RÉQUIEM 22

ALICE

Me temblaba tanto el pulso cuando escuché su voz. Casi tenía la sensación de que habían pasado décadas desde que la escuché, casi tan aterciopelada como las notas que domina bajo sus dedos en aquel magnífico piano.

La voz casi se me había quedado atascada en la garganta. Una gran bola de todo lo que sentía junto con lo que quería y deseaba decirle, se clavaba en mi piel tan profundamente que me congestionaba el pecho y los ojos. Pero no podía dejarme llevar totalmente; no sabía cuándo sería la próxima vez que podría hablar con Peter por lo que no podía dejarme nada en el tintero.

-Peter...-Pude susurrar casi como la voz de un fantasma pero él supo perfectamente que era yo casi incluso antes de que hablase. Quizás en el fondo lo sabía incluso antes de contestar al teléfono; estábamos conectados para toda la eternidad para bien y para mal.

-Amor...mi amor...

Las lágrimas de el salieron en un desesperado grito ahogado y no pude evitar que en mi rostro saliera una enorme catarata de lágrimas. No sé cuantos minutos e incluso si estuvimos algunas horas en un completo llanto donde solamente mencionábamos nuestros nombres anhelantes de que pudiéramos atravesar la pantalla de nuestros teléfonos para fundirnos en uno solo.

-Mi Peter...mi esposo...mi vida....No sabes lo mucho que te echo de menos y te necesito pero he tenido que alejarme de ti y de los nuestros porque no deseo que estéis en mayor peligro de lo que ya de por sí estáis. Quiero que sepas que estoy en un lugar seguro, que no estoy retenida por nadie y que...que volveré a tu lado. Pronto estaré contigo.

Aquella confesión hizo callar de golpe a Peter, temiendo que no le gustara en lo absoluto lo que hice. Pero no tenía otra salida hasta que consiguiera nuevos apoyos con los que poder salir a pelear por los míos. La voz de Peter pasó de amorosa a lúgubre en cuestión de segundos.

-¿Me has alejado de mi hijo y de ti por esa razón?¿¡Acaso crees que no somos capaces de proteger a nuestra familia!?

Entendía la rabia de él pero tenía que hacerle entender. Aunque él me odiara por ello, tenía que entenderlo.

-¡No nos enfrentamos a simples vampiros u hombres lobo Peter!¡Es algo mucho más poderoso y no solo yo, sino Thomas está en peligro!¡Y voy a hacer lo posible para liberarnos del yugo de la Organización!¿Acaso quieres que vivamos con miedo?¿Con miedo a que un día Thomas no regresa de la escuela o que desaparezca para no volver jamás a casa?¡No Peter, no quiero eso para los nuestros, no merecemos esto!

Un frío me recorrió la espalda y su silencio no me dijo nada bueno. Temía que él estuviera tan en desacuerdo que tomara una decisión demasiado precipitada que nos pusiera en una posición ciertamente complicada. Su respuesta fue calmada y fría, como el Peter que conocía antes de que fuésemos más que compañeros de techo:

-Debiste decírmelo, debiste decirme que estabais bien. He pasado incontables noches con un dolor tan intenso en mi pecho que temía morir de pena. Hasta que encontramos la primera pista que nos indicó que seguíais vivos, yo estaba dispuesto a dejarme morir porque no soportaba vivir una eternidad sin vosotros ahora que sabía la verdadera felicidad. Fuiste egoísta, tremendamente egoísta. Fuiste cruel y eso quizás jamás te lo perdone.

Me sujeté el pecho con fuerza asimilando las palabras de Peter y comprendiendo el dolor que le había causado. No tenía más que decirle; ya estaba todo dicho.

Me despedí de él no sin antes decirle que lo amaba por encima de todo lo que había en este mundo. Lo peor fue su silencio.

Temía haber arruinado todo lo que habíamos construido, pero lo deseaba vivo. Deseaba que Thomas se criase con sus padres no como a mí me sucedió. Fui egoísta pero también lo hice porque sabía que él se expondría si averiguaba dónde me encontraba. En cuestión de impulsividad, los vampiros eran los reyes y la Organización estaba ahí fuera esperando cualquier paso en falso para tendernos una trampa.

Tenía que sacudirme aquella tremenda pena que llevaba en mi corazón porque ahora más que nunca debía de mantener la cabeza fría. Si quería que Peter me perdonase, debía de demostrarle las razones por las que mantuve todo este secreto.

Sarah tocó la puerta para preguntarme cómo había ido pero, al ver mi rostro le quedó claro la respuesta. No hizo falta nada más para venir a abrazarme y decirme que todo iría bien, que Peter era un tozudo y más porque me amaba con todo su ser.

Y que todo volvería a ser como antes, antes de que me diera cuenta.

-Alice...Peter ya sabes cómo es. Ha estado muerto de preocupación; he sido testigo viendo como poco a poco se ha ido deteriorando días tras día negándose a tomar sangre. Nicolae lo ha forzado varias veces por miedo a que la sed de sangre se apoderase de él así que es normal que se haya enfadado. Pero tenemos que enfocarnos en nuestro objetivo; llegar al campamento de uno de los clanes de Mistery Spell para pedirles ayuda. Ellos han sido aliados nuestros durante años e incluso algunos miembros del nuestro se han ido al suyo al casarse con alguno de sus miembros. Sólo debemos de recordarles quién eres y lo que ha supuesto para ti enlazar tu vida a un vampiro.

Porque los verdaderos malos de esta historia son los miembros de la organización, sean vampiros o no. tenemos que enterrar el hacha de guerra de una vez por todas por el bien común.

-Tienes razón Sarah, pero no sé qué voy a hacer si las cosas con Peter no se solucionan. Quiero que todo vuelva a como era antes y me he sentido tan mal cuando me ha tratado de esa forma tan fría...

-Te entiendo querida pero no olvides que los viejos hábitos no se olvidan. Él siempre ha sido un hombre solitario de personalidad gélida, así que en sus peores momentos él vuelve a sus orígenes. Confía en mí, todo se solucionará.

Asentí sin fuerzas y le tomé la palabra a Sarah. Ella prometió ir a ver a Víktor para intentar hacer una tregua por lo menos temporal para obtener su ayuda y así escoltarnos hasta la entrada del territorio del clan aliado. Estaba claro que a partir de un punto le sería imposible porque todos se les echarían encima y tampoco deseábamos que no nos diesen ni la más mínima oportunidad ni credibilidad antes de hablar.

Decidí que era hora de intentar dormir, dejando a Sarah con aquel problema que tenía que solucionar. Solo esperaba que no derivase en una pelea aun mayor llegando al punto de las manos. Ahora menos que nunca no podíamos pelearnos entre nosotros porque eso supondría tener flancos débiles por donde el verdadero enemigo podía atacarnos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top