Mi nombre es Jorge y no, no es ningún nombre para un personaje, ni nada por el estilo.

Hoy quiero contar una pequeña historia, una historia que no muchos, si es que nadie creerá, la contaré en modo de prosa: (si me sale)

Siento su voz, un hombre que dice de irlandés ser, me habla sin ninguna razón.

Me contó que no sabe por qué me habla, extraña a su mujer y sus hijos, uno tiene tres y el otro veinticinco.

Es calmado, no busca ser enfrentado, es gracioso, entre mis sueños quiere ser el más amoroso.

Ya van varios días y conversamos, sobre sus historias de la vida.

Un mago de la época medieval, mentiras creía en su hablar, historias de duendes y escuelas de magia.

Al morir conoceré su poder para invocar.

Al nacer tendré la marca del más allá, pero en los bosques he de cantar, bailar, sentir felicidad, felicidad que ahora me cuesta hallar.

Soy cristiano en teoría, pero en la práctica más que un bastardo le dije, sin ningún pudor al hablar.

¿Que hay más allá?

¿No puedo ir ya?

Tranquilo mi querido Jorge, se de tus habilidades musicales, al rey deberás de agradar.

No pasa nada si eres cristiano, cuando veas la magia de mi hogar al norte de Irlanda sabrás lo bello del planeta, al oír las aves esbozar un cantar de felicidad.

Ansioso estoy por empezar a navegar los mares, conocer nuevas personas, un nuevo idioma y el amor de una mujer que sepa apreciar lo poco de mi humilde humanidad.

Que sonido de guitarra más hermoso Declan (por cierto su nombre es Declan).

A mis hijos les encanta cuando les tocó para ir a dormir, ahora tocó para ti, mientras te preparas para que vayamos a mi ciudad.

¿Cual es la manera más fácil de ir?

Tienes que tirarte al mar, un río o ahogarte en la ducha (a veces le gusta bromear)

Al comienzo puede angustiar, pero después de pasar la barrera de lo humano y lo irreal, en un nuevo mundo te has de encontrar.

Sin duda, ese lugar he yo de encontrar