RÉQUIEM 57


DROGO

Desde nuestro encuentro con aquellas dos mujeres, John estaba más taciturno que de costumbre. Por mucho que gastase bromas o le fastidiara, apenas emitía palabra alguna. Sabía que era un auténtico shock para él descubrir algo como aquello y más que la hermana de Jane era completamente idéntica en imagen.

Debía de ser duro ver la imagen de alguien a quien se ama profundamente y que nunca volverás a ver porque la muerte te la arrancó de tus brazos y, sin quererlo o buscarlo, aparecer alguien completamente idéntico. La cabeza de mi querido amigo debía de ser un volcán en aquellos momentos y no lo culpaba, pero si era sincero, deseaba que se aclarara de una buena vez para continuar con nuestra investigación.

Acababa de volver de mi paseo por los alrededores para alimentarme y para también tener un poco de tiempo para mí. Durante el trayecto no vi nada ni nadie sospechoso, por lo que me tomé el atrevimiento de ir hasta la mansión para ver que todo estaba en su lugar. Con el mayor sigilo que pude, me acerqué a las ventanas del piso inferior y, después, del piso superior. Lo que me hizo pegar mi rostro al cristal con la boca completamente abierta fue ver a Alice en la mansión. Vi a mi hermano y a ella plácidamente dormir con mi sobrino en la cuna, tan felices como en paz a pesar del mundo tan horrible que había fuera de aquellas paredes.

No noté que las lágrimas caían por mi rostro; perdí por completo la noción del tiempo observando a mi amada familia que tanto echaba de menos.

—Sé que deseas volver y pronto lo harás. Siempre supe que estabas vivo, por eso nunca dejé de buscarte en las sombras.

Aquella voz que tan bien conocía me sacó de mi letargo. Víktor estaba allí, encapuchado, con una enorme sonrisa y los ojos vidriosos. Pero yo lo conocía bien y no confiaba en él en absoluto, habiéndonos abandonado por completo a nuestra suerte sin importarle nuestro destino.

Sin mediar palabra, me giré dispuesto a irme, pero él me detuvo colocándose frente a mí.

Lo miré con todo el rencor del mundo, pero él no pareció amainarse ante mi actitud, por lo que opté a las palabras:

—No me interesa lo que vayas a decirme. Si me entero que les haces daño a mi familia, aunque me cueste la vida propia, te daré tu merecido.

—Hijo, las cosas no son como pintan, no son como pintaron siempre. He estado atentos a vosotros en las sombras, pero la eternidad siempre se me ha presentado demasiado extraña y complicada. Ha habido momentos en los que no sabía cómo lidiar con ciertas cosas.

Continué caminando para alejarme de él lo antes posible, pero me perseguía incansablemente. Por primera vez en la vida, lo veía demasiado pendiente de lo que pensara de él.

—Drogo, debes de escucharme, aunque sea una vez en la vida. Quiero explicártelo todo y que sepas las razones por las que he estado tan ausente. Hay demasiadas cosas que no sabes ni tú ni tus hermanos.

Me frené en seco dispuesto a enfrentarme a él de forma mucho menos amable, quedando cara a cara con él.

—Mira Víktor, no me interesa lo más mínimo lo que pienses de mí o de mis hermanos o de las cosas que nos has ocultado. Ya nada de eso nos importa, así que ahorra tus energías y vete por donde viniste, así nos harás la vida más fácil.

Tras decirle es, él me miró el cuello completamente alarmado, preguntándome:

—¿Dónde está tu colgante? No me digas que lo perdiste...

—Eso es algo que no te interesa, así que déjame en paz ya de una buena vez.

Pero me sujetó de la muñeca para impedirme escapar de su presencia. Aquel tema parecía que le afligía en demasía y eso era extraño en una persona tan despreocupada como él. Con la voz temblorosa, él me contestó:

—Ninguno de vosotros sabéis la razón, pero todos portáis una joya que nunca os habéis quitado. Hay una razón de peso para ello y es que controla vuestro don para evitar que se vuelva en contra de vosotros y del resto. Es algo que los originales hacemos con nuestros convertidos, por eso debes de ponértela de nuevo, no se sabe hasta qué punto puedes ser de incontrolable sin tu colgante puesto.

—Explícate mejor—Le dije molesto y deseoso de que acabara ya con su interrogatorio. Él dio unos pasos atrás tras liberarme para darme un poco de espacio y continuó hablando:

—Nadie sabe, seas vampiro Originario o convertido, de cuán poderoso es el don de cada uno. En los convertidos, cada uno posee una habilidad especial además de las que se tienen por ser un vampiro, como la velocidad sobrehumana y los sentidos súper desarrollados. En el caso de los que son como yo, la cosa es más difícil porque somos algo completamente diferente y nuestras habilidades son algo que se escapan de todo entendimiento. Incluso yo con todos los siglos que llevo caminando entre los humanos, aun no sé todas las habilidades que poseo. Esto se debe en parte de que los Originarios no pertenecemos a este mundo, sino a otro muy diferente y, por tanto, nuestras capacidades son diferentes aquí. Nuestra alimentación cambió también al vernos confinados en un mundo que no era el nuestro, pero lo aceptamos por el bien de la humanidad.Debo de contarte lo que somos exactamente, al igual que contarte quién convirtió a tu hermano Peter. He de decirte que no fui yo, pero me hice responsable de ello. Deseo contártelo todo hijo, por ello necesito que nos veamos en mi castillo, tu y yo completamente solos. Te responderé a todas las cuestiones que ronden por tu mente. Nos vemos en unas horas en este punto, te esperaré el tiempo que haga falta.

Tras ello, Víktor se marchó tan rápido como vino, dejándome con la cabeza completamente quebrada por lo que acababa de contarme. Quizás todo ello se trataba de una trampa, pero no podía evitar el necesitar saber lo de Peter.

Quizás por ello se marchó y no me insistió más, porque él sabía que vendría a este preciso lugar y que aceptaría el hablar con él. A pesar de todo, él nos había convertido y nos conocía mejor que cualquier persona a pesar de que apenas estuvo presente en nuestras vidas.

Pero uno de los problemas sería el decirle a John que me ausentaría unas horas. No se encontraba en el mejor momento y temía que cometiera alguna tontería mientras estaba fuera.

Apreté el paso para llegar lo antes posible ya que el tiempo no era una variable de la que disponía a mi antojo. John, para mi sorpresa, estaba sentado en el hall leyendo un libro tranquilamente. Las vibraciones tensas que había a su alrededor durante estos días parecían haberse disipado un poco.

Al percatarse de mi presencia, se giró en mi dirección y lo saludé como siempre, devolviéndomelo con un leve gesto de la cabeza. Decidí darle unos minutos antes de comentarle lo de mi salida ya que yo también necesitaba prepararme mentalmente para lo que Víktor tenía que contarme.

Si algo tenía de experiencia, es que cuando él aparecía, el mundo parecía revolverse como un gusano en la tierra.

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