XXIII. CHARLA

NARRA T/N:

Una vez que los demás se marcharon, Kai se sentó en el sofá y puso su brazo detrás de mí, seguía con su mirada fija e inexpresiva a la nada, hasta que finalmente hablo.

— ¿Quién podría estar traicionándome?, sé que Winter dijo que era Beverly, pero creo que ella no ha sido la única.

— No lo sé Kai, no quiero especular, pero, ¿y los muchachos? —dije mirándolo tratando de esconder mi inquietud.

— No lo sé, se han mostrado lo bastante fieles a mí — Kai se acercó y comenzó a oler mi cabello.— ¿Sabés que puedo oler a los mentirosos, verdad?.

— ¿Algo así como un perro? – pregunte riendo, tenía miedo que ante aquella pregunta que me hizo decir por los nervios podría ser una agresión de su parte.

Él solo sonrió y comenzó a oler mi cuerpo, para luego comenzar a lamerlo y dejándome acostada sobre el sofá, mire a su rostro y solo estaba ahí sonriendo y de manera desesperada comenzaba a desprenderme de mi ropa, Kai a veces era realmente como una encrucijada, podía verse un tanto angelical, pero luego era el mismo demonio. De esa forma había caído en sus redes, redes que estaba tratando de escapar, ¿pero realmente se podía escapar de Kai?.

— ¿En qué piensas?, no siento que estés disfrutando esto.

— Lo disfruto, ¿Por qué crees que no lo hago?

— Pues... Comencé a penetrarte y no escuche tus gemidos, y estás demasiado apretada, ¿en qué piensas T/N?, ¿Hay algo que deba saber? – comenzó a susurrarme en el oído.

Una vez salida del trance de mis pensamientos, pensé que ahora era mejor disfrutar para que Kai no sospechara, volví a mirar su rostro, por un momento me pareció ver un chico indefenso, y eso me gusto, tome de su rostro para besarlo mientras ambos seguíamos cogiendo en aquel sofá de mala muerte que estaba en el ático.

De pronto uno de los chicos bajo y nos miró a ambos e hizo silencio, Kai estaba encima de mí como cuál león tiene a su presa lista para comer.

— Lo siento, pero es la hora de tu charla, alguno de los chicos llegaron y quieren oír lo que tienes que decir, recuerdas el club donde no habrá mujeres, hoy – dijo mirándome.

— Lo recuerdo, dame unos minutos y los llamaré para que bajen.

— ¿Club de solo chicos?, ¿te acuestas con ellos Kai?.

— No, pero a veces debo darles lo que ellos quieren, solo así puedo llamar la atención de mis herramientas – dijo sonriendo.

Herramientas, ¿eso era realmente para él?, es decir, desde el momento que me había encontrado en aquella librería ya tenía destinado un futuro para mí.

— ¿También soy una herramienta? — pregunté incrédula.

— Claro que no mi amor, tú eres mucho más que eso — dijo mientras subía las escaleras del ático para darle la señal a los otros.

NARRA KAI:

Después de que T/N se marchó, comencé a hablar con los nuevos chicos, les enseñe sobre las sectas y como sus adeptos los seguían sin rechistar, incluso llegaron a matarse o castrarse, todo por seguir a su líder, eso era lo que quería lograr.

— ¿Y eres como uno de ellos? – pregunto uno de los chicos.

— Así es, pero también quiero que vean que los hombres fácilmente mataran por ti, y tener a personas lo suficiente leal a ti se mataran a sí mismos, eso es el poder que yo necesito.

— ¿Somos una secta?, ¿no que éramos un movimiento político?

— Todas las sectas son un movimiento político.

— Yo haría todo lo que me pidas con una puta sonrisa en la boca Kai —dijo otro chico.

— Espero que los demás sigan los mismos consejos, ahora descansad, tenemos planes mañana.

Subí a mi antiguo cuarto donde T/N dormía, rara vez dormía aquí, ya que su habitación era el ático, pero ahora ese lugar era el dormitorio de mis soldados, y quería mantenerla a salvo de ellos.

Saque mi ropa y me acosté a su lado, tome uno de sus mechones que cubrían su rostro y se veía tan angelical, tenía sentimientos encontrados con respecto a ella, sabía que ella me estaba traicionando, pero estaba guardando lo mejor para poder atacarla, ¿Cómo podría matarla si la amaba tanto?, aunque no estaba segura si ella sería capaz de hacer lo mismo conmigo.

La abracé en silencio y me decidí a pasar sus últimosdías de la mejor manera posible y amándola lo más que pudiera.

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