Epílogo
Las olas del par chocaban violentamente contra la costa. El día era parcialmente nublado pero no hacía tanto frío como solía haber, en cortas palabras, era un día agradable.
La manada y las dos improntas estaban pasando un día muy tranquilo allí. Los chicos jugaban con una pelota mientras que las tres mujeres, Kim, Leah y Marlene, comían y hablaban de cosas triviales. El teléfono de la West comenzó a sonar, y esta al ver quién era maldecio.
—¿Que ocurre?.—Preguntó Leah.
—Mi tía Francisca me envió un mensaje.—Suspiro.—Olvide por completo que mañana debo ir por Ariadna al aeropuerto.
—¿Tu prima vendrá?.—Pregunto Leah nuevamente, elevando las cejas.—Creí que le habías dicho que no.
—Tenía planeado hacerlo, pero conozco a mi prima, y sé lo suficiente que para que mi tía recurra a mí. Es algo grave.—Respondió Marlene.—¿Ahora que haré?. Mañana tengo las entrevistas para los nuevos empleados de la librería.
—Puedo ir yo.—Habló Kim, por primera vez.
—¿Podrías?.—Preguntó Marlene.—Eres mi única salvación.
—Jared y yo iremos, teníamos planeado ir por aquellos lados de igual manera. Podremos ir de pasada.—Aseguró la castaña.
—¡Gracias!.—Chillo Marlene, lanzándose a abrazar a la joven, que rió al ver lo agradecida que estaba la mujer.
—No me gusta ser metiche, pero... ¿A que iran para aquellos lados?.—Preguntó Leah.
—Pasado mañana es el cumpleaños de mi mamá, e iremos a comprar un regalo.—Contestó Kim.—Por cierto, ella quiere conocerlos.
—¿A la manada?.—Preguntó Marlene, sorprendida.—¿Si sabe que son unos tragones sin vergüenzas?.
—¡OYE!.—Gritaron los lobos ofendidos.
—Y unos metiches.—Agregó Leah.
Kim sonrió y volteó a ver a Jared, quien ya la estaba mirando desde hace minutos.
—Quiere conocer a la familia de la persona que me hace feliz.—Murmuró mirando a su novio, totalmente sonrojada.
—Si tan solo supiera que esa bestia te marcó, creo que ya no los querría conocer.—Dijo Marlene entre risas.
Kim se sonrojo con más violencia y volvió a mirar a Jared, quien sonreía con más felicidad.
—Si tan solo supiera que es mi alma gemela, creo que mañana mismo me casaría.—Murmuró Kim.
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