Cometas, estrellas y soles

Regulus no tiene idea de lo que es el amor. 

Su joven e intranquila mente de seis años lo comprende como besar mucho a una persona y felicitar sus comidas, como lo hacen los padres en los programas de televisión. A veces, piensa que todo es un invento de los adultos, al igual que las vitaminas o la economía.

Parece imposible que algo como el amor sea real. Según el diccionario elegante de Sirius, el amor parece algo muy improbable. El libro que todo lo sabe dice que el amor es: "Un sentimiento de afecto y pasión experimentado por una persona hacia otra. El amor que les une les da fuerza y esperanza". Regulus está seguro de que eso no puede ser real, eso que une a los padres se llama "hijos" y los hijos no hacen más que arruinar la vida en pareja —en palabras del tío Cygnus—. Basándose en toda la evidencia, Regulus, llega a una muy madura conclusión; el amor no existe.

O eso pensaba hasta que vio al nuevo niño en su vecindario.

Sirius y Narcisa definieron niño nuevo como "agradable"; Andrómeda, por su parte, solo dijo que era curioso, y Bella... bueno, Bella dijo que el niño era un bicho raro. Eso por alguna razón hizo enfadar mucho a Regulus. Nadie tenía derecho a decirle cosas tan feas a otra persona, y Regulus se lo hizo saber a Bella, tirando el postre sobre su elegante vestido durante la cena. El regaño de su madre por su pequeña travesura le supo a gloria.

A pesar de no conocer aún en persona al nuevo vecino —nunca ha hablado con él, desde que llegó, solo lo ha visto una vez a lo lejos y desde entonces han pasado dos días—, Regulus sabe que podrían ser amigos, Sirius podría serlo también, después de todo, son los únicos niños pequeños del lugar. Solo debía ser paciente; esperar a que el niño de gafas saliera de su hogar y entonces Regulus podría acercarse, conocerlo y serían mejores amigos por el resto de sus vidas. Así, Regulus tendría a quien mostrarle su colección de piedras brillantes.

Una tarde, como cualquier otra, su momento llega finalmente. Regulus ha estado pegado en la ventana que da al patio principal de una hora. Sus padres no están en casa, Kreacher está en la cocina preparándoles la comida y Sirius está sentado a su lado en el sofá, armando un cubo Rubik. El sonido de los cuadros moviéndose y ajustándose ponen nervioso a Regulus.

—Sirius, basta, estoy tratando de ver algo.

—¿Qué puede ser tan interesante?

—Definitivamente tú no.

Sirius frunce el ceño con molestia. Hay un cuadrito amarillo en la cara del cubo que debe ser enteramente blanca.

—Deberías apartarte de la venta, el sol puede dañarte la vista. Quedarás ciego y usarás lentes de botella.

—Me vería bien con ellos —responde Regulus con casualidad, la punta de su nariz presionándose contra la ventana. Su respiración comienza a empañar el cristal—. No sale.

—Reggie, deja de acosar al niño. No saldrá de su hogar solo porque tú deseas jugar con él.

—Tiene qué.

Sirius suspira, Regulus lo escucha dejar su cubo a medio terminar de lado para girarse hacia la ventana y mirar la casa de enfrente, en aparente solidaridad con Regulus.

Cinco minutos después, Sirius comienza a aburrirse, su mejilla se apoya en el hombro de Regulus, sus dedos trazan figuras al azar en el cristal empañado. Sirius es tan impaciente como cualquier otro niño de ocho años.

—Yo puedo jugar contigo, puedo contarte un cuento o podemos bajar el Monopoly del ático —sugiere Sirius—, ¿quieres?

Regulus gira levemente la cabeza hacia Sirius, su labio inferior atrapado en un puchero. —Quiero jugar afuera con Jamie.

—James, Regulus, su nombre es James.

—Es lo mismo —alega Regulus, volviendo su atención hacia la ventana.

—Traeré el Monopoly —murmura Sirius, apartándose del hombro de Regulus—. No te muevas de aquí, Reggie.

Es el turno de Regulus de voltear los ojos.

Sí, mamá.

Sirius y Regulus no tienen permitido salir de casa. Madre y padre dicen que son delicados, especialmente Regulus. Delicados y con huesos fáciles de romper.

El breve momento de distracción con Sirius había bastado para perderse la salida de James de su hogar. Ahora, Regulus observa con derrota, a través de una ventana sucia, al niño alejarse corriendo por el jardín de enfrente, intentando volar una cometa de papel sin mucho éxito.

Aunque Regulus no este viendo la expresión de James, puede apostar a que está decepcionado. Regulus lo estaría. Un segundo y luego dos, hay una corriente de aire. Regulus sale deprisa de su hogar, antes de que Sirius regresara La cometa se eleva; Hamilton escucha una risa tan cálida y agradable como el sol provenir de James, y luego el sonido se apaga. El viento sopla con mayor fuerza, la cuerda de la cometa se desenrolla violentamente del palito de donde el moreno la sujetaba. Se eleva demasiado y vuela libre durante algunos segundos, hasta quedar atascada en la copa de un gran árbol.

Regulus silba, inclinando la cabeza hacia atrás para ver la copa del árbol y la cometa roja atrapada entre sus ramas. Jamie gira la cabeza tan rápido en su dirección que Regulus teme que se haya lesionado.

Como pensó antes, nunca antes había visto a su vecino de frente. Las únicas características físicas que tenía de él era el cabello negro y alborotado, como un nido de pájaros y su piel cálida como el otoño.

Ahora, Regulus puede hacerlo. Puede ver mejor a su vecino Jamie.

—Yo...

Solo tiene seis años, pero Regulus comprende bien, que jamás ha visto un café que iguale el color de ojos de James. Hay una palabra escrita en ellos, conoce esa palabra, lo leyó hace unos días, la tiene en la punta de la lengua.

Jamie no dice ni pío, solo se queda en su sitio, manteniendo los ojos bien abiertos y fijos en Regulus. Su rostro completamente rojo.

Regulus no es bueno hablando, pero algo en este niño lo anima a intentarlo. Las palabras brotan de Regulus como una inundación nerviosa y rápida.

—Soy Regulus, puedes llamarme Reg, y te vi desde mi ventana.

Los ojos de Jamie son imposiblemente cafés y brillantes. Aunque sus gafas son demasiado grandes para su rostro. Y sus dedos están cubiertos de curitas de colores y muchas figuras.

—Tu cometa se quedó atrapada allá arriba — dice Regulus, llenando el silencio de Jamie, que sigue sin hablar, sin embargo, mueve su cabeza de arriba abajo a modo de confirmación. Es lo único que Regulus necesita para ofrecer su ayuda desinteresada. — ¡Yo puedo ayudarte! Soy el más alto de mi clase, puedo bajar tu cometa del árbol, a cambio de que veas mis juguetes y juguemos, por supuesto.

Ante eso, Jamie alza la mirada hacia la copa del árbol, frunce el ceño unos segundos y abre la boca con intención de decir algo al respecto, pero Regulus no se lo permite. Antes de que James expresará lo que bien podría ser su negativa, Regulus se encuentra escalando el árbol.

Regulus trepa hacia una rama en el medio del árbol, la suela de su zapato resbala un poco con la corteza antes de asegurarse en su sitio. Nunca ha escalado ese árbol o cualquier otro, pero ha visto a Sirius hacerlo una o dos veces. Observar y aprender, Regulus no puede caerse y quedar en ridículo frente a su nuevo mejor amigo. Necesita relajarse.

—¿De dónde vienes? Nosotros nos mudamos aquí desde Francia cuando era un bebé, madre dice que nuestra mansión allá era linda. ¿Puedes creerlo? Una mansión solo para mí. Es una lástima que nunca la conocí.

Desde esa altura, Jamie se ve muy pequeño.

—No hablas mucho, ¿verdad? —pregunta Regulus, sonriendo desde lo alto de la rama. Está a pocos metros de alcanzar las hojas donde se ha enredado la cuerda de la cometa de Jamie, si consigue alcanzarla y tirar de ella, tal vez pueda lograrlo.

Tal vez Jamie lo apreciaría un poco más y podrían jugar en su casa y comer algo que no fueran verduras aburridas.

La burbuja de su fantasía estalla con el grito de su hermano. Es divertido, está aún más pálido que de costumbre. Junto a Jamie, parece casi un fantasma.

—¡Regulus! ¡¿Qué crees que estás haciendo?!

Regulus sonríe aún más, balanceando los pies a los costados de la rama.

—¡Hola, Sirius! —chilla Regulus, levantando una mano de la rama para agitarla en el aire, saludando a su hermano. Se siente como un rey saludando a sus discípulos. — ¡Oye, Jamie! ¿Te gustaría ser un rey también?

Regulus escucha nuevamente la maravillosa risa de James.

—¡Baja de esa maldita rama, Regulus o de lo único que serás rey será de los Humpty Dumpty!

—No eres divertido, Siri.

Regulus ve a Sirius comenzar a jalarse el cabello. Oh, oh. Regulus está en problemas.

—Reggie, baja de ahí, es peligroso—sisea Sirius, acercándose a la base del árbol —, contaré hasta tres y obedecerás.

Madre dice que los Black nunca deben obedecer órdenes de nadie, entonces Regulus no lo hace ahora. Regulus estira el brazo, alcanzando la cuerda de la cometa de Jamie y comenzando a tirar de ella. Algunas hojas y ramitas caen sobre su cabello. Su rama también se mueve.

—¡Regulus deja de hacer eso!

—¡No! ¡Tengo todo bajo control, Siri!

O eso creía Regulus, hasta que la rama bajo sus piernas comienza a crujir, al parecer no había soportado más el peso de Regulus. La rama se rompe y Regulus cae de espaldas sobre el césped bajo el árbol. Su manita cerrada alrededor de la cuerda de un cometa de papel rojo.

¡Lo hizo! ¡Regulus lo hizo!

¿Por qué ve estrellas si es de día? El sol lastima los ojos de Regulus.

—Madre me va a matar —murmura Sirius, cubriendo a Regulus del sol.

Regulus se queja, cerrando los ojos y abriéndolos de inmediato al sentir unas manos cálidas y con muchas curitas sostener sus mejillas. Esas no eran las manos de Sirius.

—¿Estás bien? —pregunta Jamie, mirando directamente a Regulus.

Regulus no responde, al menos no de inmediato. James está muy cerca, su aliento huele a uva. Hay un poco de verde en sus ojos.

Sirius solloza. —Genial, ya se rompió.

Tras un minuto en tranquilo silencio, Regulus finalmente da señales de vida; extiende el cometa rojo en su mano hacia James.

—Ahora debes ser mi amigo—señala Regulus, triunfante, su brazo izquierdo torcido en un ángulo extraño. — ¿Qué?

—Tienes roto el brazo —murmura James dejando el cometa de lado y haciendo una pequeña mueca curiosa—, creo que necesitaremos muchas curitas.

Regulus es muy inteligente. Y por ello, lo único que Regulus puede responder con James mirándolo es:

—Oh.

—Madre me va a matar —Sirius no deja de balbucear. Regulus casi se siente mal por él. Casi.

James sonríe, sacando del bolsillo de su pantalón un curita de gatitos naranjas y colocarla en el brazo roto de Regulus. — Deberías ir a casa y luego al hospital.

Regulus mira la horrible curita en su piel como algo único ¡Su primer regalo de Jamie! No siente ningún dolor. Jamie es mágico. Tal vez Regulus no necesite ir al hospital, tal vez sí. Regulus odia los hospitales, ha pasado demasiado tiempo en ellos.

—¿Después podemos jugar en mi habitación? —pregunta Regulus, levantándose del césped con ayuda de Sirius y James. Sirius mira a Regulus como si quisiera enterrarlo bajo el árbol.

—Seguro —responde James, sonriendo a Regulus y alzándose de hombros — Debo avisarle a mi mamá primero, pero sí.

Regulus cree que no le molestaría romperse el otro brazo si puede hacer sonreír así a Jamie. La sonrisa de James es tan brillante como el sol.

—Y yo debo ir al hospital, ¿verdad, Siri? ¿Quieres venir, Jamie? Las enfermeras dicen que tengo pase de cliente frecuente.

Bien. Eso arrancó una carcajada por parte de James. Regulus notó, al igual que Sirius, el momento exacto en el que los ojos de James, imposiblemente cafés y cálidos, brillaron aún más. Sus mejillas se tornaron rojas, sus brazos se enroscaron alrededor de su estómago y Regulus olvidó qué tenía el brazo roto.

Entonces, recordó el diccionario elegante de Sirius

Regulus no sabe que es el amor, probablemente nunca lo sepa, pero jamás olvidara la vez en que cayó de un árbol para poder acercarse al niño nuevo de su vecindario solo porque sentía que debía conocerlo.

Tal vez, algún día, pueda preguntarle a James si sabe que es el amor.

⭒★⭒★⭒

—James, ¿sabes qué es el amor? —cuestiona Regulus, sus dedos cubiertos de anillos curvándose en el cabello de James. James, quien está recostado sobre las piernas de Regulus, sentados a la sombra del árbol donde Regulus cayó una vez hace muchos años.

—Creo que es complicado definirlo, Reg —dice James, con extraña diversión en su tono— para todos significa algo diferente.

Regulus se burla—Qué elocuente.

—Soy de pocas palabras, amor —bromea James.

Regulus sonríe, tirando suavemente del cabello de su esposo antes de inclinarse hacia él, besando la curita verde brillante sobre su mejilla. La curita que Harry le había colocado esa mañana, cuando James se cortó por accidente al arreglar la puerta de su hogar.

—Hablas por los codos, Jamie —exhala Regulus, sus labios encontrando los de James en un beso casto y dulce—, pero me gusta cuando hablas poco. Me da oportunidad de hacer esto.

James se estremece, un quejido roto sale de sus labios cuando Regulus se aparta. Los ojos de James, detrás del cristal de sus gafas, son increíblemente grandes y brillantes. Avellana y manchas de verde, no café. Regulus recuerda querer ahogarse en los ojos de James Potter cuando eran niños. Hacer miles de locuras para que él lo mirase.

Regulus necesita besarlo un poco más. Los besos de James son como un afrodisiaco o una droga, a la cual Regulus es un adicto.

—Harry podría vernos —murmura James, apartándose un poco. Sus labios hinchados y húmedos.

—Está en casa de Sirius y Lupin, no te preocupes por él.

Regulus muerde ligeramente el labio inferior de James, tratando de persuadirlo. Un truco que le ha funcionado bien los últimos años.

James ríe, cálido y agradable. Empujando la espalda de Regulus contra el tronco del árbol antes de sentarse sobre sus rodillas.

—¿No querías escuchar mi definición del amor, Reg?

Regulus, pese a sentirse peligrosamente cerca de entrar en combustión, permanece quieto y expectante. Cualquier cosa que James pida, que desee o anhele, Regulus se la dará sin pensarlo.

—Te escucho.

James tararea, arrastrándose sobre el regazo de Regulus, sus dedos curvándose bajo el mentón de Regulus.

—Cuando era niño, tenía una cometa de papel, roja y preciosa, era muy especial para mí, por qué mi papá me ayudo a hacerla antes de que enfermará —dice James, su pulgar trazando el labio inferior de Regulus con una delicadeza casi dolorosa. —Papá murió y nos mudamos, perdí a mis amigos y estaba muy triste.

Regulus conoce de memoria esa historia.

—Una tarde, salí para intentar volarla y recordar a mi papá, pero el viento la llevó hasta la copa de un árbol. Creí que la perdería, pensé que tal vez podría pedirle a mi mamá bajarla por mí, pero un mocoso salió de Dios sabe dónde y subió al árbol por ella.

—Qué niño tan generoso y desinteresado —comenta Regulus, besando el pulgar de James.

James sonríe, brillante y hermoso antes de continuar. — El mocoso quería ser mi amigo.

—Era un genio.

—Tal vez —dice James —, el niño bajó mi cometa del árbol, pero el mocoso se rompió un brazo por ayudarme, entonces yo le di mi curita especial. Nos hicimos amigos, su madre me odio un tiempo, el mocoso y yo nos distanciamos y al final lo encontré de nuevo. Irrumpí su boda, ¿puedes creer eso?

Regulus sonríe, arrogante y orgulloso.

—Puedo imaginarlo —responde Regulus —, entonces te casaste con él. Adoptaron su propio mocoso y son felices comiendo perdices. Es una maravillosa historia, Jamie, pero no es una definición.

—¿No lo es?

—¿Tú qué crees? —pregunta Regulus, subiendo sus manos hacia el rostro de James, acunando sus mejillas.

—Creo que tú eres mi definición del amor, Regulus.

Regulus tiene veintiséis años y cree saber que es el amor.

Regulus ha amado a este maravilloso hombre por más tiempo del que puede recordar. James Potter es precioso. Amarlo es precioso. Ni siquiera el diccionario elegante de Sirius podría haberse acercado a definir el sentimiento dentro del pecho de Regulus.

"El amor es el sentimiento supremo que una persona puede experimentar hacia alguien. Amar no se trata solo de afinidad o de química entre dos personas, el amor es sentir respeto, conexión y libertad al estar junto con otra persona".

Quería un Jegulus conociéndose desde chiquitos y feliz, no me culpen. 

Lamento cualquier falta de ortografía y demás. <3

Espero les haya gustado.  <3

Tengo un bloqueo creativo horrible y creí que esto ayudaría AJAJA. Las personas que me siguen hace años, probablemente habrán leído parte de esto para otro fandom, pero peor escrito. Lo corregí y adapté para el Jegulus. Sorry <3

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