RÉQUIEM 32


DROGO

Estábamos dispuestos a emprender nuestro camino pero por la noticia de quién era aquella mujer, ambos nos quedamos petrificados en la acerca en frente de su tienda. Teníamos el impulso de entrar de nuevo para preguntarle acerca de su familia y de dónde se encontraba, pero dejó bien claro con su lenguaje corporal que no deseaba inmiscuirse ella ni implicar a los suyos.

Porque entonces se hubiera presentado desde el principio, cosa que no hizo porque sabía perfectamente la razón de nuestra visita.

Miré a John completamente consternado, por lo que me acerqué a él de nuevo y le pregunté si se encontraba bien. Con una voz desesperada, me confesó lo que le rondaba por su mente:

-He visto morir a algunas de su familia. Fue horrible cuando las encontraron y las trajeron al complejo de la Organización. Una vez vino una niña pequeña de no más de 8 años y yo mismo fui el que le puso la sábana blanca antes de llevarla a la morgue.

-¿Vas a decírselo?-Le pregunté. El negó con la cabeza porque sabía perfectamente lo duro que sería para una mujer tan mayor el saber la terrible verdad de lo que le pasó a su familia. Por otro lado, la incertidumbre del no saber tampoco era justo, por lo que todas las opciones eran terriblemente malas.

-Es hora de marcharse de aquí. Tenemos mucho que hacer y el tiempo corre en nuestra contra. Ya decidiré lo que hago respecto a este tema tan espinoso.

Asentí y comencé a seguir a John que ahora estaba de un humor bastante oscuro. Me recordaba a mi hermano Peter antes de que conociera a Alice. Aquel pobre esclavo del piano se regodeaba de su penosa y miserable vía dia sí y día también, apenas hablando con ninguno de sus hermanos. Fue cuando apareció Alice que yo pude conocer mejor a Peter y pude mantener conversaciones más largas de una hora.

Lo mejor era la forma desinhibida que nos mostraba, esa faceta que tanto Nicolae como yo deseábamos ver algún día y que aquella pelirroja nos hizo el honor de presenciar tras muchos años de existencia. Le debíamos tanto desde el principio que cada día le dedicaba un pensamiento pidiendo que estuviera bien y que pronto todos volviéramos a casa.

-Drogo concéntrate. Por lo que veo tenemos que caminar hasta la universidad y seguir por la parte de atrás, ¿Qué hay en esa zona?

-Está el jardín del campus y, si saltas la valla o sales por la puerta de la verja si está abierta, entonces puedes acceder a la entrada de la ladera de la montaña. Hay un sendero que muchos siguen para hacer acampada por las noches así que no será raro ver a jóvenes fornicando en tiendas de campaña.

-Joder, que asco-Susurró John mientras que caminábamos rumbo a la universidad. Iba a indicarle el camino pero parecía recordarlo perfectamente a pesar de la cantidad de años que había permanecido encerrado sin pasear por Mistery Spell.

Esperaba que no tuviéramos que saltar la valla, no me apetecía tener que ocultarme de los ojos humanos y así poder trepar de forma sobrehumana.

Cuando llegamos, las clases parecían haber acabado, por lo que apenas había gente por el lugar, tan solo unos rezagados que habían decidido quedarse en la biblioteca. La puerta estaba cerrada pero eso no era problema para nosotros.

Tanto John como yo echamos un rápido vistazo antes de trepar hasta el otro lado en menos de dos minutos. Esperaba que hoy no hubieran decidido hacer excursiones por estos lares porque no deseaba tener impedimentos de ningún tipo. Y John no es que se encontrara demasiado bien.

-Desde este punto son unos 25 pasos en frente partiendo de esta señal. Tú contarás y yo te sigo-Me dijo.

Conforme caminábamos, nos íbamos acercando a una zona donde los árboles tapaban cada vez menos el sol y la claridad nos permitía ver mejor dónde estábamos. El lugar parecía muy tranquilo y por el momento no había nadie merodeando para nuestra enorme suerte. Finalmente, me paré en cuanto llegué al 25 y John me indicó lo siguiente que teníamos que hacer.

-"Busca las bayas de color rojo en el lugar donde te encuentras. No te salgas del círculo hecho por los tocones" ¿Qué tocones?

Miré alrededor y pude visualizarlos escondidos por la maleza y el musgo que había crecido en su superficie. Tomé un palo del suelo y los fui uniendo para comprobar cuáles eran nuestros límites por donde teníamos que buscar. El círculo era más grande de lo que esperaba.

-Espero que no tengamos que estar más de dos putas horas buscando la mierda de las bayas.-Masculló John completamente enfadado mientras se alejaba de mí a toda prisa buscando en cada palmo del lugar. Iba a pedirle que se calmase pero no quería provocarle y comenzar una pelea.

Debía dejarle solo y ponerle un ojo encima mientras yo mismo también colaboraba buscando. No quería que nos alejásemos demasiado porque podía ponernos en peligro. Por el momento no tenía suerte y, por el silencio que había en el ambiente, parecía ser que a John le iba igual. Levanté la vista y lo vi golpeando un árbol, por lo que fui rápidamente a donde él se encontraba para ver que sucedía.

-¡Eh tío, ya detente! ¡El árbol no tiene la culpa, relájate!

Pero él se volvió hacia mí con la mirada escarlata y me empujón a varios metros hasta caer al suelo con la suerte de no darme contra ningún árbol. Entendía cómo se encontraba pero si no se calmaba, aquella excursión podía acabar mal.

-¡Aquí no hay una mierda,Drogo!¡Esa mujer nos ha mentido para deshacerse de nosotros!¿Es que acaso no lo ves?¡Todas las putas brujas son iguales.

-¡John, ese que habla no eres tú! ¡Debes de intentar ver las cosas desde otra perspectiva! Estoy seguro que la pista no anda lejos de nosotros. Piensa que no va a ser fácil porque se están ocultando del resto de la humanidad.

-¡Yo no voy a seguir con esto! Voy a volver a casa-Gritó dándose la vuelta, pero no iba a permitírselo porque teníamos muchas vidas en juego. Su mente estaba completamente ofuscada y lo comprendía bien, pero era hora de enfrentar la realidad de una buena vez.

-¡Tu mujer está muerta John, pero tu hija y tu nieto no! ¡Debemos de luchar para volver con los nuestros, joder! ¡Acepta que muchos no están de una buena vez!

Esta vez, él se me abalanzó con una furia que no había visto en él hasta ahora. Eso provocó en mí que mi lado vampiro más agresivo se activara ya acabáramos golpeándonos de forma brutal y agresiva. Las heridas iban apareciendo por nuestro cuerpo y las ropas estaban completamente destrozadas sin importarnos cualquier posible espectador que pudiera haber en aquel lugar.

De pronto, un crujido me hizo levantar la vista de forma instintiva, encontrándome la figura de una mujer mirándonos con un miedo tremendo.

Cuando por fin vi el aspecto de aquella fémina, no pude evitar sorprenderme y preguntarle:

-¿Alice? ¿Qué haces...aquí?

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