RÉQUIEM 42
SEBASTIÁN
Peter tenía unas directrices muy claras acerca de dónde debíamos de ir, pero a pesar de que insistimos en que se quedara por su estado aún muy debilitado, se negó en redondo prometiendo encontrarse en condiciones óptimas para nuestra marcha.
Hacía unas horas que había salido a cazar completamente solo, lo supimos por el mensaje que dejó en el teléfono de Nicolae. Todos estábamos profundamente disgustados, pero sabíamos perfectamente que Peter no era alguien inconsciente, por lo que nos anclamos en la ventana del salón para supervisar cualquier movimiento y así darle la privacidad que él requería.
Lo que no sabía era cómo demonios le explicaría al clan de Eyra y al resto que había en la zona de cómo un vampiro sabía su localización exacta. Y por el terrible carácter de ella, especialmente amargado desde hacía unos años atrás, de seguro pediría mi cabeza en una estaca para decorar la entrada de su cabaña.
Un estruendo en la puerta principal nos indicó que alguien había llegado a la casa y, por primera vez en mucho tiempo, tenía la sensación de que no veía a la sombra de Peter sino al terrible cazador de la noche característico de su especie. Sus ojos rojos brillantes, su camisa entreabierta y su palidez bien marcada, daba el aspecto de ser una indomable bestia que necesitada calmar la sed de venganza que bullía en su interior de la misma forma que había calmado su sed de sangre.
Con pasos seguros y firmes, se acercó a nosotros, más concretamente, a mí. Yo sería el guía porque, además de Sarah, yo era el único que sabía a dónde se refería Peter. Esperaba encontrarla porque, desde entonces, la enorme preocupación atenazaba mi paz mental. Aunque ella era tremendamente fuerte, no podía evitar preocuparme como el hermano mayor que era.
—Es hora de irnos, no hay tiempo que perder. Tú Sebastián nos indicarás el camino, Nicolae al ser altamente sensible, deberás de colocarte delante de nosotros para poder alertarnos de aquello que no nos percatemos. Jack, Christopher y Alina, vosotros sois bestias de combate así que iréis a los lados haciendo de escudo protector y yo también estaré en uno de los laterales para luchar si es necesario. Fiordella, tu estarás cerca de Sebastián al igual que Sienna; ambas sois muy valiosas y debemos de protegeros como de lugar.
—Joder tío, ¿Alguna vez pensaste en meterte al ejército?¡Creo que sería tu trabajo ideal, coronel!
—¡Cállate Jack, siempre andas bromeando incluso en los momentos más difíciles!¡Céntrate! —Le gritó Alina, propinándole un codazo en el estómago. La sonrisa carnívora de él no se esfumaba y eso no me sorprendía; comenzaba a conocer a ese grupo de locos.
—Es que de eso se trata, de reírnos en los momentos más chungos. Es cuando más espíritu necesitamos.
—Deja de vendernos la moto, Jack. Es hora de encontrar a los nuestros—Dijo Chris totalmente preparado y seguro. Todos lo estábamos, por lo que no había más que decir.
Todos nos colocamos en la posición establecida, agudizando todos nuestros sentidos a la máxima potencia y rendimiento. No había margen de error, esta vez no.
Teníamos quizás la única oportunidad de que encontrásemos a Alice y Thomas con vida; quién sabía lo que nos encontrásemos allí o qué tipo de criatura nos aguardaría en cualquier esquina. La Organización era algo completamente desconocido y sombrío; una sombra espectral que siempre estaba en busca y captura de cualquiera de nosotros o que, simplemente, pudiera usar para sus cientos de experimentos.
Peter estaba completamente ensimismado en cuanto a observar todo lo que le rodeaba. Cualquier brizna que crujía bajo nuestros pies o sonido hecho con origen desconocido, era motivo más que suficiente para hacernos frenar en seco y revisar los alrededores. Pero entonces, todos estuvimos de acuerdo en que había una presencia realmente escabrosa en la zona; una voz tétrica de mujer llegó hasta nuestra posición, por lo que tuvimos que correr silenciosamente hasta dar con el origen de aquello que nos ponía el vello en punta.
—¿Quién cojones está pegando semejantes alaridos? —Preguntó completamente histérico Jack. Era cierto que apenas podía escucharse lo que aquella mujer decía, pero había tanta violencia en su voz que se me hacía alguien peligroso.
De nuevo, todos activamos nuestras defensas, observándolo todo al detalle y dejándonos guiar por aquella voz desconocida. Pero para cuando llegamos al lugar donde se hacía más claro, la escena nos puso a todos en un estado de completo desasosiego.
Varios cadáveres despedazados por el suelo, Eyra gritando desesperada y arrodillada ante una persona completamente desconocida cuyo rostro era imposible de ver porque su capucha la cubría por completo. Además, mucho de los hombres de su clan, estaban anclados al tronco de un árbol sin cesar en mirar hacia arriba.
Para cuando nuestra vista fue ascendiendo, nos percatamos de que había varios hombres que sostenían a una mujer en brazos en lo alto de aquel árbol. Pero lo que realmente hizo enloquecer a Peter fue ver a Sarah con su hijo en brazos.
Para cuando hizo el amago de salir corriendo a por su hijo, Nicolae le sostuvo de un brazo, obligándolo a no salir del escondite donde estábamos. Con la mirada y el rostro completamente desencajado, se dirigió a su hermano bajando lo más posible la intensidad de su voz.
—Hermano, actuemos con cautela, ese ente es algo completamente desconocido para ambos. Puedo sentir emanar su poder además de ser completamente imposible ingresar en su cabeza. Tiene una barrera mental demasiado fuerte incluso para todos mis años de experiencia. Puedo sentir en el hormigueo de mi piel que aquel encapuchado no es algo a los que podamos enfrentarnos por las buenas y salir indemnes.
—Es cierto tío, si morimos no tendremos la posibilidad de rescatarlos a todos. Debemos ser prudentes.
Pero Peter no parecía estar contento con lo que intentábamos convencerle, forcejeando contra todos nosotros y echando a correr en dirección a aquel ser oscuro. Para cuando se giró, la capucha cayó y mostró un rostro femenino con una máscara que mostraba sus ojos completamente negros y su sonrisa diabólica que nos petrificó a todos.
La voz de ella salió en un susurro demente; era la voz que seguimos a través del bosque.
—Peter...mi niño...viniste...
Todos nos quedamos petrificados cuando aquella mujer le nombró, ¿Acaso se conocían?
Pero, si eso era cierto, ¿Quién podría ser aquella criatura cuyo poder era inconmensurable?
¿Y porque no quería atacarle, sino que parecía enternecida con su presencia? No podíamos fiarnos de su apariencia porque quizás era una forma de tenernos a todos con la guardia baja y atacarnos. Pero casi parecía desear abrazar a Peter, de hecho, abrió sus brazos y caminó hasta él.
Susurrando su nombre una y otra vez, como una madre enferma de amor por su hijo.
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