Valódi

Niño raro

Todo empezó en aquel pequeño instituto, segundo piso, en el salón del grado septimo, miércoles, un nuevo estudiante a mitad de año académico entro por la puerta, cabizbajo, acompañado del profesor y una señora muy hermosa, que con solo verla daba confianza.

Su nombre era muy raro, "Valódi" era este, de pelo ondulado y largo daba pintas a un típico skater, delgado como un palo pero atractivo como árbol en primavera.

Estableciendo un verdadero lazo

Nuestra primera interacción no fue muy larga, casi no hablaba con nadie, se pasaba en su cuaderno escribiendo poemas y letras de canciones, los miércoles nos sentábamos a jugar cartas en la mañana y poco a poco me fui ganando su confianza, cambiando su mirada al suelo por un cara a cara y sonrisas cortas pero matadoras de manera repentina.

Se compró un perro pocos días después de conocerme, le llamo Rocky. Decía el muy tonto: "quería un peluche para abrazar, pero preferí un perro por que este atiende a mí cariño con más cariño".

Dos días despues se quejaba de que se le orinaba en la puerta de la casa y lo regañaba mucho, aún así él lo quería o bueno lo queríamos, ya que me quedaba a veces en su casa y nos divertíamos con pijamadas, mucha comida y diversión.

Se volvió mi mejor amigo, mi fiel compañero, al que le contaba mis cosas, todo, absolutamente todo sobre mi, él lo sabia,

El tiempo pasa a mano del amor o tal vez... ¿no?

Pasaban los años y a esta amistad se unieron otras pequeñas personitas, entre uno de ellos salió mi novio, la fantasía de toda joven de 17 años.

Tristemente mi amor hacia él se volvió una obsesión, olvidándome de los consejos de Valódi y como toda relación tóxica hubo una pelea desastrosa, donde dos hombres con diferentes maneras de pensar chocaron como trenes en un mismo carril, uno defendiendome de los atropellos del otro y mi novio en modo celoso sacándole en cara que más que su mejor amigo quería ser su novio, rápidamente este lo negaba tartamudeando.

mi manera de ser en ese entonces, me llevo a malas decisiones y decidí seguir con mi novio y dejar a Valódi, poco tiempo después a mis 20 años deje mi hogar para mudarme con mi novio. Pésima decisión.

Malas decisiones

Maltrato tras maltrato, grito tras grito y golpe tras golpe, me llevaron a un estado deplorable.

De vez en cuando me llegaban cartas de Valódi, las cuales botaba sin leer, en dos meses aproximadamente aparecían debajo de mi puerta 40 cartas.

Un Miércoles a las 8 de la mañana, sentí un fuerte golpe en la entrada de mi casa, el cual me despertó de inmediato, me levanté para revisar pero no encontré nada afuera, esto se empezó a repetir una y otra vez todos los miércoles a la misma hora.

Llamada de dolor

Este día es inolvidable para mi, como una parte la cual trate mal se fue de mi vida, todo por una enfermedad estúpida, esa persona a la cual perdí, era el delgado que entró en grado septimo, mi tristeza es grande.

Me dijeron que escribió una última carta para mi y que es importante.

La carta

Hola querida amiga, si lees está carta es por que probablemente no fui capaz de tocar a tu puerta en todos esos miércoles en la mañana que me sentaba con una guitarra, un cuaderno y un lapicero.

con este escrito quería despedirme de ti de la manera como me conociste, cabizbajo. Quería despedirme de ti cara a cara, nunca se pudo.

Esa noche en la que preferiste irte con tu novio y no escucharme entendí que debí tomar la decisión mucho tiempo atrás de pedirte algo más que una simple amistad, pero mi miedo a perderte me frenaba minuto a minuto, mi perro me pregunta con su expresión sobre el por qué de tu ausencia y yo le respondía sobre el por qué de mi cobardía.

En mi armario encontrarás mi cuaderno de poemas junto a la baraja de cartas, con 800 mil dólares, de la herencia de mi padre que guarde todo este tiempo para ti por tu amistad, te pido que cuides a Rocky ya que atravéz de él te mirate yo.

Te amo, mi pequeña musa.

Fin

La última hoja rígida caída de este árbol, se posa sobre lo que fue alguna vez la otra mitad de mi vida y que en este tiempo todavía lo tengo presente, su memoria quedo guardado en el baúl de mis recuerdos, su sonrisa apesar de mi constante rechazo hacia él sigue posandose sobre mis sueños y en mis pesadillas me protege, mi lamento no es porque murió, mi llanto es por qué su sueño era que yo cumpliera los míos y nunca le di oportunidad de mostrarme todo lo que me podía dar.

No me lo pensé dos veces, agarre a Rocky, la baraja de cartas, el cuaderno y me fui lejos de las garras de la bestia.

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