RÉQUIEM 3
PETER
Desde que encontré el test de embarazo, sentí como la oscuridad se hizo más grande en mí. hoy le tocaba a Chris y a Alina revisar la zona para buscar pistas que se nos pasaran por alto cuando Víktor se los llevó, pero hasta ahora no encontramos nada.
Nicolae había intentado hacerme salir del cuarto que compartíamos Alice y yo. Tenía su camisón pegado a mi pecho aspirando su aroma. Junto a mí, el peluche con el que Thomas dormía me servía de paño de lágrimas. Mi lado melancólico había surgido de nuevo y tenía a toda mi familia en un sin vivir que odiaba, pero no podía actuar de otra forma.
-Hermano, déjame ver cómo te encuentras. Debes de alimentarte para evitar caer en la locura; ambos sabemos cómo es y lo difícil que es controlarse. Sé que no quieres ser un peligro para nosotros, por eso te ruego que tomes el vaso de sangre que te dejo en la puerta. Por favor, sé razonable.
No me vi con energías de poder contestarle, ni siquiera podía tocar el piano desde que se fueron. Las voces de mi hermano y amigos se veían opacadas por las de mi hijo y mi mujer. No escuchaba otra cosa que sus risas, sus palabras...No podía ver más que aquellos hermosos ojos claros que tanto me gustaba ver en la calma de la noche, su cabello rojo brillando bajo el sol mientras pintaba. A mi pequeño correteando alrededor mientras que los miraba a ambos con una sonrisa y el pecho hinchado de plenitud. Ahora cuando me asomaba al jardín, lo veía tan vacío y triste. Ya no brillaba el sol con la misma intensidad por encima de las flores y el cuadro que Alice pintaba, el cual había dejado justo en el mismo lugar del jardín que ella lo dejó, no tenía la vida que ella le insuflaba con sus delicadas manos.
Cuando la locura amenazaba con matarme, a veces intentaba teclear algo en el piano, pero siempre terminaba golpeándome contra la pared y gritando de dolor, el dolor de estar de nuevo solo ahora que conocía el paraíso.Había perdido tanto en tan poco tiempo que no comprendía como era capaz de seguir respirando.
Pero entonces, la voz de Chris me hizo sobresaltar del colchón; parecía alarmado.
- ¡Peter, haz el favor de salir de una vez!¡Tengo algo que contarte!
No quería salir, pero quizás tenía una nueva pista. Me levanté como un autómata y abrí el cerrojo de la puerta; tanto él como Alina y Jack entraron en estampida no sin antes comprobar que me encontraba bien. Los miraba con impaciencia esperando a que hablasen de una buena vez.
Chris fue el primero en hablar:
-Peter, hemos encontrado unas huellas sospechosas en una zona del bosque. Se han conservado gracias a la humedad y a que estos días ha llovido. Sarah las ha olfateado y me ha confirmado que pertenecen a Alice.
Me sujeté a la pared tras tambalearme de la impresión. Jack se acercó a mí para mantenerme en equilibrio.
-El problema es que debemos de seguir el rastro cuanto antes porque si no la pista que tenemos se desvanecerá. La cosa es que no sabemos hasta donde llega el rastro por lo que no sabemos cuánto tiempo podremos estar fuera.
- ¿Pretendéis que os deje ir sabiendo que podría ser la única pista para encontrar a mi mujer y mi hijo?
-No podemos dejar a Nicolae y Sienna solos en la mansión con Lorie, recuerda que ella aún está un poco asustada por la intervención de Víktor-Me dijo Alina, pero no iba a quedarme aquí, debía de marcharme con ellos.
-Lo siento tío, pero tú te quedas, no te has alimentado y, sinceramente, estás hecho una gran mierda. Te quedarás aquí con Sarah, Nicolae y Sienna pegado al teléfono para recibir noticias nuestras. Debes de cuidarte porque en cuanto encontremos a Alice de seguro querréis un encuentro la mar de tórrido y viendo cómo estás, no creo que puedas estar a la altura-Dijo Jack con sus habituales bromas estúpidas. El resto le dio la razón y se fueron corriendo a gran velocidad sin que pudiera alcanzarles. Las piernas no me respondían y mis poderes parecían haberse evaporado junto con mis ganas de vivir.
Justo cuando intenté salir al pasillo para ir tras ellos, Sienna apareció delante de mí junto con Nicolae y entre los dos me sentaron en la cama. Sarah nos miraba desde el marco de la puerta con gran preocupación; yo no podía hablar por culpa de la conmoción que sentía. Nicolae me tomó del rostro y me hizo mirarle; había gran seriedad en su expresión:
-Escúchame bien, ya he perdido a un hermano y no sé si alguna vez volveré a verle, no voy a perderte a ti también. Ahora tenemos que cuidar de ti para que puedas estar en condiciones de recibir a tu familia. Estoy seguro que los encontraremos pronto Peter, ten fe por favor, ahora bebe, lo necesitas.
-Yo solo los necesito a ellos...la necesito a ella Nicolae, sin Alice no soy nada, ¿No lo entiendes?
Él me acunó en sus brazos mientras que las lágrimas corrían con fuerza hasta caer en las sábanas de la cama. La mano de Sienna se puso en mi hombro, acariciándome con lentitud y cariño en señal de apoyo. No soportaba tener que quedarme bajo este techo sabiendo lo que sabía. No les había contado a ninguno de ellos lo del embarazo de Alice, pero creía que era el momento de hacerlo.
Me levanté con dificultad caminando hacia la mesilla. Tras abrir el cajón, el peso de la ausencia de mi esposa se hizo más fuerte tomando aquel pequeño dispositivo. Cuando ellos vieron lo que tenía entre las manos, todos ahogaron un grito de sorpresa. Todos me rodearon y me abrazaron con fuerza.
Nicolae se dirigió a Sarah y Sienna:
-Necesito que me dejéis a solas con Peter. Voy a ayudarle a bañarse y a cambiarse de ropa; apenas puede andar y me necesita.
Ellas asintieron y salieron rápidamente de la habitación. Aún tenía aquel aparato entre mis dedos, pero Nicolae lo tomó para volver a guardarlo en su lugar. Me ayudó a levantarme para ir al cuarto de baño y ayudarme a asearme. Me había descuidado y mi hermano lo sabía bien.
Sentado en un pequeño taburete, Nicolae me fue desvistiendo sintiéndome de nuevo como un niño. Tantas veces había bañado a Thomas y había jugado con sus barcos en aquella bañera. A él le encantaba pasar horas en aquel cubículo hasta que el agua se enfriaba; a veces tenía sospechas de que tenía el espíritu de un delfín dentro de él.
Aquel pensamiento me arrancó una débil sonrisa amarga pero la esperanza de aquellas volátiles huellas me hacía querer pensar que aquellos recuerdos no iban a ser los únicos que tendría de mi familia, sino que tendría muchos más en cuanto volvieran a mí de nuevo.
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