RÉQUIEM 25
SARAH
Estaba segura que si esperábamos a salir del castillo por la mañana, nuestros enemigos se nos echarían encima pero al aprovechar todo lo que había sucedido, si salíamos en unas horas nunca sospecharían. Ellos pensarían que lo último que haríamos sería cruzar el bosque en busca de uno de los clanes aliados con el nuestro, por esa razón teníamos que ser lo más astutas posibles.
No deseaba reunirme con Víktor pero prometí a Alice intentar verlo como un neutral. Quizás tardaría mucho tiempo en verlo como un posible aliado o quizás nunca lo viera como tal pero al menos no deseaba arrancarle la cabeza con las mismas ganas que antes.
Pero eso no significaba que creía en todas sus palabras. No olvidaba que se trataba de un vampiro Original, una criatura cuyo poder escapaba del propio entendimiento y que el concepto de la familia o las relaciones no las tenía como el resto de los seres.
Por la hora que era estaba segura que se encontraría en su dormitorio así que caminé pesadamente de mala gana hasta allá siguiendo las indicaciones que me dio Alice. El sonido de una melodía de piano me llamó poderosamente la atención, sobretodo porque se me hacía conocida,¿Dónde la había escuchado?
Justo cuando iba a tocar la puerta, la voz de Víktor me pidió que entrara. El oído de aquel ser del infierno era tal que me asustaba al pensar las clases de cosas que escucharía en plena noche cuando cualquier sonido se amplificaba. Bien visto, alguien así entre las filas de aliados era una buena carta a favor.
-Querida Sarah, te estaba esperando. Supuse que vendrías a verme.
El sarcasmo de su voz me sacaba de mis casillas pero no iba a darle el gusto de perder los papeles. Sonreí falsamente y me senté sin tener su permiso en una de las sillas de terciopelo que había en su dormitorio. Decidí comenzar a hablar:
-Sabes que necesitamos a más gente para combatir a los miembros de la Organización. No sabemos el número ni tampoco a la especie que pertenece, por tanto toda ayuda es poca.
-Déjame adivinar; vais a uno de los clanes aliados, ¿No es cierto? Dime, ¿Irás a ver a Daven o a Eyra? ¿Elegirás al más tormentoso o a la más fría? ¿Al más explosivo o a la más calmada?¿O quizás prefieres al buenazo de Jensen? Recuerda que apenas es un adolescente pero parece que tiene potencial...
-¡Basta de bromas y de juegos Víktor, esto no es nada fácil! Con todos ellos tenemos buena relación aunque hace años que no tenemos noticias ni nos hemos visto. Comprendo que va a ser algo chocante e incluso incómodo presentarnos allí, pero debemos de permanecer juntos en esto porque todos pereceremos bajo el mismo filo si no hacemos nada. Si tan inteligente eres dime, ¿A quién debería de ir a ver primero?
Una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro, rascándose el mentón pensando en cuál sería la mejor respuesta. Odiaba pedirle opinión pero aquel condenado era demasiado inteligente y más cuando se trataba de tratar con gente.
-Creo que Jensen sería tu peor opción. Es joven y desea embarcarse en una aventura en cuanto le sea posible por lo que podría ser un blanco fácil a pesar de sus grandes dotes como jefe de la manada. Por otro lado, Eyra al ser una mujer Alpha, es algo inusual y eso la hace dueña de una gran inteligencia, estrategia y mente fría. Es una buena aliada a tener en consideración. Creo que si la convences a ella, podrás convencer al resto de los miembros. Por último, elige al joven Jensen.
-Eyra no tiene precisamente buena fama de ser amigable. No estoy segura si quiera va a desear verme.
-Piensa que a las mujeres nunca se les permitió ser jefas de los clanes de los lobos; en eso habéis sido demasiado anticuados. Por esa razón, esa hembra estará siempre en guardia porque creerá que todos desearán atacarla por la espalda en cuanto se dé la vuelta.
Pensé en lo que Víktor dijo y realmente tenía razón. Daven siempre estaba dispuesto a ayudar pero si me lograba el favor de ella, se sentiría halagada de haber sido la primera en haber sido elegida como parte de mis aliados. Él era demasiado impetuoso eso era cierto, pero su necesidad de lucha y de vivir aventuras hacía que fuera alguien fácil de convencer. Por último, el joven Jensen quizás no se tomaría demasiado bien el haber sido elegido como último recurso pero comprendería gracias a la sabiduría de Eyra, las razones por las que ellos fueron antes que él.
Además, si contábamos con la presencia de Dave, Jensen correría a nuestros brazos ya que él lo admiraba profundamente y deseaba ser como él.
Era la hora de prepararme y de marcharnos al territorio de Eyra. Estaba segura que iba a ser una odisea y que probablemente tuviéramos que acampar en el bosque si ella nos negaba la entrada a sus tierras. Pero era algo que teníamos que lograr por el bien de todos.
Antes de salir del dormitorio de Víktor, él me dijo:
-Espera, toma esto. En cuanto uno de los guardias te pregunte el motivo de tu visita, le dirás que tienes algo que le pertenece a la Alpha Eyra. No lo abras, tan solo entrégaselo en cuanto la veas. Pronto sabrás las razones y estoy seguro que será tu billete de entrada al corazón frígido de esa loba indomable. Buena suerte y...cuida de Alice y de mi nieto.
Asentí y tomé la pequeña caja ribeteada con una tela de terciopelo de tonos marrones y dorados muy ornamentada. La curiosidad me llamaba a abrirla pero las palabras de Víktor eran sumamente claras; no la abras y dásela a ella.
No iba a echar por tierra quizás la única forma que tenía de que ella aceptase ayudarnos. Me marché rumbo al dormitorio de Alice pensando en cómo reaccionarían todos al saber que ella era una médium y su hijo quizás una especie de híbrido. Lo de Thomas podíamos esconderlo diciendo que era humano, cosa que no me hacía especial gracia pero quizás era lo mejor por el momento hasta lograr la confianza de ellos. Otra de las ventajas que teníamos era que las médium eran muy veneradas entre los hombres y mujeres lobo, por lo que aceptarían de buen grado la presencia de ella si Eyra daba su consentimiento. Por el momento, si lográbamos quedarnos, podíamos encontrarnos seguras hasta trazar un plan para reunirme de forma exitosa con Daven. Teníamos mucho que hacer y el tiempo, como siempre, no ayudaba en lo absoluto.
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