El Colmillo Envenenado Del Demonio Oscuro

-E-E-Ehhh..., ¿Q-Que haces a..., Aquí?-. Preguntó, demasiado sorprendido.

Tumbado en la cama, bocabajo, con las piernas alzadas, moviéndolas lentamente, un mechón de cabello enredado en su dedo índice de la mano derecha, mientras la izquierda se movía por libre.

-Lo he pensado..., Y creo que te haría bien algo de relajación-. Dijo, sonriente. -Como ves, no voy con ese traje que tanto odias-.

Mihael tragó saliva.

-Ya veo..., ¿Pero yo que te he dicho enano?, ¡Yo sería quién iría a verte a ti!, ¡No tú a mi!-. Nate rodó en la cama.

-Mm..., Pero esperar es muy aburrido, además, me gusta sorprenderte-. Mihael frunció el ceño.

-Claro. A los niños mimados como tú no les gusta esperar-. Dijo sonriente.

-Y a la gentuza como tú no se le puede hacer entrar en razón-. Mihael se sorprendió, y gruñó.

-¡Te estás pasando!, ¡Esto ya es el colmo!, ¿¡Como es posible que hayas entrado en mi casa!?-. Preguntó Mihael.

-Ahora no te hagas el idiota..., Sabes perfectamente que con una sola llamada puedo obtener una copia de tus llaves...-. Dijo, y Mihael se sorprendió. -Vaya, como estás que casualmente tengo aquí-. Dijo, mirando las llaves, enseñándolas con su mano izquierda. -¿Como las habré conseguido?-. Preguntó sarcásticamente.

-Vaya..., Que pregunta más difícil de responder-. Respondió sarcásticamente.

-¡Dámelas!-. Exigió.

-¿Las quieres?-. Preguntó sonriente. -Primero, bésame, y te las daré-.

-O podría golpearte, dejar tu bonita cara irreconocible, y después quitarte las llaves-. Dijo sonriente Mihael.

-Vaya..., No me lo pones nada fácil-. Dijo Nate. -No quiero usar mi dinero, pero si haces eso, yo podría mandarte a la calle-.

-No lo harías..., No serías capaz...-. Dijo el rubio.

-Tienes razón..., Pero lo que si podría es ir a molestarte siempre que quiera-.

-Entonces te pegaré-.

-¿Y si te ve alguien?, Recuerdas que soy famoso, ¿No?, Si alguien ve pegándote al hijo del famoso magnate River, podrías terminar en la calle, y no por mi mano, así que yo no tendría porque sentirme culpable-.

-¡AGHJ!-. Gritó.

-Bésame, y te daré las llaves-. Dijo, alzándolas.

-Me cago en tus...-.

Nate sonrió, y Mihael se acercó, para besarle en sus labios. Mihael intentó coger las llaves, pero Nate apartó la mano, y apartó a Mihael con su pie.

-Todavía no-. Dijo Nate, y se metió las llaves en la camisa de su pijama de botones. -Ahora, búscalas-. Ordenó.

-¿Porqué quieres humillarme de esta manera?, Me das asco-.

-Hmmm...-. Nate se sonrojó, y miró hacia otro lado. -Idiota-. Dijo. -No quiero humillarte, solo quiero divertirme-.

-¿Hm?-. Mihael se confundió.

-Si, "¿Hm?". Tú te piensas que la vida de alguien rico como yo es muy guay, que lo que sale en las películas de que a los ricos siempre le falta el amor, es mentira....-. Nate le miró. -Mi vida es un aburrimiento constante, soy un adolescente que parece que tiene 35 años. Empecé a trabajar cuando tenía 12 años..., Hace tanto de eso que ya ni me acuerdo-. Dijo, mirando hacia otro lado.

-Son solo tres años..., No es para tanto...-. Dijo Mihael, cruzándose de brazos.

-¿Que?-. Preguntó confuso. -¿Dos años?, Espera...-. Nate se enderezó en la cama. -¿Cuántos años te crees que tengo Mihael?-.

-¿Eh?-. Preguntó sorprendido. -Pues..., Igual que yo, 15, ¿No?-. Nate se sorprendió, y comenzó a poner una cara rara. -¿E-Eh?-.

-¡AJAJAJAJA!-. Nate se rió demasiado, y Mihael apretó los puños.

-¿¡De que te ríes idiota?-. Preguntó Mihael cabreado.

-Mihael, Mihael-. Se limpió una lágrima de la risa. -Tranquilo, no te enfades-. Dijo, sonriente. -No, no..., No tengo 15 años, tengo 19-. Reveló.

-¿¡Q-QUÉ!?-. Preguntó demasiado sorprendido.

-¡JAJA!-. Nate comenzaba a reírse. -¡Maldito seas Mihael!, ¡Sólo por mi altura!-. Dijo, sonriendo.

-A-Ahh..., Di-Diecinueve..., A-Años...-. Mihael retrocedió. -¡He besado a alguien de diecinueve años!, ¡Que coño!, ¡He masturbado a alguien de diecinueve años!-. Mihael se miró las manos, pero después, pensó. -¿Que mierda estoy diciendo?, ¡Aquí el guarro eres tú!-. Gritó, señalando a Nate.

-¿Eh?-. Preguntó confuso.

-¿¡Sabías que esto que estamos haciendo es delito!?, ¡Eres un violador!-. Gritó.

-¡Ajaja!-. Se rió. -¡Venga ya Mihael no exageres!-. Dijo, sonriente.

-¡Claro!, ¡Como puedes pagar a los jueces para que no te metan en la cárcel, haces lo que te da la gana, y te acuestas con chavales de 15 años!-. Dijo Mihael sorprendido. -¡JODER!, ¡No puedo acostarme con alguien de diecinueve años!-. 

-¡Jaja!, ¡Calma Mihael, era broma!-. 

-¿E-Eh?-. Preguntó el rubio, y le miró.

-Tranquilo, tengo 14 años, te he mentido de lleno-. Dijo riéndose.

-Cabronazo, ¡Encima eres más pequeño que yo!-. Dijo. -Pues peor me lo pones, porque no son 3 años, son solo dos-.

-Ya pero..., Es duro para un niño liderar una sección de las mayores empresas del mundo-. Nate le miró, con una sonrisa tierna. -Mis padre solo me dan dinero y lujos, pero..., Gracias a ti me he dado cuenta de que sobretodo, yo quiero otras cosas-. Nate miró al suelo, sonrojado, sonriendo. 

-Hm, jaja..., Solo quiero cariño, pero no te preocupes-. Nate se sacó las llaves de la camisa. -Toma anda-. Se las lanzó, y Mihael las cogió.

-Tranquilo..., No te molestaré más-. Dijo Nate.

"Solo quiero cariño..."

Nate se levantó, y Mihael tragó saliva.

Se dirigió a la puerta, pero algo le aprisionó por la cintura.

-A-Ah..., ¿Q-Que?-. Preguntó confuso.

-Yo también...-. Respondió.

-¿Co-Como dices?-. Preguntó confuso.

-Que de mis padres..., Yo también quería cariño..., No estar en un colegio de..., Pijos-. Dijo, y Mihael le soltó. Nate se dio la vuelta, los dos se miraron. Mihael sonrió, y Nate, ilusionado, también sonrió.

Mihael extendió los brazos, y Nate le abrazó.

-Hmmmmmm-. Murmuró. -Esto..., Se siente muy bien, es muy reconfortante-. Mihael le acarició la cabeza y la espalda a Nate. -Gracias...-. Dijo.

-Hmm-. Sonrió. -Gracias a ti-. Dijo sonriente. Mihael se agachó un poco, y se besó con Nate. Después de un rato de un largo beso, lo cogió, y lo tumbó en la cama. 

-Oye...-. Mihael desabrochaba los botones del pijama de Nate. -¿Tus padres..., Cuando llegarán?-.

-Tardarán bastante-. Dijo.

-Vale. Quítate tú también la camiseta-.

-Ahhh..., Sabes que no quiero-.

-Me da igual-. Nate se enderezó, y se la quitó, Mihael se dejó, a regañadientes. -Eh, esta no estaba aquí ayer-. Dijo, tocando una nueva herida.

-¡Para que duele!-. Le pegó un manotazo.

-¿Eres idiota?-. Preguntó.

-AGHJ-. Se quejó.

-Si te duele, ¿Porqué te lo haces?-.

-Se ha hecho una costumbre...-. Dijo, evitando la mirada de Nate.

-¿Conque te lo haces?-.

-¿¡A ti que más te da!?-.

-Tráeme el cuchillo-.

-Aghj...-. Mihael se dirigió al cajón. -No es un cuchillo..., Es una navaja-. Se la entregó a Nate. -Se abre a este botón-. Mihael le dio al botón, y el cuchillo salió rápidamente. Era afilado..., Quizás demasiado.

-¿Como puedes hacerte daño a ti mismo?-. Preguntó, y tocó el torso de Mihael, acariciándolo suavemente. -Tu cuerpo es hermoso..., Es robusto, y me gusta acariciarlo, y aferrarme a él-. Dijo, sonriendo. -Me voy a guardar esto-. Nate le dio al botón, y el cuchillo entró de nuevo en la empuñadura.

-Ni que no tuviera más cuchillos...-. Dijo, mirando hacia otro lado. Nate se dirigió hacia Mihael, para abrazarle.

-No vuelvas a hacerlo. No tienes razones, no creo que puedas estar tan mal como para hacerlo-. Dijo.

-¿Y tú que mierda sabes?-. Preguntó.

-Lo sé, porque me tienes a mi-. Mihael tragó saliva, y Nate repartió besos por la cara del rubio. -Ayyy, tanto beso me ha dejado con el corazón endulzado-. Dijo, tumbándose en la cama. -Échate un rato conmigo anda-. Pidió, y Mihael suspiró.

-No paras de pedir eh...-. Se quejó un poco.

-Cosas que hacen los pijos-. Mihael se tumbó al lado de Nate. -Abrázame-. Pidió.

-No-.

-Pues lo hago yo-. Nate se aferró al torso de Mihael.

-Ahhhh-. Este desistió, y abrazó a Nate por la cintura. -Pesado...-.

-Gracias, me gustas, me voy a dormir un rato, ten un buen sueño-. Dijo sonriente, acariciando la mano de Mihael.

-Hm-. Sonrió. Mihael apartó unos cuántos mechones de la cara de Nate. -A-Ahh..., Tú..., Tú también me gustas-. Dijo sonrojado, y besó a Nate en su mejilla.

-Hmmm..., Genial-. Dijo, sonrojado.

Mihael sonrió, viendo a ese precioso ángel dormir entre sus brazos.

-Vaya..., Quién me lo iba a decir-. Pensaba. -Hmmm-. Murmuró. -Genial...-. Le abrazó completamente, y se dejó llevar por el sueño.

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