RÉQUIEM 8


ALICE

Había finalizado el día tras aquella cena en la que la historia de Viktor rondaba por mi cabeza incansablemente. Thomas estaba dormido en mis brazos y aunque Viktor tuvo el detalle de adecuar la habitación acorde a las necesidades de un niño de la edad de mi hijo con una buena cuna y juguetes, era cierto que desde que vine a esta mansión, Thomas dormía conmigo.

Pero no tenía sentido porque, de querer hacernos algo, él ya lo habría logrado. Él era un purasangre, un vampiro de demasiados años de edad y con suficiente fuerza como para destrozarnos si él lo deseara. Y yo por mucho que intentara escapar, no era nada en sus manos.

Cuando terminó de contarme acerca de su amistad con mi padre y sobre lo que sentía por mi madre, no pude evitar pensar en lo pequeño que era el mundo. Pero lo que todavía me chirriaba era lo de Peter y su trasformación, ¿Quién fue el que disparó a Adrien? ¿Y el que lo convirtió en vampiro?

Había demasiadas dudas y eso lograba quitarme el sueño. Tampoco me favorecía toda esta vorágine de sobresaltos ya que mi embarazo me convertía en un saco de hormonas en ebullición. Pero debía ser fuerte para soportar todas las pruebas que estaba pasando y que de seguro pasaría.

Al menos lo que me consolaba era que hacía mucho tiempo que los espíritus me habían dejado un poco tranquila. Quizás porque intuían que necesito paz y se abstenían de provocar mi ira porque me necesitaban para cruzar al otro lado o bien da run mensaje a alguien del mundo de los vivos.

Sea como fuere, era un detalle que agradecía cada día.

Acosté a mi hijo en la cuna reparando con el pequeño peluche que había dentro de ella. Una nota sobresalía de la pequeña camisa de aquel adorable oso polar. Thomas comenzó a aplaudir entre mis brazos ya que se había d esvelado ligeramente antes de depositarlo en la cuna; parecía muy contento de ver a su nuevo amigo.

Cuando le arropé, tomé la nota para leerla.

"Espero que a tu hijo le guste su nuevo compañero de sueño, lo he elegido porque sé que el azul es el color preferido de Peter y si ese niño es como él, de seguro también le gustará. Quiero que sepas que no estás prisionera, que puedes marcharte si así lo deseas, pero quiero que te quedes aquí al menos hasta poder teneros a salvo. Dame un poco más de tiempo y te prometo que tu familia siempre estará a salvo de cualquier peligro. Thomas, tu abuelo te quiere"

Viktor

Cuando leí que podía marcharme, el impulso de hacer las maletas para largarme a buscar de nuevo a Peter llegó a mí con fuerza, pero Viktor tenía razón. Mi hijo estaba en peligro y si la Organización se enteraba que estaba embarazada, experimentarían conmigo para poder averiguar más acerca de mi condición. Y no estaba dispuesta a poner la vida de los míos en peligro.

Pero tampoco estaba dispuesta a abandonar a los Barholy y menos a Peter. Debía de estar completamente desgarrado sin saber de mi o de Thomas por lo que pensé en hablar con Víktor para saber qué podríamos hacer al respecto y que supiera que estábamos bien. Conocía a Peter y si no daba señales de vida pronto, temía que hiciera alguna tontería pensando que ambos estábamos muertos.

Mi cabeza giraba sin cesar sin quitar mis ojos de la cara dormida de Thomas. Era el momento de actuar, de hacer algo por los míos y no quedarme impasible ante la adversidad. Mis padres fueron luchadores hasta el final e hicieron grandes cosas; era mi turno tomar el relevo.

Tomé el peluche y se lo puse al lado de Thomas besándole la frente antes de salir por la puerta. Iba a buscar a Viktor para decirle lo de la nota y que estaba de acuerdo con quedarme, pero con ciertas condiciones. Debía de mantener un contacto con Peter, aunque fuera en la lejanía porque si sabía dónde estábamos, vendría por mí sin pensarlo dos veces.

El sonido de un arpa me hizo sentir extraña y embriagada. La música provenía de una habitación cercana a la mía, concretamente una que se encontraba al fondo del pasillo. Caminé lentamente para averiguar más acerca del origen de aquel sonido tan hermoso.

La puerta estaba entornada, por lo que asomé ligeramente la nariz y así espiar lo que sucedía dentro. El cabello negro de Viktor caía en cascada por su espalda desnuda y cubierta de cicatrices realmente preocupantes. Unas parecían quemaduras y otras era de aspecto rugoso de diferentes tonalidades; de seguro todas ellas fueron heridas que dolieron como mil demonios.

Era increíble que aquel hombre de aspecto tan joven pudiera ser el abuelo de mi hijo.

Pero esa era la trampa de los vampiros; jóvenes por fuera, pero por dentro eran tumbas, tumbas llenas de recuerdos y muertes.

Un leve chirrido en la puerta hizo que él parase de tocar mirándome con sorpresa. Lo veía tan natural y vulnerable que nadie sería capaz de pensar que ese hombre fuera la criatura que era. Las apariencias eran engañosas, pero a pesar de ello había algo en él que no veía con claridad. Quizás era una máscara que él mismo se puso para ocultar sus verdaderas intenciones, pero mi instinto me decía que no había nada que temer.

Y aunque comenzaba a verle como un posible aliado, no iba a bajar la guardia.

Él pareció muy complacido viéndome en el marco de la puerta con mi cara completamente sorprendida. De pronto, su sonrisa se trasformó en algo que no supe detectar.

- ¿Te sorprende que tenga delicadeza en mi negro corazón como para tocar el arpa?

Sin pretenderlo, una carcajada franca salió de mi garganta. No era habitual ver a Viktor bromear de aquella forma, pero admitía que le sentaba muy bien que se relajara de vez en cuando. Él se levantó de la cama y comenzó a caminar hacia mí. era la primera vez que le veía con solamente un pantalón encima; era bastante imponente.

Sus ojos brillaban como un depredador y temía sus intenciones. Cuando estuvo a mi altura, me tomó del mentón y me levantó el rostro hacia el suyo. Su boca quedó entreabierta soltando un suspiro quedando un instante en silencio. Justo cuando pensaba que iba a besarme, él me dijo con mucho cariño:

-Eres tan hermosa como tu madre y eso me desgarra porque no puedo tenerte, eres de mi hijo. Pero una cosa ten por seguro; si no estuvierais juntos, ahora mismo el que ocuparía tu cama y tu corazón sería yo. Por favor, vete a la cama antes de que cometa un error demasiado grande e irreparable; bastante odio sienten mis hijos por mí.

Y entonces me marché no sin antes ver como unas lágrimas caían de los ojos de Viktor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top