RÉQUIEM 31


JOHN

-¿Disculpe? ¿Qué acaba de decir?-Le pregunté a pesar de que había oído perfectamente aquella frase que me dejó atónito. Aquella anciana sonrió de oreja a oreja y me indicó que nos sentásemos alrededor de la mesa.

Lo más extraño de todo es que ella se sirvió una taza de té y a nosotros ni siquiera nos ofreció, ¿Acaso sabía lo que éramos Drogo y yo?

-Buscáis a Evie, ¿Verdad?

-¿Cómo demonios sabes eso?-Pregunto Drogo sumamente alterado. Aquella energía que se sentía a nuestro alrededor era ciertamente intensa y no sabía si era una buena señal porque nunca podría menospreciarse la apariencia delicada del enemigo. Eso con el paso de los años lo aprendí bien.

-No es necesario alterarse. Es algo normal en las brujas como yo; sabemos perfectamente lo que ocurrirá en un evento próximo cuando las visiones nos asaltan. No todas tenemos el poder de la adivinación pero, si se entrena, casi todas podemos lograrlo.

-¿Acaba de decir...? ¿Acaba de decir que es una bruja?-Le pregunté completamente incrédulo. Cada vez más el vínculo de las brujas con Jane se hacía más y más evidente, ¿Qué me había escondido mi mujer durante todos aquellos años?

-Niño, siendo un vampiro deberías haberme escuchado perfectamente. Sí, soy una bruja y si, Evie visitaba mi tienda cuando era una niña. Evidentemente ahora es más mayor y de vez en cuando se deja caer por los viejos tiempos y para visitarme. Su madre me ayudó cuando tenía penurias económicas e iba a cerrar la tienda. De esa forma pude lograr mantenerla en pie hasta ahora y como agradecimiento le hacía un juguete semanal a Evie, exclusivo para ella.

-¿Cuántos años tiene Evie?-Preguntó Drogo.

-Casi los mismos que tu hija, John. Tu mujer conoció a Evie poco antes de quedar embarazada y mantuvieron el contacto por carta durante un tiempo porque ella y su madre se mudaron. Al morir, poco a poco ambas desaparecieron de Mistery Spell y apenas las veo, por lo que poco sé de ellas.

-¿Y por qué no las visita?

-Niño, aunque sea una bruja tengo mi edad y mis piernas no me responden igual. Ellas viven en la región montañosa del pueblo, por lo que no hay autobuses que lleguen hasta ahí porque no hay carreteras. Y por lo que veo, vosotros sí que estáis interesados en ir a verlas.

-Necesito ir porque algo me dice que es una pieza importante. Fueron personas importantes en la vida de mi mujer y quiero saber las razones por las que las ocultó de mi si eran de sus amistades más cercanas.

La anciana se levantó y me miró con cierta tristeza. Algo me decía que ella sabía algo más pero que no iba a contármelo porque eso era papel de Evie y su madre. Esperaba que al menos me diera la dirección de ambas.

-A veces la verdad duele más que el no saber, John. Piensa si realmente quieres hurgar en el pasado de tu esposa porque quizás te encuentres con algo que no esperabas. Dile que vais en mi nombre y de seguro os abrirá las puertas.

La anciana escribió un papel y nos lo entregó antes de colgar el cartel de cerrado, dándonos indicaciones de que deseaba quedarse sola. Con aquel trozo, salimos del establecimiento completamente consternados por lo sucedido en aquella escasa media hora. Hasta Drogo estaba silencioso como un cementerio.

-Creo...creo que es hora de saber a dónde tenemos que ir.

Asentí y desdoblé el trozo de papel y las sorpresas comenzaron a aparecer.

La dirección era extraña ya que se trataba de las montañas y por tanto no había calles con nombres. Era un dibujo que indicaba que se partía desde la tienda y los pasos que debían de darse para llegar hasta allá. No solo eso sino que también teníamos que prestar atención a las flores en el camino e incluso los corros de setas. Casi era un enigma el poder llegar hasta allá pero si se trataban de brujas, comprendía perfectamente tales medidas de seguridad.

Pero lo que más llamó la atención dentro de mí no era la dirección, ni las indicaciones, ni el dibujo, sino el nombre de la anciana.

-Verónica Osbourne.

VÍKTOR

Desde que se marcharon, echaba de menos la presencia de Alice y mi nieto a cada instante que pasaba. El tiempo era algo que no me afectaba en lo más absoluto ya que tenía demasiado, pero desde que algo bueno tenía en mi vida, ansiaba el disfrutarlo incondicionalmente antes de entregar mi vida para reposar.

Tarde o temprano, la entrada a mi mundo originario se abriría, pero en mi caso yo deseaba acceder para por fin dejar partir mi larga vida. Había hecho más mal que bien y no podía redimir mis pecados a estas alturas, pero al menos deseaba dejar las cosas en su lugar antes de que llegara ese día.

Ansiaba el perdón de mis hijos, el poder saber que serían felices y que formarían sus familias de una forma mucho mejor a como yo lo hice. Y daría lo que fuera con tal de acabar con todos los que osaban con tocar a mi familia.

Necesitaba tomar un poco de aire y pensar en el ataque que sufrí unas noches atrás. La figura que levitaba con aquella capa se me hacía familiar, sobre todo por el olor y las energías que emanaban de su imagen. Estaba seguro de conocer a esa persona pero mi mente no daba con el clavo suelto por el momento.

Por mucho que me apeteciera no iba a poner un pie cerca de las tierras de Eyra para verificar que todo estaba bien. Al fin y al cabo, yo fui el responsable de lo que le ocurrió a su hermano.

Pero no fue como la gente pensaba. Aquel muchacho pensó que si acababa con un vampiro Original como yo, se ganaría el amor absoluto por los suyos. Nos enzarzamos en una pelea la cual no deseaba realizar, pero tuve que defenderme de sus ataques hasta que por fin pude huir. El problema era que, al ser muy poderoso, no suelo poder medir mis fuerzas y acabé malhiriéndolo.

Intenté ayudarle pero él se desangró tan rápidamente que apenas pude cargarlo hasta las cercanías de su pueblo. Por desgracia, alguien que pertenecía a su clan que había salido por los alrededores, me había visto inclinado sobre su cuerpo sin vida, y el resto fue historia.

Lo más irónico fue que precisamente el que m delató puso a la venta la reliquia familiar que portaba el chico para sacar dinero a su costa, pero yo fui más inteligente que él, comprándola al vendedor ambulante que la adquirió y teniéndola bajo mi poder para cuando me fuera necesaria utilizarla en caso de serme útil.

Y las casualidades de la vida me pusieron a una médium como nuera que era capaz de sacarle potencial al artefacto que llevaba aquel hombre lobo en sus últimos minutos de vida.

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