Capítulo 8: Lobos.
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Kim estaba sentada junto a Jared en el sofá a medio caer de la casa de Sam. Desde que llegó, el primer mencionado no se había separado de ella, causándoles muchas cosas. Tanto buenas como malas. Tras minutos de haberse tranquilizado, decidió sentarse en el sofá y desde entonces nadie habló, hasta que ella se impacientó.
-¿Me dirán que debemos hablar?.-Preguntó ella, removiendose nerviosa en su lugar, haciendo que Jared se quede más cerca de ella.
-Lo que diremos, no es nada fácil, pero sabrás que es lo que tanto pasa.-Comenzó Sam.-Solo, escucha y luego piensa en cómo tomarlo. ¿Okey?.
-De acuerdo.-Susurró Kim, poco más bajo.
-De seguro sabes de las leyendas, ¿No es así?.-Preguntó Sam. Ella asintió lentamente.-Será más fácil entonces. Verás, ¿Recuerdas la de los Espíritus Guerreros?.-Ella volvió a asentir.-Nosotros al igual que tú, creíamos que eran eso, leyendas. ¿También recuerdas que desaparecí por unos meses?.-Ella nuevamente asintió en silencio, tratando de entender lo que le querían decir.-Yo era como tú. Ignorante de todo lo que hoy en día soy, al igual que ellos.-Señalo a la manada.-Déjame iluminarte, y así entenderás. Las leyendas, no son simplemente leyendas, son reales. La de los fríos, los Espíritus Guerreros y las huellas de estos. Todas y cada una, son reales.
Kim frunció el ceño. ¿De verdad creían que ella se creería aquello?. ¿Le veían cara de Loca?. Se levantó del sofá, indignada y dispuesta a irse.
-Kim.-Llamó Jared a la joven, tomando la mano de su impronta. Ella lo miro.-Todo lo que dice Sam, es real.-Repitió.-Desaparecí un tiempo a finales del semestre pasado, ¿Recuerdas?.-Ella asintió mirándolo a los ojos.-¿Notaste que cambie?.-Volvió a afirmar con la cabeza.-Nosotros somos los Espíritus Guerreros, Kim.-Soltó sin más.-Somos metamorfos. Lobos.
Ella lo miró incrédula. No iba a creer una locura como aquella. Paul, más que irritado, se levantó de la silla donde anteriormente estaba sentado y se encaminó a la cocina.
-Demuestralo.-Dijo Kim, con inseguridad.
Jared la miro a los ojos y luego miro a su Alfa, quien asintió levemente con aprobación. El beta tomo la mano de su impronta y la guió fuera de la casa. La encaminó al límite del bosque, seguidos de la manada entera, y una vez lejos de los vecinos chismosos, Jared soltó la mano de la chica, dejándola junto a la manada. Kim temía que ellos hicieran algo con ella, y ser la próxima desaparecida.
El beta se alejó a unos dos metros, por su seguridad y la de su impronta. La miro a los ojos, con el deseo de que ella no le temiera y lo aceptara. Kim se removió ansiosa.
La joven soltó un jadeo e intentó acercarse cuando vio que el chico que tanto quería, comenzaba a temblar y a emanar calor (incluso pudo ver humo saliendo de su cuerpo.). Sam no le permitió acercarse, no permitiría que pase lo mismo que Marlene. La chica centró su vista en el chico, siendo testigo de como Jared dejaba de ser humano y pasaba a ser un gran lobo de color marrón oscuro, el mismo que ella vio en la casa de Fiorella.
Quedo estática. No sé movía, y si ellos no pudieran oírla respirar, jurarían que no lo estaba haciendo. Poco a poco, el gran lobo marrón se acercaba a ella, la chica no se movía para nada. Sus ojos aún estaban puestos en aquel ser, pero nadie sabía si era con temor o asombro.
La manada estaba atenta a cualquier movimiento, querían que aquel drama acabase para poder ir a lo realmente importante.
El lobo, una vez frente a ella, acercó su hocico a la mano de ella que reposaba a un costado de su torso. Incitando a que lo acaricie. Kim estaba inmóvil, su cuerpo no parecía querer funcionar en ese momento. Cuando sintió el suave pelaje del lobo rozar con su mano, hizo que reaccionara. Mirando a los ojos al enorme animal.
-¿Ja-Jared-d?.-Tartamudeo.
El lobo asintió. Sam miró a su beta y a la impronta, y luego ordenó que vuelvan a la casa. Ahora se venía el problema, en el cual ahora, ella estaba envuelta.
-Entonces, ¿Lo de Katie es algo del mundo sobrenatural?.-Preguntó Kim, ya un poco encaminada en el tema.
-Así es, el aroma de ella está mezclado con el de un chupasangre.-Respondió Embry, apoyado en el marco se la puerta.
-Y... ¿Por qué me han traído?.-Preguntó Kim, mirando a todos.
-Hay otra cosa que no se te contó, porque no es nuestra obligación, pero, tú y tu casa, huelen a nosotros.-Respondió Sam.-Y ese vampiro está curioso de saber lo que somos y de que somos capaces.
-Está tentando a la muerte, por segunda vez.-Soltó Paul.
-Había rastros de olor del vampiro a las afueras de tu casa.-Continuó Sam.- Es por eso que Embry fue por ti, ya que Jared podía perder el control y hacerte daño al saber que había estado el vampiro.
-Entonces, mi familia y yo, ¿estamos en riesgo?.-Preguntó asustada. Jared tomo su mano y la entrelazo con la de él.
-No les ocurrirá nada, estaremos haciendo guardias para cuidar y proteger a ti y a tu familia, Kimberly.-Aseguró Sam.-Mientras tanto, Jared te acompañará a donde quieras ir, necesitas cuidarte de ese chupasangre.
-¿Y mis padres?.-Preguntó.
-También estarán protegidos, no te preocupes.-Volvió a asegurar el Alfa. Ella asintió y soltó un suspiro, tratando de procesar todo lo que había descubierto.-Ha, y, Kimberly.-Llamó la atención de la humana.-No puedes ni debes decirle de esto a Nadie. Es un secreto, que debe mantenerse así, secreto.
Ella movió la cabeza con el ceño fruncido y los labios en una línea. Si no podía decirle a nadie. ¿Como le explicaría a Fiorella que no se acercara a ella para protegerla del vampiro que andaba buscando su segunda muerte?. No lo sabía.
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