RÉQUIEM 21
PETER
Aquella especie de piedra que emitía una luz cegadora seguía brillando en medio de aquella habitación haciendo que mis ojos no pudieran abrirse totalmente. No podía ver la figura que había en el exterior cuya silueta podía verse tras la cortina de la ventana que había sido rota por aquel extraño artefacto.
Pero estaba casi completamente seguro de que se trataban de dos personas; una bastante alta y otra con el pelo largo y el cuerpo esbelto. Mientras que me encontraba en el suelo con el rostro medio tapado con una de mis manos, ambas figuras ingresaron en la mansión a través de la ventana observándome detenidamente y alertándose de mi estado casi inconsciente.
Cuando escuché las voces, pude reconocer sobre todo, a una de ellas:
-¿Sebastián? ¿Qué haces aquí?-Conseguí preguntar a pesar de que aquel esplendor me estaba ocasionando una jaqueca terrible. Intenté enfocar mi vista sin poder conseguirlo pero la voz de una mujer dio una orden en un lenguaje extraño que no supe entender. Cuando la habitación volvió a su oscuridad, pude por fin abrir los ojos con totalidad.
El rostro de Fiordella y de Sebastián me miraba preocupados, ayudándome a levantarme con tremenda dificultad. Aquella corta batalla había mermado mis fuerzas y algunos cortes además de contusiones, podían adivinarse en mi pálido cuerpo.
-No te preocupes, puedo curarte al menos los cortes más superficiales-Dijo la chica. Y con una mano sin necesidad de tocar mi piel, fue insuflándome energía haciendo que mi piel se contrajese cerrando las pequeñas heridas abiertas y supurantes. En cuanto a las contusiones, por lo que ella me dijo, tardarían más en cicatrizar al ser un poco más graves y profundas. Pero al menos podía estar a salvo y en compañía hasta que volvieran los demás.
Y estaba seguro que en concreto a uno de ellos le encantaría saber que Sebastián estaba de vuelta. No guardaba especial cariño por él por lo que había sucedido en el pasado con Alice pero tampoco lo culpaba; en la misma situación que él, hubiera hecho lo imposible con tal de quedarme con ella. Mi espíritu posesivo hablaba a voces intentando no aceptar la ayuda que él me estaba ofreciendo ya que no podía olvidar que tanto él como Sarah fueron amigos de Alice desde hace muchos años atrás, incluso en las sombras, protegiéndola de todo mal sin poder acercarse a ella. No tenía derecho alguno de arrebatársela ni tampoco de negar una ayuda que la involucraba a ella ya que yo ahora era parte de su vida, por lo que Sebastián también formaba parte de la mía.
Y eso, me pesara lo que me pesara, era algo que tenía que aceptar más temprano que tarde.
-Vamos, tenemos que acostarte para que puedas descansar. Necesito que me des el número de Nicolae para poder contactarle y contarle lo que ha sucedido. Debo de avisarle que estás un tanto magullado pero que te encuentras bien para no preocuparle. Tienes suerte de que casualmente viniésemos de visita y que Fiordella tenga un oído extraordinario.
Vi como la joven ninfa se enrojecía por el comentario de Sebastián quitándole importancia a lo que él había dicho, pero no pude evitar darle la razón además de las gracias por tal heroico acto sin saber quién se encontraba en la mansión. Pero ella no parecía especialmente orgullosa por haberlo hecho, haciendo una pequeña reverencia:
-Sólo hago la tarea que se me ha encomendado por ser lo que soy. Protejo a la vida y a todos los seres que estén en peligro por cualquier razón. Si ha de ser necesario, debo de dar mi vida propia por los demás. Así ha sido siempre desde mis antepasados y así será siempre.
-¿Porqué tal sacrificio? No todas las vidas merecen ser salvadas-Le dije pensando en ciertos nombres que resonaban en mi mente. Pero ella pareció divertirle mi afirmación, sonriéndome y apartando la vista de mi mientras caminaba tras de Sebastián que me llevaba en brazos como un niño pequeño.
Su razón me llamó mucho la atención:
-No soy quien para juzgar qué vida es más importante, solo me limito a cumplir el propósito de mi existencia. Cuando los humanos comenzaron a destrozar los bosques y a asesinar a los seres vivos de forma indiscriminada, no solo para alimentarse sino por el mero placer de ver como una vida ajena se extinguía entre los dedos, un alma pura fue a llorar a un claro de un bosque pidiendo por ayuda, pero tal ayuda no vino nunca. Aquella adolescente murió intentando defender al bosque de las manos humanas pero esa alma quedó entre aquellos árboles, siendo como una deidad protectora. Por lo que ella fue nuestra madre, la madre de todas las ninfas que han ido naciendo en el mundo. Ella decide en qué parte del mundo nacerá la siguiente, insuflándole la vida y unos poderes necesarios para proteger a los humanos de ellos mismos. Pero con el paso del tiempo, criaturas sobrenaturales averiguaron de nuestra existencia y nos dieron caza ya que tenemos el don de poder curar heridas muy graves. En mi caso podría curarte por completo pero aun no estoy completamente curada de mis heridas emocionales, así que no tengo todo mi poder de mi lado.
-No te preocupes, ya hiciste suficiente por mí. Gracias por haberme salvado.
Ella parecía mucho más satisfecha que antes y ambos me ayudaron a meterme en la cama. Me dejaron solo mientras que Sebastián intentaba localizar a Nicolae para informarle de lo que había sucedido en su ausencia. Esperaba que no interrumpieran la investigación por un pequeño percance que ya se había solucionado.
En mi mente las palabras de aquella mujer se arremolinaban peligrosamente. Desde autoproclamarse mi madre hasta asegurarme de que sabía dónde se encontraba Alice y mi hijo; todo eso me traía completamente de cabeza.
Y los poderes de aquella mujer eran aún más misteriosos si cabía, ¿Era una vampira o quizás algo más extraño que no conocía? Desde que la Organización estaba vigente, cualquier experimento que ellos considerasen digno de estudio, se lanzaban a ello sin pensar si quiera en las consecuencias, por lo que la idea de que surgieran nuevas especies tampoco me era descabellada. El tema de abrir un portal hacia el inframundo para sacar espíritus de él y así tomar su energía para crear vampiros mucho más poderosos parecía ser uno de los objetivos de la Organización, pero solo Dios sabía qué demonios se traían entre manos todos los que estaban detrás de todo esto.
Y antes de poder enfrascarme en el sueño, mi teléfono sonó y pensé en que quizás Sebastián le había informado a mi hermano y por ello me llamaba para preguntarme cómo me encontraba. Pero antes de descolgar, descarté por completo esa idea al escucharle hablar con Sebastián a través del teléfono de él. Con el pulso tembloroso, acepté la llamada y una voz que creí no volver a escuchar jamás, me izo suspirar con el corazón tan encogido que temía que no volviera nunca más a su lugar.
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