El Ser Esperanzador Del Corazón Maldito

-¿Que mierda es esto?-. Mihael se puso los auriculares, y comenzó a escuchar la canción.

Mis sentimientos se escaparon...

No sabía como tratarlos.

Tal vez si les hubiera creído aún estarían aquí, espero que estén en un lugar seguro, viviendo un sueño..., Cantando una canción que yo no podía tocar, pero si les viera en calle diría... "Mi bebé ha vuelto a mí".

Porque tengo amor atrapado en mi cabeza. En mi cabeza.

Mihael escuchaba la canción, nunca había escuchado una canción así, siempre había escuchado rock y metal, pero aquella canción le entraba dentro del cuerpo, como si fuera lo que él estuviera sintiendo ahora mismo.

Sonrió. Quizás le gustaba algo más que no solo el rock.


Salió a la calle, sonriente, viendo todo con un aura más bonita y con ganas de darlo todo por..., ¿El mundo?. Quizás el mundo no era tan horrible como Mihael pensaba. Los pájaros volando, los niños jugando con sus amigos, yendo en bicicleta al colegio. Quizás el mundo si era un sitio donde merecía la pena vivir.

Mihael no sabía porque se sentía así, pero se dio cuenta de que comenzó a sentirse raro cuando comenzó a hablar con aquel chico, notaba que quizás aquel pequeño niño era tanto de su agrado, que quizás podría convertirse en algo más que un simple amigo.

Sonrió ante eso, ante ese pensamiento de que había encontrado a alguien que no le juzgaba, y que compartía sus gustos, y hasta podía empatizar con él.

Ese sentimiento..., Era genial.

-¡Gilipollas!-. Gritó Mail, junto con Beyond.

-¿Eh?-. Preguntó Mihael, y se quitó los auriculares.

-¿¡Como que gilipollas!?-. Preguntó el hombre de unos 35 o 40 años que salió del coche tan lujoso que tenía.

-Mmm...-. Mihael lo vio, Mail y Beyond estaban conduciendo un coche rojo que de a saber de donde lo habían sacado, y se chocaron un poco con aquel estúpido pijo.

-¿Que está pasando aquí?-. Preguntó Mihael acercándose.

-¡Mihael!-. Gritaron Beyond y Mail.

-¡Este pijo me ha jodido el coche!-. Dijo Mail.

-¿¡Disculpa!?-. Preguntó el hombre. -¡Tú estabas mal aparcado!, ¡Enséñame ahora mismo tu permiso de conducir!-. Exigió.

-¡No te tenemos porque dar nada!-. Gritó Beyond.


-¿Estás bien?-. Preguntó su madre, tocando a su hijo, para comprobar si estaba bien.

-Si mamá, claro que estoy bien, solo ha sido un pequeño choque-. Dijo el hijo, despreocupado.

-A ver si detienen a esa gentuza-. El chico suspiró, no había sido para tanto, su madre exageraba.

-Pffft-. El chico se sorprendió al verlo. -A-Ahh...-.

-¿Pasa algo?-. Preguntó.

-Mm, no..., Nada...-. Dijo.


-¡A ver cálmese!-. Gritó el rubio.

-¡Tú no me toques niñato!-. Mihael apretó los dientes.

-¡Jodido pijo de mierda!, ¡La gente como tú me da asco, que se cree superior a todo el mundo!-. Gritó Mail cabreado.

-¡Tú deberías estar estudiando niñato!-.

-¡Prefiero no estudiar y ser un cateto a acabar siendo como un imbécil como tú!-. Gritó Beyond.

-¡Voy a llamar a la policía!-. Dijo, sacando el teléfono móvil.

-¡No, espere!-. Dijo el rubio, y el pijo le miró.

-¿Porqué no eh?-. Preguntó el pijo, y Mihael apretó los dientes.

-Emmm..., Se lo compensaremos-. El hombre se lo pensó.

-Mmm, ¿Y de que manera si se puede saber?-. Preguntó.

-Pueeees..., No sé, ¿Le pintamos el coche?-. Preguntó Mihael.

-No. Ni en broma-. El hombre pensaba. -Mmm..., ¡Ah ya sé!, ¡Me vais a limpiar tooda la casa gratis!-. Dijo el hombre.

-¿¡QUÉ!?-. Preguntó Mail.

-¡NI DE PUTA CO...!-.

-Hecho-. Aceptó Mihael.

-¡PERO MIHAEL!-.

El rubio les miró a los dos.

-¡Callaos que es por vuestra culpa!-. Dijo Mihael, cabreados.

-Hecho-. Los dos se dieron la mano. -Os quiero a las 19:30 en mi casa-. El hombre les dictó la dirección. -Si falláis, llamaré a la policía-. El hombre se subió en su coche lujoso, y salió de allí.

-¡MMMM...!, ¿¡PERO QUE COJONES MIHAEL!?-. Preguntó Beyond, y Mihael le miró, furioso.

-¿¡SE PUEDE SABER DE DONDE MIERDA HABÉIS SACADO EL COCHE!?-. Les preguntó.

-Alexander me lo prestó...-. Dijo Mail, cabizbajo, y Mihael se frotó el puente de la nariz.

-Mmm..., ¿Cuántas veces os he dicho que Alex está colgado y que sólo quiere drogas?-. Preguntó el rubio, furioso.

-Ey. Es mi mejor amigo, en otra vida podríamos haber sido hermanos-. Beyond se acercó a Mihael. -Alex tiene depresión diagnosticada, ¡Se quiere morir!-. Gritó Beyond. -Asi que cuidado con lo que dices...-. Dijo Beyond, y se chocó con Mihael aposta al comenzar a irse.

-Mm...-. Mail se acercó a Mihael.

-Lo siento colega-. Dijo el castaño.

-Beyond..., Él también es alguien peligroso...-. Mail le miró.

-¿Como dices?-. Preguntó.

-¡Está loco!-. Dijo Mihael. -No suele afectarnos que esté majara, así que no dejes que empiece a afectarte su locura-. Aconsejó Mihael, y se fue de allí.


-Ahhh...-. Nate suspiró, rebuscando en la comida algunas cosas.

-¿Ocurre algo hijo?-. Preguntó el padre.

-No..., Nada-. Bufó. Nate solo quería algo sencillo, algo que no fuera tan complejo como esa comida que para nada le gustaba.

-Es un rarito-. Nate la miró. -Además, está traumatizado por lo de hoy..., Lo de esa gentuza es imperdonable-. Nate apretó los dientes, y metió una patada a su hermana por debajo de la mesa. -¡AU!-. Gritó, y los dos se miraron, cabreados.

-¡Nate!-. Su padre se levantó. -Sabes que no me gusta alzar la voz, ese comportamiento violento que usas con tu hermana es completamente ¡I-Na-De-Cua-Do!-. Nate rodó los ojos. -Estás bajo castigo, toda la noche te quiero ver en tu habitación custodiado, y mañana echarás comida a los perros guardianes y también harás una copia de 10 hojas por delante y por detrás diciendo lo mucho que te arrepientes de lo que has hecho-. Exigió.

-Es que no me arrepiento-. Su madre y su padre se sorprendieron. -Menos mal que me voy a mi habitación. Odio pretender que me gusta esta estúpida comida de plástico-. Nate se bajó de la silla, y se fue a su habitación.

-¡Nate!-. Nate le ignoró, y se fue a su habitación. -Es un impresentable...-. Dijo.

-Y que lo digas-. Dijo la hermana.

*Ding Dong*

-Deben ser ellos-. 


El mayordomo abrió el portón, y vio a los 3 chicos.

-Bien..., Pasen, pasen-. Beyond, Mihael y Mail pasaron adentro, y el mayordomo les explicó los detalles de como tenían que limpiar la casa. Mientras uno daba brillo a la porcelana y demás cosas, el otro quitaba polvos de la pared con un plumero, mientras el último barría.

-Pffft, que coñazo-. Dijo Mail, dando brillo a un jarrón de porcelana.

-Y que lo digas-. Beyond se rascó la pierna con el plumero lleno de polvo, expandiéndolo de nuevo.

Mihael barría, pero estaba atento a otra cosa que no era su tarea. Había una habitación que estaba entreabierta, una habitación que tenía lo que parecía un póster de Guns N' Roses, cosa que le extrañaba al rubio. ¿Desde cuando los pijos escuchan grupos así?.

Mihael dejó la escoba en la pared, y se dirigió lentamente a la habitación.

-Eh-. Miró atrás. -¿Adonde vas?-. Preguntó Mail.

-Solo dadme un momento-. Susurró Mihael, y asomó su ojo a la habitación. -¡A-Ah!..., ¡No puede ser!-.

¡PUM!

Quién se encontraba dentro de la habitación, no era otra persona que Nate River, quién estaba tumbado en su cama, leyendo un libro.

Mihael sonrió, pero después borró la sonrisa..., ¿Nate era..., Un pijo?.

Mihael retrocedió.

Como ya debéis saber, si hay algo que Mihael y sus amigos odian, es a los pijos.

Esas personas que tienen el suficiente dinero como para dejarte en la miseria con solo una llamada, gente que se cree mejor que nadie, personas que no se juntarían con gente como ellos, que les miran desde arriba, pensando que tú estás abajo, que usan prejuicios...

-¿Acaso insinúas que no me gusta el rock?-. Preguntó el albino. -¿Es por mis pintas?-. Preguntó, y Mihael lo miró, iba con un jersey rosa, y tejanos blancos. -Si juzgara por la ropa, pensaría que tú grupo es de rock, y eres un emo de mucho cuidado, en cambio, no he asumido que era de rock, y aún así he acertado-. Mihael paró de caminar.

-Mm...-. Es cierto, aquel día, Mihael si usó prejuicios, y Nate no. Pero igualmente, eso no quita que sea un pijo.

Además, Nate, le había engañado.

-¡Esta es mi casa, adiós!-. Se despidió, entrando en una casa pequeña. Mihael no sabía como lo hizo para entrar, pero está claro que esa no era su casa, simplemente mintió para que no le descubriera como un pijo. 

De toda la vida, los pijos, han sido sus enemigos, siempre que se veían, Mihael pensaba que eran unos gilipollas, y ellos se pensaban que Mihael era un gentuza. -Mm...-. A Mihael se le cayó una lágrima del ojo, pero se la limpió, y se dio la vuelta. Se dirigió a sus amigos. -Eh-.

Los dos le miraron.

-Tengo una idea-. Mihael sonrió.


-¡Adiós!-. Los 3 se fueron de la casa.

Cuando cerraron el portón...

-¡Corred corred!-. Los 3 comenzaron a correr mientras se reían. -¡JAJA!-. Mail lo lanzó hacia Beyond, jugando con un importantísimo jarrón de porcelana.

-¡Lo tengo!-. Gritó cogiéndolo en el aire.


-Mm...-. Nate miraba al techo, y torció el labio, le sentaba mal no haber saludado a Mihael cuando estaba en su casa. Aunque..., Todo es por una buena razón.


-Los odio, son todos unos idiotas de mierda-. Nate tragó saliva. 

-Pero..., ¿No todos son malos no?, Acuérdate de lo de los prejuicios Mihael-. Dijo Nate.

-¡Una mierda!-. Mihael se levantó. -Nate, en toda mi vida, todas las personas pijas siempre se han reído de mi por no querer estar en ese instituto lujoso, por haber hecho una que otra gamberrada..., Todos los adolescentes hacen locuras, y si eso se reprime, acabas volviéndote loco. Cuando un adolescente está en la edad de aprender, si no comete fallos, nunca aprenderá. Los pijos se supone que son perfectos, o tienen que serlo desde que nacen, y no, no es así, nadie es perfecto..., Y menos esa gentuza-. Mihael suspiró. -Lo siento, te he dado la chapa-.

Nate se puso nervioso.

-Tranquilo...-.


-Tuve que hasta pedir que me dejaran entrar en otra casa pagando con dinero para que Mihael no me descubriera...-. Pensaba Nate, tapando su cara con la almohada. -¿¡Pero porqué lo hago!?. No me gusta ser un "pijo", y además..., Es extraño. Alguien como Mihael para mi era gentuza..., ¡Pero él parece alguien normal!-. Nate sacó su móvil. -Ni siquiera sé lo que significa normal..., Ahhh, soy estúpido-.

-¿Mihael?-. 


-Ah, hola Nate River-. Mihael miraba el móvil de Mail mientras estaba con su móvil en llamada con Nate. Había buscado cierto apellido en google.


-Ya decía yo que tu apellido me sonaba-. Nate se confundió.

-¿E-Eh?, ¿Que dices?, ¿Cuando vamos a quedar?-.

-Nunca más Nate-. A Nate se le rompió algo dentro suyo.


-Eres un mentiroso, un capullo..., Y un pijo-. Mihael se limpió una lágrima. -Hasta nunca idiota-. Le colgó, y se guardó el móvil.


-A-Ahh...-. Nate comenzó a llorar, y puso mueca triste. -A-Ahhh...-. Nunca había llorado en su vida. ¿Porqué iba a hacerlo?, No le faltaba de nada, y encima, aunque no le gustara tener de todo, de pequeño siempre pedía, y ahora, está acostumbrado. Mihael tiene razón. Nate no parece querer ser un pijo, pero en el fondo de su corazón.

Es un pijo.

Las sábanas se mojaban por las lágrimas, y Nate respiraba de forma cortada, mientras se abrazaba las piernas.


-¿Que te pasa colega?, ¿Con quién hablabas?-. Preguntó Mail, mientras Beyond jugaba con el jarrón.

-Con nadie Mail, no es nada-. Mihael caminaba con las manos en los bolsillos triste.

-¡NO!-.

*¡CRACK!*

-A-Ahh...-. Mail se alucinó.

-¡JODER BEYOND!-. Gritó Mihael.

-¡ERES IDIOTA!-. Gritó el castaño.

-Lo siento..., ¿Vale?-. Preguntó el ojirojo.

-A-Ahh...-. Beyond les miraba, con una lágrima en sus ojos.

-¿Que vamos a hacer chicos?-. Preguntó, limpiándosela. 

-Mierda...-. Mihael se tocó la cara.

El jarrón se había roto.

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