo que había hecho.

     —Take... —no pude hablar ni moverme de nuevo hasta que salió corriendo del lugar. No lo volvimos a ver sino un mes después.

       Por alguna razón que jamás me pude explicar, cuando hablaba con las personas tristez, éstas entraban en un largo trance. Después de eso, se veían felices y le agradecían a Takeshi por algo, nunca entendí qué sucedía y Nazomi tampoco quería decirme nada.

     Sin embargo, algo había cambiado en la mirada de Takeshi; Era más severa y se mantenía en la nada por más tiempo. Nozomi seguía jugando con él normalmente, pero comencé a preocuparme porque le pudiese hacer daño. Así que intenté separarlos, pero seguían encontrándose a mis espaldas. Acepté que si realmente quisiera hacerle daño ya lo hubiera hecho, así que me dediqué a intentar conocerlo mejor.

     —Takeshi... —llamé su atención. Él jugaba con sus dedos sentado en la barra de mi restaurante, siquiera se había inmutado, esa acción era normal en él así que decidí continuar, realmente quería ayudarlo— ¿Sabes? Una vez lastimé a un gran amigo por accidente —creí que el incidente de esos niños lo tenían de esa manera e intenté arreglarlo— Me sentí horrible por un largo tiempo pero después le pedí disculpas, eso... —me interrumpió, su voz era seria, sin sentimiento alguno.

     —No debí dejarlos con vida.

     Fue lo único que dijo en ese momento. No supe que decirle, realmente no lo entendía, y su actitud me causaba escalofríos cada vez que dirigía su mirada hacia mí sin despegarla, como si estuviera analizando mis más profundos pensamientos. Me puse nervioso y terminé cortandome en el dedo con un cuchillo por accidente mientras partía las verduras.

     —¿Alguna vez se ha preguntado... —comenzó sin dejar de verme— ¿...Qué tan fácil puede caer alguien en lo más profundo de la oscuridad? —me preguntó, no sabía qué responderle así que sólo me aclaré la garganta, debía admitir que el chico era intimidante- ¿Cree que puedan salir de ella...? ¿Cree que para que deje de existir la oscuridad, la luz debe hacerlo también? ¿Qué cree que existiría entonces? ¿Cree que algún día...? —se interrumpió a sí mismo, entrando en un silencio abrumador de nuevo y desviando su mirada finalmente.

     Comencé a ponerme nervioso de nuevo, sentía mi mente vulnerable ante Takeshi, como si pudiera entrar y salir cuando quisiera de ella.

     Entonces me di cuenta que no podía ayudarlo, no al menos de esta manera. Realmente no lo comprendía.

     Ese mismo día Yugakure decidió hacerse un lugar turístico. Me alegré al igual que Nozomi y mi esposa ya que tendríamos más clientes. Sin embargo, Takeshi no lo había tomado de esa forma, al igual que un chico que no conocíamos. Su nombre era Hidan, era el más molesto al respecto, gritaba por las calles hablando de religión y de lo Idiota que éramos.

     Por otra parte, Takeshi se veía tenso, como si supiera que algo ocurriría. Le pedí a Nozomi que investigara qué le ocurría pero no consiguió nada.

     Así que decidí buscar a los padres de Takeshi, estaba algo asustado por cómo serían éstos. Sin embargo, estaba decidido a hablar con ellos ya que no los conocía sin conseguir nada pues no los encontré por ningún lado. Finalmente busqué información sobre él en los registros de Yugakure.

       Allí decía que su apellido era Uzumaki. Por un momento pensé que sería lógico por su color de cabello y supuse que había perdido a su familia junto al clan. También descubrí que tenía un hermano que había sobrevivido junto a Takeshi, llegaron juntos a la aldea pero el chico al parecer había sido asesinado o desaparecido. Por un largo tiempo se creyó que fue cosa de Takeshi pero no era segura esa información, decidí detener mi investigación para no hacerle daño preguntando por ellos.

     Necesitaba despejarme así que avisé a mi esposa que cuidara de Nozomi mientras iba por agua al río de la aldea vecina. Takeshi había dejado la aldea un día antes, como usualmente hacía, sin decirle nada a nadie, sólo... desaparecía.

     Observé unas olas en el agua del río que no eran para nada comunes. Por algún motivo comencé a preocuparme por mi familia así que regresé a Yugakure lo más rápido que pude...

     Al llegar la aldea había sido masacrada, tenía signos escritos con sangre por todo el suelo y los cadáveres de mis amigos se encontraba sin vida y sólo con un rasguño en diferentes partes del cuerpo. Salí corriendo con terror hacia mi casa, deseando encontrarla como la dejé...

     —Con eso a sido suficiente. Si desea puede... —comenzó Tsunade pero Ryu la interrumpió.

     —Esta bien... —suspiro— ...La mayoría de los aldeanos habían desaparecido sin dejar rastro mientras otros habían sido asesinados... Ese día mi esposa falleció. Sin embargo, ella tenía un rasguño y una marca de algo parecido a un rayo que había quemado sólo su mano, se veía igual que aquellos niños que Takeshi había atacado. Frente a ella estaba el mismo signo escrito con sangre de antes... Busqué a Nozomi por todas partes hasta que la escuché llorando en la cocina.

      A partir de ese día mi pequeña no paraba de decir lo mismo una y otra vez por meses "Él es bueno, él es bueno..." Su mirada perdió su luz y su rostro se apagó. No sabía qué hacer, la había perdido.

     La aldea comenzó a levantarse poco a poco con los pocos sobrevivientes de aquel oscuro día que recordaba con terror. Tiempo después nos visitó Naruto y Jiraya. Fueron a comer a mi restaurante, y esta vez fue Naruto quien se acercó a Nozomi, la hizo hablar, le dijo un montón de palabras dulces y le dio esperanza. Algo que anhelaba con desespero, algo que yo no había logrado en mucho tiempo, así que estuve muy feliz con su llegada y decidí darles una habitación mientras nos visitaban antes de seguir con su viaje de entrenamiento.

      Mientras, Naruto y Nozomi comenzaron a entrenar juntos y yo hablaba con Jiraya sobre su rubio estudiante y sobre Takeshi.

     Jiraya me hizo darme cuenta sobre cuántos errores había cometido con Takeshi. Y me dio tantos consejos que pude haberle dado en su momento que posiblemente hubieran evitado que se volviera un ninja desertor y que fuera recordado como ayudante de Hidan en aquel día. En ese momento desee haberlos conocido antes, realmente lo deseé, pero era inútil.

    Cuando se fueron, Nozomi se había entristecido, sin embargo había vuelto en un rayo de luz gracias a Naruto.

     Tiempo después escuchamos que ninjas de Konoha se habían encargado de hacer justicia sobre Hidan. Toda Yugakure se alegró tanto que el día en que vinieron a buscar información a la aldea sobre Takeshi decidieron hacerle una fiesta en las fuentes termales...

     Ese día Takeshi volvió a aparecer en la aldea. Era más grande, su cabello había perdido su color y sus ojos habían pasado de azules a negros con un aro blanco en lugar de pupila. Tenía cientos de cadenas que salían de su pecho y cubrían todo su cuerpo sobre su ropa negra. Y su sonrisa... ésta era tan enorme que debía rasgar sus mejillas para completarse.

     —El resto de la historia ya lo sabe... —dijo Ryu con la mirada baja apretando con fuerza las manos, suspirando y levantando la mirada hacia la Hokage.

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     Necesitaba que recordaran esto para lo que viene jeje e.e