RÉQUIEM 19


PETER

La soledad hacía tiempo que no me sentaba tan bien. Era algo que necesitaba desde hacía tiempo pero por mi estado y que el resto de los habitantes de la mansión estaban demasiado preocupados de que hiciera alguna tontería, era pospuesto hasta que casi perdía por completo la cabeza por cada día que pasaba.

Desde que Alice y Thomas no estaban en la mansión, dejé de tocar el piano tomando polvo por primera vez. Al igual que mis cuadernos y las partituras que dejé a medio escribir encima de la mesa de mi dormitorio, poseían una capa de polvo que iba engrosando para mi desgracia.

La vida había cambiado tanto para mí que ni siquiera me reconocía; era un completo extraño para mí mismo. No era como volver al pasado sino como si hubiera viajado a una realidad alternativa que pensaba que era una pesadilla en mi mente de tan horrible que me sentía.

Un temblor extraño pudo sentirse en el exterior de la mansión, casi imperceptible para el oído humano, pero tan nítido como el sonido del agua de un arroyo en pleno silencio nocturno. Cerré la ventana ya que no deseaba ser detectado por el enemigo y cerré las cortinas para que no se filtrase la luz del día. En plena oscuridad me convertía en el depredador temido de todas las leyendas; aquel que sin importan cuán lejos pudieras estar o cuan bien te escondieras, daría contigo en un pestañeo.

Y eso siendo un simple vampiro; sentía escalofríos lo que implicaba ser uno de los Originales.

Eché un rápido vistazo a mi teléfono móvil para verificar que Nicolae o cualquiera de mis amigos me hubieran dicho algo por si eran ellos los que estaban fuera de la mansión, pero no había rastro de ellos. De hecho, el aroma sutil que flotaba en el ambiente me dio la pista de que no se trataba de alguien que conociese y que, además, era una mujer.

Me moví con rapidez quedándome oculto bajo la mesa del escritorio para esperar a sentir algún que otro movimiento. Me quité la chaqueta para que fuera más sencillo moverse en cuestión de tener que correr, cosa demasiado negativa para mí por el estado pésimo de salud que me encontraba.

Un leve zapateo en el exterior me hizo tensarme instantáneamente, pero lo que me provocó un paro fue cuando escuché aquella siniestra voz:

-Peter, mi querido Peter, no te escondas....

No entendí cómo demonios se había colado en la mansión porque todo estaba blindado por seguridad al quedarme solo. No era estúpido, lo comprobé cientos de veces en las sucesivas horas que todos se habían marchado.

Quizás era un farol por lo que me quedé completamente inmóvil esperando a ver a la extraña mujer que se había colado en mi casa cuando, casualidades del destino, más vulnerable me encontraba.

De nuevo, aquella terrible voz me llamó:

-Gatito malo, sabes que no está bien no saludar a tu querida mamá. He estado esperando mucho, mucho tiempo para acercarme a ti y ahora que las cartas las tengo en la mano, puedo cobrarme aquello que tanto he deseado. Sal de debajo de esa mesa; sé que estás ahí pequeño gatito malo.

¿Madre? ¿Qué demonios estaba pasando?¡Mi madre había muerto muchos años atrás! Además de que esa no era su voz, era la de alguien que no conocía; mi memoria era ciertamente prodigiosa en cuanto a recordar las características de las personas que habían pasado por mi vida.

Intentaba detectar qué tipo de criatura se hallaba bajo mi mismo techo evaluando las razones que la llevaron a saber que yo me encontraba justamente donde ella decía. Quizás detectó mi olor y en cuanto a eso son mucho mejores los hombres lobo que los vampiros. Pero entonces, si eso fuera correcto, sabría que estaba dentro de esta habitación, pero no en la ubicación exacta descrita. Eso es que ella me había visto, no sé cómo lo hizo, pero era así.

La risa de aquella sujeta extravagante se me clavó en el alma de nuevo, mostrando lo mucho que se divertía a mi costa.

- ¡Oh vamos, mi gatito pequeño me tiene miedo!¡Eso es tan divertido! Ven a saludar a tu madre, ¿O es que tu padre no te enseñó modales? Voy a tener que hacerle una visita de nuevo a Víktor para comentárselo. Parece ser que no hizo bien su papel...

No pude soportarlo más y abrí la puerta de una patada, encontrándome la figura de aquella mujer levitando a varios metros del suelo, apoyada con una mano sobre la lámpara de araña del salón. Ella alzó las manos emitiendo una carcajada aún más sonora que la anterior:

-Tsk, tsk... ¿Qué formas son esas? Ya eres un hombre adulto y además tu apellido es de los más importantes no solo en esta ciudad sino en la sociedad vampírica. Debes de comportarte de acuerdo a tu linaje; agradece a Víktor tal honor...

- ¡No voy a agradecerle a ese asesino bastardo absolutamente nada! -Le grité a aquella mujer, pero es no hizo sino divertirla aún más. Se sentó sobre la lámpara como si fuera tan ligera como una pluma no pudiendo ver su rostro por culpa de la máscara y la capa negra que llevaba que la ocultaba bien de lo demás.

-Mi querido Peter, no debes de confundirte de enemigo. Tu padre tiene a tu querida mujer y a tu hijo; ambos están huyendo de mí y de la Organización. Él bien sabe que voy por ambos, pero, sobre todo, voy por Alice. Aunque tu hijo es un sujeto interesante porque podría ser una hibridación especial, por lo que me llevaré a ambos. Pero tengo un alma un tanto cándida y soy justa así que, me contentaré con llevarte a ti al menos por un tiempo. Es como darte un poco de margen a ti y a los tuyos para ocultar a Alice de nosotros.

-No me creo nada de lo que dices y en cuestión de ser así, yo sería la perfecta moneda de cambio para que te entreguen a Alice en tus sucias manos. No voy a caer en tu juego, arpía.

Ella descendió hasta mí, tocando con sus pies el suelo. me tomó del cuello de forma tan veloz que no pude moverme un solo milímetro, sintiendo un terrible hormigueo con ese tacto tan extraño.

En su voz ya no había diversión sino resentimiento:

-No juegues con alguien quién inventó el juego. No me subestimes; puedo parecer algo muy diferente a lo que realmente soy. Si no me crees, yo misma podría llevarte donde se encuentra víktor y tu familia, pero bien sé que no vendrás conmigo por propia voluntad. Por eso, al ver que te niegas, voy a tener que forzarte...por el bien de la Organización.

Ella intentó tirar de mis brazos, pero esta vez pude correr más rápido que ella, forcejeando contra todo lo que ella me lanzaba usando su mente. con cada instante parecía volverse más y más implacable con sus ataques y mis fuerzas, que no eras las de siempre, comenzaron a abandonarme.

Todo lo tenía perdido; yo estaba bajo las cuerdas de esa mujer.

El sonido de un cristal roto hizo que su risa se quebrase, mirando en dirección dónde se esparcían cientos de pequeñas esquirlas de cristal. Al observar bien comprobé que se trataba de un artefacto redondo semejante a una piedra, pero cuyos símbolos me hacían dudar de que fuera algo tan corriente como eso.

- ¿Qué...demon...?

Casi como si explotara desde dentro, aquel artefacto se abrió como una flor, liberando una luz tan intensa que mis ojos parecieran desear despegarse de mi cuerpo. Aquella mujer chillaba agonizando, tapándose el rostro de forma desesperada y comenzando a levitar en dirección a alguna esquina para poder cubrirse de aquella luz que parecía quemarle la piel. El humo salía de debajo de su capa y se vió obligada a salir volando de la mansión entre gritos sofocantes.

No comprendía lo que había sucedido ni quien fue el que detonó tal artefacto, pero quien fuera sabía perfectamente el tipo de criatura que estaba dentro de la mansión.

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