Capítulo 9: Amigos.

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Una semana.

Había pasado una semana, y Kim estaba como loca porque Fiorella no contestaba el teléfono, los padres de su mejor amiga evitaban mirarla y Matheo jamás estaba en la casa. No entendía nada.

Jared había hecho lo que se le ordenó, la seguía a todos lados y sin importar qué o quejas de ella, estaba detrás de ella como su sombra. Algo que quizás, antes, la habría hecho delirar pero, ahora, era algo irritante. Le irritaba que el chico la siguiera a todas partes a toda hora.

El vampiro que iba detrás de ella, no hacía aparición, cosa que aumentaba la tensión en la manada. Todas las tardes, Kim iba a la casa de Sam con Jared, y pasaban horas ahí. También le habían comentado que Marlene se estaba recuperando poco a poco, y a ella eso le ponía muy feliz. Además, habían nuevos integrantes en la manada; Quil Ateara, un chico de 17 años que iba un curso menor que ella; Collin Lettlesea y Brady Fuller, dos niños de 13 años.

Y, a pesar de que estaba siendo muy bien recibida en la manada por sus nuevos amigos, ella aún tenía una preocupación muy grande por su mejor amiga.

—Kim, ¿Me estás escuchando?.—Preguntó Embry, chasqueando los dedos frente a los ojos de la castaña, haciendo que diera un salto en su silla.

—¿Qué?.—Balbuceo confundida.

—¿Qué si me estabas escuchando?.—Volvió a preguntar Embry, mirándola confuso.

Estaban solos en la casa de Sam. Jared estaba de guardia con Paul y Collin. Quil, Brady y Michael; Leah estaba con Jacob y Seth,  las cosas andaban tensas por el hecho de que una chupasangre pelirroja estaba creando un ejército de Neófitos. Sam en estos momentos estaba con Marlene en el hospital.

—No, disculpa.—Murmuró avergonzada.

Embry la miro con los ojos entrecerrados y se acomodó en el sofá.

—Bien, dime que ocurre.—Ordenó Call, cruzando las piernas y poniendo atención en la castaña.

Kim suspiró. La relación entre ambos mejoró en cuanto él la fue a sacar de su casa aquel día, y desde entonces formaron un vínculo de amistad. Se lo contaban todo.

—Me preocupa Fio.—Confesó Kim, jugando con sus dedos.—Hace una semana y días, la encontré en su habitación dormida, había tomado sus medicamentos de forma irresponsable. Y ahora, cuando la llamo o le mando mensajes, no me contesta. Como si no quisiera saber nada de mí.

—¿Fiorella Quintana?.—Preguntó Embry. Kim asintió silenciosamente.—Jared me comentó que ella no aguantaba nuestra presencia. No creí que ella fuera a desaparecer de tu vida.

—No ha desaparecido...—Murmuró.—Solo... está rara.

—He de admitir que no era de mi mejor agrado, pero me divertía cuando insultaba por lo bajo a Jared y a nosotros, pero más a Jared.—Comentó Embry, con la intención de subirle el ánimo a su amiga.

—¿Oían los insultos?.—Preguntó sonrojada.

—Y fueron bastante creativos, la verdad.—Respondió el chico, mientras asentía con la cabeza y sonreía divertido.

Durante la tarde, ambos adolescentes estuvieron haciendo muchas cosas. Kim le enseñó a Embry a hacer origami, aunque parecía más una bola de basura que un cisne, pero Kim le daba ánimos a su amigo. "Forjar carácter". También hablaron de chismes de la reserva, ambos eran muy amantes de los chismes. Tomaban Té mientras hablaban de cómo se vestía tan anticuado el señor Finn, el vecino de Embry, y de como habían oído el rumor de que una compañera suya estaba embarazada. Eran todas unas señoras chismosas.

—Ya llegué.—Anunció Jared, al entrar a la casa de su Alfa.

—Hasta luego. No rompan nada.—Dijo Embry, guiñando un ojo a su amiga y saliendo de la cabaña.

—¿Cómo te fue?.—Preguntó la castaña, girando a verlo.

—Agotador. Estoy hambriento.—Se quejo como un cachorro.

—Me imagino.—Murmuró Kim, frunciendo los labios y corriendo la mirada a sus manos.

Jared notó aquel movimiento nervioso, y escucho el corazón de la joven. Estaba acelerado. Caminó hasta la silla junto a ella y se sentó, tomó las manos pequeñas de ella y las abrazó con las suyas, haciendo que lo mirara.

—¿Qué ocurre?.—Preguntó Jared, mirándola a los ojos.

—Nada.—Murmuró Kim, con sus ojos que se mostraban tristes.

—Kim, lo veo en tus ojos. Algo te pasa.—Señaló Jared, acercándose lentamente a ella.—¿Hice algo mal?. ¿Embry dijo algo que te molesto?.

—No hiciste nada. Y Embry no dijo nada.—Negó rápidamente.

—¿Entonces que es?.—Preguntó con frustración.

—Solo estoy preocupada por Fiorella, no contesta mis llamados y sus padres no me dicen nada.—Soltó Kim.

—¿Por qué?.—Preguntó Jared.

—Si supiera, no te estaría diciendo, Jared.—Respondió Kim, con una sonrisa burlona.

—Quizás debas darle tiempo, por eso no responde tus llamados y le pidió a sus padres que no le hablen.—Supuso Jared.

—Somos amigas desde que tengo memoria, nunca pasó esto.—Murmuró Kim.

—Todo el mundo necesita tiempo para uno mismo. Cuando estamos tanto tiempo con una persona, necesitamos un descanso para hacer cosas uno mismo sin nadie.—Comentó Jared.

—Talvez tengas razón.—Susurro Kim.

—Eso no significa que ella no te quiera más, ella aún lo hace.—Señaló Jared.—Y tampoco que estás sola, estamos para ti. Yo estoy para ti.

—Lo sé.

—Yo seré lo que tú quieras.—Murmuró el Cameron, tomando las manos de la chica.

—En estos momentos necesito un amigo.—Susurró.

—Seré tu mejor amigo, entonces.—Dijo él, tomando la barbilla de la chica con una mano, haciendo que lo mirara.

—Embry se enojara si le robas el puesto.—Rió.

—Pues, que se enoje.—Se burlo.

Ambos se miraron a los ojos con una sonrisa, olvidando todo lo que ocurría a su alrededor. Jared se acercó y abrazó a la chica, dándole calor y cariño. Todo lo que necesitaba ahora.

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