XX. ¿Por qué?

5 años antes:

-¿Estas seguro de esto, Hiro?- cuestionó Tadashi una vez que el menor explico lo que había ocurrido mientras eran capturados por Beldam.

-Por desgracia, es la única solución. El reino se puede recuperar únicamente si ambos nos casamos con los tratos de nuestro padre, pero, los Waialiki ya casaron a su hija con otro reino, por lo que solo queda Coraline y yo, sí aparezco como el rey automáticamente las tierras de Beldam vuelven a ser mías, al igual que las tierras de los Waialiki. El reino Hamada volverá a ser uno mismo, pero para ello necesito que ustedes me ayuden- murmuró sin mirar a sus hermanos, hasta que esa última estrofa salio de su boca -Tadashi, no puedes volver a sociedad. Si alguien se entera de Ryu no solo su vida peligraria, no me perdonaria si algo les pasará- miró a su hermano y sonrío -Kyle, necesito que reúnas a los caballeros más nobles de lo que era el reino Hamada, tenemos que volver a ser lo que eramos.

Kyle asintió aun sabiendo lo que eso significaba, luego miro a ambos menores para entender mejor la situación.

-Una vez Coraline y Hiro estén comprometidos, mi compromiso será con una casa de menor rango- Kubo hablo provocando que su abuelo lo mirara -Por eso necesito que arregles el mejor trato para mí abuelo, sé que harás lo que sea más conveniente para nosotros.

Nakamura asintió aún perplejo ante lo que escuchaba, pero no dijo nada al respecto.

-No pueden decir ni una palabra de esto a los rojos, Kubo y yo nos encargaremos de darles una recompensa de por vida por su ayuda y estancia con nosotros- el Hamada menor se mordió el labio y después suspiro -Dashi...- miró a su hermano -Ya hemos conseguido lo necesario para ti y tu familia, hay una cabaña con granja a las afueras del reino Hamada, oculta entre el bosque y cercana al campamento rebelde, prometo que estarán siempre protegidos y nunca les faltará nada- explicó.

-¿Solo eso? ¿Cómo piensas combatir a Beldam?- Tadashi lo miro preocupado.

-Con mi sola grabación, se está mostrando la misma en todos los reinos cercanos en el continente. Beldam será mandada a juicio ante los reyes y después será exiliada- explicó.

Actualidad:

El sabor amargo del licor recorrió cada espacio de su boca, hasta dejarlo saciado de su sed. Azotó el vaso de vidrio sobre la mesa y después miro al frente, encontrándose con un cuerpo conocido.

-¿No irías a buscar a Marco, idiota?- cuestionó Yamamoto frente a él con los brazos cruzados, provocando que Kyle chasqueara la lengua y después negará.

-¿Por qué no vas y te cojes a tu esposa mejor? Tal vez un poco de sexo te haga un mejor humor- murmuró Kyle arrastrando sus palabras, demostrando que ya había bebido bastante.

-¿Hablamos de mi humor, o del tuyo?- Kubo quito el vaso de whisky de sus manos y después tomo a Kyle de uno de sus costados para salir de ahí.

-¡Déjame Kubo! Tú no sabes una mierda- Kyle se resistió, pero Yamamoto utilizo el mismo aire para retenerlo.

-Deja de comportarte como un idiota y mejor ayúdame- murmuró sacando al mayor del establecimiento y subiéndolo a un auto negro junto a él, luego lo miro bastante serio -Baymax regreso solo, y Hiro no da sus luces por ningún lado. Nadie sabe que el Rey está desaparecido.

Kyle suspiró y luego negó, sabiendo que eso era noticia mala a pesar de su mal estado. Luego se tallo la frente frustrado.

-Es un idiota...- susurro Kyle y luego miro alrededor del lugar, intentando pensar en donde podría estar Hiro, luego de algunos minutos miro a Kubo -¿Le has preguntado a los rojos?

-¿Por qué les preguntaría? Todos ellos nos odian, no es posible que ellos sepan donde está- explico negando.

-Tienes razón- suspiro frustrado -Maldición... ¿Coraline sabe de esto?- Kubo negó -¿Con Tadashi?

-Ya lo visite, tampoco sabe nada.

-¿Tipolina?- Kubo volvió a negar -¿Ha llegado algún mensaje o amenaza?- Yamamoto negó nuevamente.

Luego de unos segundos ambos se miraron como si descartar todas las opciones fuera posible, cruzando miradas en ese instante.

-¡El campamento!- murmuran al unísono haciendo que el auto avance y tas aquello.

[...]

-¿Miguel no aparece?- cuestionó Leonardo confundido, con el teléfono sobre su oído mirando a Fernando con preocupación.

-No, maldición. Desapareció desde la mañana, literalmente Camilo lo ha buscado todo el día y nadie en su trabajo sabe algo sobre él- murmuró Marco al otro lado de la línea, pasando su mano por su cabello con frustración -No responde mis llamadas y tampoco las de Camilo, incluso lo hemos salido a buscar y no aparece en ningún lado- explico.

-¿Le has dicho algo a Socorro?- cuestionó Leonardo con frustración, pero Marco susurro un ligero "no" -¿Tus portales no te pueden indicar donde esta?

-Por desgracia no, y no puedo utilizarlos libremente como antes. Si alguien se entera de nuestros dotes podríamos ser capturados o algo así, poner en riesgo a cualquiera que nos interese- explica Marco aún más frustrado -Maldición, pensaba que tal vez habías tenido una visión o algo así que te dijera donde está.

-Tranquilo, vamos para allá y te ayudaremos a buscarlo- murmura Leonardo colgando la llamada, provocando que Marco soltara un suspiro y mirara a Camilo, quien seguía intentando llamar a Miguel.

-Aún nada- murmura el rizado frustrado, mirando a su cuñado y negando -Saldré a buscarlo.

-Me avisas si sabes algo, ¿no te dejo alguna nota en casa o algo así?- Marco se abrazo a sí mismo, mirando con preocupación al rizado.

-No, literalmente desapareció por la mañana.

-Bien... iré a buscarlo a su casa, tal vez ya esta ahí- explica Marco tomando sus cosas y saliendo detrás de Camilo, pero justo a punto de cerrar la puerta, el sonido de algo estrellandose contra su ventanal frente a la sala es estar lo alertó.

-¿Sucede algo?- cuestionó el contrario, mirando a Rivera con preocupación.

-Adelantate, creo que olvidé algo- murmura el mayor, provocando que Camilo solo levante sus hombros y salga de su vista.

Marco se adentro de nuevo en el departamento, dispuesto a mirar por el ventanal hasta notar que de nuevo una piedra pequeña se azota contra el vidrio.

-¿Miguel?- Marco ladea su cabeza ligeramente y después abre el ventanal dispuesto a asomarse, con una genuina sonrisa al pensar en su hermano y la tranquilidad que esto le da desaparece en cuestión de segundos y una mueca de disgusto aparece por su rostro.

-¡Espera, por favor Marco!- grita la voz masculina responsable de las piedras contra el ventanal.

-¡Vete a la mierda, Kyle!- asegura Marco dispuesto a entrar a su departamento.

-¡Necesito tu ayuda, Hiro no aparece!- grita Hamada, dispuesto a suplicar de ser necesario.

Marco -que tenia el cuerpo tensado ante la presencia del plateado-, aligera un poco la presión de sus hombros al escuchar eso, mirando a Kyle con asombro.

-¿A qué te refieres con eso?- cuestiona con notable intriga.

-Desapareció hoy en la mañana, su dragón volvió al castillo sin él y lo hemos buscando por todos lados menos el campamento. Creemos que esta ahí, pero esta oscuro y nadie sabe de su desaparición- Kyle lame sus labios culpable por saber que probablemente la desaparición de Hiro sea su culpa -No conocemos tan buen el bosque como ustedes, necesito tu ayuda...- suplica.

-¿Hay... hay posibilidades de que Miguel...?- Marco aún sigue uniendo cabos en su mente, eso era imposible ante sus ojos -¿Miguel puede estar con Hiro?- cuestiona por fin.

-¿Por qué lo dices?- cuestiona Kyle confundido.

-Miguel tampoco aparece, lo hemos buscando por casi todos lados e incluso lo he llamado toda la tarde. No había pensado en el campamento hasta que tú lo mencionas- explica.

-Nos ayudaremos mutuamente, lo prometo- explica Kyle, con un rostro preocupado que a Marco le recuerda a ese Kyle de hace cinco años.

-Bajare en unos instantes- asegura entrando a su departamento y cerrando el ventanal detrás suyo.

[...]

El fuego bailaba chirriante sobre la madera, desprendiendo la radiación suficiente para emanar el calor a los cuerpos recostados a su lado.

Hiro suspira mirando este, sintiendo su cuerpo temblar ante el tacto de los labios de Miguel qué recorren con delicadeza su nuca y cuello, desalojando su cabello con ayuda de sus manos.

-Deberíamos volver, vamos a preocupar a los demás- susurra el plateado, mirando a Rivera por sobre su hombro.

Miguel lo mira con dulzura y acaricia su rostro con sus dedos de manera delicada, luego asiente.

-Solo un poco más, aún no estoy listo para aceptar mi vida después de esto, no de nuevo- explica.

Hiro se mueve un poco, acurrucadose junto a Miguel en un abrazo cálido y tierno, chocando sus pieles desnudas en el proceso.

Rivera arropa al plateado con delicadeza entre sus brazos, mirando el fuego frente a ellos con una sonrisa boba.

-Hiro...- susurra mirando al mencionado, este solo levanta la mirada confundido -Te pareces constantemente en mis sueños, eres un recuerdo constante en mi vida hasta en lo más mínimo y tengo miedo de perderte y extrañarte después de esto...- Miguel besa la frente de Hiro, el plateado no murmura nada y disfruta del tacto.

-No podemos Miguel, no me perdonaré si algo te pasa- murmura.

-¿Y si nadie se entera? Nos veremos aquí, haré lo que sea con tal de estar contigo. Prometo incluso vivir como antes, aparentar que te odio con tal de no perderte- susurra mordiendo su labio inferior, pero Hiro niega.

-¿Qué pasará cuando nos descubran? ¿Qué haré para protegerte?- Hiro acomoda el cabello de Miguel, el cual caía delicadamente sobre su frente -Solo disfrutemos esto...

-Hiro... por favor, haré lo que sea. Te lo juro, dejaré mi carrera de ser necesario, me volveré un simple civil del que nadie sospechara- Miguel toma por la nuca a Hamada, haciendo que sus labios se junten de nuevo en un casto beso -Te prometo que haré lo que sea- murmura después de unos segundos.

-Maldición...- Hiro se acerca de nuevo a Miguel, esta vez dando un beso más pasional y necesitado -¿Te he dicho que eres mi maldita debilidad?- cuestiona aun sobre los labios de Miguel, separándose escasos milímetros y provocando un extasis sobre el moreno ante su aliento, este asiente sin más y toma de nuevo a Hiro de la nuca, dejando un beso carnal sobre sus labios, profundizando el mismo en el proceso, creando una danza con sus lenguas y la saliva.

-Sí sigues así no podré detenerme de nuevo- murmura el moreno como advertencia, sacando una sonrisa en el rey quien asiente y continúa con besos por su cuello y pecho.

-No te detengas...- suplica.

[...]

Por la cosas de la edad
Por dudar de mi verdad
Te fuiste ayer
Dejaste mis brazos, un amanecer


El auto de Marco está en total silencio, y esto comienza a poner a Kyle incómodo.

El plateado mira por la ventana, intentando hallarse entre la oscuridad pero no le resulta, a pesar de haber vivido ahí un par de meses no logra ubicarse del todo.

Ahora cuentan por ahí
Que cambiaste hasta tu forma de vestir
Que a alguien adornas con tu sonreír

-Aún falta bastante para llegar al campamento- murmura Marco sin despegar la mirada del frente, con un tono tan seco y frío que provoca en el contrario un escalofrío.

Kyle asiente en silencio, y sigue mirando la oscuridad por la ventana, teniendo como único sonido su corazón que amenaza con salirse por sus oídos.

Ya no me mandes decir
Que no me quieres perder
Ahora ya es muy tarde
Si quieres volverme a ver

El silencio es interrumpido por una llamada que se muestra en la pantalla del auto, provocando que ambos miren a ese lugar. Marco desliza su dedo sobre la pantalla y contesta con un monótono "¿Todo bien?".

-Volví al departamento y sigue sin aparecer, volví a marcarle pero parece que su celular está apagado y después fui de nuevo a su estudio, pero tampoco está ahí. Incluso llame a tu madre pero nadie sabe algo- explica Camilo desde el otro lado de la línea, en un tono bastante frustrado.

Invéntame
Y oblígale a que te ame como yo
Construye con sus años mi existir
Hazle sentir
Lo que en mí te gustó

-Se me ocurrió que tal vez esta en el campamento- explica Marco sin dejar de ver al frente en ningún momento, con tonos tan tranquilos y fríos que incluso Camilo se desconcierta.

-¿El campamento?- Camilo cuestiona bastante confundido -Imposible, hace bastante que no va ahí.

Invéntame
Y dale como a mí un beso a él
A ver si se te eriza igual la piel
Invéntame
Inventa lo que un día pudimos ser

Marco sabe que aquello es una mentira, conoce a su hermano y sabe sus debilidades. Esta molesto, si Hiro desapareció al mismo tiempo que Miguel solo quiere decir una cosa, no puede evitar sentir pena por Camilo, que a pesar de que sabe que su hermano y el rizado nunca han formalizado nada en todo el tiempo que llevan juntos, no puede evitar pensar en que su hermano no está haciendo lo correcto.

-Te llamare si es que lo encuentro ahí, nos vemos en unos minutos- explica Marco y cuelga la llamada, soltando un suspiro molesto.

Ya no me mandes decir
Que no me quieres perder
Ahora ya es muy tarde
Si quieres volverme a ver

-¿Todo bien?- cuestiona Kyle, mirando al moreno con intriga y provocando en Marco una molestia inexplicable.

El auto frena de golpe en plena avenida, provocando a Kyle un susto. Marco se azota contra el volante y después mira molesto al plateado.

-¡Váyanse a la mierda los tres!- menciona molesto, provocando en Hamada confusión.

El plateado frunce las cejas confundido y después señala el volante.

-Primero orillate y después explícate- pide.

Marco hace caso omiso a su petición, sabe que muy poca gente transita esa avenida y mira a Kyle aún molesto.

-Orillate por favor Marco- pide de nuevo, en un tono más autoritario.

-¿Y qué más piensas ordenarme? ¿O vas a desaparecer de nuevo?- Marco se muerde la mejilla, dejando salir su enojo de poco a poco y apretando sus manos contra el volante.

Kyle lo mira con dolor, su ego ha sido herido en ese momento y lo único que quiere es que Marco mantenga solo un poco de su cordura por lo que procura no perder la propia.

-Marco, orillate- ordena.

-¡Vete a la mierda tú, tu herm-

Kyle no deja que termine su oración, colocándo rápidamente sus manos sobre el volante y Rivera, maniobra para quitar del asiento a Marco, aventando su cuerpo contra el asiento trasero en rápidos movimientos qué el moreno apenas puede reaccionar.

-¡Te dije que te orilles, maldición!- sentencia Kyle, acomodándose en el asiento del conductor y orillando el auto, ante una mirada perpleja del rojo.

Cuando el auto está orillado, Kyle lo apaga, mirando a Marco por el retrovisor con molestia.

-Puedes dejar de hacer tu berrinche y ayudarme a buscar a nuestros hermanos o podemos quedarnos aquí el resto de la noche. Tú decides- sentencia el plateado.

Marco ríe con ironía, cruzándose de brazos y azotandose contra el asiento. Luego en un arranque de enojo intenta abrir la puerta trasera, pero Kyle coloca el seguro rápidamente evitando que pueda salir.

-Marco, hablo en serio- murmura molesto, girandose para ver de mejor manera al moreno.

-Dime porqué- murmura Marco aún molesto, evitando su mirada.

-¿Por qué..?- Kyle deja al aire la oración, esperando que Marco continúe pero esto no sucede y el silencio gobierna de nuevo.

Kyle se mueve con agilidad entre los asientos, sentándose alado del moreno y mirándolo con intriga.

-¿A qué te refieres, Marco?- insiste.

-¿Por qué te fuiste?- Marco apenas susurra su pregunta, el tono de su voz se escucha pagado y su labio inferior tiembla ligeramente, amenazando con comenzar a llorar en cualquier momento.

-Marco...

-¿Por qué te fuiste sin decir más? ¿Por qué me abandonaste? ¿No fui suficiente para ti? ¿Nunca me amaste?- Rivera bombardea al plateado con preguntas que apenas puede razonar, su corazón es quien habla y su ego el que exige una respuesta.

Kyle lo mira sin decir nada, atento ante sus preguntas. Observa como los ojos del rojo se comienzan a cristalizar, incluso observa su piel ponerse ligeramente roja por el posible llanto, no dice nada, intenta apreciar el lado más débil de Marco, aquel que nadie ha visto más que Kyle. Intenta guardar en su memoria cosas tan simples como sus pestañas largas, esos labios ligeramente rojos y su piel morena y aterciopelada.

-¡Puta madre, contéstame!- exige el rojo, desesperado y mirando con irritación al contrario -¡No podían simplemente desaparecer de nuestras vidas!

Kyle sigue sin decir nada, pero su cuerpo se mueve como si fuera mera memoria muscular, toma entre sus manos el rostro de Marco plantando un beso tan necesitado qué deja en total shock al rojo. Sus cuerpos responden al otro como si fueran un par de fichas en un juego.

-Nunca quise irme, nunca quise abandonarte- susurra Kyle apenas separándose de Marco -Te amo tanto que tuve que alejarme de ti para mantenerte con vida, no me perdonaría si algo te pasa, ¿Cómo crees que podría vivir al saber que por mi culpa vives en constante peligro? ¿Lo has pensado?- Kyle lo observa con nostalgia.

-Yo...

-¡No lo pensaste, solo te enfrascaste en tu dolor y me culpaste de todo! ¿De verdad crees que nunca fuiste suficiente? ¡Carajo Marco, fuiste lo mejor que me pasó y lo sabías! Pero estabas tan cegado por tu orgullo y pensamiento de que todos los plateados somos iguales, y puedo apostar que me comparaste con el imbécil de De la Cruz- Kyle pasa su mano por su cuello -Nos alejamos por su seguridad, si algún plateado de alto rango se enteraba de que ustedes tenían dones o peor aún, que eran nuestra debilidad los utilizarían, lastimaría o incluso peor. No podíamos arriesgarnos a eso, no con ustedes.
He odiado a Hiro por esa decisión, pero sé que es mi hermano y sé que él tomaría la mejor de las decisiones para ustedes y para nosotros aún si eso significaba separarnos. Y a pesar de ello, nos hemos encargado de que tengan la mejor de las vidas, ¿o es que crees que los cazadores de talentos solo llegaron por arte de magia? ¿O que la panadería de los San Juan es tan exitosa solo por qué si? Cada decisión, cada paso, todo ha sido por ustedes- Kyle parece tan sereno ante sus palabras que Marco no puede evitar mirarlo con amor.

Kyle suspira ante sus palabras, tallando su nuca para después palmear sus muslos con nerviosismo, mirando a Marco en el proceso. Sus respiraciones se vuelven agitadas y sus mentes están nubladas por el amor, nadie dice nada, solo se observan.

-Tenemos que encontrar a esos idiotas- murmura Kyle pasando de nuevo al asiento del frente, esperando que Marco haga lo mismo.

Cuando Marco termina de colocarse el cinturón de seguridad, Kyle lo mira unos breves segundos, parecía que su corazón seguía amenazando con salirse de su pecho.

-Te amo Kyle- murmura Marco encendiendo de nuevo el auto.

Invéntame
Y dale como a mí un beso a él
A ver si se te eriza igual la piel
Invéntame
Inventa lo que un día pudimos ser
Invéntame
Inventa lo que un día pudimos ser

[...]

La taza de café humeaba sobre la mesa, y las manos morenas la rodean como si aquello pudiera quitar sus penas.

Leonardo mira a su compañero con algo de aflicción, soltando un suspiro qué hace a Camilo mirarlo.

-¿Están seguros de que esta en el campamento?- cuestiona San Juan, el contrario asiente.

-Marco cree que esta ahí- explica mirando la taza, sin decir más, su corazón pulsa en sus tristezas y sabe que el único culpable es él mismo.

Durante todo ese tiempo sabía que Miguel aún amaba al plateado, que ese supuesto odio en realidad era el rencor de su abandono. Que a pesar de que sus canciones hablaban de amor, no eran para él.

Se sentía mal, Miguel se lo dijo, no quería algo formal, quería algo que solo pudiera apasiguar su corazón y deseo carnal, pero su ego lo había nublado y le había hecho creer que tal vez aquello había cambiado.

Camilo suelta una risa amarga de entre sus dientes, sus propios pensamientos lo hacen sentir idiota. Claro que está en el campamento, lo había escuchado llamar por un nombre anoche mientras dormía en la sala, lo había oído el mismo llamar el verdadero nombre del hombre que lo hacía estremecer.

-Soy un idiota parce...- murmura Camilo, mirando el contenido de la taza.

-Milo...- Leonardo pasa su mano por su espalda para intentar consolarlo, pero esto no resulta -No digas eso Milo, no es tu culpa, en cosas del corazón la mente no manda- insiste.

Camilo lo mira con insistencia, una idea fugaz atraviesa su mente y aunque sabe que aquello está mal, toma de la camisa verde militar a Leonardo, plantando un beso sobre sus labios a la par de que la puerta principal del lugar se abre.

El ruido de la campana de la entrada los hace separarse lentamente, Leonardo toma a Camilo de los hombros para separar de manera mas rapida al rizado de su cuerpo con incomodidad, aunque ante la mirada perpleja de Kubo existe un Leonardo y Camilo que nunca espero ver.

El plateado ignora por completo su dolor, no puede decir nada y sin más avienta a la mesa donde ambos rojos están una jeringa. Leonardo mira mejor a Kubo, nota que trae golpes en el rostro y su ropa está algo sucia.

-¿Qué mier-

-¿Qué es eso?- cuestiona Kubo interrumpiendo a Leonardo, sabiendo que seguramente su pregunta terminaría en un "largo de la panadería".

-¿No se supone que el que debería preguntar eso soy yo?- cuestiona Leonardo cruzado de brazos, provocando en Yamamoto cierta molestia.

-No vengo para juegos San Juan, ¿qué mierda es esto y por qué tiene ADN de Miguel y Marco?- cuestiona mirando con notable enojo a ambos.

-¿No estas en el lugar equivocado para cuestionar eso?- ataca ahora Camilo, provocando que Yamamoto lo mire.

-Necesito que me digan si saben como la persona que creo esto tiene el ADN de los Rivera, o peor aún, si también el ADN de alguno de ustedes- murmura Kubo señalando la jeringa, ignorando a Camilo.

-Ya te dijimos que no sabemos nada, ¿por qué tanta insistencia?- murmura el rizado.

-Esta jeringa contiene una especie de antídoto o veneno, no se bien que hace pero ha sido implementada de manera ilegal en los pueblos rojos de diversos reinos. Se ha reportado un aumento de muertes en infantes e interrupción de embarazos en esos lugares- explica.

-No sabemos nada, lo lamentamos- susurra Leonardo rascando su nuca.

-Bien- Kubo no dice nada más, toma la jeringa de entre las manos de Camilo y sale de la panaderia ante la mirada perpleja de Leo.

Camilo mira a su compañero, nota esa mirada que tantas veces ha visto en Miguel pero de la cual nunca es responsable provocando que su corazón se quiebre aún más.

-¿En qué estábamos?- cuestiona Leonardo, obligandose a salir de su propio trance y mirando a Camilo con intriga.

-¿Qué es lo que ellos tienen que yo no?- cuestiona el rizado haciendo que Leonardo lo mire confundido -Nos acabamos de besar y lo único que haces es pensar en ese tipo. Miguel hace lo mismo, maldición.

-Milo, ese beso estuvo mal. No debió de pasar, soy tu compañero o incluso tu amigo pero nada más- explica San Juan -No puedo sacar de tu mente a Miguel, no puedes sacar de la mente de Miguel a Hiro y de mi mente a Kubo, eso es cuestión de cada uno. Entiendo de verdad que estuviste de acuerdo en la relación de Miguel y que sabias qué esto era algo unilateral, pero eso no quiere decir que yo acepte el mismo trato solo para que tú olvides a Rivera- Sa Juan niega y mira en dirección a la puerta.

Kubo camina directo al auto negro en el que llego, y aunque entra en este, no prende el auto. Sus manos toman el volante y su frente se azota en este, repite una y otra vez la escena que vio en su mente, y aunque pareciera que su corazón ha sido herido de mil maneras, una sonrisa atraviesa su rostro y algunas lagrimas recorren sus mejillas.

-Ah... que idiota- susurra para sí mismo, sus manís se mueven a través del volante y una de ellas viaja hasta la llave, donde mete esta y enciende el auto.

-¡Kubo, espera!- gritan a su costado provocando que el mencionado gire en la dirección a la voz por inercia.

Leonardo abre la puerta del copiloto y entra en el auto mirando a Yamamoto con algo de curiosidad, el plateado lo mira confundido esperando una explicación.

-No puedes irte aún, tal vez no sepa nada pero antes trabajamos juntos ¿no? Y si los idiotas de mis amigos hicieron algo que perjudica a los de mi sangre tengo que ayudarte- Leonardo hace ademanes para poder explicarse mejor, pero Yamamoto lo sigue mirando.

-Baja del auto Leo, no puedo meterte en esto. No es correcto y además, eres un civil- lo mira con cierta pisca de nostalgia -Esta en contra de las leyes que alguien como tú haga este tipo de trabajo. Serías nuevamente un rebelde y yo un traidor.

-¿Y qué tendría de malo eso? Ya lo fuimos una vez- insiste.

-No es lo mismo, perdería mi trabajo y tú tu panadería. Mi matrimonio colapsaria a tal modo que tanto ella como yo estaríamos en la cárcel- explica.

Leonardo siente una punzada ante eso, mirando a Kubo con arrepentimiento por haber creído que las cosas cambiarían. Sin decir nada más, el rojo sale el auto dispuesto a irse, pero sus piernas no responden al segundo paso y cae desmayado al suelo.

El plateado observa esto e inmediatamente baja del auto, sabe que seguramente atraviesa por una visión y toma su cuerpo con algo de esfuerzo, arrastrandolo sobre su espalda hasta el interior de la panaderia donde Camilo lo observa com recelo.

-¿Qué le hiciste, imbécil?- cuestiona el rizado.

-¡Esta teniendo una visión, ayúdame a subirlo!- contesta Yamamoto arrastrando el cuerpo de San Juan por el interior de la panadería.











Antes que nada, espero que hayan tenido un maravilloso cierre de año y comienzo del mismo.

Estaba ansiosa por publicar este capitulo (porque admito que mi pareja favorita es el Marckyle) pero tonto wattpad me borro los avances y tuve que volver a escribir todo (por suerte siento que quedó mejor esta segunda vez).

Nos vemos en próximas actualizaciones :)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top