RÉQUIEM 23

CHRIS

Llevábamos horas dando vueltas en círculos tras la única pista de rastro que Sarah había dejado hacía poco y para mi alivio, parecía no haber ocurrido ninguna pelea en los alrededores del bosque donde ella había estado horas atrás. Pero eso era una suposición ya que en los tiempos que corrían cualquier cosa podría suceder.

Ni siquiera sabíamos a quienes nos enfrentábamos o si la Organización se había expandido. Tampoco teníamos idea del tipo de experimentos que habían llevado a cabo durante estos años ni tampoco si habían tenido éxito. Era una cruda incertidumbre que nos dejaba en medio de un coliseo lleno de leones y un público hambriento de sangre.

Mi hermana y mi sobrino habían sido víctimas de ello pero no serían los únicos. Lenta y paulatinamente, el mundo cambiaría como lo recordábamos, siendo esclavos de las altas esferas viviendo vidas vacías manejados por los hilos de criaturas desconocidas. Lo que no tenía ni idea era acerca de lo que pretendían hacer con los humanos.

¿Tenían planes para ellos o simplemente los dejarían vivir entre nosotros porque se consideraban pequeñas hormigas que fácilmente podían aplastarse?¿Quién era el jefe verdadero de la Organización?¿Era el mismo que el líder que había fundado dicho grupo?

Tantas preguntas había rondando en mi cabeza junto con demasiadas preocupaciones que cada vez me robaban más el sueño. Con cada amanecer no sabía qué evento maldito nos golpearía o si siquiera el día anterior fue nuestro último día en la tierra. Pero no podía mostrarme débil y menos cuando el mal acechaba en cada esquina. Cualquier cosa que mostrara un flanco débil, podía usarse para provocar un daño mayor y poner a más gente en peligro.

-Comienza a hacer frío a pesar de que hoy iba a hacer buen día. Bastante extraño, ¿No os parece?-Dijo Sienna rascándose el mentón mientras caminaba lentamente a unos pasos tras nosotros mirando a su alrededor por si alguien nos estaba vigilando. Alina asintió dando varios pasos más atrás para comprobar si todo seguía en orden.

-Vosotros adelantaros, yo voy a echar un rápido vistazo.

-¿Estás loca?¡No pienso dejarte sola deambulando por un lugar donde cualquier cosa extraña puede salir y patearte el culo!

-¡Oh cállate Jack y obedece mis órdenes por una vez!-Gritó antes de correr en dirección contraria a nosotros. No pude evitar sentir la necesidad de ir tras ella pero la mano de Nicolae se cerró en torno a mi antebrazo:

-Démosle unos minutos; quizás sea una excusa para aclararse las ideas.

Lo miré interrogatorio y Sienna pareció molestarse por lo que él me dijo. Dio ligeramente un golpe en su hombro y susurró claramente:

-Sabes que odio que hagas eso. Me prometiste no leer la mente de nadie y menos de nuestros amigos.

-Lo siento querida pero a veces es demasiado incontrolable. No comprendo porque esta vez no he podido; quizás este lugar tiene algún tipo de energía que causa que me desconcentre de mi meditación mental.

-Espera, ¿Qué demonios es eso?-Le pregunté a Nicolae. Él me dio una explicación acerca de su poder el cual era muy útil pero que él aborrecía hasta el agotamiento. No parecía demasiado cómodo hablando de ello:

-Cuando eres convertido por un Original, heredas poderes extraños que no tienen los típicos vampiros. En mi caso tengo el don de leer las mentes y hacía un tiempo lo hacía de forma desmesurada sin poder controlarlo. Con el paso de los años, he podido aprender técnicas que me obligan a no romper jamás dicho control mental haciendo que de forma inconsciente, tenga una barrera mental constantemente protegiéndome de que todo mi poder salga al exterior. Es como si lo contuviera por el bien de todos.

-Pero tío, ¿Tienes idea de lo útil que sería si usas tu poder?¡La Organización la destrozaríamos en dos segundos!-Dijo Jack demasiado animadamente a pesar de que los ánimos no se encontraban demasiado bien. Pero él tenía razón, si Nicolae podía leer las mentes de nuestros enemigos,¿Por qué no usarlo?

El negó con la cabeza y yo pensé que con ello dejaría zanjado el asunto. Siguió caminando sin darnos una explicación, pero Sienna lo hizo por él:

-Porque si libera su poder, una parte incontrolable que nunca ha visto la luz, saldrá sin poder volver a encerrarse en su mente. Ni siquiera Nicolae es consciente de los poderes que encierra en sí mismo pero teme que sea demasiado peligroso para los demás, por eso nunca descansa, su mente está blindada para que su verdadera esencia no salga jamás.

-Pero entonces, ¿Me estás diciendo que Peter y Drogo tienen una esencia real que nunca ha salido al exterior?-pregunté a Sienna, pero esta vez fue Nicolae el que me respondió:

-Todos y cada uno de los hijos de Originales tenemos una forma de, digamos,"abrirnos". Todos somos cofres completamente cerrados cuya luz de las monedas de oro que encierran en su interior se dejan entrever a través de las rendijas del mismo. Nunca podemos abrirnos al mundo porque nadie sabe lo que podría suceder ya que somos copias inestables de criaturas cuya naturaleza han sabido dominar con el paso de los milenios. Y cada uno de nosotros se activa de una forma determinada dependiendo del poder que tengamos. Mi poder deriva de mi mente por lo tanto debo de entrenarla exhaustivamente cada segundo de mi existencia.

-¿Y tus hermanos?

-Drogo tiene poder físico, teniendo mucha más fuerza y velocidad que un vampiro normal mientras que Peter tiene el extraño don de poder sentir cómo son las personas que les rodean pudiendo usar esa persuasión bastante beneficiosa en algunos casos. Es decir, que Drogo debe entrenar su cuerpo y Peter su espíritu, ya que ambos son los sellos que los mantienen a raya.

-Deberías de plantearte que quizás debas de liberar tu verdadera esencia. En la guerra que se está librando, cualquier arma debe ser usada ya que las consecuencias podrían ser aun más terribles. Piensa en eso, querido amigo.-Le dije mirando atrás por donde Alina se había marchado.

Ya no escuchaba el rumor de sus botas contra la corteza crujiente del suelo ni tampoco olía su perfume. Quizás se había alejado demasiado y por ello no podía detectarla. Miré el reloj y vi que transcurrieron más de diez minutos, por lo que pensé que mejor echaba un rápido vistazo por si acaso.

Corrí en su busca sin poder ver la figura de ella por ningún lado. Pensé en llamarla pero quizás si había alguien por los alrededores podría alertarlo y ponerla en peligro por lo que opté en agudizar mis sentidos para intuir donde podría estar. Todo parecía silencioso a mis alrededor,; ni siquiera había brisa por lo que si había un sonido me sería más complicado que llegara a mí.

Un leve llanto me alertó, corriendo sin pensar en nada más de que Alina estuviera bien. Al llegar a una zona del bosque llena de sombra por la espesura de los árboles, vi a Alana en un tocón llorando desconsoladamente como nunca la había visto. Ella se hacía la mujer dura e inquebrantable y cuanto más jodida estaba la situación, menos intentaba mostrar lo que le dolía lo que nos estaba sucediendo. Al alertarse de mi presencia, intentó fingir sin éxito de que todo estaba bien, pero a mí no podía engañarme; la conocía demasiado bien.

Pero al acercarme más vi que algo no iba bien. La expresión de ella tan rígida y temblorosa casi al borde de sufrir un ataque y su palidez tan exagerada, me hizo preocuparme llegando a pensar que quizás estuviese herida. El olor a sangre no llegó a mi nariz, por lo que debía de haber sucedido algo en aquellos diez minutos en los que ella se había ausentado.

-Alina, eh... ¿Qué ocurre? ¿Por qué tiemblas?

Tenía las manos juntas mientras que su boca se abría y cerraba en espasmos. Sonidos extraños mezclados con llantos me hacían preocuparme más y más sin poder sacarle nada de información. Pero era momento de irnos de allí para volver con el resto ya que en su estado éramos demasiado vulnerables ante un posible ataque. Cuando la tomé en brazos, algo que llevaba entre las manos cayó al suelo y ella literalmente enloqueció forcejeando contra mí para recuperarlo. Pero yo lo cogí antes de ella, reconociendo al instante el dueño de aquel colgante.

Lo había visto tantas veces que, ni en un millón de años, podría olvidar al cretino rubio al cual pertenecía.

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