RÉQUIEM 27
JOHN
Perdí la cuenta de cuantas horas llevaba dormido o de si todo lo que había vivido las horas atrás fue real o producto de mi imaginación. Fueron tantos años recluido en las instalaciones de la Organización que me costaba comprender que ya no era parte de su equipo.
Por su parte, Drogo parecía que seguía entretenido con el diario de Jane ya que no había venido a informarme o quizás quería dejarme descansar.
Me levanté de la cama viendo que eran pasadas las diez de la noche, por lo que me quité el pijama y me vestí para bajar al comedor buscándole para preguntarle que tal iban las investigaciones. Pero en el pasillo me di de bruces con él, cayéndose el diario de sus manos esparciéndose varias notas por el suelo.
-Amigo mío, deberías de levantarte más tranquilo; el estrés no es bueno.
-Déjalo ya Drogo, ¿Encontraste algo?
La pregunta le hizo encoger de hombros, recogiendo lo que quedaba por el suelo. Ondeó delante de mi nariz unas notas cuya letra conocía bien.
-¿Ves esto querido amigo? Son cartas que tu esposa le escribía a su amiga. Son muy cortas pero dicen detalles interesantes. Estoy seguro que Evie es una niña.
-¿Cómo sabes eso?-Le pregunté completamente intrigado. Drogo se apoyó en el marco de la puerta adquiriendo una pose de detective interesante haciendo un teatrillo que hacía que el gusanillo de la intriga se retorciera más en mis entrañas. Continuó con su relato.
-Digamos que conoció a Evie en el cementerio de Mistery Spell. No sé que la llevó a ir pero la encontró triste delante de una tumba. Por lo que sé, Jane le regalaba cada mes un juguete porque no se encontraban demasiado bien económicamente y la niña apenas tenía material escolar o ropa para cambiarse diariamente. En otras palabras; Jane se encariñó de la niña y casi fue su madrina por mucho tiempo. Las cartas se extienden por algunos años pero, tras tres años, dejaron de escribirse o bien las cartas se perdieron.
-¿Dónde encontrarse estas cartas?
-Estaban escondidas en el forro del diario. Como dije con muy pequeñas por lo que eran fáciles de esconder. Sabemos que Evie adoraba la tienda de juguetes de madera de la ciudad; la lleva una anciana artesana. Todo lo que expone es obra de ella.
-Drogo, aun no entiendo las razones por las que mantuvo oculto todo esto. Ambos teníamos una muy buena relación, ¿Qué demonios pasó para que no me contara nada?
-No lo sé amigo mío pero al menos tenemos una pista donde podemos buscar. Quizás esa anciana sepa algo si le preguntamos. Tenemos la fecha en las que Jane compraba periódicamente los juguetes de aquella anciana. Estaba seguro que algo así no lo habría olvidado.
-Espero que tengas razón, ¿Sabes dónde se encuentra esa tienda?
Drogo se rascó la cabeza pero pronto supo dónde teníamos que ir. El problema era que a estas horas todo estaba cerrado, por lo que hasta la mañana siguiente no podríamos hacerle una visita.
Y eso lejos de fastidiarlo, a Drogo parecía divertirlo, pero esta vez no me quedé callado soltándole un gruñido de molestia. Soltó una risotada mientras corría tras de mí y yo me alejaba para dejar de aguantar sus idioteces.
-Eh John, no me malinterpretes, quiero saber quién es esa tal Evie y todo ese misterio. Pero las caras de impaciencia tuyas son demasiado divertidas. Tengo el don de bromear o reírme en los peores momentos pero a veces no puedo evitarlo. Discúlpame si te hice daño o te molesté; se que el tema de Jane es muy delicado para ti.
Me paré en seco sin poder mirarle suspirando completamente abatido. Era un tema doloroso y ahora con la nueva información que sabía, no podía pensar las razones por las que la llevaron a ocultarme tal cosa. Con cada minuto que pasaba, menos lo comprendía.
-Es algo doloroso, tanto que a veces creo que ha sido todo producto de mi cabeza o de una pesadilla. Solo me ató a la vida el saber que Alice estaba viva, que nació antes de que Jane fuera asesinada. Yo fui secuestrado cuando mi mujer estaba de parto, por lo que no supe lo que sucedió después, pero gracias a uno de los miembros de nuestro equipo que eran enviados para estudiar a la siguiente víctima que iban a llevarse, él tomó otro camino y pudo averiguar donde vivía mi mujer y mi hija. Esa esperanza me ancló a perseguir el sueño de volver con ellas, pero mi mundo se derrumbó el día que fui a una de las salas de experimentación y vi a Jane en aquella urna flotando tan pálida; parecía dormida. Pero la realidad es que estaba muerta hacía varios días cuando la vi, pero la mantenían en perfecto estado de conservación para experimentar con la capacidad de las médiums. Estaba enganchada a unas máquinas que le daban una vida artificial pero solamente para ver cómo funcionaba su cerebro.
-¿Fuiste el encargado de los experimentos?-Me preguntó Drogo con una seriedad inusitada en él. Asentí ligeramente dejando escapar unas lágrimas silenciosas sin girarme para que no me viera.
-Tuve que hacerle muchas pruebas, cosas horribles que me dolían en el alma, pero era mejor que lo hiciera yo a que lo hiciese otro. Así fue hasta que hubo un problema en la Organización y ocurrió el incidente del incendio. Desde ese día, no volví a ver el cuerpo de Jane.
-Alice se la llevó. Estoy seguro que la enterró en un bonito lugar.
Suspiré aliviado al pensar que finalmente mi mujer descansaba en paz en un lugar sin cadenas, sin dañar más aquel delicado cuerpo que me hizo tan feliz y que tanto había amado. No iba a desmoronarme ante las adversidades; si tanto había luchado, ahora no era momento de dejarme vencer.
Lo que en un principio iba a ser una huida se transformó en necesidad de tomarme las cosas con mayor tranquilidad. Decidí volver a mi dormitorio para poder reponer fuerzas ya que antes de irme deseaba pensar las cosas que le preguntaría a aquella artesana.
Y como siempre antes de cerrar los ojos, le dedicaba unos minutos a ella, casi como el mero hecho de hacerlo como costumbre la fuera a revivir de verdad, pero lo único que conseguía era revivir sus recuerdos. Ella estaba viva para mí a pesar de que comprendía que había dejado este mundo hacía muchos años atrás. Pero el amor es algo que no se borra fácil, aunque la muerte se empeñe en hacerte entender que todo llegó al final.
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